“Miedo”, “cohesión”, “fragmentación” fueron tres palabras claves utilizadas por la investigadora francesa Sabine Jansen en su intervención durante el debate del Último Jueves de Temas, realizado este 17 de marzo, al referirse a la manera en que la crisis de la COVID-19 impactó en su país, donde cada sector o grupo social vivió la misma crisis de una manera diferente. Jansen comentó cómo en la misma empresa, por ejemplo, los cuadros comenzaron a trabajar desde casa, en teletrabajo, mientras en otras labores como los servicios, los trabajadores se vieron obligados a seguir asistiendo a su puesto laboral, con todos los riesgos que esto implicaba.
Foto: Pedro Pablo Chaviano/Revista Temas.
Promovido en colaboración con la embajada de Francia, dentro de las actividades que cada año se realizan en varios países como parte de La Noche de las Ideas, y ahora se suma al «Mes de la francofonía en Cuba», el panel compartió sus reflexiones acerca de cómo las crisis, en sus diferentes grados y aspectos, inciden en el sentido colectivo de la vida.
El panel estuvo compuesto además por el director del grupo Teatro de los Elementos, José Oriol González; Alejandro Águila, sacerdote de Ifá; Vivian Vera, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, especializada en temas vinculados a la familia; y Carlos Lazo, cubanoamericano, radicado en los Estados Unidos, fundador del movimiento Puentes de Amor.
Como parte del paulatino regreso a las discusiones presenciales, un grupo reducido de invitados acompañaron a los panelistas en la sala del segundo piso del ICAIC, mientras Vivian Vera y Carlos Lazo participaron desde la distancia, a través del audiochat del grupo de Telegram.
“Lo que vamos a tratar hoy gira en torno a la cuestión de la convivencia y de la vida en colectivo; cómo el sentido colectivo de la vida y las prácticas asociadas a ese sentido se ven afectadas, por qué factores se ven modificadas y qué peso tienen esos acontecimientos de los procesos que llamamos “crisis”, que abarcan un conjunto muy grande de aspectos donde están, por supuesto, las crisis económicas, las crisis de valores, las crisis políticas, las crisis que están asociadas con conflictos, con enfrentamientos religiosos, con enfrentamientos de carácter étnico. Vivimos en un mundo que no está carente de conflictos”.
Foto: Pedro Pablo Chaviano/Revista Temas.
Con estas palabras introdujo el debate Rafael Hernández, director de la revista Temas, y dio la palabra a los panelistas, cuyas intervenciones se articularon en función de las preguntas iniciales que marcaron el encuentro: ¿Cómo las relaciones sociales se ven afectadas por las crisis (económica, ideológica, sanitaria, de valores, los conflictos étnicos, religiosos, políticos)?; ¿Hasta qué punto las crisis transforman el sentido y las prácticas colectivas en la vida cotidiana?; ¿En qué medida otros factores (masificación de productos culturales, medios de comunicación, interflujos migratorios, etc.) aceleran la transformación del sentido colectivo de la vida?
El director y actor José Oriol González mostró, desde su experiencia en Teatro de los Elementos, un proyecto de teatro comunitario asentado desde hace más de treinta años en las montañas del centro del país. Recordó cómo, en la crisis producida por la pandemia, sus miembros dejaron de verse o definirse como meros actores teatrales para ayudar en lo posible a su comunidad, realizando labores tan alejadas de la escena como limpiar los pisos en hospitales y centros de aislamiento, acompañar a ancianos y ancianas vulnerables o entretener a los pobladores durante los tiempos de espera en el vacunatorio. Asimismo, explicó, desde la experiencia vivida por su grupo teatral: “no fuimos una compañía que cerró la puerta de cristal”.
Haciendo ejercicio de la memoria, Oriol González recordó también los efectos experimentados en esa zona montañosa a raíz de lo que se conoce como la “lucha contra bandidos”. Entre 1960 y 1965, grupos armados contrarrevolucionarios que contaban con apoyo desde el exterior desarrollaron en varios puntos del país una guerra irregular, de guerrillas, contra el nuevo orden que se consolidaba después del triunfo de la Revolución en enero de 1959. Familias separadas por el conflicto; desplazadas algunas hacia otras provincias; relocalización y reconfiguración de prácticas agrícolas, son algunos de los efectos enumerados por el director teatral en su intervención.
Por su parte, Alejandro Águila coincidió con los panelistas que le antecedieron en reconocer que toda crisis presenta partes negativas y otras positivas. En relación a lo negativo, expresó que deterioran las relaciones personales, pero sacan a relucir la capacidad de resistencia y los deseos de salir adelante. Ante cualquier crisis, ya sea la provocada por la pandemia, o la económica actual que vive el país, muchas personas se refugian en la religión.
José Oriol González
Foto: Pedro Pablo Chaviano/Revista Temas.Alejandro Águila.
Foto: Pedro Pablo Chaviano/Revista Temas
Vivian Vera comentó en una de sus intervenciones cómo la desorganización y la desestabilización que provocan las crisis hacen que “las personas movilicen esfuerzos para afrontar las nuevas demandas que propone la nueva crisis”. En este sentido, llamó la atención sobre las diferencias en el modo de hacerlo, pues “no todos tienen los mismos recursos, desde el punto de vista de sus capacidades, sus habilidades, ni los accionan de la misma forma”. Desde el punto de vista emocional, confirma que en estos contextos la tristeza, la negación, el miedo afloran con más facilidad y esto puede afectar la comunicación entre las personas, ya sea por los estilos que se establecen como por la frecuencia con que se pueden mantener.
Al referirse a otro tipo de crisis y sus efectos, también expresó que las económicas deterioran las condiciones de vida, y como resultado de ellas surgen o se refuerzan brechas a nivel de desigualdades sociales que pueden provocar relaciones conflictivas entre las personas.
Desde Miami, en el aula donde se desempeña como maestro, Carlos Lazo retomó como ejemplo positivo de motivación y movilización de los grupos humanos la manera en que muchos cubanos que viven en el exterior se han ido sumando a la iniciativa “Puentes de Amor”. Ante un fenómeno conflictivo como ha sido la emigración de cubanas y cubanos, en medio de la pandemia y ante la postura agresiva y cruel de las administraciones de Donald Trump y Joe Biden, muchos emigrados cubanos han optado por el amor, por ayudar a las familias en la Isla y se han sumado a iniciativas que van desde la recolección de firmas para exigir que se levanten las restricciones impuestas por Trump, hasta trasladar al país medicinas, leche en polvo y otros recursos necesarios a hospitales y centros infantiles en varias provincias cubanas.
De esta manera transcurrió durante casi dos horas Último Jueves, intercalando intervenciones realizadas en la pequeña sala del ICAIC con la participación en el audiochat del grupo en Telegram. En los próximos días se publicará en el sitio web de Temas la versión completa del debate.