A lo largo de la historia, la literatura ha respondido, de muy especial manera, a los cambios sociales que en el mundo han sido. En tanto hecho humano y hecho verbal, su correlación con la sociedad tiene sus propias reglas y caminos, en los que intervienen no solo las transformaciones contextuales, sino el proceso de la cultura, la época y los espacios de imantación y fragmentación que en ella se producen.
La naturaleza de la literatura elude muchas veces la referencialidad explícita, pero la realidad de su momento está siempre presente, ya como interpretación, diálogo, oposición o aparente despego. El discurso literario y la vida social no solo se complementan, sino que se condicionan mutuamente.

Desde un acercamiento al Quijote y las leyes de su tiempo, hasta las respuestas literarias a las circunstancias cubanas de hoy —pasando por las transgresiones de La Avellaneda y las variaciones del neobarroco—, los ensayos que aquí se presentan recorren críticamente esa relación.