lunes, 02-12-2024
“Con el fin de la Guerra fría, lejos de disminuir, las amenazas a la paz y la seguridad internacional han adquirido mayor complejidad. El fin de la dicotomía Este-Oeste ha dejado ver con más claridad la multiplicidad de problemas y la diversidad de actores con diferentes aspiraciones, que van desde la preservación de valores históricos y culturales de comunidades y naciones, hasta la necesidad de algún tipo de reconocimiento de su identidad, en un contexto de creciente globalización de las relaciones internacionales. Todo esto, además, agravado por profundas desigualdades económicas…”
Se desarrolla parte del modelo teórico sobre el futuro de la ciencia en América Latina y el Caribe que ofrecen las principales figuras de las ciencias sociales (y también de las exactas y naturales) a nivel planetario y regional, y el «Proyecto de Declaración final sobre la ciencia y la utilización del saber científico» y el «Borrador de Programa» a la Conferencia Mundial de la Ciencia de la UNESCO. Teniendo en cuenta estos aportes, el texto expresa en qué consiste el principal legado de las ciencias sociales a nivel mundial y regional, los desafíos que enfrentan y sus perspectivas.
“El súbito derrumbe «en dominó» de los países socialistas de Europa del Este y la desintegración de la URSS, fueron acontecimientos de un enorme impacto en las relaciones internacionales contemporáneas. A partir de este colapso, se consideró terminado el período conocido como Guerra fría y algunos comenzaron a hablar, con excesivo optimismo, de un nuevo orden mundial más pacífico, armónico y uniforme. Sin embargo, de manera casi inmediata, quedó demostrado que, con la desaparición de la bipolaridad de la etapa de Guerra fría, quedaban anulados algunos acápites dentro de la muy extensa agenda de conflictos a escala mundial; pero se mostró con mucha más fuerza toda una gama de crisis regionales e internas de variada sustentación: económica, política, étnica, religiosa, territorial, ideológica y estratégica…”
El presente texto no tiene la pretensión de agotar el tema de la relación entre la cultura y el desarrollo, sino exponer algunas consideraciones generales que adviertan la importancia decisiva que este problema tiene hoy como concepción para la transformación de la realidad.
“La formación progresiva de la «conciencia del mundo» no es espontánea o primaria; no constituye más que el reflejo del crecimiento de las relaciones y la interdependencia económica de las naciones en la conciencia de las personas. Estas relaciones, por ser de carácter capitalista, se basan en el interés, la ganancia y el dominio de los mercados y están lejos de ser armónicas y felices. Son una permanente fuente potencial de conflictos, con el consiguiente peligro de una «solución» violenta. La primera y segunda guerras mundiales hicieron evidente la necesidad de buscar mecanismos que regulen dichas relaciones y eviten que los conflictos estatales se resuelvan por la violencia. Como respuesta a esta necesidad, surgieron «organizaciones internacionales» como las Naciones Unidas...”
“Al compás de la disolución de la confrontación ideológica global que tipificara más de cuatro décadas de Guerra fría, alcanzan singular protagonismo y relieve conflictos que, bajo el común denominador de la movilización étnica, parecen tomar el relevo de los enfrentamientos interestatales como principal vector de inestabilidad y guerra en nuestros días. En sus diferentes orígenes y formas de manifestación, la beligerancia etnopolítica ensombrece el panorama social, pone en jaque a gobiernos, agobia a las organizaciones internacionales, desafía instituciones y estructuras, erosiona viejos paradigmas y crea focos actuantes o potenciales de sangriento conflicto en las más diversas latitudes. Constituye, por ende, un factor determinante en la política mundial del siglo que termina, y sobran los indicios para suponer que igualmente lo será en el siglo que se inicia…”
“La Guerra fría, como expresión de la confrontación entre dos grandes bloques, ha concluido. Nos encontramos en un período de transición y cambio caracterizado por la prioridad de la geoeconomía y la integración de megabloques. La globalización y la conformación de nuevos centros de poder a partir de ella, refuerzan la tendencia hacia el multipolarismo, al tiempo que surgen corrientes contradictorias que dificultan lo que podría ser un nuevo diseño global. En el terreno de la seguridad se desarrolla un nuevo ambiente caracterizado por la complejidad. La periferia pierde su importancia y valor estratégico, e irrumpen conflictos que estuvieron ocultos durante la confrontación Este-Oeste. Las contradicciones se han trasladado al eje Norte-Sur…”
“Para África, la historia no comenzó por el desplome thai, que todavía ocasiona dos mil despidos diarios; se inició hace tanto tiempo, que ni los más viejos pueden acordarse. De los más recientes capítulos de esa historia se reflexiona en este artículo. A lo largo del texto se intenta responder a preguntas como estas: ¿La crisis económica global es más grave que los «coletazos» de recesión de los últimos 20 años? ¿Cuáles diferencias hay entre la globalización y otras formas precedentes de internacionalización del capital? ¿Qué mecanismos están a disposición del G-7 para detener un posible colapso de la economía mundial? ¿Cómo entender la globalización, más allá de la polarización ideológica de los discursos?...”
“El fin de la Guerra fría ha generado incertidumbres conceptuales y en la forma de definir políticas y concretar acciones de cooperación. Avanzar en la construcción de un nuevo concepto de seguridad internacional significa avanzar en la redefinición de las misiones de las diversas instituciones encargadas de promoverla. Esta es una tarea de gran significación para las Américas. El hemisferio occidental ha contribuido a la estabilidad global en el período de posguerra fría, pero no ha sido capaz, en una década, de generar regímenes internacionales, reglas y normas que definan de manera estable y produzcan certidumbre en este aspecto crucial para el desarrollo nacional, regional y global...”
“A partir de 1991 aparecieron y se desarrollaron serias dificultades en Cuba, provocadas por la pérdida de los mercados de los países exsocialistas de Europa del este, y de la URSS, que pusieron y aún ponen a prueba la capacidad de Cuba para seguir adelante con su proyecto socialista. La realidad interna cubana y su proceso de recuperación económica a partir de 1994 devienen una variable que está informando e impactando las características de la política de los Estados Unidos hacia Cuba, y las peculiaridades de la confrontación. En el período 1992-96 aparecieron otras variables, como la Ley Torricelli y la Helms-Burton. A caracterizar este proceso y determinar las tendencias de su desarrollo futuro, va dirigido este trabajo.”
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