jueves, 26-12-2024
Los significados de términos y vocablos, pero también de conceptos más complejos, como es el caso de crisis, son cambiantes y usados con intencionalidad, incluso más allá de sus propios semas. Si bien estos obedecen a circunstancias espaciales, contextuales y temporales, hay quienes buscan o elaboran explicaciones que carecen de análisis científico. Por ello, nos concentraremos en examinar con cierto cuidado, a pesar de las limitaciones de espacio, el surgimiento, la difusión y connotación burguesa del término crisis, el cual forma parte del lenguaje cotidiano, tanto de la población sometida a la dictadura de los medios de «desinformación e incomunicación» transnacionales, como de ciertos escritores e intelectuales burgueses...
En la Cuba actual se entrelazan una serie de factores que dan lugar a una realidad política compleja, la cual se ve limitada por la dicotomía de dos proyectos de nación alados por intereses contrapuestos. En los últimos diez años se ha evidenciado el surgimiento de un terreno de acción que redefine las posiciones y estrategias de los actores o marco de influencia tradicional, lo que demuestra que, ante situaciones sociales delicadas, pueden hacer estallar conflictos, como los sucesos del 11 de julio de 2021, y que el orden político institucional se ve imposibilitado de evitar o solucionar. Es necesario entonces un replanteo de las estructuras, métodos y estrategias desde el proyecto de Revolución a fin de reconfigurar el marco de acción de los actores que lo componen.
“El reconocimiento del contenido de un valor significa solo el comienzo de su asimilación. Las circunstancias objetivas, vivencias y sentimientos, adquieren un significado en dependencia del sentido personal que estas tengan para el individuo, orientando y regulando su conducta. Ningún contenido que no provoque emociones, no estimule nuestra identidad, no mueva fibras afectivas, puede considerarse un valor. Este se instaura a nivel psicológico de dos formas: los valores formales que regulan el comportamiento del hombre ante situaciones de presión o control externas, y los valores personalizados, expresión legítima y auténtica del sujeto que los asume. En este proceso es importante la palabra, la comunicación, la influencia en el plano de las ideas, pero es determinante la experiencia, la vivencia cotidiana de la realidad…”
La conmoción causada por la intervención norteamericana, en 1898, y las características de la república que surgió de ese hecho, terminarían por desplazar a Cuba de la posición jerarquizada que había logrado durante las últimas décadas del siglo XIX en el contexto cultural iberoamericano, y serían factores determinantes de la base ideotemática de muchas de sus manifestaciones artístico-literarias. Aunque en casi todas ellas se puede rastrear la impronta de esos acontecimientos, en este texto la autora se propone exponer algunos criterios sobre cómo se manifiestan en la literatura, tanto reflexiva como de creación, durante el período de 1898 a 1920; y el carácter de la respuesta de los escritores a la nueva situación social.
Se pretende un acercamiento a la realidad turística en tiempos en que muchas de las concepciones, que han servido como paradigmas a través de los años, han entrado en cuestionamientos que obligan a un replanteamiento más acorde con las nuevas realidades, para poder enfrentar los grandes retos y desafíos presentes y futuros. Un cambio de época induce grandes problemas, incertidumbres, dudas, son momentos difíciles porque aparecen conflictos para concebir los cambios de valores, de referencias; y entender la necesidad de asumir nuevos paradigmas. Para el sector turístico de Cuba y el Caribe las transformaciones para enfrentar esta pandemia serán históricos en tamaño, velocidad y alcance; afrontando una recuperación que representa un antes y un después, pues la crisis es excepcional y deja variadas interrogantes en un escenario poco alentador para la economía, los viajes y el turismo.
El impacto social, económico y político que ha desencadenado la actual situación epidemiológica combina los efectos de una crisis sanitaria sin precedentes, con los síntomas de una crisis educativa de largo alcance. Aquí se presentan argumentos que permiten afirmar su preexistencia y condicionamiento de la actual situación. La proximidad del cumplimiento de los plazos pautados por la Agenda 2030 para el logro de una educación, inclusiva y de calidad para todos y todas, impone un análisis detallado de la situación actual. Se ofrece un acercamiento a esta panorámica tomando como referentes las premisas inclusivas de acceso, permanencia, participación y aprendizaje; rutas metodológicas que permitan desde la dimensión institucional, de la clase y el grupo escolar, asumir la situación actual como plataforma y oportunidad de transformación. Se intenta responder no solo a los retos inmediatos, sino a las deudas educativas preexistentes. El análisis se centrará mayormente en la realidad de América Latina.
“Para África, la historia no comenzó por el desplome thai, que todavía ocasiona dos mil despidos diarios; se inició hace tanto tiempo, que ni los más viejos pueden acordarse. De los más recientes capítulos de esa historia se reflexiona en este artículo. A lo largo del texto se intenta responder a preguntas como estas: ¿La crisis económica global es más grave que los «coletazos» de recesión de los últimos 20 años? ¿Cuáles diferencias hay entre la globalización y otras formas precedentes de internacionalización del capital? ¿Qué mecanismos están a disposición del G-7 para detener un posible colapso de la economía mundial? ¿Cómo entender la globalización, más allá de la polarización ideológica de los discursos?...”
“A partir de 1991 aparecieron y se desarrollaron serias dificultades en Cuba, provocadas por la pérdida de los mercados de los países exsocialistas de Europa del este, y de la URSS, que pusieron y aún ponen a prueba la capacidad de Cuba para seguir adelante con su proyecto socialista. La realidad interna cubana y su proceso de recuperación económica a partir de 1994 devienen una variable que está informando e impactando las características de la política de los Estados Unidos hacia Cuba, y las peculiaridades de la confrontación. En el período 1992-96 aparecieron otras variables, como la Ley Torricelli y la Helms-Burton. A caracterizar este proceso y determinar las tendencias de su desarrollo futuro, va dirigido este trabajo.”
Este texto es una versión de la ponencia presentada por el autor en la Conferencia anual de la Asociación para la Educación en Periodismo y Comunicación Masiva, celebrada en 1995. Aunque algunas referencias responden a la coyuntura del momento, Temas lo publica por su interés interpretativo y su perspectiva comparatista acerca de un problema vigente: la construcción de la imagen de Cuba por los medios de difusión fuera de la Isla.
“Para la economía cubana, la última década del siglo XX ha sido en extremo compleja y difícil. Si hubiera que expresar en dos conceptos la esencia de estos diez años, sin dudas estos serían crisis y cambio. El gran desafío ha sido, es, comprender la complejidad de la crisis y, en consecuencia, imaginar y establecer los cambios necesarios para superarla estratégicamente y rearticular la viabilidad de la economía socialista cubana en un contexto internacional en extremo difícil y en gran medida hostil. Sin embargo, hay razones para afirmar que el caso de Cuba es muy singular. Aunque es obvio que la caída del bloque socialista europeo constituye el factor desencadenante de la crisis económica, sus causas no se reducen a este acontecimiento, ni son exclusivamente de carácter externo...”
“Aquello que la crítica ha llamado «la malsana influencia de Bukoswki», no encontró asidero en Cuba hasta que la crisis económica de los 90 comenzara a dar signos de deterioro en el ámbito de los valores sociales y familiares. Notemos, entonces, los paralelos que el realismo sucio, como movimiento estético, llega a establecer con las crisis. Pero si intentamos organizar una pequeña genealogía, aunque sea elemental, para rastrear los primeros momentos de esta tendencia literaria en Cuba, habría que volver la vista algunos años atrás. Allí encontraremos que una vez «superadas» las marcas que el quinquenio gris dejó en el cuerpo mutilado de la literatura cubana, y con la aparición de la llamada «generación de los 80», llegan también los primeros signos de desilusión y crisis a las obras que los escritores comienzan a producir. Y asimismo los temas y personajes marginales…”
(Conferencia impartida en el Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana, el 31 de julio de 2006)
“Hace más de 25 años, la Asamblea Mundial de la Salud, alarmada frente al panorama de las disparidades crecientes en la situación de salud de los países, proclamó la meta de “salud para todos” como un llamamiento a la justicia social. En las décadas que han pasado desde entonces, hemos visto debilitarse progresivamente las estructuras del Estado de bienestar y avanzar la crisis de la seguridad social. Desde los 80, las reformas del Estado se han sucedido con una pugna entre la democratización y la descentralización empujadas desde lo político, y el predominio de modelos macroeconómicos basados en el Consenso de Washington…”
El presente artículo problematiza los procesos de remoción de derechos y las tendencias de las políticas sociales en América Latina en el contexto de crisis del capital. Aborda las contrarreformas del Estado basadas en el desmantelamiento de los sistemas de protección social, a través de las estrategias de mercantilización de los derechos y la transformación de las políticas sociales en servicios privados. Discute también la centralidad y expansión de los mecanismos de intervención sobre la pobreza, divulgados como principal estrategia de reducción de la desigualdad y de la superexplotación de la fuerza de trabajo.
En este texto se analizan las consecuencias de la crisis y el cambio de régimen en Madagascar en 2001-2002 en relación con dos aspectos principales: ¿En qué grado las políticas del gobierno de Ravalomanana condujeron al desarrollo pacífico de la sociedad malgache mediante el debilitamiento o eliminación de las condiciones que fomentan el conflicto armado? ¿En qué medida el manejo de la crisis en 2001-2002 y el subsiguiente cambio de régimen influyeron en la capacidad de la sociedad malgache de manejar la crisis de modo pacífico una vez que se había producido?
En las líneas que siguen se intenta trazar un patrón de las tres principales dinámicas políticas que subyacen en los distintos modelos de unión económica y monetaria (UEM), y que influyen sobre la arquitectura de la unión monetaria y sobre el modelo social que emana de ella, cómo se desarrollaron dichas dinámicas, qué preferencias políticas reflejan y cuáles son sus desequilibrios potenciales intrínsecos. La «crisis del euro» consagró la transformación de cierto modelo en otro. También se examinan las consecuencias de esa transformación sobre los modelos sociales a nivel nacional y europeo, menos vinculadas a la «crisis» que a la visión de este modelo específico de UEM.
La crisis estructural que vive la economía europea es resultado de la subversión de los valores de paz y solidaridad que alumbraron su nacimiento. La subordinación a los intereses imperialistas de la OTAN (especialmente tras los atentados del 11-S) y la crisis de identidad de las organizaciones obreras tras la desaparición del Socialismo Real, han allanado el terreno a políticas neoliberales (“Consenso de Washington”) que han contribuido a recrudecer la crisis y reducir drásticamente los estándares de vida europeos. Con ello se retroalimenta un proceso de creciente desafección ciudadana ante el sueño europeo primigenio de paz, amplias libertades y prosperidad.
“Un escenario de recuperación de las economías europeas hacia 2015 implicaría reestructurar la deuda y reconsiderar los estrictos criterios de déficit público blandidos por el Banco Central Europeo (BCE) —institución que ha contribuido a quebrantar la confianza de los ciudadanos en los organismos de la Unión. Los europeos siguen sin entender por qué hay que salvar a los bancos con dinero público, en vez de proteger a las personas; de ahí, la necesidad inaplazable del bloque integracionista de avanzar en la dimensión social de la Unión Monetaria y Económica…”
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