jueves, 21-11-2024
"Las políticas comerciales promueven la idea de que la medida del éxito está dada por el nivel de excelencia en el trabajo artístico, con igualdad de oportunidades para todos aquellos que alcancen altos resultados cualitativos, sea cual fuere el tipo de música que cultiven. Esto pudiera parecer coincidente con una de las características fundamentales de la política cubana en lo que respecta a la cultura artística: el estímulo a la creación genuina como fundamento de los valores socialistas revolucionarios. Pero este principio ha entrado en contradicción con el creciente avance de los mecanismos comerciales y estandarizadores, lo cual no solo constituye un peligro para la música, sino para la cultura, que se nutre de su esencia creadora..."
“Treinta y tantos años después de constituido, el ICAIC sigue enfrascado con mayor denuedo que nunca en reconocer al tenido por séptimo arte como «instrumento de opinión y formación de la conciencia individual y colectiva», con particular interés en rehabilitar la contribución del cine «a hacer más profundo y diáfano el espíritu revolucionario y a sostener su aliento creador», tal como se enunciaba en aquel Por cuanto de la primera ley cultural que promulgó la Revolución cubana. A partir de entonces, y hasta 1995, las mejores películas nuestras (considerando solo las producidas por el ICAIC) legitiman la responsabilidad artística de interactuar con el entorno social, a partir de la necesidad de extender las fronteras de lo sobreentendido por revolucionario. Las más neurálgicas zonas de la realidad han sido abordadas en imagen y sonido; con el consuetudinario empeño en violentar la estrechez triunfalista, estimular el debate y promover un arte «irreverente» y cuestionador de la realidad….”
“En los últimos años del siglo xx, hubo un cambio significativo en la sensibilidad y las perspectivas de críticos y artistas. De hecho, me atrevería a decir que se está gestando un nuevo tipo de trabajador cultural, asociado a políticas de la diferencia. Estas nuevas formas de conciencia intelectual permiten vislumbrar una reconcepción de la vocación de crítico y artista, que trata de socavar las divisiones del trabajo prevalecientes en la academia, los museos, los medios masivos de difusión y las redes de galerías, aunque mantienen modos de crítica en ubicua comercialización de la cultura en la aldea global. Los rasgos que distinguen a las nuevas políticas culturales de la diferencia son condenar lo monolítico y lo homogéneo en nombre de la diversidad, la multiplicidad y la heterogeneidad; rechazar lo abstracto, lo general y lo universal, a la luz de lo concreto, lo específico y lo particular; e historiar, contextualizar y pluralizar, poniendo énfasis en lo contingente, lo provisional, lo variable, lo tentativo y lo cambiante…”
Panel de debate dedicado a los factores que inciden en el éxito artístico. ¿En qué medida el mercado es una motivación, una restricción, o una imposición?, ¿en qué medida es un estímulo? ¿Cómo se crean patrones de consumo artístico inducidos por el mercado, y cómo estos afectan la producción artística?
¿Qué es el entretenimiento? ¿Qué formas de uso del tiempo libre constituyen lo que podría definirse como entretenimiento? ¿Será que la experiencia cultural ligada al entretenimiento se diferencia de la no ligada en que la primera es para «pasarla bien», y la segunda requiere un esfuerzo que no necesariamente está relacionado con un goce o un placer físico o psíquico? ¿en qué medida el entretenimiento promueve valores culturales? ¿Esos entretenimientos «no culturales» no están definiendo una forma de conducta, de comportamiento y de valores que son toda una cultura —y a veces una cultura más aplastante que la que se identifica aquí como la verdadera?
Este artículo recorre las fértiles polémicas que, en los años 60 del siglo XX, giraron en torno a las políticas culturales cubanas.
El politólogo y sociólogo Fernando Rueda, Director del Centro Cultural de España en Santo Domingo, República Dominicana, comenta algunas particularidades sobre los espacios prioritarios de concertación, diálogo e intercambio en el plano de las políticas culturales de hoy en Iberoamérica. Asimismo, temas como la diversidad, los derechos culturales y la cooperación horizontal atraviesan sus respuestas a algunas de las problemáticas de un campo que, cada vez más, parece salirse de la diplomacia cultural y colocarse en ámbitos sociales y políticos más amplios, de profunda incidencia hoy en los problemas del desarrollo.
¿Qué abarca la literatura cubana? ¿La escrita por cubanos que viven en Cuba, o que viven en otra parte?; ¿es la obra sobre temas cubanos, sin importar el autor? ¿Se puede escribir esa literatura en otros idiomas? ¿Han cambiado, así como lo han hecho los temas y las maneras de escribir, los lectores que leen literatura cubana?, ¿cómo influyen los patrones de consumo y el mercado en los lectores, la conducta y su relación con la literatura cubana? Este panel reúne a estudiosos de la literatura cubana y a creadores, con el fin de discutir algunos de sus problemas, al calor de sus cuatrocientos años.
El artículo analiza las políticas culturales de la Secretaría de Cultura de la República Argentina (actualmente Ministerio) con el propósito de evidenciar el alcance limitado del poder de decisión de la máxima autoridad del organismo, y demostrar en qué medida el hacer de las políticas públicas culturales es resultado de consensos generados internacionalmente y de la dinámica de la propia burocracia.
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