sábado, 23-11-2024
“Hay varios aspectos de la liberalización económica orientada hacia el mercado y la globalización imperialista adversos para los trabajadores. Algunos de los procesos económicos y sociales desencadenados por el mercado también poseen otras consecuencias negativas. En especial, generan o acentúan tendencias de fundamentalismo y sectarismo, que provocan conflicto y violencia, sobre todo contra las mujeres y los grupos sociales más vulnerables. Es evidente que los procesos de concentración y centralización del capital, así como la internacionalización de la producción, se han incrementado mucho, con varias implicaciones de importancia.…”
“Los finales del siglo XX y comienzos del nuevo siglo XXI se han caracterizado por un inusitado auge de los extremismos políticos y religiosos. Antiguos y nuevos extremismos han aparecido en escena con manifestaciones de singular violencia. Palabras como «extremismo», «fundamentalismo», «radicalismo», «ultraortodoxia», «fanatismo», han saltado a las primeras páginas de los diarios y los noticieros televisivos. Para diversos observadores —politólogos, sociólogos, filósofos, periodistas— tales términos son parte de un universo especialmente complejo y móvil. Hay quienes estiman que las palabras mismas —«integrismo», «fundamentalismo», «fanatismo», «radicalismo»— se han vuelto locas, al igual que muchas de las ideas que les sirven de apoyo…”
(Mención en el Premio Temas de Ensayo 2003, en la modalidad de Ciencias sociales) “Nos hallamos ante un fenómeno muy complejo, un mapa religioso atravesado por la heterogeneidad, en un mundo donde prevalece la incertidumbre, y muchos conceptos tradicionales son puestos en tela de juicio. Es posible que quien tenga la paciencia de leerse estas líneas, considere mi discurso demasiado pesimista. No me agrada serlo, pero me resisto a desentenderme del hecho de que el mundo no marcha por donde esperábamos. No he hecho otra cosa aquí que asomarme a esa relación entre religión y poder, que tiene tantas aristas que nunca podríamos abarcarlas. Y dejar, como siempre, más motivaciones para el debate que respuestas definitivas...”.
“Los grandes medios de difusión masiva de grandes potencias, encabezadas por los Estados Unidos, y connotados académicos y escritores del mundo occidental, han creado una imagen distorsionada y reduccionista de la cultura y la religión islámicas, acelerando un proceso de demonización y deslegitimación iniciado varios siglos atrás. Con este artículo, de carácter histórico, pretendo una sistematización de sucesos fundamentales sobre ellas, que permita al neófito un acercamiento sociohistórico y cultural-religioso a una realidad que hoy enfrenta la perspectiva político-ideológica, pero que apenas dispone de elementos para comprenderla…”
¿Qué es el fundamentalismo?, ¿cuál es su origen? ¿A qué llamamos fundamentalismo religioso? ¿Qué problemas concretos de la cultura, de la sociedad, de la práctica religiosa, se relacionan con el fundamentalismo? ¿Todo lo que se deriva de él es negativo, o hay aspectos positivos que, de alguna manera, contribuyen a transformar el pensamiento y las prácticas religiosas? Varios conocedores de la materia y un público interesado reflexionan y dialogan sobre estas interrogantes.
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