domingo, 13-10-2024
“La metodología elaborada por la crítica feminista a principios de la década del 70, con un basamento esencialmente sociológico y político, ha ido incorporando elementos del psicoanálisis, la semiología y el estructuralismo, entre otras fuentes, para la conformación de un cuerpo teórico aplicable al estudio de la obra cinematográfica. Con frecuencia, muchos de esos presupuestos teóricos se han hecho extensivos a la crítica de otras manifestaciones artísticas, como el teatro y la pintura, así como el medio televisivo…”
“Los analistas políticos y los medios de comunicación de los países capitalistas desarrollados comenzaron a dividir desde los años 80 a los militantes comunistas en liberales y ortodoxos. Como todo esquema que pontifica los extremos, este pierde sustancia cuando se aplica mecánicamente a otra realidad, pues deja fuera del análisis a los revolucionarios comprometidos con la realización consecuente de los ideales socialistas, que en Cuba son la fuerza decisiva de la nación. El esquema sirve, sin embargo, para impulsar una política, cuyo objetivo final es fracturar a la Revolución e introducir elementos de confusión en la perspectiva cultural cubana…”
“La televisión es un proyecto cultural. Nadie discute su enorme fuerza como medio de comunicación social, pero es en esencia un medio de cultura. Cada programa y cada espacio, han de responder a una intención estética, destinada a lograr ciertos objetivos, para un determinado sector de la población. Como tal, debe estar sujeta a la ubicación exacta dentro del horario y el día, a la selección precisa del conductor y director que sean capaces de lograr los presupuestos planteados. Desde el más simple programa informativo hasta la más costosa superproducción, son vehículos de cultura, que deben a la vez instruir, entretener e informar…”
“1980: oleada de inmigrantes desde el puerto del Mariel. La mayoría viene a vivir a Miami, la ciudad con la segunda mayor población cubana del mundo, solo después de La Habana. Una parte importante de los que llegaron era gay. Con los años surge un debate sobre el número exacto de homosexuales y los cálculos fluctúan entre 1 500 y 30 000. Independientemente de la cifra exacta, la población gay desempeña un papel evidente en la formación de la opinión pública en torno al Mariel y en la manera en que los medios de difusión informan sobre la situación. Desde Cuba, se utiliza su presencia entre los que deseaban salir para caracterizar negativamente como escoria a todos los cubanos que participaron en la migración. Los cubanoamericanos se preguntan qué va a ser de su impecable reputación en el país que los ha recibido…”
(Capítulo del libro The Cuban Image (BFI Publishing, Londres e Indiana University Press, Bloomington, Indiana)).
“Casi al principio de Viva la República, filme dirigido por Pastor Vega, vemos escenas de la guerra hispano-cubana-norteamericana filmadas por la Compañía Edison. En una aparecen los Rough Riders de Teddy Roosevelt desembarcando en la Isla. Fueron de las primeras imágenes rodadas en Cuba. Con todo lo breves y primitivos que son, estos fragmentos no deben subestimarse. Por mínimos que sean como imágenes, fueron capaces de satisfacer la demanda de los espectadores. Se realizaron no para el público cubano, sino para el norteamericano, de la era de los «potentados ladrones», cuyos intereses habían sido cuidadosamente conformados por la nueva prensa masiva de la época, sobre todo por las dos principales cadenas de diarios propiedad de Pulitzer y de Hearst…”
Los cines africanos están creciendo, expandiéndose y diversificándose de muchas maneras. Su contribución potencial a las economías nacionales es significativa. El cine también fue un medio de construcción nacional, en un contexto de elevadas tasas de analfabetismo y los inevitables retos de forjar una nación a partir de diversos grupos étnicos y lenguas. Desde entonces, el desarrollo de las tecnologías digitales ha propiciado cambios en la producción y la distribución. Ha contribuido a democratizar el acceso al cine gracias a equipos portátiles y relativamente asequibles. Nuevos narradores audiovisuales están ampliando el panorama mediático de la pantalla africana con cineastas emergentes y producciones de género, como películas de animación y series de televisión. El streaming en línea ha hecho que las películas africanas sean accesibles en una multiplicidad de pantallas, mientras que el reciente desarrollo de los medios digitales ha dado forma a la producción y distribución en todo el mundo. Sin embargo, el futuro del cine africano se enfrenta a muchos obstáculos debido a las deficiencias de las infraestructuras y al dominio del mercado por parte de los gigantes mundiales de los medios de comunicación.
La desaparición del campo socialista y de la Unión Soviética, a finales de los años 80 e inicios de los 90, tuvo un impacto de dimensiones enormes a nivel global. La economía, la política, la sociedad, e incluso la ideología y la propia historia cambiaron radicalmente. Cuba, debido a los lazos que había estrechado con el mundo comunista y a formar parte de él, sintió particularmente este cambio, cuyos efectos se hicieron evidentes sobre todo en la esfera económica. Sobre la manera en que la prensa cubana trató este delicado asunto versan las páginas del libro Crónica de un derrumbe: el colapso del “socialismo real” en la prensa escrita cubana (1985-1992), de Fabio Fernández Batista y que se reseña en este texto.
“La información y la cultura, la educación y el trabajo creador, pasan cada vez más, a nivel internacional, por las nuevas tecnologías de comunicación. Con ello se inicia en el mundo una nueva fase de trasmisión y flujos de mensajes masivos de una intensidad y alcance hasta ahora no conocidos. Lo que hace dignos de estudio estos procesos es que las manifestaciones relacionadas con la cultura popular (como el cine, la música y el video) son generadas por un reducido número de grandes empresas productoras y distribuidoras basadas en el entretenimiento y el lucro comercial, a escala mundial…”
“A partir del siglo XVII, la comunicación, al reaccionar ante los cambiantes contextos socioculturales y a las transformaciones ocurridas en los medios y modos de transportar la información, ha desarrollado un terreno semántico inestable, que indica a un tiempo trasmisión unidireccional y compartir mutuamente. Esta bivalencia o inestabilidad semántica de la palabra comunicación coloca a los teóricos en una situación interesante, convirtiéndolos en reacios académicos bifocales cuando se proponen investigar dos fenómenos incompatibles de estudio. Por tanto, lo que ocurre históricamente al teorizar sobre la comunicación es que, en cualquier momento dado, se ha permitido que uno u otro de los significados contradictorios domine o reprima al otro…”
“Durante las primeras seis décadas de este siglo, entre la literatura y el periodismo (en particular entre la narrativa y la crónica, la entrevista y el reportaje) fue abriéndose, progresiva y engañosamente, una escisión en apariencia invencible: dos mundos polarizados. Esa dicotomía, supuestamente estructural, técnica y lingüística, iba encaminada también a señalar una diferencia más profunda, pero no por eso legítima: su naturaleza. Además, la diferencia entre la narrativa y dichos géneros periodísticos venía envuelta en el confuso ropaje de los medios de difusión masiva...”
“El tema del impacto social de las tecnologías de la información y la comunicación es muy tratado actualmente, como lógica respuesta a las expectativas y preocupaciones que generan la proliferación y dinámico desarrollo de estas tecnologías. Sin embargo, se suele perder de vista que las profundas transformaciones en este campo no se agotan en su componente tecnológico, sino que incluyen los factores referidos al uso social de la información y al papel del conocimiento, en la actualidad y en el futuro inmediato. Nuevas interrogantes se abren y, por lo tanto, se incrementan las demandas a los estudiosos del tema, que están obligados a asumir nuevas perspectivas teóricas y metodológicas para responderlas…”
“¿Son los medios los que imponen patrones culturales a las multitudes o son las multitudes las que trazan los derroteros de los mensajes en los medios de difusión? ¿Deben los medios servir de conducto transformador para cambiar las formas caducas de la cultura y el comportamiento social, o deben garantizar su existencia a partir de amplificar esas formas de comportamiento? ¿En lo referente a la cultura, tienen realmente los medios de difusión tanta influencia sobre las multitudes como se piensa? ¿Qué influencia tan determinante ejerce la familia sobre el individuo que, en muchos casos, puede inmunizarlo contra la acción de los medios? ¿Cuántos meses, años o siglos se necesitan para cambiar valores arraigados en las masas populares? ¿Existe una cultura de masas o ese concepto ha sido simplemente una coartada para justificar los procesos manipulativos que ejercen los medios sobre ciertos destinatarios? Las respuestas no son tan simples como pudiera parecer a simple vista.
Este texto es una versión de la ponencia presentada por el autor en la Conferencia anual de la Asociación para la Educación en Periodismo y Comunicación Masiva, celebrada en 1995. Aunque algunas referencias responden a la coyuntura del momento, Temas lo publica por su interés interpretativo y su perspectiva comparatista acerca de un problema vigente: la construcción de la imagen de Cuba por los medios de difusión fuera de la Isla.
“El sentido de la publicidad es convencer al consumidor de que el producto o servicio ofertado es el que mejor satisface sus necesidades y expectativas, a fin de que lo compre. Tal convencimiento requiere del publicitario un amplio conocimiento de las normas y valores que rigen en la sociedad en cuyo contexto se ubica el mensaje, del segmento o segmentos poblacionales con poder económico para consumir el producto, y de las bondades de este que sirvan a la autoafirmación del comprador en la realización de actividades exitosas, ajustadas a esas normas y a esos valores…”
Contribuir a revertir las falencias existentes en el campo de la información pública acerca de la corrupción en lo concerniente a los medios de prensa cubanos, donde se aprecian vacíos y fragmentación en el abordaje de esta vital problemática, los cuales se evidencian en análisis estadísticos realizados de diferentes ediciones por el autor durante varios años, a pesar de la Política del Partido y la Revolución aprobada al respecto en el Sexto y Séptimo Congresos del PCC, así como en la Primera Conferencia Nacional de esa organización política.
¿Qué significa hablar correctamente? ¿Podemos considerar un patrón superior que no tiene en cuenta diferencias y particularidades o se trata más bien del patrón de un grupo social, de una región, de un grupo étnico-racial, de una condición urbana o rural? ¿Los medios de comunicación masiva, la escuela, los espacios comunitarios, la difusión de la música popular, afectan, facilitan o entorpecen el desarrollo de criterios adecuados en relación con el habla? ¿La enseñanza del español, el cuidado de las normas, en la escuela, en la familia, en los medios de comunicación, se han visto afectados por la crisis de los últimos años? ¿Cómo los cambios que han ocurrido en los espacios sociales configuran la formación del habla popular y las normas sociales?
(Síntesis de dos capítulos del libro Sociedad civil y poder en Cuba. Colonia y poscolonia, Siglo XXI, Madrid, 2006).
“Después de 1898, y con más amplitud desde 1902, bajo el régimen constitucional, la posibilidad de expresar opiniones propias, de actuar e incluso desafiar el poder desde asociaciones voluntarias se amplió, venciendo hábitos y restricciones legales. Durante la primera intervención norteamericana y las dos décadas iniciales de la República, el país gozó de una amplia libertad de expresión, reunión y asociación; la prensa se desarrolló sin demasiados frenos y se multiplicó el número y la variedad de sociedades, ampliándose a los veteranos de las guerras, a las sufragistas, a las iglesias, a los trabajadores, etc. Los periódicos, las revistas, los libros, se convirtieron en portavoces e instrumentos de confrontación...”
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