“A partir del siglo XVII, la comunicación, al reaccionar ante los cambiantes contextos socioculturales y a las transformaciones ocurridas en los medios y modos de transportar la información, ha desarrollado un terreno semántico inestable, que indica a un tiempo trasmisión unidireccional y compartir mutuamente. Esta bivalencia o inestabilidad semántica de la palabra comunicación coloca a los teóricos en una situación interesante, convirtiéndolos en reacios académicos bifocales cuando se proponen investigar dos fenómenos incompatibles de estudio. Por tanto, lo que ocurre históricamente al teorizar sobre la comunicación es que, en cualquier momento dado, se ha permitido que uno u otro de los significados contradictorios domine o reprima al otro…”