Como en años anteriores, Temas ha invitado a un grupo de destacados expertos para que ofrezcan su visión calificada sobre el año que empieza. Ellos son economistas, sociólogos, politólogos, comunicadores, médicos, promotores, activistas y otros conocedores de diversos campos y prácticas. Esta vez, les hemos sometido tres preguntas, cuyas respuestas publicaremos sucesivamente durante los próximos días en esta serie.
En esta ocasión se publican las respuestas a la segunda pregunta realizada por el equipo editorial de Temas. Hablan los economistas:
JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ. Economista . Premio Nacional de Ciencias Sociales, 2022.
1. En relación con la inflación, la política anunciada solo plantea elevar la oferta con producción nacional. Sin embargo, ese objetivo requiere financiamiento y aseguramiento que demanda divisas. Por otro lado, la cifra de un 70% de inflación al cierre de 2021 está subvalorando la economía no estatal e informal, que tiene un peso creciente en el consumo. La política debe tener de inmediato una compensación para las capas de menores ingresos, ya que 46% de los jubilados tiene pensiones mínimas y el número de núcleos vulnerables que deben recibir asistencia social creció 48% en 2021. Adicionalmente, un programa para controlar la inflación debe partir de hacer descender el precio del USD en la economía informal y revisar la ficha de costos de las producciones y servicios estatales que están infladas a partir de la Tarea Ordenamiento.
2. La renegociación de la deuda vencida y no pagada es esencial para la economía cubana, pues los créditos externos no se reanudarán si no se pagan los atrasos, al menos parcialmente. Hay que ir a fórmulas de pago que se emplearon en el Período especial y dieron resultados, tales como swap de deudas, pago por inversiones, emisión de bonos para garantía de pagos. La situación es un freno total para que fluya la IED, pues se deben dividendos vencidos y no pagados de las entidades que ya han invertido en Cuba.
3. La oferta de alimentos de bajo costo es esencial para la población que gastaba en 2017 entre 55 y 71% de sus ingresos en ese renglón. Adicionalmente, hoy se ha deteriorado el consumo proteico y energético, según estimados, como consecuencia de la crisis y de la COVID, con respecto a los datos de 2017, que ya mostraban deterioro en relación con años anteriores. Se requiere una mayor inversión en la producción de alimentos, que tiene en plan solo 12% del total para 2022.
PEDRO MONREAL. Economista
Reforma económica estructural . De los siete objetivos priorizados por el Ministerio de Economía y Planificación para 2022, hay cuatro que se refieren directamente a cuestiones relevantes para una reforma estructural (estabilización macroeconómica, empresa estatal, comercio interior, y descentralización municipal). Parecen existir dos problemas principales: a) repetición de un mal diseño de secuencia al asumirse que una macroestabilización pudiera ser exitosa en ausencia de cambios estructurales previos que incluyan modificaciones en el peso del sector privado y que le concedan al mercado una función crucial, y b) adoptar el supuesto cuestionable de que la empresa estatal es el “sujeto principal” de la economía, en vez de considerar que los sujetos principales son el Ministerio de Economía y Planificación, unos pocos conglomerados, y –a un nivel superior– el Buró Político del PCC. En ausencia de una reforma estructural, algunos instrumentos claves de la macroestabilización como los precios y los mercados mayoristas (especialmente los de medios de producción) no van a poder funcionar bien.
Estructura deformada de la inversión . Con un patrón de inversión que asigna 42,3% de la inversión total a servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler, pero solamente 3,3% al sector agropecuario y 14% a la industria, cualquier reflexión sobre el desarrollo nacional es intrascendente. Sin seguridad alimentaria y con un sector manufacturero mermado y descapitalizado no se avanzaría hacia el desarrollo. (Nota: Datos de la ONEI para el período enero-septiembre de 2021).
Producción agropecuaria. Probablemente es el área en la que se acumulan los mayores fracasos de la gestión económica del país desde que la actividad comenzó a declinar con anterioridad a la crisis de la pandemia. La razón es una obcecación estatista divorciada de la realidad de un sistema agropecuario con muy alto peso privado, especialmente de usufructuarios. Se necesita una modificación sustancial del actual esquema de usufructo, con términos de arrendamiento mayores, fuertes garantías legales, mercados del derecho de arrendamiento, y aumento de la escala de fincas, todo ello dentro de un esquema encaminado a pasar a un agro moderno basado en la integración vertical entre productores agropecuarios privados y las PYMES privadas en otras actividades, para favorecer las ventajas de la escala e intensidad de capital.
SILVIO GUTIÉRREZ. Economista , Ministerio de Finanzas y Precios .
1. El reto de incrementar la producción nacional, específicamente la agropecuaria, es complejo. La casi inexistencia de fertilizantes y pesticidas, insuficientes combustibles, piezas de repuesto, semillas de alta calidad y otros factores, no permiten altos rendimientos agrícolas y exigen más fuerza de trabajo en el campo, que requiere altos salarios por el impacto de la inflación.
La liberación del crecimiento de los precios minoristas, nuevas modalidades de organización del trabajo agrícola, como los llamados colectivos laborales que proveen más independencia y responsabilidad a los trabajadores, el mayor uso de la ciencia y la innovación en la producción, fundamentalmente con recursos propios y la explotación de más áreas de siembra deben conducir al incremento de la oferta de productos alimenticios.
El vínculo más directo con los productores agropecuarios de las empresas y las organizaciones que los representan armoniza la aplicación de las políticas y permite su perfeccionamiento constante.
2. En los últimos años se aprecia un fortalecimiento de la agresividad ideológica del gobierno de los Estados Unidos contra nuestro país, aprovechando las posibilidades que ofrecen las redes sociales. A la vez, ha ocurrido una renovación, por parte de la dirección del PCC, de las formas y métodos de su respuesta a este fenómeno, a través de medios de divulgación estatales, redes sociales, así como del trabajo directo con las masas: información pública inmediata, transparente y veraz, respaldada con fundamentos que explican nuestras realidades y desacreditan a los personajes propagandísticos desde el imperio; calificativos de “odiadores”, “gusis” u otros epítetos a los llamados influencers, que identifican ante la población los objetivos perversos que persiguen.
Por otra parte, la atención a barrios pobres y los intercambios con organizaciones no gubernamentales, entre otras acciones, exponen un carácter humano, social y humilde de la Revolución, que demuestra su continuidad histórica.
JUAN TRIANA. Profesor, Centro de Estudios de Economía Cubana, UH.
1. Toda reforma, si es verdadera, produce cambios de significación; algunos pueden ser anticipados, otros no pueden ser previstos. Parte de esos cambios son afines al propósito de la reforma, otros, lógicamente, no lo son. Lo importante, desde mi perspectiva, es el saldo. Quedar a mitad de camino es la peor de las decisiones.
2. Nuevos espacios económicos, algunos inéditos, generan nuevos intereses. Conducirlos adecuadamente solo es posible reconociéndolos. Esto significa entender y aceptar las diferencias y conceder espacios de participación. Creo que los que tenemos hoy no son suficientes. Por ejemplo, existen mas de 1,3 millones de trabajadores no estatales, ¿cuántos diputados con esa condición tenemos hoy? Ya tenemos más de mil propietarios privados de empresas, ¿es o no necesario un espacio institucional –y, de hecho, político– para ellos? ¿Resulta o no necesaria una institución que agrupe a todos los cooperativistas, sin distinción de sectores?
3. Este es un viejo tema no logrado jamás. La verticalidad en la conducción de la economía no se alcanza solo fomentando una mayor autonomía de los gobiernos locales. Hay una cultura asimilada y aprendida por muchos años, de verticalidad y de corporativismo sectorial. Se requiere de acciones positivas que neutralicen/recorten/reduzcan ese poder. Hay acciones afirmativas imprescindibles, desde lograr un presupuesto nacional más participativo y promover una cultura de la participación mas activa y decisiva de los gobiernos locales, hasta obligar a la consulta y hasta a la autorización de las asambleas territoriales para la adopción de planes /medidas/ acciones desde los ministerios ramales que impacten en los territorios. La ley de empresas, cuando se apruebe, debe ayudar a romper esa verticalidad, siempre y cuando proteja de forma real la autonomía de las empresas y también el derecho de los empresarios a tomar decisiones. Si la futura ley genera suficiente transparencia en estos asuntos, entonces se habrá ganado un gran paso.
OMAR EVERLENY. Economista
Para el abastecimiento a la población habría que pensar en la posibilidad de permitir la entrada al país de empresas transnacionales de comercio minorista o mayorista, europeas, asiáticas o latinoamericanas. Eso incentivaría la competencia, en el país, de las empresas nacionales con las extranjeras.
Si se han permitido las pequeñas y medianas empresas, se debería permitir que estas accedan a los mismos canales de distribución que tienen las estatales; es decir, salir por su cuenta a importar directamente.
Se debería ser coherente con la ampliación de los oficios de la categoría profesionales para formar empresas privadas de arquitectos, abogados, etc. Por ejemplo, hay una contradicción en crear cooperativas de la construcción y no permitir que un ingeniero civil los apoye en su acción constructiva.
El proyecto de Ley de empresas que se discutirá en el Parlamento en 2022 ya debería estar circulando para que expertos y académicos en general revisen sus propuestas y aporten criterios para su fortalecimiento.
El gobierno sigue actuando con incoherencia y no acaba de entender que la economía es una ciencia que tiene reglas propias. Por ejemplo, si el Estado no vende MLC, pero sí productos en esa moneda, el mercado informal de esa divisa necesariamente iba a crecer, y subirá de acuerdo con la demanda de la misma, afectando a la población en general, especialmente a los que no reciben MLC y tienen que adquirirla.
La anunciada reunión sobre La Nación y la Emigración debe llevar en su agenda propuestas concretas sobre el precio y la vigencia del pasaporte, el tiempo de estancia indefinido en el exterior, entre otras; no solo una acción de proclamas políticas. Aún hay voluntad de la diáspora cubana en participar en la reconstrucción nacional de Cuba, pero con reglas claras y precisas.
OSCAR FERNÁNDEZ. Economista
Corregir las distorsiones que nos deja el ordenamiento , en un contexto de expansión del comercio dolarizado, constituye el reto principal. Es cierto que la devaluación de la tasa oficial contribuye a una mejor medición de los hechos económicos y permite retribuir mejor a los exportadores; sin embargo, no producirá el ajuste necesario sobre todas las empresas. Primero, porque muchas empresas ineficientes que pasan a números rojos ante la nueva tasa, intentan amortiguar el encarecimiento de sus insumos en divisas a partir de ventas directas en MLC. Por otro lado, este ajuste requiere la disposición política para cerrar empresas ineficientes y redirigir ese empleo hacia otras actividades, acompañado de un mecanismo que ofrezca cobertura de seguridad social a corto plazo.
Lo cierto es que volvimos al mismo –o a un peor– lugar. Al cabo de un año se mantienen múltiples monedas en circulación y no se garantiza convertibilidad ante la tasa de cambio fijada, no se realizan operaciones de venta a las empresas ni a la población, por lo que los mercados informales cotizan las divisas a una tasa de más de tres veces respecto a la oficial. La situación es compleja y se requieren soluciones creativas para que el gobierno pueda intervenir como oferente en los mercados de divisas y lograr una regulación a la baja, tal como se hizo durante el escenario de los 90.
Una de las opciones sería reforzar los mecanismos centralizados de asignación de divisas, como ocurrió desde 2008. Pero ello solo conseguiría amarrar nuevamente la dinámica de las empresas estatales a la discrecionalidad de la asignación central y, con ello, evaporar las esperanzas de una reforma descentralizadora.
Ahora bien, independientemente del desenlace de las políticas macroeconómicas, es de esperar que el avance de la reforma incremente brechas de desigualdad que se consolidan desde hace treinta años. Sin transformar la práctica de asistencialismo igualitario en un concepto de políticas focalizadas, difícilmente podrá avanzarse en ese sentido. Hay una enorme gama de instrumentos fiscales y crediticios que pueden ser empleados para mitigar las brechas de empoderamiento que perpetúan las desventajas no superadas de determinados grupos sociales.
MIGUEL FIGUERAS. Premio Nacional de Economía, (2007)
Cien años atrás, Cuba ocupaba el primer lugar, entre todas las naciones, en exportaciones de bienes y servicios por habitante. Exportó en 1920 un millar de dólares por habitante. Año tras año fue descendiendo desde aquella posición, y hoy ha pasado a integrar el pelotón de países con menores exportaciones per cápita.
Diez años después de triunfar la Revolución cubana, se decidió ejecutar un gran proyecto: fabricar diez millones de toneladas de azúcar para incrementar las exportaciones y poder pagarles a los países socialistas. No se logró, pero en los años 80 se producía 30% más del dulce producto que en los años 60.
En los años 90, de forma eficaz, se impulsó el desarrollo del turismo internacional.
Iniciando el presente siglo, se lograron altos ingresos, gracias a la exportación de los servicios de salud y de otras profesiones.
Sin embargo, desde el año 2019, los ingresos por exportaciones de bienes y servicios se contrajeron en más de la mitad. Las remesas monetarias, enviadas a sus familiares por los casi tres millones de cubanos que residen fuera de la Isla, se redujeron en dos terceras partes, a consecuencia de las medidas agresivas de la Administración Trump. Milagrosamente, la nación ha podido resistir esta caída en los ingresos.
A partir de ahora urge recuperar y aumentar los ingresos monetarios provenientes del exterior, moviendo todo lo que sea factible. La sola recuperación no será suficiente. Una pequeña economía abierta, con pocas posibilidades de obtener nuevos grandes créditos, debido al nivel de endeudamiento alcanzado, solo puede crecer si el ritmo de crecimiento de sus ingresos externos es superior a la tasa de crecimiento del total de la economía. Se demandara mucha creatividad y mecanismos facilitadores y estimuladores para las exportaciones. Esa creatividad estuvo presente en los últimos treinta años, al fomentarse el poderoso sector del turismo y lograr altos ingresos con la prestación de los servicios médicos y profesionales. En el futuro, otros sectores tendrán que compartir la responsabilidad de incrementar los ingresos externos. Desaparecerán instituciones que ya se tornaron obsoletas, y habrá que emplear nuevos mecanismos, reconstruir organismos lentos y poco eficaces. Incorporar a todos en esta tarea será imprescindible.
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