martes, 03-12-2024
Equipo editorial de la revista Temas
NOTICIA
El equipo editorial de la revista Temas siente profundamente la noticia del fallecimiento del investigador y antropólogo cubano Rodrigo Espina Prieto, entrañable amigo y colaborador durante todos estos años de los proyectos de la revista. Sus aportes al conocimiento sobre las problemáticas de raza y racismo en Cuba han sido significativos para el pensamiento social cubano, así como su actividad incansable como vicedirector científico del Instituto Cubano Juan Marinello. Temas comparte el dolor de su familia y de sus colaboradores más cercanos.
Puede leer aqui una de las colaboraciones de Rodrigo Espina en la revista Temas, en el número 45 de 2006.
Rafael Hernández: A propósito del lugar en que nos encontramos hoy, quiero recordar a Ricardo Alarcón, a quien me referí una vez como “un intelectual que los intelectuales le hemos prestado a la política”, y él me dijo: “Eso no tiene que ser así”; sin embargo, cuando terminó la presidencia de la Asamblea Nacional efectivamente volvió por esa puerta giratoria y escribió artículos para la revista, un ensayo que compitió en el Premio Temas de Ensayo y que publicamos, y estuvo presente en los debates de la revista Temas sobre cuestiones de carácter político, política exterior, problemas de estrategia internacional, y también sobre problemas relacionados con la ley.
También quiero recordar muy especialmente, a Nelia Aguado, lamentablemente fallecida en el saldo terrible de la COVID, quien fue la persona que armó, la que diseñó este número que tengo en mis manos, del año 2009, dedicado a “Prácticas de los derechos humanos”, donde hay también trabajos de otros juristas cubanos como Ramón de la Cruz, Narciso Cobo, Antonio Raudilio Martín, Lester Delgado. No lo presentamos aquí, pero fue posible gracias a la colaboración de profesores de la Facultad de Derecho. A ella y a su esposo, Hugo Azcuy, que también fue profesor de esta Facultad, quiero dedicar este reencuentro nuestro en el tiempo, con profesores de Derecho, como Marta Prieto — qué bueno que está aquí — , Yan Guzmán y otros que harían una lista un poquito más larga, que han estado acompañándonos con artículos para la revista Temas y en los debates de Últimos Jueves.
Con este prólogo, quiero presentarles a la persona que coordinó el número que estamos lanzando hoy. Ella es Mylai Burgos Matamoros, graduada de esta Facultad y ha hecho lo que consideramos un trabajo ejemplar en cuanto a proponer un conjunto de estudios, de investigadores latinoamericanos, norteamericanos, europeos, cubanos, y ha logrado que todo eso tenga una articulación, que sea un conjunto orgánico. Nos alegra mucho poder tenerla aquí para que haga la presentación y para que reflexione en torno a este tema de capital importancia al que hemos dedicado el número.
Mylai Burgos: Muchas gracias, Rafael. Espero que no me gane la emoción de regresar a la Facultad de Derecho, justo donde me formé. Primero quiero agradecerte a tí y al equipo de Temas; son un colectivo muy profesional de edición, de diálogo y, además, hemos hecho algunas otras cosas juntos.
Temas surge, en su segunda época, según vi, en 1995, justo cuando nosotros — no solo yo, sino varios de los que escribimos para el dossier de este número — estábamos estudiando en esta Facultad, y fue parte, junto con el Centro de Estudios de América, en aquella época, de lo que nos formó críticamente. Algunos de los que ustedes ven acá — Rafael, Carlos Alzugaray, Tania García, que todavía sigue en Temas — y otros como Valdés Paz, Martínez Heredia, Aurelio Alonso, fueron, por lo menos para mi generación, muy importantes, parte fundamental de nuestra formación crítica. La mía, evidentemente, tiene mucho ya de México y de las cosas que vamos a hablar hoy, pero se los quería agradecer en público. Yo iba al CEA en esa época, a estudiar en la biblioteca, y estoy transmitiendo un mensaje que no solo es mío, como ya dije, hay cinco personas, de diferentes generaciones, que escribimos en esta revista y todos tenemos la misma percepción.
En segunda instancia, la Facultad. Volver es impresionante. Hace veintiún años que estoy en México, y una vez estuve acá, en un evento con Marta, que además fue mi tutora en licenciatura, trabajando temas de participación popular, pero no había regresado, y me da mucho gusto porque, además, sigo a la Facultad mucho en las redes sociales, la efervescencia que tiene ahora, los jóvenes que están haciendo cosas, todas las publicaciones, las actividades, y me da mucho gusto poder compartir saberes, en conjunto, y dialogar.
Y, por último, saludar también a Mario y a los compañeros de la Juventud, uno siempre retorna a los lugares donde estuvo, no solo a la Facultad, sino también a esos espacios políticos, y gracias a todo el equipo de ustedes, compañeros de Temas y de La Tizza, con los que estamos teniendo intercambios en los últimos tiempos. Disculpen que me extienda un poco, pero era necesario.
Sobre el Dossier ¿qué les puedo contar?, ¿cómo surge? Rafael me invita a que preparemos algo sobre derechos sociales, un tema que yo he trabajado mucho en México, justamente por mi formación aquí. Cuando llegué a México lo que veo es que los derechos sociales tenían serios problemas, no solo de satisfacción, de concepción, incluso desde hace quince o veinte años eran jerárquicamente inferiores a los derechos civiles y políticos. La vida me fue llevando a trabajar estos temas, no solo de manera universal sino también vinculados a los pueblos indígenas.
El dossier — la sección Enfoque de la revista — es sobre derechos sociales, pero también sobre políticas públicas, porque
si hablamos de derechos, de cómo se regulan y cuáles son sus estructuras, debemos hablar de cómo pueden realizarse, garantizarse, cumplirse, exigirse.
Aunque la revista no es técnica, desde el punto de vista jurídico, sino política sobre todo, es importante también hablar de políticas públicas, porque justo es la realización de los derechos, no solo los sociales. El dossier tiene diferentes disciplinas y diferentes perspectivas metodológicas, no todos somos abogados, aunque muchos sí. Luego voy a mencionar algunos conocidos aquí, como el tutoreado de Marta, Albert Noguera, de la Universidad de Valencia, que hizo un doctorado en esta Facultad sobre Gramsci y Cuba.
Los artículos tienen una línea, una concepción específica, que es dar cuenta de los procesos histórico-teóricos de los derechos sociales, y también prácticos, es decir, cómo había sido el decursar histórico-teórico en Europa, en los Estados Unidos, en América Latina, y un acápite especial para Cuba. En ese sentido, no solamente son jurídicos, son teórico-históricos y políticos, constitucionales, y también tienen perspectivas de ciencias sociales con énfasis en las políticas públicas, y hay un par de artículos, con ámbitos muy sociológicos.
No solamente escogimos México, Cuba y Venezuela. Quisimos también poner a Chile, pero no lo logramos. Queríamos pensar la línea de cómo surgen esos derechos sociales: constitucionalismo mexicano en 1917, la constitución social por excelencia; 1918, la rusa, 1919, Weimar. Y desde ese constitucionalismo social que surge allí, vamos a decirlo así, que México diera cuenta de su proceso, de esos derechos sociales tan profundos que tuvieron, y de cómo el neoliberalismo los redujo, y cómo hoy la Cuarta Transformación en el gobierno actual está intentando rescatarlos.
Venezuela, para dar cuenta de los gobiernos progresistas de América Latina y esa transición que hubo entre el neoliberalismo y el gobierno bolivariano, fue elegido con toda intención, y Chile para dar cuenta del neoliberalismo.
Entonces se cubrió de todas maneras el tema neoliberal con un texto, bastante sociológico, de unos compañeros también mexicanos, Amílcar Challú y Sergio Silva, que dialogan entre democracia y bienestar, y tocan temas del neoliberalismo; y desde Europa, los temas de España y Alemania también dan cuenta de lo mismo, de este decursar histórico.
Ahora voy a hablarles un poquito de los temas. El primer texto, que es mío, tiene que ver con ese desarrollo teórico-histórico de los derechos sociales en el constitucionalismo, pasando por el siglo XIX, el constitucionalismo social mexicano, y después el constitucionalismo en el socialismo real. A veces me quedaban ganas de escribir más cosas y de hablar un poco de Cuba, porque es importante caracterizar los constitucionalismos del socialismo real, ya que después de los cambios en la Constitución de 2019 tenemos otras formas, y los constitucionalismos de los socialismos reales ya quedan en la historia, y es bueno sistematizarlo, pensarlo, y eso fue lo que hice.
Después viene el texto que les mencioné sobre democracia y bienestar; y después tenemos dos textos sobre los Estados Unidos, muy interesantes. El autor de uno de ellos, Carlos Garrido, es cubano-americano, un muchacho — tiene veinticinco años, se fue a los Estados Unidos con cuatro — con una formación teórica muy sólida desde el punto de vista filosófico, desde el marxismo, y hace un análisis de cómo él ve los derechos sociales en los Estados Unidos, cómo históricamente allí nunca han sido satisfechos, nunca han sido regulados, o no de la manera en que se previó en otros sistemas como México. Estoy hablando de sistemas capitalistas, evidentemente, ya no pensemos en los socialismos, y cómo realmente incluso están bastante rezagados en temas de derechos civiles en la práctica.
Le sigue una entrevista que hizo Rafael a Stanley Murphy, un abogado norteamericano de más de setenta años, que coincide con Garrido desde una perspectiva muy diferente, en cómo se comporta esto en los Estados Unidos, donde todavía hay mucho de rezago en salud, educación, trabajo, alimentación, libertades sindicales — aunque en este aspecto es interesante lo que han hecho.
Los dos artículos de Europa están firmados por Albert Noguera y Eberhard Schultz. Albert es profesor de la Universidad de Valencia, de origen catalán. Es un gran constitucionalista, muy reconocido en Europa, tiene muchos trabajos de derechos sociales y de constitucionalismo social, y sobre cómo hoy se está dando en Europa. Nos aporta esa percepción no solo desde España, sino desde Europa y la Unión Europea, y la recesión neoliberal de los derechos sociales allí, teniendo en cuenta que, comparativamente, tienen mucha más satisfacción que los de América Latina. Por su parte, Schultz, abogado alemán que preside una fundación para los derechos humanos sociales y la participación, invitado por Rafael, da cuenta de lo mismo y hace unos acápites sobre Cuba.
Después tratamos de incluir de la percepción histórica de los derechos sociales, con Aleida Hernández, una profesora del Centro de Investigaciones interdisciplinarias de la UNAM, abogada también, que aborda lo que está pasando en la Cuarta Transformación en México y los límites en materia de derechos sociales.
Luz Marina Toro y Fernando Giuliani, de la Universidad Central de Venezuela, compañeros nuestros de trabajo en América Latina, estudian la comuna en Venezuela, el poder comunal y los programas sociales de vivienda universales. Es un artículo muy interesante que explica qué están haciendo desde el punto de vista participativo, cómo están llevando a cabo estos procesos de la vivienda.
Para ir cerrando, el tema de Cuba. Me hubiera encantado hacer el número solo de Cuba, pero Rafael me dijo que no. Y, además, necesitaríamos muchas investigaciones, y ese es también uno de los retos y límites que tenemos al querer abarcar todo, derechos laborales, temas educativos, de salud, de políticas públicas, transporte, alimentación, medio ambiente, vivienda; todos esos son derechos sociales. Finalmente abordamos temas laborales con un compañero de acá, Guillermo Ferriol, que los trata en su artículo de manera general; y con la mesa de debate sobre derechos laborales en el sector privado específicamente.
Hay también un análisis de la educación superior en Cuba, se los recomiendo mucho, de Danay Quintana, de formación psicóloga, que trabajó en la Universidad de La Habana, pero se ha dedicado a la sociología en los últimos tiempos. Ella está en FLACSO-México, pero tiene mucho interés en debatir con sus compañeros que trabajan temas de educación acá.
Su texto es una investigación muy profunda de los modelos de educación superior en Cuba, cómo han ido variando y hacia dónde están yendo, pensando un poco estas reformas que hace unos diez, quince, incluso veinte años, se dieron en el mundo, acerca de hacer los grandes programas de estudio más cortos, más rápidos, con menos contenidos, más tecnocráticos.
En ese sentido, es una visión economicista de la educación: menos tiempo estudiando, más rápido trabajas, preponderando lo técnico, cómo resolver problemas y no realmente los fundamentos teóricos, epistémicos, metodológicos, humanistas y de valores.
Es parte de un estudio muy profundo que ella tiene hecho y que yo le pedí específicamente para que en Cuba también conozcan su investigación, que es muy buena.
Y, por último, los artículos de dos compañeras: Tania Gómez y Alina Herrera. Tania es profesora de Derecho, en la Universidad de Matanzas, y Alina, que también se formó en esta Facultad de la UH. Ella trabaja hoy en el Instituto Nacional de Formación Política de MORENA, en los proyectos de izquierda gubernamental. Ellas abordan temas de mujeres y personas racializadas, respectivamente.
Ese es el conjunto de análisis que trae este número — me falta un artículo que ahorita voy a mencionar — , lo más complejo posible y completo, entre histórico y teórico, hay constitucionalismo, hay teoría, hay historia, pero también hay sociología, sobre todo sociología y política, y ciencias políticas. Ya les fui describiendo quiénes escriben, para que ubiquen sus posiciones y de dónde vienen.
Quiero que dialoguemos un poquito, si tienen ganas, de problemas que hay hoy en los derechos sociales en Cuba. Pensemos más bien en los bienes sociales que se satisfacen con los derechos sociales;
un derecho es una triada estructural de sujetos titulares, bienes que se protegen y terceros obligados: el tercero obligado por excelencia es el Estado, también pueden ser los particulares; los bienes que se protegen son la salud, la educación, la alimentación; y los titulares somos individuales o colectivos.
Esas problemáticas que se exponen aquí son transversales, evidentemente, que hace falta dialogar ya en Cuba, y ahora voy a decir por qué.
Este dossier no es técnico-jurídico, pero ahí hay un aporte técnico-jurídico que a mí me parece importante, que nos da soluciones, que es el artículo de Edmundo del Pozo, graduado también en esta Facultad, sobre las políticas públicas con enfoque de derechos humanos. Edmundo hace una recopilación de cómo están establecidas todas estas políticas públicas a nivel internacional para hacer prácticos, realizables, todos los derechos humanos y, en específico, los sociales. Esto ha avanzado mucho a nivel técnico, y hay muchas formas de implementarlo. Por supuesto, política pública es una acción gubernativa, administrativa, pero también tenemos que pensar un poquito cómo podemos avanzar jurisdiccionalmente. Él expone diez aspectos de políticas públicas, de cómo trabajar esto para la realización de los derechos. Claro, cualquiera puede pensar que en Cuba siempre estuvieron satisfechos, pero también sabemos — no quise traer estadísticas ni mucho menos — que, evidentemente, hoy hay una crisis económica en Cuba, que ya es una crisis sobre otra crisis después de treinta años, desde los 90. En esa época hicimos en esta facultad tantas cosas con tan poco, la verdad, fueron cinco años bellísimos. También en la FEU, en la Juventud, hacíamos muchísimas cosas, los debates que se hacían con Alarcón, los debates de las leyes, las audiencias abiertas con la Asamblea Nacional. Para nosotros fue mucha formación, pero hay que seguir debatiendo.
Aunque tengamos plasmados todos esos derechos en esa nueva Constitución de 2019, mucho más abarcadora, mucho más integral, mucho más completa, es importante seguir debatiendo cómo se va a habilitar esto no solo administrativamente, sino también desde el punto de vista de los contenidos de los derechos, porque no se trata solo del acceso universal.
Hoy en Cuba tenemos una crisis evidentemente, económica, de presupuesto, de inversión, en el sentido de que la inversión se está ubicando en otros espacios más rentables. El gasto social siempre es gasto aunque a la larga siempre es una inversión social en ese sentido. Tampoco se puede dejar de mencionar el bloqueo económico y comercial contra Cuba, que implica que nuestros derechos sociales, aunque hay acceso universal a ellos, se ven limitados en la calidad, disponibilidad, asequibilidad física y económica, y adecuación cultural. Estos son términos mucho más técnicos, no están en el dossier específicamente.
El modelo cubano es impresionante, es buenísimo, el tema es tener satisfechos todos esos canales porque justamente estos elementos son los que dan la medida de que haya, por ejemplo, una salud de calidad y no solamente el acceso al lugar, sino calidad, disponibilidad de atención, prevención. O educación con calidad, con disponibilidad, porque esta no solo es la infraestructura, sino es todo el personal, los insumos, y asequibilidad física y también económica — que tiene mucho que ver con la existencia de los espacios y de los servicios.
Estoy hablando de Cuba, de la realidad; los que escribimos en este dossier — excepto Guillermo — no estamos en Cuba, pero somos cubanos, tenemos a toda la familia aquí, entonces también vivimos Cuba diariamente. No crean que no sabemos qué está pasando.
Lo de la adecuación cultural tiene más que ver con pueblos indígenas y con pueblos específicos con otras creencias. Pero es importante que lo debatamos, el derecho da insumos para dialogar políticas públicas y formas de realización más allá de ir a un tribunal, y más allá, en materia de cómo organizar también la relación gubernamental y la política.
No obstante, yo creo que Cuba, comparada con el mundo, sigue siendo un paladín de potencia social, y no solo como potencia, sino como materialidad; lo dicen los artículos, sobre todo los de Estados Unidos, los de Europa, que mencionan a Cuba siempre, y esa es la percepción que se tiene.
Hoy es un momento de crisis, un momento en que tenemos que debatir, y tenemos mucha responsabilidad intelectual los profesionales, los juristas también, en decir, sí, tenemos este recaudo histórico y hay que seguir trabajando por mucho más, no pensar los derechos humanos en abstracto, sino como esos derechos sociales que nos satisfacen la forma de vida, y las necesidades básicas fundamentales.
Justo ayer pensaba en una frase mexicana que quiero traer aquí con una anécdota. En México — quiero que entiendan que yo sé la dimensión comparativa de la diferencia — hay violaciones muy graves de derechos humanos constantemente, pero hay casos muy fuertes. Si les hablo de derechos sociales hay muchas cosas, agua, trabajo, hay mucho, pero estoy hablando de un caso paradigmático por la frase en sí: el caso de Jacinta Francisco Marcial, una indígena otomí, de Santiago Mexquititlán, en Querétano. A ella les fueron violados los derechos humanos por las autoridades de manera flagrante. Después de muchas instancias judiciales y comisiones de derechos humanos, el Estado reconoce que le han sido violado los derechos, le hace una reparación, y dentro de ella hace una disculpa pública. Jacinta no habló, ella habla otomí, y su hija fue la que respondió a la disculpa pública. Habló de qué le han hecho a su mamá y lo que implicó para su familia, para su comunidad, etc., y al final dijo que era buena la disculpa pública, pero que tiene que decirlo frente al Estado, que todo esto tiene que seguir sucediendo, que tienen que pedir perdón “hasta que la dignidad se haga costumbre”, esa es la frase a la que me refiero. Es una frase mexicana, Chile la retomó en su resistencia hace tiempo, pero es de una indígena mexicana.
Y yo creo que en Cuba es al revés, la costumbre de Cuba es la dignidad. Sí entendemos la diferencia y la dimensión, por eso hay que luchar tanto porque todo el avance social que tiene Cuba se mantenga y siga, y aumente,
y que lo que se haya rezagado hoy y tenga recesión tenemos que discutirlo y debatirlo, y también tenemos que exigirle al Estado y a todas sus instancias, y participar junto con ellos para que entonces la dignidad, que es costumbre, realmente lo sea, y no solo siga siendo costumbre, sino que sea dignificada en una forma de vida; la dignidad es la sustancia de los derechos humanos, es la satisfacción de los derechos.
Con esa anécdota quería terminar, porque realmente la plenitud de los derechos sociales va a ser la sustancia siempre de un sistema socialista, y eso es lo que nos hace falta. Muchísimas gracias.
Rafael Hernández: Este número tiene el foco en derechos y políticas sociales en la sección primera, que se llama Enfoque, pero tiene otras cosas que solamente quiero mencionar porque son también del mayor interés, sobre todo por hacer la presentación aquí en la Universidad de La Habana. creo que es doblemente interesante.
Nosotros hacemos, en la revista Temas, unos debates que se graban y se publican en cada número de la revista. Al principio era una mesa redonda que hacíamos en una habitación, y luego lo convertimos en una actividad pública que se llama Último Jueves, que hace veintidós años estamos haciendo. Este que publicamos aquí tiene como título algo que se relaciona con el tema de la revista: “Emprendedores y empleados, ¿cuáles relaciones laborales?”.
Casi nunca, cuando se habla del sector privado, se habla de esas relaciones laborales, como si los que trabajan en el sector privado fueran una masa homogénea, como si los dueños y los empleados no pertenecieran a grupos sociales diferentes.
Los problemas de estas relaciones, no son solamente los que están reflejados en un código laboral, sino que tienen que ver también con la vida en una entidad, en una empresa, y aquí tenemos en este panel a dueños de empresas, a trabajadores de algunas empresas, a investigadores del tema del trabajo y de las relaciones laborales en Cuba.
También incluimos dos textos que fueron premiados en el Premio Temas de Ensayo del año pasado. En numerosos casos, los premiados han sido profesores universitarios, de esta universidad y de otras. Esta vez fueron “La ética en el centro de definición sobre el futuro de Cuba”, escrito por un autor mexicano, Gabriel Ramos, y un texto de Ivette Fuentes de la Paz titulado “Cosmos visual, nueva semántica poética: hacia un posorigenismo”.
El número trae también otros ensayos, como por ejemplo “Documentos en Cuba: reflexiones desde la historia de la legislación archivística”, un tema al cual no le prestamos mucha atención, salvo cuando tenemos que meternos en un archivo, pero que tiene una importancia capital para lo que es la preservación de la documentación, y “El significado simbólico de construcciones sociales en la cultura totonaca”, un estudio muy interesante y actual de esa cultura, un poco desconocida para nosotros. Y termina con reseñas sobre el cine coreográfico de las pioneras norteamericanas y la presencia de directoras en el cine colombiano, muy oportunos, ahora que estamos en medio del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano.
Quiero terminar exactamente con un punto que mencionaba Mylai. Ningún número de la revista Temas trata los problemas que son relevantes para Cuba vistos solo desde Cuba y por autores cubanos.
En el diseño y en la concepción de la revista está que no hay problemas únicamente cubanos, y para eso es imprescindible que en todos los números haya estudios hechos por otros autores acerca de la realidad de su país en relación con el tema escogido, y este es el caso de los trabajos que ella ha reunido aquí desde esa posición privilegiada que tiene de ser profesora de derecho en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, de manera que es el contexto de esas diferentes visiones — de un jurista norteamericano, o alemán, o español, de un sociólogo mexicano — sobre esta problemática lo que le da profundidad, lo que le da una tercera dimensión a la lectura de este conjunto de textos de investigación, como decía, que componen esta revista.
En este número de Temas que yo he empezado por evocar sobre Prácticas de los derechos humanos, lo que hizo Neila Aguado fue entrevistar, hacerle las mismas preguntas a un grupo de especialistas, a Miguel Alfonso, que fue un destacado profesor de derecho internacional y diplomático, a Jorge Gómez Torres, que en ese momento era especialista en el Ministerio de Justicia, a Mahela Ferrari, profesora de esta facultad, que no sé si seguirá siéndolo, supongo que sí, a Armando Torres, juez del Tribunal Provincial. Los menciono deliberadamente porque quiero terminar con una invitación a los profesores y estudiantes de la Facultad de Derecho a que escriban para la revista Temas. Somos una revista de investigación, tenemos una certificación del CITMA como publicación científico-técnica, es decir, un respaldo formal desde el punto de vista de las exigencias académicas.
Y quiero reiterar algo que he dicho otras veces cuando hemos tenido la oportunidad de venir a la universidad: la revista Temas existe porque hay profesores y graduados universitarios que escriben para ella. Una vez sacamos la cuenta y 33% de todos nuestros autores eran graduados de la Universidad de La Habana y eran o habían sido profesores de aquí. Mylai Burgos demuestra que lo que nosotros vemos como una tragedia, que es la emigración, no necesariamente es una ruptura de los vínculos; que se puede estar afuera y se puede estar trabajando para aquí. Yo le quiero reiterar las gracias a ella por demostrarlo con este número de la revista, por permitirnos hacer una contribución fundamental a un tema tan importante como este desde México, donde ella tuvo la fortuna de enamorarse de un mexicano, algo que probablemente no estaba en sus planes. Repito que todos esos académicos, esos investigadores que han colaborado o no con la revista Temas o con otras revistas cubanas, dondequiera que estén, están invitados a colaborar, y los que están aquí, mucho más.
Muchísimas gracias a la Facultad de Derecho por recibirnos aquí, ya teníamos nostalgia de venir, y a la UJC, por haber sido la promotora de este encuentro No se van a librar de nosotros tan fácilmente. Tenemos un número prácticamente terminado que está dedicado a África, escrito completamente por autores africanos y armado por un reconocido estudioso de esos temas.
Nosotros tenemos un vínculo ideológico, afectivo, cultural, con ese continente, pero me parece que sabemos muy poco acerca del África contemporánea, y poder tener acceso a estos autores es algo que queríamos hacer hace tiempo.
Le comenté a la rectora la idea de presentar ese número aquí en la universidad, y me dijo que por supuesto que sí, así que esperamos volver por aquí próximamente, y esperamos que los vínculos de la Universidad, de todas sus instituciones, de todas sus facultades, y también de las organizaciones de los estudiantes universitarios, sientan que la revista Temas y los debates de los Último Jueves, que son muy fáciles de poner en la agenda porque son los últimos jueves de cada mes, son parte de ustedes.
Muchísimas gracias.
Este jueves 23 de febrero se realizará el panel del Último Jueves de Temas, dedicado a los desafíos de la democracia socialista: “Hacia una democracia socialista: representación + participación + control”. Desde las 4:00 p.m. y hasta las 6:00 p.m. los panelistas invitados compartirán con el público asistente a la sede actual de la publicación, ubicada en calle 23, N0. 1109, entre 8 y 10, Vedado.
Al igual que en el encuentro anterior, el Último Jueves mantiene su nueva dinámica que consiste en que la primera ronda de comentarios y preguntas corresponderá al público, y luego será el turno de los panelistas, quienes deberán responder las siguientes preguntas:
1. ¿Qué problemas afronta la democracia en un sistema socialista?
3. ¿Qué aspectos de la participación ciudadana son los más importantes: consulta, movilización, influencia en las decisiones,
4. ¿Cómo la democracia y la descentralización inciden en el desarrollo socioeconómico y cultural?
5. ¿Cuáles son los valores de una cultura política democrática y cómo se defienden y desarrollan?
Además, estaremos transmitiendo el debate a través de nuestro grupo en Telegram.
Desde allí, puede intervenir para preguntar y comentar, o dejarnos sus inquietudes a modo de comentarios en nuestra página oficial en Facebook.
El equipo editorial de la revista Temas tiene el gusto de invitar a sus lectores a la presentación de los títulos más recientes de su sello editorial Ediciones Temas. Se dará a conocer, además, la versión digital, de acceso libre, del número 112 de la publicación, dedicado en esta ocasión a la CRISIS.
La cita es para el 16 de febrero, a las 2:45 p.m., en la Casa Víctor Hugo de la Oficina del Historiador de la Ciudad, ubicada en calle O´Reilly #311, entre Habana y Aguiar, La Habana Vieja.
En ese momento se presentarán los siguientes títulos:
Pensando las temporalidades en Cuba. Blandine Destremau, Ana Vera Estrada y Mildred de la Torre, perteneciente a la Colección: Luz Larga.
En ella, las autoras defienden la utilización de la perspectiva de las temporalidades para investigar los efectos sociales y políticos de los cambios estructurales experimentados en Cuba. “En este sentido, nos hemos propuesto interrogar las visiones sobre el futuro a partir de experiencias y representaciones del presente y el pasado. La actual publicación aspira a compartir la intensidad del debate sobre el tema sostenido en el grupo de historiadores y científicos sociales que hemos escrito desde el ángulo de las temporalidades”.
En la misma Colección: Luz Larga está La caída de la burguesía: Cuba 1959-1961, del investigador norteamericano Alfred L. Padula Jr., en lo que constituye la primera edición en español de la investigación doctoral inédita de un conocido historiador estadounidense, realizada en los primeros años 70, sobre la base de publicaciones periódicas, legislaciones y documentos oficiales de Cuba y Estados Unidos, cartas y un sinnúmero de entrevistas a emigrados cubanos, en torno a un período caracterizado por grandes cambios en la sociedad cubana, a raíz del triunfo de la Revolución en 1959.
De la Colección: Recuento, se presentarán los títulos Estudios de género en Cuba, ¿Sin fronteras? (Migraciones contemporáneas) compiladospor Carolina García Salas a partir de la selección temática de los artículos más relevantes publicados en la revista Temas desde su primera publicación. Además, se incluye el volumen Raza y racismo en Cuba.
¿Sin fronteras? (Migraciones contemporáneas), contiene 29 artículos en el orden cronológico en que la revista Temas los publicó, entre 1995 y 2014. Especialistas altamente calificadas en disciplinas de las ciencias sociales, las humanísticas, la psicología y la economía enseñan a los lectores sobre la evolución de los estudios de género en Cuba en ese período.
Estudios de género en Cuba está conformado por un grupo de estudios sobre el fenómeno migratorio por parte de especialistas cubanos y extranjeros, publicados en Temas desde 1995 hasta 2015. En los enfoques prevalece una perspectiva sociológica, aunque algunos incursionan en la historia, el cine, las lógicas geopolíticas, especialmente en el contexto latinoamericano y caribeño.
Raza y racismo en Cuba aborda las relaciones raciales en Cuba desde los resultados de investigación de historiadores, sociólogos, antropólogos, estudiosos de la cultura y de la política, así como de los debates convocados por Temas desde 2002 en su espacio del Último Jueves de Temas.
Además, se suma Religión en Cuba. Veinte años en Temas, volumen que reúne casi la totalidad de los textos publicados durante 20 años en la revista dedicados al tema de las religiones en Cuba. En su prólogo, el destacado sociólogo de la religión François Houtart apuntó que “el balance de la revista en esta materia es impresionante, tanto por todo lo que abarca, como por el pluralismo de los enfoques”.
Hasta el momento, han confirmado su participación como presentadores de estos títulos a:
Si no conoce dónde se encuentra la Casa Víctor, revise en el siguiente mapa cómo llegar:
El equipo editorial de la revista Temas invita al debate del ÚltimoJueves de enero, dedicado a «Rebotes de la crisis en la psicología social».
En esta ocasión tendremos una nueva dinámica: la primera ronda de comentarios y preguntas corresponderá al público, y luego será el turno de los panelistas, quienes deberán responder las siguientes preguntas:
Preguntas al panel
1. ¿Qué efectos negativos más comunes ha tenido la crisis en las mentes de las personas?
3. ¿Esos efectos se diferencian según grupos y clases sociales, ocupaciones, colores de piel, géneros, edades, regiones?
4.¿Las redes sociales contribuyen a aliviar los efectos negativos de la crisis, y a fortalecer los efectos positivos?
La realización del espacio será el 26 de enero, en la sede de la revista Temas (Calle 23, #1109, entre 8 y 10. Vedado), en el horario habitual, de 4:00 p.m.-6:00 p.m.
La revista Temas organizó este 21 de febrero el panel dedicado a América Latina y el Caribe en 2024, su situación actual y desafpios inmediatos. Para ello reunió a varios expertos cubanos y extranjeros que esbozaron una mirada colectiva al momento actual del continente.
Este jueves 29 de febrero el equipo editorial de la revista Temas estará realizando el panel del Último Jueves, dedicado en esta ocasión a los "Retos de la inteligencia artificial".
Este jueves 14 de marzo de 2024, a las 10:00 am, el equipo editorial de la revista Temas invita a sus lectores al panel en homenaje al décimo aniversario de la muerte de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes.
CATALEJO
* Panel realizado en la sede de la revista Temas, el 14 de marzo de 2023.
"...este panel ha sido una idea adobada, cocinada y aderezada con la UPEC, con Ricardo Ronquillo, con Rosa Miriam Elizalde, que instantáneamente fueron sus entusiastas promotores, muchísimas gracias. Y también a ustedes por estar aquí, así como a quienes están conectados por la plataforma digital en Cuba y fuera de Cuba.
Este panel se va a concentrar durante una hora en presentar distintas perspectivas acerca de la problemática de la Crisis, y luego les daremos la palabra a ustedes, a todos los que están aquí sentados y a los que están escuchándonos en otras partes..."
El equipo editorial se entristece con la noticia de la muerte, este lunes 29 de abril de 2024, del diplomático, profesor universitario y analista cubano Juan Sánchez.
La revista Temas lamenta la noticia del fallecimiento de la investigadora y profesora Ivette Fuentes de la Paz en la noche de este 20 de mayo de 2024.
Catalejo invita al debate del Último Jueves del próximo 30 de mayo, entre las 2:00- 4:00 pm, en la sede de la revista Temas, ubicada en Calle 23, No. 1109, entre 8 y 10, Vedado. En esta ocasión, el panel invitado discutirá acerca de los “Factores de la política económica: lo cultural y lo ideológico”.
¿Puede afirmarse que la transgresión resulta inherente al humorismo? ¿Qué factores determinan qué es correcto o incorrecto en el humorismo? ¿En qué medida puede reforzar el racismo, el sexismo, la xenofobia, el desprecio por los pobres, y otras discriminaciones? ¿Cuáles son las censuras que lo afectan más frecuentemente? ¿Cómo contribuir al desarrollo de una cultura del humorismo? Estas y otras problemáticas sobre el humor centrarán el próximo debate del Último Jueves de Temas
En el contexto de Caleidoscopio, el evento docente y feria de proyectos extensionistas de información y comunicación que cada año realiza la facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, dedicada este año a raza, racialidad y descolonización del desarrollo, se presentó el número más reciente de la revista Temas, No. 117: “África hoy”.
La revista convoca a una nueva edición del Premio Temas de Ensayo en las modalidades Ciencias sociales y Estudios sobre arte y literatura y detalla las bases para participar.
La revista Temas convoca al Premio Temas de Ensayo 2024 en sus dos modalidades: Ciencias sociales y Estudios sobre arte y literatura.
El equipo editorial de la revista Temas invita a sus lectores a la presentación, el próximo 18 de julio, a la 1:30 p.m., en la sede de la publicación, del número 118, dedicado a "Decolonialismo".
En el espacio de debate del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas fue presentado el libro "Familia en Cuba: ¿una o todas?", volumen de la Colección Recuento, de Ediciones Temas.
El debate del Último Jueves de la revista Temas dedicado a "Lo religioso en el espacio público", que debía realizarse el pasado 26 de septiembre en su horario habitual, fue suspendido debido a la situación climatológica que afectó a la región occidental del país.
El equipo editorial de la revista lha reprogramado el encuentro y los invita a la discusión que tendrá lugar este jueves 3 de octubre, a partir de las 2:00 p.m., en la sede de la publicación, en calle 23, No. 1109, entre 8 y 10, Vedado.
Este libro evidencia que los problemas debatidos hace 14 años continúan vigentes. Su propósito es convertirse en una herramienta para el Congreso, facilitando a los delegados el debate sobre los problemas de la cultura cubana.
Temas acudió a un grupo de analistas políticos para formularle una pregunta referida a las próximas elecciones estadunidenses: ¿Qué factores influyen en la incertidumbre que caracteriza a los pronósticos sobre sus resultados? Agradecemos sus comentarios concisos y medulares, que compartimos con nuestros lectores.
El pasado 28 de noviembre se llevó a cabo el debate del Último Jueves de Temas, titulado "Género y poder: la ciudad de las mujeres". Este evento contó con la participación de destacadas panelistas que aportaron diversas perspectivas sobre el tema, incluyendo a Farah Saucedo, Vicepresidenta del Tribunal Supremo; Lizette Vila, realizadora audiovisual y directora del proyecto Palomas; Marta Núñez, socióloga, investigadora y profesora; Diarenis Calderón, coordinadore de la Colectiva Afroqueer Nosotrxs; y la moderación de la periodista Lirians Gordillo.
En la sede habitual de la revista Temas fueron entregados este jueves 28 de noviembre los premios Temas de Ensayo 2024, en las modalidades de Estudios sobre arte y literatura y de Ciencias Sociales.
La revista Temas invita a sus lectores a la presentación del número más reciente de la publicación que se realizará este martes 3 de diciembre, a las 2:00 p.m., en la sede del Consejo Nacional de Sociedades Científicas, ubicada en Calle 2 e/ 15 y 17. Vedado.
Identificar sociedad civil con las organizaciones no gubernamentales (ONG), los empresarios privados, las iglesias, habría hecho sonreír a los filósofos políticos de la modernidad y la Ilustración, que acuñaron el concepto. Reducirla a antípoda del Estado, como dos territorios en disputa perpetua, separados por una frontera real, en un juego que suma cero, donde lo que uno gana lo pierde el otro, distingue una marca de espejuelos oscuros perteneciente al sentido común conservador más primario. Asimilarla a los grupos políticos opuestos a los gobiernos socialistas, como en Europa del Este, resulta apenas una reliquia ideológica propia de la Guerra fría tardía. Caracterizarla de instrumento del enemigo imperialista, dirigido a minar el socialismo cubano, fue la reacción primaria entre ideólogos del marxismo-leninismo imperante, cuando el concepto apareció en los debates intelectuales de nuestros años 90. Legitimar su uso apenas como sinónimo de las organizaciones reconocidas en la Constitución de 1976 resulta otro reduccionismo, que confunde su significado y valor para la política del socialismo.
Ni los ideólogos de allá, ni los de acá, entendieron que la sociedad civil no es un conjunto de cosas, como tampoco lo es el Estado. Recuperada por Antonio Gramsci para el marxismo, por el pensamiento crítico posterior, y por la sociología contemporánea, la sociedad civil refiere a un espacio de interrelación, un plano de la dinámica social y una perspectiva, que privilegia la interacción entre grupos e instituciones como las escuelas, los medios de difusión, las organizaciones sociales, especialmente relevantes para aquellas agencias del poder político orientadas al intercambio con los actores sociales.
Por tanto, preguntarse si en Cuba «existe» la sociedad civil como preguntarse si «se dan las frambuesas» carece de sentido. Sin embargo, resultan relevantes otras cuestiones.
¿Existen movimientos sociales en Cuba? ¿Qué los caracteriza? ¿Cuáles son sus orígenes y antecedentes? ¿Están integrados por diversos grupos? ¿Qué factores incidieron en su surgimiento? ¿En torno a qué problemas? ¿Cómo se desarrollaban antes de que existieran las redes sociales? ¿Cuáles son sus principales temas, prioridades y actividades? ¿Hay diferencias entre sus agendas? ¿Se extienden a todo el país; o se concentran en algunas regiones? ¿Han evolucionado en los últimos años? ¿Cooperan con movimientos u organizaciones extranjeras o internacionales? ¿Tienen rasgos particulares respecto a los mismos movimientos en otros países? ¿Cuál es su capacidad de movilización? ¿Qué obstáculos han enfrentado? ¿Hasta qué punto han logrado hacerse escuchar? ¿En qué medida han podido influir en cambios de políticas? ¿Cuáles son sus problemas en la actualidad? ¿Cómo resolverlos?
Para contestar estas preguntas, y apreciar la naturaleza de las corrientes opuestas al prejuicio racial y de género, el maltrato a los animales, y otras acciones concertadas ante formas de discriminación e injusticia, no basta con impresiones sobre «lo que resulta evidente», opiniones, verdades aceptadas y repetidas sin contrastación.
¿En qué medida se podría afirmar que existe un movimiento antirracista en la Cuba actual?
Tomás Fernández Robaina: En la Cuba actual hay un atípico movimiento antirracista y social debido a la existencia histórica de intelectuales, de hombres y mujeres que individualmente, o en grupos han demandado el disfrute real de sus derechos laborales y sociales que impiden la marginación por el color de la piel, credos religiosos y orientación sexual; también lucha para eliminar las causas que todavía reproducen prejuicios y discriminaciones nacidos en la colonia, lamentablemente aún vigentes entre nosotros; además nos enseña las contribuciones de los africanos y sus descendientes a la formación de nuestra nacionalidad, y no pocos hechos silenciados hasta hoy por una buena parte de la historiografía tradicional. Dicho atípico movimiento transita por los caminos que abrieron Fernando Ortiz, Lydia Cabrera, Rómulo Lachatañeré, Gustavo Urrutia, entre otros más recientes.
¿Cuáles son sus características?
Tomás Fernández Robaina: El no reconocimiento oficial de organizaciones sociales integradas por activistas y líderes comunitarios, que hacen públicas sus demandas para disminuir hasta eliminar la problemática racial a la que se enfrentan. Además, la ausencia de una agenda común de sus reivindicaciones más urgentes. Incorporación de las demandas de los grupos LGTBIQ y afrofeministas.
¿Qué orígenes y antecedentes tiene la lucha contra el racismo en la Cuba actual?
Tomás Fernández Robaina: Debo mencionar en primer lugar el importante mitin celebrado el 29 de junio de 1902 en el teatro Albizu, donde las figuras más relevantes de los negros cubanos, intelectuales y veteranos de nuestras guerras independentistas demandaron al presidente Tomás Estrada Palma, el disfrute pleno de los derechos constitucionales que les era negados, por negros.
Con ese acto colectivo se iniciaba la visibilidad de las acciones de los negros cubanos de entonces a través de artículos, proclamas, que manifiestan de manera amplia que el movimiento social de los negros fue el más importante y visible durante las dos primeras décadas republicanas, como se evidencia por la fundación del Partido Independiente de Color, así como por sus diversos órganos periodísticos, y breve vida política como consecuencia de la masacre de 1912. Que no impidió la continuación de las demandas por sus derechos como bien se evidencia a través de los artículos publicados en la revista La Antorcha (1917-1918), del camagüeyano Armado Pla.
La actitud antirracista y antidiscriminatoria continuó muy débilmente en el país, a pesar de la labor de Ortiz, hasta que, en 1928, el arquitecto Gustavo E. Urrutia (1881-1958) inaugura la columna “Ideales de una raza” en el Diario de la Marina que es sustituida en 1931 por “Armonía”, que se mantuvo desde los treinta hasta muy adentrados los años cincuenta. Durante esos años surgen organizaciones integradas por los intelectuales más importantes de la época. Se fundan las revistas y la Sociedad de Estudios Afrocubanos, la Sociedad Adelante, y desde la revista Nuevos Rumbos y en los órganos de prensa ya mencionados, se combate la discriminación racial, los prejuicios y se valoran los aportes africanos a nuestra nacionalidad. Se destacan por sus escritos y colaboraciones Cesar Pinto Albiot Juan Rene Betancourt, quien circula importantes folletos donde divulga su proyecto para el desarrollo socioeconómico del negro, que condensa en su libro Doctrina negra (1955) y en El negro, ciudadano del futuro (1960).
Obviamente, esa lucha se invisibilizó en los cincuenta en muy buena medida por la lucha armada y política contra el dictador Fulgencio Batista.
¿Cuándo la lucha se hizo visible en la sociedad cubana contemporánea? ¿Qué factores la hicieron comenzar?
Tomás Fernández Robaina: Estimo que hubo dos momentos en que esa lucha se visualizó. Ambos fueron propiciados por el propio líder de la Revolución; el primero ocurrió en los primeros meses del triunfo revolucionario al solicitar a la comunidad de entonces buscar una solución para eliminar la discriminación existente, la cual fue reconocida y analizada por todos los que respondieron a tan noble llamado.
El segundo instante ocurre durante la preparación y celebración del cuarto congreso del Partido Comunista de Cuba en 1985. En la clausura nuestro máximo líder llamó a la representatividad femenina, juvenil y étnica de nuestra población en todos los niveles del partido, la administración pública, y el Estado.
Obviamente el primer llamado de 1959, no tuvo el resultado esperado, y como consecuencia de ese hecho, se efectúa el segundo, que fue aplicado de manera errónea, al ubicarse mujeres, jóvenes y negros, sin tomarse en cuenta el conocimiento requerido para ocupar los cargos a los que fueron promovidos.
La creencia generalizada de que la discriminación había sido eliminada en virtud de las medidas iniciales tomadas por el Gobierno Revolucionario, se alimentó, como consecuencia de la erradicación de áreas para blancos y negros en los parques públicos donde se había impuesto esa división; además, la inclusión y admisión de personas negras en espacios laborales y sociales vetados para ellos hasta entonces.
Desde la Isla se reaccionaba muy críticamente a los que desde el extranjero enjuiciaban la supuesta lamentable situación real de los negros Uno de esos momentos, entre otros, sucedió al circular el texto de Carlos Moore, “¿Tienen los negros su lugar en la Revolución Cubana?” en 1966, que fue rechazado ampliamente por nuestros intelectuales y por los que desde el extranjero apoyaban a la Revolución.
¿Existe una agenda antirracista? ¿En torno a qué problemas y objetivos?
Tomás Fernández Robaina: En la actualidad considero que la agenda que aúne, visibilice y busque eliminar los elementos reproductores del racismo y ofrezca soluciones no fue formulada en el pasado debido al fracaso de los intentos que se hicieron con esa finalidad; se espera que la Comisión Gubernamental que trabaja positivamente en esa dirección, la haga conocer pronto.
Los grupos antirracistas existentes batallan en el empoderamiento económico, principalmente de las mujeres, mediante su incorporación a talleres y cursos donde aprendan disciplinas que les permitan participar de manera notable como artesanas, peluqueras y en otras actividades económicas de la sociedad,
La importancia de la presencia negra desde el plano económico para luchar contra la discriminación fue enarbolada en la Cuba capitalista de entonces entre otros, por Gustavo E. Urrutia y Juan René Betancourt quienes enarbolaron tendencias opuestas.
La de Urrutia: “La solución cubana. La que nos va uniendo. La que junta a todos los cubanos en las aulas públicas, en el ejército, la marina, en cada servicio y función de la República, y promueve todas las posibles fusiones humanas. La solución opuesta es la norteamericana que fomenta dos mundos, dos sociedades, dos culturas paralelas dentro de la nación: la cultura blanca y la cultura negra. Yo prefiero la solución cubana.” (“La solución cubana y la solución norteamericana: Los «pioneers»”. / Gustavo E. Urrutia. Diario de la Marina 11 de marzo de 1931)
La tendencia del modelo afroestadounidense para el desarrollo económico y cultural del negro, fue liderada por Juan René Betancourt quien encontró la fuerte oposición del Partido Socialista y de los que apoyaban la solución cubana para solucionar nuestra problemática racial.
¿Existen grupos, redes sociales, lideres, de oposición, activistas? ¿Se relacionan entre sí, se extienden a todo el país o se concentran en algunas regiones?
Tomás Fernández Robaina: Está bien explicitado en las respuestas anteriores la existencia de académicos, de activistas, de líderes comunitarios, de grupos, y redes sociales a lo largo y ancho de la Isla, pero no siempre se han relacionados de manera sistemática y visibles, mencionaré algunas con las cuales he participado y otras que conozco.
Fui miembro de la Cofradía de la negritud, creada por Néstor Mesa, su cofrade principal, que efectuaba sus actividades desde la Casa Comunitaria de la Ceiba, en el municipio Playa, que eran comentadas y publicadas por Tato Quiñones desde su boletín La Ceiba, fuente de obligada consulta para la historia de nuestro atípico movimiento. Tato y yo fuimos incluidos en la Cofradía como primer y segundo cofrades respectivamente.
Pertenezco al Club del Espendrún, formado por activistas comunitarios, artistas raperos, escritores y académicos, que ha realizado numerosos talleres para preparar y empoderar a mujeres como artesanas, peluqueras, muñequeras y en otros espacios laborales; además de impartir cursos sobre aspectos de nuestra historia o abordados de manera objetiva y amplia por nuestra historiografía.
Color Cubano, programa de la UNEAC, fundado por Gisela Arandia, jugó un importante papel mediante la transformación del solar La California, en un edifico de apartamentos y también al aglutinar un grupo de intelectuales que demandaron la representatividad étnica en los programas televisivos
La Red Barrial de Mujeres Afrocubanas, ha desarrollado desde el municipio La Lisa, similares talleres para el empoderamiento de la mujer. Este grupo se ha vinculado con organizaciones internacionales como se evidencia por el apoyo recibido para la realización de las cartografías sociales: a) Iroko el espíritu de lo sagrado. Identidad de la comunidad La Ceiba. Balcón Arimao, La Habana; y b) La Marina. Barrio. Identidad, Religion, y Tradición.
La Alianza de Unidad Racial, que asesora y difunde los derechos constitucionales entre las personas que solicitan asesoramiento de los abogados que la integran, presidida por Deyni Terry.
¿Hay diferencias entre las agendas antirracistas existentes? ¿En qué coinciden? ¿Tienen una índole ideológica?
Tomás Fernández Robaina: Las diferencias radican en que unas son más críticas al considerar que desde el punto de vista oficial no se toman medidas inmediatas para eliminar la no siempre sutil discriminación laboral y social; también demandan el incremento de la divulgación de las historias y hechos de los africanos y sus descendientes silenciados por la historiografía eurocéntrica tradicional del país. Otras olvidan la imposibilidad de la sociedad capitalista contemporánea para erradicar el racismo y sus secuelas.
Hay agendas opositoras a la Revolución que consideran la problemática racial actual como resultado de la no priorización de programas oficiales para atacar el racismo.
¿En qué medida interactúan con movimientos u organizaciones internacionales?
Tomás Fernández Robaina: Debido al interés de la Articulación Regional Afrodescendiente de América Latina y el Caribe (ARAAC), demandando la presencia de nuestros grupos antirracistas en los eventos antirracistas internacionales, asistimos al celebrado en Caracas en el 2011, donde se expusieron criterios que negaban la existencia del problema, y otros que explicaban los modos como lo enfrentábamos. El 20 de mayo del 2013, se constituyó y oficializó el capítulo cubano de ARAAC mediante la actividad organizada con ese fin en la Biblioteca Nacional, y se designó al Instituto Cubano del Libro como el órgano de relación oficial que lo atendería. Noble propósito no logrado por causas internas y externas muy complejas.
¿Cuál es su capacidad de comunicación con los distintos sectores de la sociedad?
Tomás Fernández Robaina: No creo que exista una capacidad de comunicación generalizada en el presente, aunque es evidente que cada grupo en el municipio y barrio donde radica tiene contactos con la población de esas comunidades. Pero hasta el momento no he tenido noticias que las actividades realizadas por ellos, se efectúen de manera sistemática y mancomunada con los sindicatos, centros de enseñanza media y superior. Justamente una de las debilidades que observo en la lucha antirracista es el no realizar con frecuencia acciones locales, provinciales y nacionales apoyadas por las organizaciones de masas y políticas como los CDR, los sindicatos, la UJC, y el Partido para estimularla, ampliarla y visibilizarla.
¿En qué medida ha podido influenciar en el campo de la política?
Tomás Fernández Robaina: No debe haber duda que en virtud de las acciones comunitarias desplegadas en nuestra sociedad, la presencia étnica de nuestros hombres y mujeres en los espacios televisivos, ha logrado una mayor visibilidad, conjuntamente con figuras y hechos de la historia silenciada de los africanos y sus descendientes, como resultado de una voluntad política no expresada de manera abierta pero se percibe y satisface a los que hemos batallado desde hace décadas para materializar esa finalidad.
¿Cómo solucionarlos?
Tomás Fernández Robaina: Pensar que veremos nuestra sociedad contemporánea libre del racismo, la homofobia, el machismo y de sus secuelas, prejuicios y discriminaciones en el brevísimo espacio de nuestras vidas es una quimera. Pero debemos mantenerla, y hacerla realidad, en gratitud de las luchadoras generaciones que nos precedieron, y en las que nos continuarán a través de los siglos forjando por convicción que el anhelado mundo mejor que todos deseamos es posible.
Para obtenerlo se requieren de metodologías docentes alejadas de la reproducción, consciente o no, de los males legados de la colonia y de la colonialidad. Aplicación sistemática y permanente, desde la enseñanza primaria hasta la universitaria de la historia ocultada por la historiografía eurocéntrica y racista, reproductora de los prejuicios contra los cuales aún luchamos. La incorporación de los medios masivos de comunicación mediante la visualización de los objetivos avances obtenidos como una forma segura de ganar la confianza y credibilidad de lo que se hace por parte de la población.
Catalejo/Temas - Tomás Fernández Robaina - 17 de agosto de 2021
Con esta publicación termina La Letra de Temas 2022. Periodistas como José Alejandro Rodríguez, Abdiel Bermúdez y Armando Franco, historiadores como Fabio Fernández, investigadores como Gilberto Valdés y Carlos Alzugaray, responden aquí a la última pregunta realizada por el equipo editorial de la revista.
3. Si usted tuviera 3 minutos a solas con el Presidente y el Primer Ministro, ¿qué les recomendaría priorizar?
Fabio Fernández. Profesor de Historia, UH
Le insistiría al presidente en la necesidad de asumirnos como una sociedad en crisis, marcada por el despliegue de fuertes contradicciones que llevan más de treinta años incubándose. Subrayaría la presencia en la Isla de nuevos sujetos políticos, esencialmente las nuevas generaciones, cuyas aspiraciones crecientes no encuentran vías de cristalización en la Cuba de hoy; la vitalidad de reconocer las fracturas del consenso político estructurado por años en torno al proyecto socialista y cómo de ello se desprende el reto de hacer política de forma distinta.
Le aconsejaría no perder un segundo en la aplicación de las reformas definidas en los últimos tres congresos del PCC y esbozadas en la Constitución; cultivar el ejercicio de la autocrítica y huir del discurso triunfalista.
Asimismo, valdría recalcarle la obligación de refundar nuestra manera de asumir la comunicación política, lo perentorio de romper con viejos esquemas.
También sostendría frente a él la importancia de potenciar la participación ciudadana y asumir con valentía la existencia del disenso, desde el ámbito de las estructuras del Poder Popular hasta la vida interna de las organizaciones políticas, estudiantiles, sectoriales y de masas.
Toca recomendarle que prosiga con el proceso de intercambio con actores diversos de la sociedad civil, que se mantenga y amplíe el trabajo en las comunidades desfavorecidas.
Además, le llamaría la atención respecto a que la Cuba mejor por la que apostamos requiere codificar en leyes los derechos y garantías refrendados y ampliados por la nueva Constitución. A su vez, lo exhortaría a no desmayar en el empeño de conectar ciencia y política y en la apuesta por la asunción del universo de la informatización y las nuevas tecnologías como elemento consustancial para el progreso del país.
Por último, le remarcaría la obligación de pensar en la gente de a pie, esa para la cual ha de trabajar todo liderazgo que busque, día a día, ser legítimo ante los ojos de su pueblo.
Carlos Alzugaray. Politólogo
Lázaro Mora. Vicepresidente, Sociedad Económica de Amigos del País
Abdiel Bermúdez. Periodista
Cuando las necesidades son tantas, decidir lo prioritario es complicado. Me arriesgo: hoy no pocas decisiones (y bandazos) en Cuba parecen moverse al compás de las redes sociales, que no son la realidad misma y se “movilizan” a partir de algoritmos, bots y bajas pasiones. Pretender que la vida transcurre en la red, y ser actores de una puesta en escena virtual, aderezada con atisbos de realidades, flaco favor le hace a las estrategias diseñadas diacrónicamente, y a las problemáticas más urgentes que enfrenta un pueblo deseoso de encontrar su proyecto de vida en su país, sin que aspirar a más se traduzca en irse de una vez…
Esto no significa obviar los discursos on line que, a fin de cuentas, son seguidos por una generación digital (más de 6 millones de cubanos navegan hoy en redes sociales) e imponen matrices de opinión hipercríticas respecto a la gestión del gobierno. En este sentido, recomendaría a los principales dirigentes del país transparentar la comunicación, con una visión que permita el entendimiento cabal de las políticas que se adoptan como resultado de un abordaje crítico de la realidad. No hay nada que, bien explicado, no pueda ser comprendido; y, en última instancia, siempre se agradece la explicación, que es asimismo una tarea del gobierno. Cuando ha sucedido, ha valido la pena.
Si bien es cierto que nuestros recursos naturales son escasos y no es fácil dirigir un país con las manos atadas (las sanciones a cuantos negocian con Cuba son más amenazantes que la espada de Damocles), también es posible que se cometan errores, o que las decisiones no sean las más certeras en un contexto determinado. Ha sucedido. Pero la autocrítica no es dañina si contribuye a visualizar soluciones. Y hay que desterrar palabras como censura, tabú, polémica, crítica…
Urge compartir una visión plural de la sociedad cubana. No es admisible conectar con los problemas de Cuba tomando como punto de partida lo publicado en medios independientes y extranjeros, porque la prensa oficial hace silencio. Democratizar la información implica apelar a políticas informativas ajenas a una centralización que ya no es posible, y que pone al sistema de medios públicos cubanos y al propio gobierno ante el desafío de la credibilidad. La Revolución solo se sostiene en esa credibilidad. Y tiene las herramientas. Solo necesita aprender a usarlas, y asumir las consecuencias.
Raudilio Martín. Jurista
El propio Presidente, en sus últimos mensajes, ratificó la idea que el bloqueo persistirá, y no se equivoca; es Ley del Congreso de los Estados Unidos y política imperial. En tal sentido, le recomendaría que prohíba a ministros, directores de empresas y funcionarios justificar con el bloqueo sus ineficiencias y faltas de gestión. Para denunciarlo están los políticos y las instituciones especializadas, en boca de los administrativos causa rechazo en la población, que lo ve como justificación y teque.
La lucha contra la burocracia no es del todo efectiva, llevamos años con exhortaciones; hay que pasar a suprimir estructuras y efectuar cambios de verdad en el estilo. La discusión, en la última Asamblea Nacional del Poder Popular, con respecto a la inversión extranjera, fue una demostración del inmovilismo burocrático, ¿hasta cuándo el ministro va a repetir sus explicaciones? Todo tiene límite. También se da mucho burocratismo en las estructuras del Poder Popular, el trabajo directo en las comunidades por parte de la alta dirección del país ha demostrado cuán alejados de la base y del pueblo están muchos de los dirigentes cubanos.
Devolver la vitalidad a la agroindustria azucarera llevará tiempo, esfuerzo y recursos, pero debe ser una prioridad. La nación lo necesita por su historia, sus potencialidades económicas y simbolismo. Es honor nacional, hay que llevar a ese sector cuadros capaces de cualquier sacrificio. El liderazgo actual debe marcar el inicio de la reversión.
Por último, profundizar con urgencia las medidas transformadoras en la agricultura, priorizar el apoyo a los productores y eliminar estructuras intermediarias. Sería muy bien recibida una audiencia con todos los que tienen propuestas y ofrecen soluciones, aunque discrepen desde adentro.
Armando Franco. Periodista
Gilberto Valdés. Investigador. Instituto de Filosofía
Que priorizara el monitoreo del programa de soberanía alimentaria y de educación nutricional, sobre todo de base agroecológica, velando por los obstáculos que frenan las medidas adoptadas para estimular la producción y comercialización de productos del agro. El pueblo necesita percibir los resultados de ese esfuerzo. Se trata de un imperativo político para afianzar el consenso popular en torno a la alternativa histórica de la Revolución, en medio de la disputa hegemónica frente al imperialismo y su estrategia híbrida para la restauración del orden capitalista dependiente en Cuba.
Le diría que, conocida y divulgada la estrategia imperialista del llamado golpe suave, lo más significativo ahora es profundizar en los desafíos que plantea al pensamiento y a la práctica política revolucionaria cubana actual.
Llamaría la atención sobre la necesidad de que el trabajo político e ideológico se atempere a la nueva sensibilidad simbólico-comunicativa y cultural, incluyendo la llamada estetización de la política; más que rechazarla, se trata de oponer un sentido democrático liberador al uso enajenante que hace la dominación capitalista de estos fenómenos globalizados.
Iramis Rosique. Consejo editorial, La Tizza
Las cuestiones relativas a la vida material, en tanto urgencias, deben priorizarse, con las medidas necesarias, aunque sean provisionales. Pero, al mismo tiempo, creo que hay que orientar grandes esfuerzos a la comprensión del momento que vivimos. Cuando escucho el modo en que se lleva el debate oficial sobre la mayoría de los asuntos, me da la impresión de que el primer obstáculo es no saber de qué va el problema. Hace falta un lugar, más allá de la urgencia, para pensar la gran política, qué somos y qué queremos ser como sociedad, qué es o será nuestro socialismo, qué estamos construyendo para las futuras generaciones. Hay que tomarse un tiempo para pensar con profundidad sobre todas las esferas de la sociedad cubana, si queremos salvar el socialismo, porque la ausencia de esa reflexión solo está trayendo que, en el lugar donde antes estuvieron las piezas y partes del viejo socialismo eurosoviético, estas sean sustituidas por “modernas” y “eficientes” piezas del capitalismo. Volverse sobre esto es urgente también, antes de que sea demasiado tarde.
Armando Fernández. Historiador ambiental
SOLO FORMULARIA UNA PREGUNTA QUE DEBERIA RESPONDERSE A TODA LA POBLACION:
¿POR QUE TARDARON 10 AÑOS EN APLICAR LOS ACUERDOS DE TRANSFORMACION QUE SE CONSENSUARON CON LA SOCIEDAD?
José Alejandro Rodríguez. Periodista
En tres minutos, les reconocería el papel que están jugando, en abrir entendederas, dejar atrás muchos atavismos que han demostrado ser inoperantes y mover el pensamiento innovador en todos los órdenes de la vida. Que no extravíen esa acometida saneadora.
Les sugeriría que se creara un observatorio crítico y analítico permanente del propio proceso de transformaciones, para detectar a tiempo las desviaciones en la aplicación de las medidas que se aprueben, o la inviabilidad de las mismas. Un instrumento corrector sistemático.
Les propondría un espacio habitual en la TV, radio y demás medios de comunicación (podría ser mensual), en el cual respondieran preguntas e inquietudes de la población, de cualquier tipo. Someterse al arbitrio y los sentires públicos podría ser una demostración de fortaleza y no de debilidad de nuestro socialismo. Un ascenso en conquistar toda la democracia posible para nuestro socialismo.
Catalejo/Temas - 8 de febrero de 2022
Como en años anteriores, Temas ha invitado a un grupo de destacados expertos para que ofrezcan su visión calificada sobre el año que empieza. Ellos son economistas, sociólogos, politólogos, comunicadores, médicos, promotores, activistas y otros conocedores de diversos campos y prácticas.
En esta oportunidad publicamos las respuestas enviadas por un grupo de sociólogos, investigadores sociales, psicólogos y activistas a la última pregunta de la Letra de Temas 2022.
3. Si usted tuviera 3 minutos a solas con el Presidente y el PM, ¿qué les recomendaría priorizar?
Mayra Espina. Socióloga
Situada en el difícil y complejo lugar de la presidencia, que no quiero para mí, daría más relevancia al corto plazo, considerando que es urgente y dramático para Cuba superar aceleradamente la larga crisis, con una lógica de modernización, inclusión y participación, aceptando y manejando, in situ, los retos, tensiones y contradicciones de la combinación de una economía de mercado que requiere conservar su intencionalidad social y emancipadora, en un escenario externo hostil.
Algunas ideas posibles, elaboradas por la academia, que estoy segura el Presidente conoce, y sugiero volver a revisar, para activar opciones que pueden tener un impacto rápido y consistente sobre la solución de los nudos principales de la crisis:
Marta Núñez Sarmiento. Socióloga
Maritza López McBean. Trabajadora social. Red Barrial Afrodescendiente
Luisa Íñiguez Rojas. Géografa. FLACSO-Cuba
Jorge Enrique Torralbas. Profesor. Facultad de Psicología, UH
La dureza de la batalla ha hecho que su rostro se tense. Sonría. Hágalo como cuando recuerda el acto en Santa Clara. E improvise, como lo hizo ese día.
Aurelio Alonso. Premio Nacional de Ciencias Sociales y Caridad Cruz. Ingeniera. Fundación Núñez Jimenez
Anabel Díaz Hurtado. Socióloga. Universidad Central de Las Villas
Roberto Corral. Profesor. Facultad de Psicología, UH
Rosa Campoalegre. Investigadora. Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas
¿Tres minutos? Cuatro propuestas:
Reiteraría:
Jesús Menéndez. Geriatra. Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud.
Catalejo/Temas - 3 de febrero de 2022
Compartimos ahora la primera parte de las respuestas a la tercera pregunta de La Letra de Temas 2022.
JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ. Economista. Premio Nacional de Ciencias Sociales, 2022.
PEDRO MONREAL. Economista
Modificar con urgencia el sistema actual de gestión de empresas estatales, como paso inicial para el reemplazo de la planificación centralizada, retirando la subordinación que hoy tienen las empresas estatales, grupos empresariales y sociedades mercantiles respecto a los diferentes ministerios, y establecer una entidad de control y gestión de activos estatales –dependiente de la presidencia– para el control estatal directo sobre un grupo reducido de entre 50 a 80 entidades estatales seleccionadas (del total aproximado de 2 000 empresas estatales y sociedades mercantiles que existen en la actualidad).
SILVIO GUTIÉRREZ. Economista, Ministerio de Finanzas y Precios.
JUAN TRIANA. Profesor, Centro de Estudios de Economía Cubana, UH.
OMAR EVERLENY. Economista
Les diría que deben entender que, en el mundo, la empresa estatal socialista nunca ha funcionado. Es mejor tener empresas públicas, con participación accionaria de los trabajadores.
Les diría que el desarrollo de las economías socialistas de Asia se debe al papel concreto que se le dio al sector privado en la economía. Sin más mercado, la economía cubana no avanzará de acuerdo con lo que desea la sociedad. Que 63 años es un tiempo más que suficiente para darse cuenta de las imperfecciones del modelo cubano.
Les explicaría que los métodos que funcionaron en los primeros treinta años de Revolución, hoy son contradictorios y no son aceptados por la población de menos de 40 años, que tienen como objetivo emigrar.
Les diría, por último, que la irritación de una parte de la población que protestó el 11 de julio pasado no ha desaparecido, solo se ha calmado. Que Cuba tiene profundos desequilibrios estructurales en su economía que no se resuelven con medidas coyunturales. Y que la juventud aspira a un país distinto, y si las generaciones anteriores no dejan un camino viable, harán cambios drásticos, que pueden incluso conspirar contra el modelo definido hace sesenta años atrás.
En concreto que deben priorizar todas aquellas medidas que coadyuven al bienestar de la población en el corto plazo, desde la vivienda, la alimentación y el transporte. Que es preferible dejar de invertir en hoteles a corto plazo e invertir en hospitales o servicios de salud.
OSCAR FERNÁNDEZ. Economista
Un esquema de gestión de políticas públicas que explicite los objetivos de cada política, que establezca criterios de medida para cada objetivo, que fije metas conocidas y cuantificables para cada criterio, así como los plazos para evaluarlas, que defina los responsables de implementar estas metas, y que obligue a estos a responder ante el fracaso. Por ahí tendríamos que empezar.
La burocracia que tantas veces ha sido denunciada por las propias autoridades por entorpecer la implementación de las políticas aprobadas por el gobierno, debe someterse al pueblo. El gobierno tiene el deber, si seguimos soñando con el Socialismo, de implementar un sistema de escrutinio real sobre su gestión, que posibilite apreciar los logros reales y, a la vez, permita a los ciudadanos confrontar el discurso triunfalista y justificativo que, en demasiadas ocasiones, se blande para maquillar errores; un sistema que permita exigir la remoción de funcionarios que no demuestren las competencias requeridas para sus responsabilidades, que los obligue a servir más al público y menos a sus superiores; un sistema de poder popular.
Pero incluso antes de aspirar a un sistema de gestión de gobierno basado en metas públicas y rendición de cuentas, faltan esencias por definir. Por ejemplo, ¿cuáles deben ser los indicadores adecuados para evaluar el desempeño del conjunto de la economía en su evolución hacia los objetivos de un desarrollo socialista? ¿Se puede medir el éxito económico del proyecto cubano únicamente en términos de Producto Interno Bruto? Resulta imprescindible avanzar creativamente hacia la construcción y utilización de indicadores de otra naturaleza, que permitan evaluar tres dimensiones fundamentales: a) la mejora real percibida por la población en su calidad de vida, b) la evolución de la capacidad adquisitiva del trabajo como principio sistémico esencial, y c) la variación en la productividad en el uso de los factores productivos, indicativo del avance en la transformación estructural requerida para la superación del subdesarrollo.
MIGUEL FIGUERAS. Premio Nacional de Economía, (2007).
En los veinte meses de lucha exitosa contra la pandemia, se implantó un sistema de trabajo gubernamental muy satisfactorio, que desplegó un funcionamiento diario de coordinación y seguimiento por el Gobierno, con amplia información a toda la nación y la incorporación de la voluntad de todos los cubanos a estos propósitos. Con mucha creatividad se articuló la incorporación del potencial científico y profesional en una misma dirección.
Una forma similar de trabajo se reclama con fuerza para transformar el escenario de las exportaciones cubanas repitiendo el funcionamiento sistemático del Gobierno, revisando las acciones de cada uno y facilitando la coordinación entre todos.
Hay que ganar conciencia entre todos los cubanos del gran retraso en que estamos en generar ingresos externos.
Las exportaciones mundiales suman 25 077 miles de millones de dólares. El promedio anual de exportaciones por habitante del mundo sobrepasa los 3 500 dólares. En el conjunto de las naciones del Tercer Mundo, ese se promedio es más bajo: 2 000 dólares. Pero en Cuba, ejemplo en muchos campos para esos países, es mucho más bajo; escasamente promedia 500 dólares por habitante. Parece inconcebible, la nación que encabezaba, en 1920, el orden de los países con mayores niveles per cápita de exportaciones, ha retrocedido tremendamente.
Hace sesenta años se luchó y se ganó la pelea contra el intento de aislar a Cuba, la estrategia diseñada por el imperialismo estadounidense. Se readaptaron las importaciones a las nuevas normas y condiciones con que comerciaban los países socialistas, y otras naciones que no se plegaron a las órdenes imperiales. No fue fácil, pero fue exitoso.
Ahora es necesario ganar la pelea con las exportaciones y cambiar todo lo que haya que cambiar para lograrlo.
Catalejo/Temas - 1 de febrero de 2022
Continúa La Letra de Temas 2022 con la segunda parte de las respuestas recibidas a la segunda pregunta del equipo editorial de la revista. Sociólogos, psicólogos y otros investigadores sociales exponen su visión de lo que puede traer este 2022.
Alejandro Gil reconoció los cálculos erróneos para incrementar salarios y pensiones, pero declaró que solo los resolverá la transformación de la estructura productiva. Fue un cubo de agua fría para las trabajadoras, especialmente las profesionales, quienes confiaron en el crecimiento de sus salarios 4,5 veces. La inflación incontrolada y mal pronosticada no solucionará, ni en corto ni en medianos plazos, la pirámide invertida existente desde 1991. Las siete regulaciones legales emitidas en 2021 para mantener los avances de las mujeres están bien intencionadas y muy interconectadas, pero no tienen una “operacionalización” inmediata y eficiente en la cotidianidad. El primer obstáculo está en la economía y en las finanzas.
Esos documentos priorizan solucionar la segunda jornada, pero mientras no se identifique localmente los obstáculos y se controlen, será letra vacía. Entre estos enfatizo, además de la nula capacidad de compra de los ingresos en el hogar, las múltiples diferencias en las carencias de vivienda y de los equipamientos electrodomésticos; la falta de políticas públicas específicas para atender a los ancianos y discapacitados en los hogares , complementada con derecho a asistir a instituciones tipo “CITED”; el cierre durante treinta años de círculos infantiles; las deficiencias del MINED que obligan a pagar repasadores; los insuficientes servicios comunitarios para mantener una calidad de vida decorosa (desde los consultorios, las bodegas, las farmacias hasta la perenne falta de gestión de los delegados del Poder Popular).
La baja natalidad existente desde 1978, no se elevará porque depende de muchas variables, entre las que priman el acceso de la mujer al empleo, la falta de viviendas dignas para que las nuevas familias críen a sus hijos, los recursos cada vez mayores para ello, el control que las mujeres ejercen sobre sus cuerpos por su acceso a la planificación familiar y a la interrupción del embarazo. Esta es una tendencia en países desarrollados que está presente en Cuba y hasta en las cubanas que emigran. Priorizar viviendas para madres con más de tres hijos es una justa medida de asistencia social, pero NO una política pública para elevar la natalidad. Tampoco lo es acceder a la maternidad asistida, que es un derecho ciudadano de las parejas infértiles que lo deseen.
Es, sin duda, un proceso encomiable, que requiere de un tiempo para que las personas beneficiadas interioricen y valoren en toda su magnitud las transformaciones que se identifiquen y aprueben. Considero que se debe profundizar en el concepto de vulnerabilidad, y su especificación. Vulnerable a qué o en cuál situación. Barrios que han cambiado su denominación de ilegales, insalubres, precarios, y ahora vulnerables, evolucionan hace décadas, tienen una variedad de edades, privaciones, orígenes, procedencia de sus residentes, entre otras características.
Refundar el consenso social es esencial para lograr la cohesión social evidentemente fracturada. El gobierno nacional ha dado señales de establecer el diálogo como estrategia. Sin embargo, es contradictoria la presencia de discursos que refuerzan la polarización social, especialmente en los medios oficiales de prensa. El reconocimiento del disenso interno y sus diferentes gradaciones sigue ausente. Si no se nombra, no se podrá lidiar de forma efectiva con él. Por el contrario, parece por momento que se ha vuelto a la consigna como estructura argumental. Es preciso una estrategia articulada de reconocimiento e inclusión de este fenómeno en la dinámica política del país. También, en cómo los medios de prensa lidian con un fenómeno creciente. Aquí el axioma es: aunque no se publique ni se hable sobre él, seguirá existiendo.
Las medidas de los últimos dos años, traducidas en resoluciones, decretos o leyes, han crecido exponencialmente. Tienen en común la voluntad de cambio, pero también quedar atrapadas en limitaciones de interpretaciones con sesgos políticos, alejadas de los principios del socialismo. El manejo de la economía y la política social con escrúpulos ideológicos excesivos, sesga su efectividad y sostenibilidad. Parafraseando a Juan Valdés Paz, hemos tenido claro nuestro proyecto de nación y ese es invariable, pero aún no encontramos la fórmula para comprender que el proyecto de sociedad socialista es variable.
Las condiciones internas y externas que propiciaron los acontecimientos del 11 de julio no se han modificado en lo esencial. Incluso algunas, se han profundizado. No sería de extrañar, por tanto, que eventos similares, en diferentes escalas, se repitieran, especialmente en la región central del país.
A los ataques a la figura del presidente se ha contrapuesto como estrategia su centralización, al menos comunicacionalmente. La fortaleza del nuevo liderazgo radicará en su capacidad para la conducción colectiva y su expresión en niveles diversos. Por eso, televisar constantemente al presidente o mostrarlo supervisando cada tarea de gobierno, es caer en la trampa de reproducir un modelo centralizado. Contrario a ello, se debe estimular la diversidad de nuevos liderazgos en todos los niveles, mostrarlos y darles el lugar que ocupan.
En 2022 continuará la aplicación de las 63 medidas aprobadas por el Estado para dinamizar la agricultura y potenciar la producción de alimentos. Ellas benefician a los productores por la disminución de costos de producción, incremento en el pago de productos, facilidades crediticias, mayor autonomía de mercado y entrega de tierras ociosas. La mayoría de estas medidas busca resultados en el corto plazo y requiere de un aumento del subsidio estatal. La ligera mejoría observada en los suministros de productos al mercado ha venido acompañada de un crecimiento desfasado de los precios al consumidor. Este desfase es reconocido como un problema de primer orden. Unido a esto se mantienen las tensiones en la población, generadas por la insuficiencia en la oferta de alimentos.
El Estado extenderá este año la búsqueda del perfeccionamiento de la empresa estatal por el camino de la adopción de una contabilidad más ajustada a los costos de producción, la lucha contra la corrupción y el burocratismo, la racionalización del trabajo, la incentivación salarial con base en la eficiencia, la apertura al capital extranjero para la modernización, la reducción de importaciones y, ante todo, la autonomía para la gestión incluyendo el comercio exterior. Se espera que estas políticas aporten competitividad a la empresa estatal en una economía que se diversifica con el crecimiento de los sectores no estatales. Sobre esto último, preocupa el énfasis que se está dando a la constitución de las micro, pequeñas y medianas empresas privadas, a diferencia de las cooperativas no agropecuarias de producción y servicios, que sí son una expresión de economía socializada.
Las exigencias de la economía, dentro de una continuidad de la pandemia para 2022, están obligando a la modificación consecuente de prácticas en las estrategias de salud. Al mismo tiempo, con el logro significativo de crear vacunas propias, la versatilidad del virus Sars-cov-2 para producir variantes, da lugar a un alto grado de incertidumbre, tanto en el tratamiento como en el manejo de las secuelas que el contagio puede provocar, y ocasiona, entre otras cosas, una fatiga visible en el personal de salud, agravada por las limitaciones de instrumental y medicamentos (también para otras enfermedades). Esta problemática no resuelta, introduce manifestaciones de corrupción que gravitan contra la población y afectan el prestigio ganado por la mayoría de los profesionales de la salud y del sector en su conjunto.
Sería necesario, en primer lugar, evaluar qué modelo de desarrollo se pretende construir y cómo eso impacta en la transformación necesaria del proyecto social cubano. Tener claro cuál es el objetivo final –no solo por la máxima dirección del Estado, el gobierno y el Partido– determinará, en buena medida, todo acuerdo o proyecto que se pretenda implementar; no se puede mantener un estilo de contingencia o de improvisación ante circunstancias o problemas. Dentro de las políticas a debatir y aprobar tendría que estar todo aquello que regule, explique y gestione la práctica política de la autonomía municipal, que le da poder real a la población, mediante la representación de gobierno, de proyectar y construir el desarrollo que se revierte en calidad y mejoras de las condiciones de vida, lo cual impacta en todas las esferas.
Los procesos formativos, por su parte, también ameritan nuevas maneras de funcionabilidad y modelos educativos que logren promover la producción del conocimiento y no la reproducción de esquemas importados de experiencias que no tienen reflejo concreto en las múltiples realidades de nuestra sociedad. Es importante el reconocimiento de la alianza entre los componentes de la tríada conocimiento-práctica-investigación. Los marcos legislativos tienen que ser expresión de aquello que en la vida cotidiana tiene raíces concretas y que, por norma, regula toda actividad social; por tanto, la necesaria articulación, de manera horizontal, tiene que ser la vía para lograr políticas que contengan fenómenos de alcance global como los temas demográficos y grupos vulnerables por su condición económica, cultural y social; la incorporación de infraestructura tecnológica y su uso efectivo, la producción de alimentos y el desarrollo cultural y educativo desde la perspectiva ideológica, entre otros aspectos. Punto y aparte resulta, asimismo, todo aquello que se refiere a la empresa estatal socialista y otras formas de gestión donde es determinante tener muy claro de qué desarrollo estamos hablando en la Cuba del siglo XXI.
La economía está en una crisis total. Levantarla requiere cambios importantes en la manera de realizarla, pero más aún, en las ideas preconcebidas acerca de las relaciones entre las fuerzas productivas y su efectividad. A mi modo de ver, la insistencia casi compulsiva en la superioridad de las empresas estatales es una ficción que la propia historia rechaza. No significa que el Estado no sea el propietario de las empresas estratégicas de la economía, pero sí que renuncie a ser el propietario de casi todo. Se están haciendo algunas regulaciones en este sentido, pero el asunto no está en aceptar las empresas privadas, sino en el grado de articulación con las demás y los efectos de un control excesivo que ha impedido muchas veces su florecimiento. En cuanto a las empresas estatales su funcionamiento no depende de las exhortaciones continuas de los dirigentes a trabajar más, sino a que los trabajadores simplemente no trabajan. Es necesario investigar el factor humano, porque este es el que falla. Son varios factores que será necesario investigar y atender.
El clima social es tenso, generado por la ansiedad pospandemia, la situación económica de escasez, y una mirada política estrecha que no cambia suficientemente. Requiere un diálogo con todos, como se ha comenzado a realizar, un análisis crítico de la realidad y de los problemas por resolver, pero que muestre los logros de una manera veraz. Todavía hay mucho por recorrer, los pasos son aceptables, pero es evidente que existen fuerzas políticas que lo retrasan, lo desvían o lo niegan. Insistir en la continuidad absoluta es negar que la situación ha cambiado y el país tendrá que aceptar una cuota bastante alta de disensión e inconformidad. Será necesario modificar el sistema político, los mecanismos de comunicación social, aceptar organizaciones no gubernamentales que planteen otras miradas y otras soluciones. Tal vez renunciar a la tradición de un autoritarismo que se repite a todos los niveles del gobierno.
El bloqueo va a continuar, pero defenderse de sus efectos requiere soluciones creativas en la economía, la política y el clima social. No basta con denunciarlo y oponerse: es necesario buscar aliados, aunque no coincidan con el sistema social cubano. Algo se está haciendo, pero es necesario publicarlo y estimularlo.
De los problemas listados, destaco la preservación de las conquistas sociales históricas que engloba asuntos de índole material e espiritual. Si bien siempre ha sido un objetivo clave la atención a las condiciones de vida y trabajo de la población, ello no se ha logrado de manera sostenida, y ha mostrado altas y bajas, derivadas de factores externos e internos.
Las políticas públicas en este campo, al calor del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030: propuesta de visión de la nación, ejes y sectores estratégicos han priorizado la atención a los grupos en situación de vulnerabilidad e, insisto, no “vulnerables”. Ello es positivo, pero la contradicción aún se muestra en el enfoque asistencialista y sectorial, así como el insuficiente nivel de participación. Es preciso avanzar hacia uno integrado y participativo en todas las fases de la política, desde el diseño hasta su evaluación.
Estos tiempos exigen transitar del universalismo en general a una perspectiva interseccional en política pública, que refleje no solo el cruce de las variables principales de la matriz de desigualdad social, sino sus fuentes. Y en esas intersecciones –clase, “color de la piel”, género, generación, territorio, identidad de género, orientación sexual, discapacidad…–, hallar los grupos que no solo requieren mayor atención, sino en los que podemos encontrar nuevas respuestas. No solo debemos “atenderlos”, sino escuchar, examinar sus prácticas y aprender juntos. No solo dar, se trata de compartir, de/re/des/co/aprender.
Es crucial, la participación comunitaria real y los diálogos productivos intergeneracionales en todos los ámbitos-familiar, comunitarios, laboral, escolar, político, cultural…, así como eliminar las etiquetas sociales estigmatizantes hacia los barrios, personas o grupos sociales en la referida situación.
Otro asunto que priorizar es la necesidad de desterrar los eufemismos en el discurso político, en los imaginarios sociales, la legislación y en la información pública. Sin información accesible no puede haber soluciones, ¿cómo participar entonces? La ruta es entender, denunciar, nombrar los problemas como son. Los relacionados con el racismo y la violencia en Cuba son ilustrativos de esta necesidad. El Programa Nacional de lucha contra el racismo es un avance; ampliemos su divulgación y el diálogo en/con/desde las comunidades, también con las ciencias sociales y las familias. Aprovechar la oportunidad que representa es el reto inaplazable al que todas las personas debemos contribuir.
Uno de los denominadores comunes de cualquier política o decisión que tome nuestro país es la falta de dinero y la dificultad para el manejo de divisas, desde y hacia el extranjero. La disminución de los costos y el aumento de la productividad son vasos comunicantes de las tres propuestas de abajo:
Catalejo/Temas - 31 de enero de 2022
Como en años anteriores, Temas ha invitado a un grupo de destacados expertos para que ofrezcan su visión calificada sobre el año que empieza. Ellos son economistas, sociólogos, politólogos, comunicadores, médicos, promotores, activistas y otros conocedores de diversos campos y prácticas. Esta vez, les hemos sometido tres preguntas, cuyas respuestas publicaremos sucesivamente durante los próximos días en esta serie.
En esta ocasión se publican las respuestas a la segunda pregunta realizada por el equipo editorial de Temas. Hablan los economistas:
1. En relación con la inflación, la política anunciada solo plantea elevar la oferta con producción nacional. Sin embargo, ese objetivo requiere financiamiento y aseguramiento que demanda divisas. Por otro lado, la cifra de un 70% de inflación al cierre de 2021 está subvalorando la economía no estatal e informal, que tiene un peso creciente en el consumo. La política debe tener de inmediato una compensación para las capas de menores ingresos, ya que 46% de los jubilados tiene pensiones mínimas y el número de núcleos vulnerables que deben recibir asistencia social creció 48% en 2021. Adicionalmente, un programa para controlar la inflación debe partir de hacer descender el precio del USD en la economía informal y revisar la ficha de costos de las producciones y servicios estatales que están infladas a partir de la Tarea Ordenamiento.
2. La renegociación de la deuda vencida y no pagada es esencial para la economía cubana, pues los créditos externos no se reanudarán si no se pagan los atrasos, al menos parcialmente. Hay que ir a fórmulas de pago que se emplearon en el Período especial y dieron resultados, tales como swap de deudas, pago por inversiones, emisión de bonos para garantía de pagos. La situación es un freno total para que fluya la IED, pues se deben dividendos vencidos y no pagados de las entidades que ya han invertido en Cuba.
3. La oferta de alimentos de bajo costo es esencial para la población que gastaba en 2017 entre 55 y 71% de sus ingresos en ese renglón. Adicionalmente, hoy se ha deteriorado el consumo proteico y energético, según estimados, como consecuencia de la crisis y de la COVID, con respecto a los datos de 2017, que ya mostraban deterioro en relación con años anteriores. Se requiere una mayor inversión en la producción de alimentos, que tiene en plan solo 12% del total para 2022.
Reforma económica estructural. De los siete objetivos priorizados por el Ministerio de Economía y Planificación para 2022, hay cuatro que se refieren directamente a cuestiones relevantes para una reforma estructural (estabilización macroeconómica, empresa estatal, comercio interior, y descentralización municipal). Parecen existir dos problemas principales: a) repetición de un mal diseño de secuencia al asumirse que una macroestabilización pudiera ser exitosa en ausencia de cambios estructurales previos que incluyan modificaciones en el peso del sector privado y que le concedan al mercado una función crucial, y b) adoptar el supuesto cuestionable de que la empresa estatal es el “sujeto principal” de la economía, en vez de considerar que los sujetos principales son el Ministerio de Economía y Planificación, unos pocos conglomerados, y –a un nivel superior– el Buró Político del PCC. En ausencia de una reforma estructural, algunos instrumentos claves de la macroestabilización como los precios y los mercados mayoristas (especialmente los de medios de producción) no van a poder funcionar bien.
Estructura deformada de la inversión. Con un patrón de inversión que asigna 42,3% de la inversión total a servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler, pero solamente 3,3% al sector agropecuario y 14% a la industria, cualquier reflexión sobre el desarrollo nacional es intrascendente. Sin seguridad alimentaria y con un sector manufacturero mermado y descapitalizado no se avanzaría hacia el desarrollo. (Nota: Datos de la ONEI para el período enero-septiembre de 2021).
Producción agropecuaria. Probablemente es el área en la que se acumulan los mayores fracasos de la gestión económica del país desde que la actividad comenzó a declinar con anterioridad a la crisis de la pandemia. La razón es una obcecación estatista divorciada de la realidad de un sistema agropecuario con muy alto peso privado, especialmente de usufructuarios. Se necesita una modificación sustancial del actual esquema de usufructo, con términos de arrendamiento mayores, fuertes garantías legales, mercados del derecho de arrendamiento, y aumento de la escala de fincas, todo ello dentro de un esquema encaminado a pasar a un agro moderno basado en la integración vertical entre productores agropecuarios privados y las PYMES privadas en otras actividades, para favorecer las ventajas de la escala e intensidad de capital.
1. El reto de incrementar la producción nacional, específicamente la agropecuaria, es complejo. La casi inexistencia de fertilizantes y pesticidas, insuficientes combustibles, piezas de repuesto, semillas de alta calidad y otros factores, no permiten altos rendimientos agrícolas y exigen más fuerza de trabajo en el campo, que requiere altos salarios por el impacto de la inflación.
La liberación del crecimiento de los precios minoristas, nuevas modalidades de organización del trabajo agrícola, como los llamados colectivos laborales que proveen más independencia y responsabilidad a los trabajadores, el mayor uso de la ciencia y la innovación en la producción, fundamentalmente con recursos propios y la explotación de más áreas de siembra deben conducir al incremento de la oferta de productos alimenticios.
El vínculo más directo con los productores agropecuarios de las empresas y las organizaciones que los representan armoniza la aplicación de las políticas y permite su perfeccionamiento constante.
2. En los últimos años se aprecia un fortalecimiento de la agresividad ideológica del gobierno de los Estados Unidos contra nuestro país, aprovechando las posibilidades que ofrecen las redes sociales. A la vez, ha ocurrido una renovación, por parte de la dirección del PCC, de las formas y métodos de su respuesta a este fenómeno, a través de medios de divulgación estatales, redes sociales, así como del trabajo directo con las masas: información pública inmediata, transparente y veraz, respaldada con fundamentos que explican nuestras realidades y desacreditan a los personajes propagandísticos desde el imperio; calificativos de “odiadores”, “gusis” u otros epítetos a los llamados influencers, que identifican ante la población los objetivos perversos que persiguen.
Por otra parte, la atención a barrios pobres y los intercambios con organizaciones no gubernamentales, entre otras acciones, exponen un carácter humano, social y humilde de la Revolución, que demuestra su continuidad histórica.
1. Toda reforma, si es verdadera, produce cambios de significación; algunos pueden ser anticipados, otros no pueden ser previstos. Parte de esos cambios son afines al propósito de la reforma, otros, lógicamente, no lo son. Lo importante, desde mi perspectiva, es el saldo. Quedar a mitad de camino es la peor de las decisiones.
2. Nuevos espacios económicos, algunos inéditos, generan nuevos intereses. Conducirlos adecuadamente solo es posible reconociéndolos. Esto significa entender y aceptar las diferencias y conceder espacios de participación. Creo que los que tenemos hoy no son suficientes. Por ejemplo, existen mas de 1,3 millones de trabajadores no estatales, ¿cuántos diputados con esa condición tenemos hoy? Ya tenemos más de mil propietarios privados de empresas, ¿es o no necesario un espacio institucional –y, de hecho, político– para ellos? ¿Resulta o no necesaria una institución que agrupe a todos los cooperativistas, sin distinción de sectores?
3. Este es un viejo tema no logrado jamás. La verticalidad en la conducción de la economía no se alcanza solo fomentando una mayor autonomía de los gobiernos locales. Hay una cultura asimilada y aprendida por muchos años, de verticalidad y de corporativismo sectorial. Se requiere de acciones positivas que neutralicen/recorten/reduzcan ese poder. Hay acciones afirmativas imprescindibles, desde lograr un presupuesto nacional más participativo y promover una cultura de la participación mas activa y decisiva de los gobiernos locales, hasta obligar a la consulta y hasta a la autorización de las asambleas territoriales para la adopción de planes /medidas/ acciones desde los ministerios ramales que impacten en los territorios. La ley de empresas, cuando se apruebe, debe ayudar a romper esa verticalidad, siempre y cuando proteja de forma real la autonomía de las empresas y también el derecho de los empresarios a tomar decisiones. Si la futura ley genera suficiente transparencia en estos asuntos, entonces se habrá ganado un gran paso.
Para el abastecimiento a la población habría que pensar en la posibilidad de permitir la entrada al país de empresas transnacionales de comercio minorista o mayorista, europeas, asiáticas o latinoamericanas. Eso incentivaría la competencia, en el país, de las empresas nacionales con las extranjeras.
Si se han permitido las pequeñas y medianas empresas, se debería permitir que estas accedan a los mismos canales de distribución que tienen las estatales; es decir, salir por su cuenta a importar directamente.
Se debería ser coherente con la ampliación de los oficios de la categoría profesionales para formar empresas privadas de arquitectos, abogados, etc. Por ejemplo, hay una contradicción en crear cooperativas de la construcción y no permitir que un ingeniero civil los apoye en su acción constructiva.
El proyecto de Ley de empresas que se discutirá en el Parlamento en 2022 ya debería estar circulando para que expertos y académicos en general revisen sus propuestas y aporten criterios para su fortalecimiento.
El gobierno sigue actuando con incoherencia y no acaba de entender que la economía es una ciencia que tiene reglas propias. Por ejemplo, si el Estado no vende MLC, pero sí productos en esa moneda, el mercado informal de esa divisa necesariamente iba a crecer, y subirá de acuerdo con la demanda de la misma, afectando a la población en general, especialmente a los que no reciben MLC y tienen que adquirirla.
La anunciada reunión sobre La Nación y la Emigración debe llevar en su agenda propuestas concretas sobre el precio y la vigencia del pasaporte, el tiempo de estancia indefinido en el exterior, entre otras; no solo una acción de proclamas políticas. Aún hay voluntad de la diáspora cubana en participar en la reconstrucción nacional de Cuba, pero con reglas claras y precisas.
Corregir las distorsiones que nos deja el ordenamiento, en un contexto de expansión del comercio dolarizado, constituye el reto principal. Es cierto que la devaluación de la tasa oficial contribuye a una mejor medición de los hechos económicos y permite retribuir mejor a los exportadores; sin embargo, no producirá el ajuste necesario sobre todas las empresas. Primero, porque muchas empresas ineficientes que pasan a números rojos ante la nueva tasa, intentan amortiguar el encarecimiento de sus insumos en divisas a partir de ventas directas en MLC. Por otro lado, este ajuste requiere la disposición política para cerrar empresas ineficientes y redirigir ese empleo hacia otras actividades, acompañado de un mecanismo que ofrezca cobertura de seguridad social a corto plazo.
Lo cierto es que volvimos al mismo –o a un peor– lugar. Al cabo de un año se mantienen múltiples monedas en circulación y no se garantiza convertibilidad ante la tasa de cambio fijada, no se realizan operaciones de venta a las empresas ni a la población, por lo que los mercados informales cotizan las divisas a una tasa de más de tres veces respecto a la oficial. La situación es compleja y se requieren soluciones creativas para que el gobierno pueda intervenir como oferente en los mercados de divisas y lograr una regulación a la baja, tal como se hizo durante el escenario de los 90.
Una de las opciones sería reforzar los mecanismos centralizados de asignación de divisas, como ocurrió desde 2008. Pero ello solo conseguiría amarrar nuevamente la dinámica de las empresas estatales a la discrecionalidad de la asignación central y, con ello, evaporar las esperanzas de una reforma descentralizadora.
Ahora bien, independientemente del desenlace de las políticas macroeconómicas, es de esperar que el avance de la reforma incremente brechas de desigualdad que se consolidan desde hace treinta años. Sin transformar la práctica de asistencialismo igualitario en un concepto de políticas focalizadas, difícilmente podrá avanzarse en ese sentido. Hay una enorme gama de instrumentos fiscales y crediticios que pueden ser empleados para mitigar las brechas de empoderamiento que perpetúan las desventajas no superadas de determinados grupos sociales.
MIGUEL FIGUERAS. Premio Nacional de Economía, (2007)
Cien años atrás, Cuba ocupaba el primer lugar, entre todas las naciones, en exportaciones de bienes y servicios por habitante. Exportó en 1920 un millar de dólares por habitante. Año tras año fue descendiendo desde aquella posición, y hoy ha pasado a integrar el pelotón de países con menores exportaciones per cápita.
Diez años después de triunfar la Revolución cubana, se decidió ejecutar un gran proyecto: fabricar diez millones de toneladas de azúcar para incrementar las exportaciones y poder pagarles a los países socialistas. No se logró, pero en los años 80 se producía 30% más del dulce producto que en los años 60.
En los años 90, de forma eficaz, se impulsó el desarrollo del turismo internacional.
Iniciando el presente siglo, se lograron altos ingresos, gracias a la exportación de los servicios de salud y de otras profesiones.
Sin embargo, desde el año 2019, los ingresos por exportaciones de bienes y servicios se contrajeron en más de la mitad. Las remesas monetarias, enviadas a sus familiares por los casi tres millones de cubanos que residen fuera de la Isla, se redujeron en dos terceras partes, a consecuencia de las medidas agresivas de la Administración Trump. Milagrosamente, la nación ha podido resistir esta caída en los ingresos.
A partir de ahora urge recuperar y aumentar los ingresos monetarios provenientes del exterior, moviendo todo lo que sea factible. La sola recuperación no será suficiente. Una pequeña economía abierta, con pocas posibilidades de obtener nuevos grandes créditos, debido al nivel de endeudamiento alcanzado, solo puede crecer si el ritmo de crecimiento de sus ingresos externos es superior a la tasa de crecimiento del total de la economía. Se demandara mucha creatividad y mecanismos facilitadores y estimuladores para las exportaciones. Esa creatividad estuvo presente en los últimos treinta años, al fomentarse el poderoso sector del turismo y lograr altos ingresos con la prestación de los servicios médicos y profesionales. En el futuro, otros sectores tendrán que compartir la responsabilidad de incrementar los ingresos externos. Desaparecerán instituciones que ya se tornaron obsoletas, y habrá que emplear nuevos mecanismos, reconstruir organismos lentos y poco eficaces. Incorporar a todos en esta tarea será imprescindible.
Catalejo/Temas - 19 de enero de 2022
A continuación se incluyen las respuestas a la primera pregunta del tercer grupo de expertos, periodistas e investigadores que respondieron a la invitación de Temas:
El progreso de Cuba como nación y como pueblo debería ser el centro de todas las apuestas.
Armando Franco. Periodista.
Observación necesaria
Primer nudo
Segundo nudo
Tercer nudo
Catalejo/Temas - 17 de enero de 2022
Me referiré solo al tema MUJER. El ineficaz aumento salarial no detendrá la emigración de mujeres profesionales al exterior o a sectores privados. La segunda jornada, largamente presente por problemas de vivienda e insuficiente equipamiento electrodoméstico, aumentó por encarecimiento y carencia de alimentos, productos de aseo y medicinas, más la atención a preescolares y escolares en confinamiento, así como asistir a ancianos dondequiera que vivan. Los mal calculados incrementos de pensiones encarecieron sus cuidados. La tradicional morbilidad femenina posiblemente se agravó, no solo por la Covid-19. Carencias perennes impiden realizar proyectos de vida independientes en el país. El embarazo adolescente persiste, por inexistencia de educación sexual institucional y el eficaz proselitismo cristiano contra abortos y contraceptivos. La natalidad no aumentará, y el envejecimiento se incrementará.
¿Cómo reducir las angustias del cotidiano? Es un gran nudo que, de hecho, se relaciona con los siguientes…
Aurelio Alonso. Premio Nacional de Ciencias Sociales
Caridad Cruz. Ingeniera. Fundación Núñez Jimenez
El tema Cuba en Revolución tiende a ser polémico. ¿Nudos? Son múltiples, me atrevo a señalar tres que encarnan tensiones y desafíos:
Catalejo/Temas - 12 de enero de 2022
1. ¿Cuáles son los principales nudos que Cuba tiene que enfrentar en 2022?
En 2021, el gobierno se lanzó en la implementación de varios pendientes de la reforma económica: el reordenamiento monetario, la reforma de la empresa estatal, y la formalización y expansión del sector privado y cooperativo. La combinación de las dos últimas debería comenzar a llenar vacíos en el tejido productivo que permitan mitigar paulatinamente algunas de las restricciones de oferta consustanciales al modelo económico cubano, siempre y cuando se produzca una transformación radical en el mecanismo de asignación de recursos que hoy se conoce como planificación.
Sin embargo, algunos problemas medulares aún persisten a pesar de lo implementado. Entre los pendientes más evidentes se pueden citar:
Catalejo/Temas - 7 de enero de 2022
Revista Temas (RT): ¿Existe un modelo de política de comunicación universalmente aceptado –o diversos modelos propios de distintas regiones o países? ¿Alguno podría resultar más apropiado, útil o viable para Cuba?
Ricardo Ronquillo (RR). En realidad, lo que existen son valores comunicacionales universalmente aceptados. Si se compara, por ejemplo, el Código Internacional de Ética Periodística de la Unesco, veremos que casi todos los demás códigos de esa naturaleza en los distintos países casi los recogen de manera idéntica o bastante parecida, para hablar de valores deontológicos que tienen una enorme significación en el ejercicio de la comunicación y el periodismo. Podría decirse que son valores profesionales y morales universalmente compartidos.
Podemos repasar por capítulos ese código internacional y someterlo a comparación con sus iguales a escala de la mayoría de los países y nos asombraremos de las similitudes y cercanías que comparten.
Pueden mencionarse el derecho del pueblo a una información verídica: El pueblo y las personas tienen el derecho a recibir una imagen objetiva de la realidad por medio de una información precisa y completa, y de expresarse libremente a través de los diversos medios de difusión de la cultura y la comunicación.
La adhesión del periodista a la realidad objetiva: La tarea primordial del periodista es la de servir el derecho a una información verídica y auténtica por la adhesión honesta a la realidad objetiva, situando conscientemente los hechos en su contexto adecuado.
La responsabilidad social del periodista: En el periodismo, la información se comprende como un bien social, y no como un simple producto. Esto significa que el periodista comparte la responsabilidad de la información transmitida. El periodista es, por tanto, responsable no sólo frente a los que dominan los medios de comunicación, sino, en último énfasis, frente al gran público, tomando en cuenta la diversidad de los intereses sociales.
La integridad profesional del periodista: El papel social del periodista exige el que la profesión mantenga un alto nivel de integridad. Esto incluye el derecho del periodista a abstenerse de trabajar en contra de sus convicciones o de revelar sus fuentes de información, y también el derecho de participar en la toma de decisiones en los medios de comunicación en que esté empleado.
El acceso y participación del público: El carácter de la profesión exige, por otra parte, que el periodista favorezca el acceso del público a la información y la participación del público en los medios, lo cual incluye la obligación de la corrección o la rectificación y el derecho de respuesta.
El respeto de la vida privada y de la dignidad del hombre: El respeto del derecho de las personas a la vida privada y a la dignidad humana, en conformidad con las disposiciones del derecho internacional y nacional que conciernen a la protección de los derechos y a la reputación del otro, así como las leyes sobre la difamación, la calumnia, la injuria y la insinuación maliciosa, hacen parte integrante de las normas profesionales del periodista.
El respeto del interés público: Por lo mismo, las normas profesionales del periodista prescriben el respeto total de la comunidad nacional, de sus instituciones democráticas y de la moral pública.
El respeto de los valores universales y la diversidad de las culturas: El verdadero periodista defiende los valores universales del humanismo, en particular la paz, la democracia, los derechos del hombre, el progreso social y la liberación nacional, y respetando el carácter distintivo, el valor y la dignidad de cada cultura, así como el derecho de cada pueblo a escoger libremente y desarrollar sus sistemas políticos, social, económico o cultural.
El periodista participa también activamente en las transformaciones sociales orientadas hacia una mejora democrática de la sociedad y contribuye, por el diálogo, a establecer un clima de confianza en las relaciones internacionales, de forma que favorezca en la paz y a justicia, la distensión, el desarme y el desarrollo nacional.
La eliminación de la guerra y otras grandes plagas a las que la humanidad está confrontada: El compromiso ético por los valores universales del humanismo previene al periodista contra toda forma de apología o de incitación favorable a las guerras de agresión y la carrera armamentística, especialmente con armas nucleares, y a todas las otras formas de violencia, de odio o de discriminación, especialmente el racismo.
Lo mismo podríamos decir acerca de preceptos constitucionales que están prácticamente recogidos en todos esos instrumentos superiores normativos en el mundo, como la libertad de prensa, pensamiento y expresión, que derivan —como los valores éticos—, en las diferentes políticas nacionales de comunicación.
Pero lo cierto es que pese a que se reconocen como valores y principios universales, su plasmación en las políticas y su concreción en la vida práctica de las naciones y de la humanidad pasa por interpretaciones diversas, en correspondencia con las visiones y sistemas ideopolíticos existentes y el lugar que se ocupa en la escala de poder internacional. De lo contrario no tendríamos que estar hablando desde hace ya tanto tiempo que se pierde en la memoria de la necesidad de un nuevo orden mundial de la información, que en realidad no derivó en otra cosa que en el nuevo desorden mundial de la manipulación, que es lo que prevalece en este pandémico siglo XXI. La situación es tan grave, que todos nos ubicamos sin distinción en la denominada era de la posverdad.
Desafortunadamente, la llamada sociedad de la información y sus cumbres mundiales no arrojan tampoco, más recientemente, los equilibrios y la sensatez necesarios en medio de este caos manipulador mundial, sino más bien lo acentúan. Esa es la razón que provoca que las organizaciones de la sociedad civil estén enfrentadas a la forma en que se está configurando la mencionada sociedad.
Está bastante bien estudiado y reconocido que las actividades y los presupuestos orientados al logro de las metas sociales fueron insignificantes en comparación con los enormes cambios forjados por la re-regulación y la privatización de la infraestructura en telecomunicaciones. En América Latina, por mencionar una zona del mundo, todos los nodos de comunicación pasan por Estados Unidos.
Los países más ricos y poderosos tienen su versión muy peculiar de esa sociedad global, que no busca otra cosa que el predominio de sus intereses de dominación e influencia globales en detrimento de los intereses soberanos de los pueblos y sus derechos básicos a una vida digna. No son pocos los que denuncian que esa llamada sociedad de la información debe considerarse como un invento de las necesidades de globalización del capital y de los gobiernos que la apoyan, pese a determinados avances en algunas áreas del mundo, que sin embargo no resuelven las enormes brechas digitales —y otras dolorosas brechas— y sus amargas consecuencias en todos los sentidos.
La crisis total —así le catalogan algunos analistas— que provoca la pandemia del coronavirus está demostrando, por otra parte, la fragilidad de los tan elogiados sistemas privados de prensa, que no faltan quienes lo vean como la solución a los problemas que hemos tenido con la comunicación y la prensa en Cuba. En realidad podría afirmarse que hay una revalorización de la trascendencia de los sistemas públicos en áreas muy sensibles, entre las que no puede desconocerse la prensa.
Esos sistemas privados han sido severamente afectados por el duro resfriado de la pandemia. En Italia ello provocó que las cuatro principales asociaciones de editores de prensa y publicaciones periódicas —AEEPP, ARI, CONEQTIA Y ARCE—, en las que confluyen 260 grupos editoriales y más de 60 millones de lectores, se vieran precisados a enviar un documento conjunto al Gobierno en reclamo de medidas que eviten el derrumbe del sector y la desaparición de publicaciones y periódicos.
La fiebre coronavírica que afecta a la prensa también calienta los termómetros en España, donde los propios responsables del sistema reconocen que la situación de los medios de comunicación se vuelve, nada menos, que «ruinosa».
Las asociaciones de editores de prensa y las de radio y televisión privadas lanzaron un grito, según reconocía el diario El País, pues pese a las audiencias disparadas y un fuerte despliegue informativo, la publicidad se ha desplomado como consecuencia del parón de la economía y las medidas de emergencia adoptadas. Y esto amenaza, advierten, con desencadenar un proceso de ajuste más duro incluso que el emprendido tras la crisis de 2008, que implicaría una fuerte destrucción de empleo si no el cierre de cabeceras y emisoras.
Todo lo anterior les obligó a urgir al Gobierno a establecer medidas de apoyo para sostener su actividad, esencial para los ciudadanos, un plan que pasaría por avales y créditos blandos para las empresas de medios, bonificación en las cuotas de Seguridad Social, a cambio de mantener el empleo, y por reforzadas campañas de publicidad institucional.
Es tanto el impacto del virus que Fernando Yarza, presidente de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA), señaló que «si no se articulan ayudas, va a ser un tsunami y una tragedia para la democracia».
Antonio Fernández-Galiano, presidente de la Asociación de Medios de Información (AMI), que agrupa a las principales cabeceras de prensa españolas, sentenció que se enfrentan a algo inédito, «el desplome de ingresos cuando tenemos menos capacidad financiera que en la anterior crisis».
Todo este panorama anterior demuestra que si algo falta es una política de comunicación universalmente aceptada, o un referente único sobre el cual erigir cualquier modelo. Tal vez el modelo sea realmente aquella idea de José Carlos Mariátegui de que este tiene que ser creación heroica, sobre todo en esta amada Cuba sobre la que se depositan tantos amores, como pesan innumerables prejuicios y aprensiones, mientras se enfrenta a unas de las maquinarias de propaganda y tergiversación más agresivas e inmorales de la historia del mundo.
Como en otros muchos ámbitos de la vida cubana sometidos a profundas rectificaciones hay experiencias y modelos del mundo que sirven como referentes y que, por supuesto, son analizados. Participé del tribunal de una tesis de graduación de la facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, por ejemplo, que resulta muy interesante para analizar las experiencias europeas de modelos públicos de prensa. Uno de los aspectos que más me llamó la atención fue el de la sostenibilidad económica de esos medios, con una combinación de fondos públicos, formas de autofinanciamiento y hasta de impuestos a la ciudadanía.
Por el tipo de sociedad y sistema político que hemos escogido la mayoría de los cubanos, refrendado en la nueva Constitución, no pueden desconocerse las experiencias de transformación que viven los modelos de prensa de países socialistas como China o Viet Nam. También son de interés las constituciones nacidas de los gobiernos populares y de izquierda de América Latina —que debieron enfrentar y enfrentan modelos privados de prensa convertidos en verdaderos partidos políticos, como ha denunciado el expresidente Rafael Correa— muchos de los cuales intentaron hacer más justicieros y equilibrados sus respetivos sistemas de prensa y los que no lo hicieron o intentaron hacerlo lo lamentan hasta hoy.
RT. ¿Cómo se podría caracterizar la esfera pública realmente existente en Cuba, en lo concerniente a acceso a información, medios de comunicación, libertad de expresión? ¿Cuáles prácticas resultan progresivas, y cuáles no?
RR. Desde finales del año 2018 se observa un giro importante en el país. En ese momento manifestábamos que si fuéramos de la Sociedad Yoruba de Cuba, diríamos que la letra del año 2018 había sido la comunicación. Apreciamos, desde la dirección política del país, un cambio en la concepción. La entrevista de Díaz-Canel con Telesur, que llamó mucho la atención por aquella fecha, era muy reveladora en este sentido.
El actual Presidente de la República comenzó por decir en aquel diálogo que la comunicación es importantísima como un recurso estratégico del país, un recurso de dirección política, de conexión con la gente. Una de las ideas más revolucionarias que planteó es que la prensa debería formar parte de los mecanismos del control popular.
Una sociedad tiene distintos mecanismos de control: políticos, institucionales, jurisdiccionales y los mecanismos de control popular. Como consecuencia de las condiciones en que se levantó la Revolución cubana, de permanente agresión, acosada y bloqueada económicamente, muy cercana a los EE.UU., se condicionó que, por lo general, prevaleciera que la prensa formara parte de los mecanismos de control político.
Ahora bien, en los últimos tiempos se ha ido abriendo paso la concepción de que la prensa tiene que formar parte de los mecanismos de control popular. Y el hecho de que Díaz-Canel, que forma parte de la nueva generación de dirigentes revolucionarios del país, esté consciente y haya sido un defensor y uno de los principales impulsores de los cambios en la concepción sobre qué debe ser la comunicación y la prensa en Cuba, nos da una señal de cómo están cambiando las maneras en que veíamos estos problemas hace unos años. Paralelamente se fue desarrollando el denominado Programa de Informatización de nuestra sociedad, pautado por etapas, así como el llamado Gobierno electrónico, que apuntan a darle cuerpo también a la política de comunicación, la primera aprobada después del triunfo de la Revolución.
No olvidemos que la tarea esencial que nos dio el X Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba fue la de fundar un nuevo modelo de prensa pública para el socialismo cubano. El solo hecho de que reconozcamos la necesidad de avanzar hacia un nuevo modelo es una expresión de cambio extraordinaria.
Antes nos confiábamos en que teníamos un sistema de prensa pública muy bien estructurado y teníamos garantizada la hegemonía de las influencias. Pero el escenario infocomunicacional del país ha ido cambiando y ya las audiencias reciben información, criterios a partir de múltiples canales comunicativos que no son, necesariamente, siempre los medios públicos o de las organizaciones políticas y de masas el resto de los medios legalmente reconocidos actualmente en el país. También está cambiando radicalmente la sociedad cubana.
En un debate que hacíamos en el Instituto de Periodismo José Martí, ponía el ejemplo de cómo siempre en los consejos nacionales de la UNEAC, en las reuniones de la AHS, discutíamos en torno a la integración de los medios públicos en la defensa de las llamadas jerarquías culturales. Ahora, muchas veces, sin que ningún medio público les haya dado visualidad a algunos de los artistas emergentes, estos son conocidos más rápidamente que los que aparecen en los medios públicos.
Esto nos dice que la influencia del sistema de medios públicos de nuestro país dependerá de su capacidad para adaptarse a los desafíos del nuevo escenario infocomunicacional. Tenemos que cambiar los códigos.
Hemos reconocido en los últimos años que el modelo de comunicación de nuestro país tiene que superar una crisis estructural en distintas dimensiones. Y no hay que tenerle miedo a reconocer que es una crisis de un modelo que fue exitoso durante buena parte del período revolucionario, pero que ya daba señales de fracturas desde los años 80 del siglo pasado, en los que se llegó hasta plantearse la necesidad de una ley de prensa.
Esos problemas estructurales se expresan en la economía de los medios y de los periodistas, en la relación entre el sistema de medios y el sistema político y de instituciones, desde el punto de vista jurisdiccional, ante la ausencia de regulaciones legales que establezcan claramente cuáles son los derechos y deberes de los periodistas y los medios en el contexto social de nuestro país, y el del resto de las instituciones y la sociedad. Las fisuras son visibles además desde el punto de vista del discurso, dejando atrás las confusiones entre periodismo y propaganda.
Estudiosos de nuestro país, incluido el Premio Nacional de Periodismo José Martí Julio García Luis —ya fallecido—, defienden la idea de que nosotros tenemos que avanzar hacia un modelo más autónomo, más autorregulado, con una mayor capacidad de los medios para tener autonomía editorial y económica. Y una última dimensión de esa crisis estructural, que me parece básica y esencial, tiene que ver con que se ha resentido su credibilidad. Tenemos que ser honestos y reconocerlo.
Después del debate a que se convocó al país tras la toma de posesión del Raúl, en aquel discurso en Camagüey un 26 de julio, aparece por primera vez un cuestionamiento sobre la credibilidad de medios públicos de nuestro país, en un momento en que esa es como la piedra preciosa, la esmeralda soñada de cualquier modelo de periodismo que pretenda ser exitoso en la época de la posverdad.
Es una gran preocupación que nosotros debemos tener. Porque en un contexto en el que nuestros ciudadanos tienen múltiples influencias por diversos canales, incluyendo los que ofrecen las nuevas tecnologías, la influencia que tengan nuestro sistema de medios públicos va a depender esencialmente de la autoridad, prestigio y ascendencia que tenga ante sus destinatarios.
Por otra parte, hay una migración de las audiencias hacia Internet y hacia las redes sociales. Hay datos que dicen que cada cubano que entra a Internet, inmediatamente se une a una red social. En el caso de Cuba, la gente está accediendo a Internet, primeramente, por las redes sociales. Ahí tenemos canales que están movilizando a la gente, formando valores, al margen, a veces, del sistema de medios públicos del país y del sistema de valores que defendemos para nuestra sociedad. ¿De qué manera este sistema de medios públicos es capaz de salir a conquistar a esas audiencias en los nuevos escenarios?
Nosotros tenemos, por un lado, que fortalecer las plataformas tradicionales y, por el otro, avanzar aceleradamente en conquistar los públicos en estos nuevos escenarios. Una buena parte de nuestras audiencias tienen una ciudadanía virtual. Entonces, si nuestro sistema de medios públicos no es capaz de entender el significado de esa realidad para la construcción simbólica de nuestra sociedad, sería un gravísimo peligro para el proyecto político de la Revolución el que no logremos adaptar el sistema de medios públicos a este escenario contemporáneo.
Tras la elección de la nueva presidencia de la UPEC asumimos que el trabajo de la organización tiene tres direcciones esenciales: Una que tiene que ver con nuestra responsabilidad en la sensibilización de toda la sociedad sobre la transformación que implica la Política de Comunicación del Estado y Gobierno para el cambio de las concepciones que hemos tenido. La otra, que cada medio de prensa logre transformar su modelo de gestión editorial y su modelo de gestión económica. Y, finalmente, y no por mencionarlo de último menos importante, representar los intereses profesionales y humanos de los periodistas cubanos.
La Política de Comunicación abre enormes posibilidades de transformación en el sistema de medios públicos del país. Durante muchos años, por mencionar un ejemplo, tuvimos prejuicios en Cuba con el uso de la publicidad y el patrocinio. La Revolución defendió otros conceptos en un período determinado por razones que se justificaron en su momento, pero realmente ha ido cambiado el contexto económico del país. Ahora tenemos pluralidad de formas económicas. Por tanto, la publicidad se convierte casi en una necesidad del nuevo contexto económico, y las regulaciones que existen hoy impiden al sistema de prensa, por ejemplo, usar la publicidad en el sostenimiento económico de los medios. Uno de los problemas a resolver es que tenemos un sistema de medios públicos y sociales excesivamente regulados, al punto de que en algunos aspectos es paralizante, mientras va creciendo un ecosistema en paralelo absolutamente desregulado.
La política de Comunicación va a permitir que los medios públicos del país tengan nuevas maneras de sustentarse, no solo a través de la publicidad. Se está hablando del cambio en los modelos de gestión de la prensa. La política de comunicación nos da tres posibilidades. Primero, el presupuesto del Estado (tenemos una prensa pública y es responsabilidad del Estado sustentar el sistema de los medios públicos); segundo, las formas presupuestadas con tratamiento especial, y tercero, la posibilidad de constituir en Cuba empresas de comunicación.
Es verdad que este tema ha generado debates, porque el país está avanzando hacia caminos inéditos que siempre van a generar puntos de vistas divergentes. Otro asunto delicado que se debate es cuáles serían los medios oficiales y cuáles no; un tema prácticamente tabú en otros momentos.
Una señal de cambio importante es la resignificación o reivindicación de la «transparencia», palabra que causaba bastante rubor o resquemor entre nosotros, a partir de las consecuencias de la glásnost en los países del llamado socialismo real. Estamos hablando con mucha claridad de la necesidad de instituciones transparentes, de rendición de cuentas, de control popular, ciudadano y social.
No es casual que esa sea la palabra que definiera la forma en que nuestro Estado, el Gobierno, las instituciones y el sistema de medios afrontarían la grave pandemia del coronavirus, en medio de la cual han ocurrido fenómenos tan curiosos como la exposición en cadena de graves delitos y hechos de corrupción en nuestros medios, algo muy revelador para nuestros anteriores estándares.
En definitiva, van apareciendo los contornos de ese nuevo modelo de prensa al que aspiramos, que desde mi punto de vista dependerá de tres pilares esenciales: un nuevo tipo de relación entre el sistema de medios públicos y el sistema de instituciones, un nuevo modelo de gestión editorial y un nuevo modelo de gestión económica.
RT. ¿Cómo se diferencia internamente el campo de los medios públicos o estatales? ¿Cómo el de los medios no estatales? Cuando la Constitución establece que “en ningún caso los medios fundamentales de la comunicación serán objeto de propiedad privada,” ¿admite la existencia de medios privados "no fundamentales"? Por otra parte, ¿lo que define a un medio público es solo el tipo de propiedad? ¿Puede un medio estatal no ser público o un medio privado serlo?
RR. Este es un tema de debate en nuestro país desde hace tiempo. Convengamos en que todavía denominamos medios públicos a algunos que no lo son, en base a lo que se reconoce internacionalmente o, al menos, que esa pertenencia puede ser discutida. Tal vez tiene que ver con el hecho de que, por la propia naturaleza y propósitos de los medios en Cuba, todos los fundamentales tienen una innegable vocación de servicio público, con independencia del propietario. Sus perfiles, contenidos, principios y líneas editoriales tienen, indiscutiblemente, una trascendencia mayor, afectada —es honesto reconocerlo—, por mediaciones y dependencias institucionales que se buscan conjurar y que impidieron que los directores —tal como está reconocido en los documentos políticos y programáticos del país en estos asuntos— fueran siempre los responsables de las decisiones editoriales. El ideal en este aspecto en Cuba es la anhelada “autorregulación”, un concepto muy autóctono nacido de la indagación y la lucidez de Julio García Luis, uno —sino el más— prominente de nuestros estudiosos y críticos en este ámbito.
Esto merecería otras profundizaciones, pero lo importante, más que discutir cómo fuimos, y todavía en buena medida aún somos, es que se avanza hacia definiciones más claras y perdurables. No es casual, como ya decía, que estemos haciendo una redefinición de medios oficiales y no oficiales.
La nueva Constitución pone luz en este asunto, al determinar que los medios fundamentales de comunicación social, en cualquiera de sus manifestaciones y soportes, son de propiedad socialista de todo el pueblo o de las organizaciones políticas, sociales y de masas. Si miramos la composición de nuestros medios podemos identificar, muy claramente, con base en esa definición, que está claro que requiere de disposiciones complementarias, como en otros aspectos sensibles de la nueva Carta Magna, en las que ya se trabaja.
La UNESCO, que incluso creó una guía de principios y buenas prácticas para los medios públicos, basada en la experiencia y situación de América Latina, deja una definición, que podría de alguna forma también servirnos de referente, sin dejar de considerar las particularidades de nuestra sociedad:
La cobertura de sus servicios, que inicialmente comprendía una variante geográfica y socioeconómica, pero que a partir de la convergencia tecnológica comprende también la extensión de los servicios públicos a diferentes pantallas y dispositivos de uso de información y entretenimientos; la independencia editorial y financiera no sujeta a revisión frecuente, que condicionan la autonomía del funcionamiento; la autonomía de sus órganos de gobierno frente al poder político y mercantil; la pluralidad de su contenido y la diversidad e imparcialidad de su programación; el mandato de servicio público establecido por la regulación; rendición de cuentas (accountability) a la población y a órganos reguladores que tengan margen de autonomía respecto del gobierno; la producción de contenidos regida por el interés público y no por estándares comerciales o expectativas partidarias, la provisión de contenidos ausentes o de débil presencia debido a que no encajan con la lógica comercial o partidaria.
Hay que admitir también que no todos tienen claridad del alcance real, amplitud y pluralidad de los medios en Cuba, que supera bastante las simplificaciones que se hacen. Una exploración de fondo evidenciará que es más rico y complejo que esa malsana caricaturización que intentan establecer algunos para desacreditar el modelo político del país y contribuir a su desmontaje. Tampoco faltan lo que pretenden imponer, con fondos millonarios, becas y proyectos de todo tipo, fórmulas ajenas a los intereses y necesidades reales del pueblo cubano que, hay quienes olvidan, ya tuvo una larga experiencia seudorrepublicana de preeminencia de medios privados.
Cambia el país y con ello cambia y cambiará el ecosistema mediático nacional en base a esa supremacía de la propiedad socialista de todo el pueblo y de las organizaciones políticas, sociales y de masas establecida por consenso mayoritario del pueblo, que tendría que ser suicida para privarse de sus medios de comunicación esenciales para privatizarlos.
Confieso que siento dolor cuando leo o escucho a los que dicen hacer un periodismo «independiente» y promueven la prensa privada en Cuba mientras proclaman a los cuatro vientos, con orgullo vergonzante, que sus fondos vienen de agencias de Estados Unidos que, está claramente investigado, no son más que tapaderas de la CIA y otras agencias para el ejercicio de su hegemonía mundial, para poner y quitar gobiernos a su antojo.
El guion de esa película fue magistralmente descrito en un texto que se presentó en alguna de nuestras ferias del libro y se titula La CIA y la guerra fría cultural, de la periodista británica Frances Stonor Saunders. En el libro se desnuda la campaña secreta en la que algunos de los defensores más entusiastas de la libertad de pensamiento en Occidente, entre estos George Orwell, Bertrand Russell, Jean-Paul Sartre y Arthur Schlesinger, Jr., e intelectuales renombrados de los antiguos países socialistas, terminaron por convertirse, consciente o inconscientemente, en vulgares instrumentos del servicio secreto norteamericano.
Por el tipo de valores y propósitos liberadores que animan el proyecto socialista en Cuba y por la tradición de la que es heredero el periodismo revolucionario nuestro, con referentes tan extraordinarios y universales como Félix Varela o José Martí, el país tiene posibilidades tremendas para erigir un modelo público de prensa referencial para el mundo. Si en algún lugar de este planeta es posible erigir un tipo de prensa que forme parte de los mecanismos de control popular, y no de dominio y manipulación de los grandes grupos económicos y de poder es precisamente en Cuba.
RT. ¿Cuáles son los requerimientos de un sistema de comunicación para un nuevo socialismo? ¿Hasta qué punto las regulaciones vigentes responden a las necesidades de ese nuevo sistema de comunicación? ¿Cuáles son sus avances y deficiencias? ¿Qué normas (éticas, profesionales, legales) deberían regular el funcionamiento de un sistema de prensa de servicio público?
RR. Se conecta con una pregunta anterior. En un análisis sobre estos temas en el diario Juventud Rebelde me preguntaba: ¿Qué es lo más importante en una sociedad moderna e interconectada: la prevalencia de un amplio sistema de propiedad pública de los medios o la confianza de los destinatarios? ¿El tipo de propiedad de los medios garantiza de por sí la tan disputada credibilidad? Estas, como otras, están entre las preguntas que debemos hacernos en la Cuba que inició el camino hacia la actualización de su modelo de socialismo, y en consecuencia de su modelo de periodismo.
O tal vez debería formularse de otra manera la interrogante: ¿Garantiza el monopolio de la propiedad pública de los medios, el de la credibilidad, el de las influencias, el de la autoridad? El grado de exposición pública e información existentes en la actualidad requiere que el discurso, para ser efectivo, se legitime a sí mismo ante la opinión pública.
El Doctor en Ciencias de la Comunicación Julio García Luis sostenía que, desde luego, hay monopolios sobre el discurso mediático, grandes monopolios, parte de una grotesca tiranía, con diferentes escalas, locales, regionales, mundial; pero estos subsisten por su aparente porosidad, por su capacidad para mimetizarse, por su fingida independencia del poder real. Lo difícil, por el contrario, sería hoy un monopolio de pretensiones herméticas como los ya conocidos.
Agregaba que la ideología, realizada o no por medio del discurso, es lo que permite percibir el mundo —con cristales deformantes o con nitidez—; es lo que permite organizar el poder y el ejercicio de la hegemonía, y es lo que da la capacidad de control sobre los factores de la sociedad.
En el caso cubano, afirmaba, ese control no puede sustentarse en el engaño, en la manipulación de símbolos, sino en la adecuada información, interpretación, persuasión y convencimiento de la gran mayoría protagónica, en definitiva, del público.
Las redes sociales, el periodismo ciudadano, entre otros fenómenos, están cambiando radicalmente las formas tradicionales en las que se conformaba la llamada opinión pública y los consensos.
Así que otras preguntas que debemos hacernos son ¿cómo se construyen los consensos en la sociedad de la información en la que nos adentramos inexorablemente?, ¿qué papel desempeña el periodismo en la construcción de una auténtica y creíble hegemonía de la ideología revolucionaria? ¿Cómo los sistemas de comunicación pueden apropiarse de las nuevas herramientas para avanzar hacia formas más democráticas y participativas? ¿Cómo garantizar mayor autoridad y ascendencia ante los públicos, que tienden a atomizarse?
Lo cierto es que el sistema de comunicación pública de Cuba está desafiado por replantearse su autoridad ante los públicos, en base a lo único que la garantiza: la credibilidad; algo solo posible no solo con un cambio en el modelo de prensa, sino de todo el modelo comunicacional de la sociedad, y con una concepción verdaderamente revolucionaria que ubique a la prensa como parte de las formas de control popular.
Las indagaciones de los últimos años demuestran que esa endeblez estructural tiene diversas dimensiones, y por lo tanto de lo que se trata en la nueva coyuntura es de plantearse un cambio estructural, como quedó fundamentado en el último congreso de la Unión de Periodistas y en sucesivos encuentros profesionales y políticos.
Para superar esas tendencias tenemos, además de profesionales capacitados, la fortaleza de una tradición periodística y revolucionaria sedimentada por la más honda vocación de servicio, heredada de los fundadores de la nación, entre ellos el padre Félix Varela, quien al abordar la función y el alcance del periodismo apuntó: «Yo renuncio al placer de ser aplaudido por la satisfacción de ser útil a la patria». Su genial y fiel seguidor José Martí consideraba que la prensa debía ser el can guardador de la casa patria: «Debe desobedecer los apetitos del bien personal, y atender imparcialmente al bien público».
Ese legado debería servir también para los acostumbrados a la apología, los silencios y torceduras que nunca faltaron en el complejo camino de la construcción del socialismo.
Hay razones básicas para considerar la inviabilidad de que continuemos con el modelo de periodismo de dependencia institucional y de reafirmación que como regla prevaleció hasta hoy, y crezcamos hacia otro de confrontación de las mejores ideas revolucionarias.
El periodismo verticalista y de reafirmación, si bien permitió fraguar los grandes consensos que demandó el país frente a la agresividad de los gobiernos norteamericanos, y a estructurar un modelo de sociedad para unas condiciones históricas muy concretas, distorsionó las funciones de contrapeso y equilibrio de los medios, que ocurrió a la par de la de otras estructuras de confrontación democrática del país.
Esto ocurre cuando la Revolución actualiza su modelo económico, como el primer paso hacia graduales transformaciones, sobre las cuales, como ya hacemos —no sin dificultades e incomprensiones—, nos corresponde la responsabilidad histórica de ayudar a crear los necesarios consensos políticos y la vigilancia profesional, para evitar que se distorsionen sus alcances.
No podemos ignorar que la Revolución se adentra en su más dura prueba de fuego: el relevo de la generación histórica, mientras los medios cubanos cedemos gradual, aunque inexorablemente, el monopolio de las influencias, como resultado del auge de las nuevas tecnologías.
En este reajuste la prensa pública cubana debe tener el camino expedito para apoyar el debate cívico y el contragolpe revolucionario.
RT. ¿Qué beneficio y qué costos tendría posponer el tratamiento de estos problemas hasta el calendario legislativo de 2023-2028, mediante una Ley de comunicación? ¿Qué concepciones y prácticas deberían anticiparse a esa Ley, para ir transformando la cultura política de la comunicación?
RR. Coincidimos con la apreciación que manifestó durante el debate y aprobación del cronograma legislativo en la Asamblea Nacional la diputada por Camagüey Daicar Saladrigas, directora de la multiplataforma Adelante. Esta manifestó que es preciso acelerar, en lo posible —dentro de la complejidad y variedad de cambios que ocurren en el país y las urgencias visibles de transformaciones en tantos aspectos sensibles en nuestra sociedad— lo concerniente a los cambios del sistema de comunicación y de prensa.
Sabemos que esto podría interpretarse como una apreciación sectorial un poco egoísta, pero no lo es para nada, todo lo contrario, en realidad busca preservar y solidificar uno de los sistemas esenciales para el país y el proyecto político de la Revolución. La opinión de la diputada tuvo una receptividad positiva en las autoridades pertinentes del país y se hará todo lo posible por avanzar en todos los aspectos sin esperar a los tiempos establecidos en el mencionado cronograma.
La comunicación es uno de los sistemas más cambiantes de la modernidad y de las implicaciones que esos cambios están provocando entre nosotros somos testigos casi diarios. Este no es un sistema cualquiera, los entendidos afirman que es un sistema bisagra del que dependen todos los demás, de ahí el carácter estratégico que se le reconoce en la política de comunicación aprobada.
Bastante superada la visión instrumental que le dábamos a la comunicación y el periodismo, sabemos ahora que forman parte de un complejo sistema de producción y reproducción simbólica, en el que el costo de nuestras falencias sería demasiado caro, porque esta es precisamente el área que los enemigos del socialismo han labrado con mayor primor y en la que es evidente que son más exitosos. Agréguele a lo anterior que el sistema de prensa es de todos los del país al que le está creciendo más aceleradamente, en paralelo, un sistema privado que, como ya expliqué, recibe fondos millonarios para su expansión.
De todas formas, creo que vale subrayar que los cambios no están, para nada, absolutamente detenidos esperando a que se cumplan los tiempos del cronograma parlamentario. Anteriormente expliqué varios ámbitos y formas en que se abren los horizontes de una nueva concepción de la comunicación y el periodismo.
Terminaría diciendo que la mentira y la manipulación tienen patas cortas allí donde la verdad tiene más luz larga.
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