jueves, 21-11-2024
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“Hay una diferencia abismal entre esta IV Conferencia y las anteriores” Entrevista a Ernesto Soberón, director de DACCRE, la dirección del MINREX que organiza la conferencia La Nación y la Emigración.
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Desde sus primeros números, Temas ha abordado la problemática de la emigración en sus dos dimensiones: los factores internos y externos del flujo migratorio, de un lado; y del otro, los rasgos socioeconómicos, culturales, políticos, de los cubanos en otros países, y de sus relaciones con su país natal. Esta producción abarca más de cuarenta estudios de investigadores cubanos y extranjeros, residentes en varios países, así como numerosos debates, con participación de emigrados, publicados a lo largo de más de veinticinco años.
En vísperas de la IV Conferencia La Nación y la Emigración (18 y 19 de noviembre), solicitamos una entrevista a la Dirección de Asuntos Consulares y de Cubanos Residentes en el Exterior (DACCRE), del MINREX. Su director, el embajador Ernesto Soberón, tuvo la deferencia de aceptar someterse a nuestra lluvia de preguntas.
Rafael Hernández (RH): Ante todo, gracias por acceder a esta entrevista, a pesar del poco tiempo que debe dejarte la organización de un evento tan esperado como este.
En algunas intervenciones tuyas más recientes, has apuntado que la política cubana se orienta a facilitar los viajes al extranjero, el retorno a Cuba y la mayor participación de los cubanos residentes en el exterior en nuestra vida política, económica y social. Has señalado que cubanos residentes en 130 países participaron en el debate del proyecto de nueva Constitución y en el del Código de las Familias. También reconociste que crece el número de proyectos de cooperación, negocios e inversiones presentados por cubanos residentes en el exterior, dirigidos a participar y contribuir al desarrollo económico de Cuba.
En los últimos tiempos, se han aplicado nuevas regulaciones sobre la renovación del pasaporte, cambios aduanales para facilitar envíos e importaciones de medicinas y alimentos, encuentros de algunos empresarios emigrados con autoridades gubernamentales, incluido el propio presidente Miguel Díaz-Canel.
Mi primera pregunta:
¿En qué medida estos puntos forman parte de la agenda de la conferencia “La Nación y la Emigración”? ¿Qué otros aspectos se anticipan como parte de ese diálogo?
Ernesto Soberón (ES): La respuesta corta es que todos esos puntos forman parte de la agenda.
Ante todo, si bien esta Conferencia es continuidad de las anteriores, al mismo tiempo hay una diferencia abismal entre esta IV Conferencia y las anteriores, por varios de los temas que se abordarán.
Ha cambiado sustancialmente el flujo de viajeros cubanos. Hoy prima la circularidad, a diferencia del pasado, resultado de la política migratoria que se ha adoptado desde la Actualización, sobre todo desde 2013. Las estadísticas muestran un flujo creciente de cubanos viajando hacia el exterior, así como un flujo creciente regresando, con la pandemia por el medio, que trastocó todos los flujos, en Cuba y en el resto del mundo.
Para considerar un solo dato: entre los que han confirmado su participación hasta ahora, en esta IV Conferencia, alrededor de 45% tiene residencia en Cuba y también en el exterior. Ese es un tema nuevo, pues no era la situación en 2004, cuando se celebró la III Conferencia.
También ha habido un desarrollo y una diversificación de los vínculos bilaterales. Las Conferencias anteriores, en mi opinión, como resultado del momento en que se desarrollaban, estuvieron muy concentradas en temas de índole migratoria. Muchos de esos temas, con el decursar del tiempo, se han ido resolviendo, incluido el período de estancia en el exterior. Hoy se mantiene una moratoria sobre el límite de veinticuatro meses. O sea, que no hay emigrados, pues hoy las personas que salen no tienen tiempo límite de estancia en el exterior, por ponerte un ejemplo.
RH: ¿Dejó de existir el plazo de los veinticuatro meses?
ES: Dejó de existir. Hasta ahora, existe una moratoria que se estableció a partir del 20 de marzo del 2020, cuando comenzó la pandemia, porque las personas no podían regresar, no porque no querían, sino porque no tenían cómo hacerlo. Pero pasó la etapa crítica de la pandemia y se mantiene la moratoria.
Casi coincidiendo con la Conferencia, vamos a llevar dos años desde noviembre de 2021, que volvimos a la nueva normalidad, y la moratoria se mantiene. Sigue siendo un tema en análisis, pero mientras el análisis transcurra, hoy no existen veinticuatro meses en términos prácticos. Las personas salen sin tiempo límite de estancia en el exterior.
Como parte de lo que en Cuba hemos llamado la Actualización del modelo económico, han aparecido nuevos actores económicos, así como nuevas oportunidades para la participación de los cubanos residentes en el exterior en diferentes procesos de desarrollo socioeconómico que transcurren en el país. Así que hoy tenemos cubanos residentes en Cuba que tienen una mipyme, y esos mismos cubanos también residen en el exterior, como resultado de los cambios constitucionales y del reconocimiento de la ciudadanía efectiva. Entonces esos cubanos pueden lo mismo invertir, que hacer negocios, que participar en proyectos de cooperación y otras actividades.
Tenemos un número creciente de profesionales, según las estadísticas, de jóvenes que han viajado al exterior con perspectivas de un plazo más largo o más corto, que se formaron en Cuba, con un nivel de escolaridad alcanzado aquí. Una de las políticas que se ha trazado es cómo aprovechar esa formación del recurso humano, característica intrínseca del proceso nuestro, cómo aprovechamos esa formación, que continúa en el exterior, cuando esas personas se trasladan fuera de Cuba.
Vamos a llegar a esta IV Conferencia con un desarrollo de las tecnologías de la informática y las comunicaciones que nada tienen que ver con el pasado. Eso abre una serie de oportunidades increíble en materia de vínculos entre Cuba y los cubanos en el exterior.
Antes había que esperar meses para que quienes partían, cuando llegaran al país adonde iban, escribieran una carta, para saber cómo estaba la persona.
Hoy puedes organizar un evento en Cuba, con participación de cubanos en el exterior, a través de videoconferencias. Más allá de las dificultades que implica el bloqueo y no poder acceder a ciertas plataformas de comunicación en internet, esa posibilidad está dada.
RH: ¿Habrá participación de emigrados que no pueden venir en esta Conferencia?
ES: Estamos tratando de que así sea. Hoy la principal plataforma que usan las personas en el exterior es Zoom, y desde Cuba no se tiene acceso por cuestiones del bloqueo. La idea es que se transmita en streaming y que por lo menos el resultado y lo que se debata en la Conferencia no se quede en la Conferencia, sino que irradie a los países donde están radicados ellos.
Otro de los objetivos este año también es lograr la mayor representatividad posible, a partir de que ha habido un incremento de los países donde hoy tenemos registrada presencia de ciudadanos cubanos.
De hecho, apoyándonos en el desarrollo de las tecnologías y las comunicaciones, los cubanos en el exterior han tenido participación en procesos no solo socioeconómicos, sino, por ejemplo, los debates de la Constitución y del Código de las Familias, que son inéditos. Cuarenta personas de 130 países participaron en esos debates. El objetivo era que nadie se viese privado de la posibilidad de participar. Los que estábamos aquí íbamos a las asambleas y participábamos, en dependencia de la voluntad de las personas. Lo mismo ocurrió en el exterior. Se ofreció la vía para que las personas accedieran a esa participación. Esa participación, aunque pequeña, respondió a la invitación cursada a 130 países. De todo lo que propusieron esos residentes en el exterior, 40% quedó recogido en la nueva Constitución. Así que fue una participación efectiva, a pesar de que la propaganda contraria afirmaba: “No participen, que no van a tener en consideración lo que ustedes digan”. Y no fue así. Esa posibilidad también es un cambio importante.
La esfera de cultura e identidad es uno de los sectores donde el intercambio ha sido más fluido, aunque no exento de dificultades.
Los artistas han sido pioneros en implementar estrategias, políticas, decisiones, que facilitan ese vínculo. En estos últimos años, se aprecia un incremento de la participación de artistas e intelectuales residentes afuera en la vida cultural.
Así como un mayor reconocimiento en nuestro país, no suficiente todavía, pero mayor, de la obra de los artistas e intelectuales radicados en el exterior, una mayor difusión de esa obra. Sobre todo eso queremos intercambiar en la próxima Conferencia.
Otro de los cambios ocurridos en los últimos años es que no hay delegación de alto nivel de Cuba que viaje al exterior que no tenga en su programa un encuentro con los cubanos en el país donde visita. A menos que se trate de una visita muy corta, siempre se prevé el encuentro con los cubanos residentes en diferentes formatos. De todas formas, es un hecho que no hemos tenido una reunión como esta desde hace diecinueve años. De manera que la IV Conferencia también va a servir para hacer un balance de cómo han avanzado las relaciones.
No tengo la menor duda de que estamos en el mejor momento de las relaciones de Cuba con los cubanos en el exterior. No es que no existan temas inconclusos, pendientes, que no haya nada más que hacer en términos de esas relaciones. Pero ha habido muchos avances en todos los órdenes. Ahora mismo no puedo identificar ningún área donde se pueda afirmar que no ha habido. Puede haber quienes crean que son insuficientes, y también otros que crean que el avance no es el que debió ocurrir, según el punto de referencia del que se parta. Pero lo que nadie podrá desconocer es que ha habido avances en materia de relaciones de Cuba con los cubanos residentes afuera.
Con el mismo desarrollo de las tecnologías y las comunicaciones que ha permitido a las personas residentes afuera estar al día, por decirlo de alguna manera, de lo que está ocurriendo en el país, sea a través de internet o sea porque vienen con mayor frecuencia a Cuba, también van a tener la oportunidad de tener información de primera mano, ofrecida por dirigentes del país que van a participar en la Conferencia; contribuir, sobre todo, a trazar la pauta a futuro de adónde queremos que vayan las relaciones a partir de todos los avances que se han logrado; podrán identificar lo que esté pendiente, lo que les preocupa a los cubanos, intercambiar sobre temas actuales, como ha ocurrido también en el día a día nuestro en las conversaciones aquí, en la preparación del evento.
Tenemos que explicar e intercambiar sobre las causas de los flujos migratorios que hoy tiene Cuba, que la gente comprenda que este tema está expuesto a un manejo totalmente politizado.
Yo empecé aquí en la DACCRE, en 2015, y recuerdo la concentración de cubanos en Panamá, en 2016. No habíamos llegado a los acuerdos con Obama, pero se garantizó un corredor de cubanos desde Panamá hasta Estados Unidos. Cuando aquello ocurrió todavía se aplicaba la política de pies secos/pies mojados. Ese mismo día y a esa misma hora, en Panamá había decenas de miles de emigrantes de otros países, que nadie pensó en sus derechos, ni en hacerles un corredor humanitario. Como dice Jesús Arboleya, los únicos migrantes que solo se consideran exiliados o refugiados son los cubanos. No se identifican otros migrantes desde Cuba.
En la próxima Conferencia debemos intercambiar con los cubanos residentes en el exterior, para contribuir a mostrar la realidad cubana con sus luces y sus sombras.
Yo tengo la suerte de que habitualmente viajo a Estados Unidos en septiembre, acompañando a la delegación que va al segmento de alto nivel de Naciones Unidas, de la Asamblea General de Naciones Unidas, porque en ese marco siempre hay un encuentro con los cubanos en Estados Unidos. Cuando llegamos en el 2021, sorprendentemente, la inmensa mayoría de las contrapartes estadounidenses con las que uno hablaba no sabía sobre las cinco vacunas que había hecho Cuba contra la COVID. Solo me hablaban de los sucesos del 11 de julio, con una imagen distorsionada de lo que había pasado. Pero un logro a nivel mundial que todo el mundo reconoce, como el de las vacunas, no tiene el mismo impacto desde el punto de vista comunicacional.
Si hoy tenemos cubanos en 130 países, y embajadas, y consulados en más de cien países, pues de conjunto podemos hacer un esfuerzo en mostrar la realidad cubana e intercambiar también sobre temas que son de orgullo nacional.
En fin, la Conferencia va a ser un momento de balance, pero sobre todo de proyectar hacia dónde va la relación de Cuba con los cubanos en los próximos años, sabiendo que el camino que arrancó con el diálogo en 1978 ha sido continuo y es irreversible.
En eso no hay marcha atrás, no hay manera de cambiar esa realidad, ni tendría sentido ninguno cambiarla. El problema es cómo continuamos avanzando, dónde, en qué áreas es más factible, e intercambiar con todos ellos.
RH: Una medida de ese cambio y de la motivación de los cubanos por reconectarse con Cuba, sobre todo los que se fueron y no tenían regreso, es el número de repatriados. Según los datos de hace unos años había 57 746 solicitudes de repatriación, 60% desde los Estados Unidos. Aunque no regresan para quedarse a vivir en Cuba permanentemente, esta cifra da la medida del potencial para restablecerse en Cuba, para vivir en Cuba, para participar en la vida del país. ¿Qué derechos y deberes tienen esos cubanos repatriados, independientemente de estar ahora mismo aquí o fuera, que pueden optar por residir parte del tiempo aquí? ¿Podrías comentar sobre el volumen de ese regreso y sus perspectivas?
ES: A mí en lo personal no me gusta la palabra repatriado.
RH: Bueno.
ES: Técnicamente, lo que están es recuperando la residencia. Y eso es una señal, un ejemplo de la mejoría de las relaciones con los cubanos emigrados. El simple hecho de que Cuba actualizara su política migratoria y flexibilizara los requisitos para que las personas pudieran solicitar la residencia territorial es un ejemplo de eso. Que las personas lo asuman con una predisposición positiva, y que un número creciente de ellos lo haga, también lo es.
Las personas que se fueron en esos primeros flujos migratorios de principios de la Revolución tenían una diferencia de fondo. Los que recuperan su residencia tienen diferencias, pero no es de fondo. Así que prevalece el interés de todas las partes de mantener esa relación viva. Es otra de las muestras de la mejoría de las relaciones.
La pandemia produjo un impacto. Como te decía, después de la pandemia se estableció una moratoria, y por tanto, los que salen no tienen necesidad de recuperar la residencia, porque no la pierden nunca. Así que ese ritmo de crecimiento que venía llevando el tema de la solicitud de residencia, a partir de 2013 y hasta, digamos, 2019, ya no es el que lleva hoy. Y no porque no haya interés, sino porque ya cambiaron las condiciones.
Los quinientos mil que, según las propias estadísticas de los Estados Unidos, llegaron a la frontera sur en estos últimos dos años, un número considerable, no necesitan solicitar, porque no pierden su residencia en Cuba.
Una vez que obtengan la residencia en Estados Unidos o el status migratorio que le concedan allá, podrán viajar a Cuba sin ninguna dificultad, incluso los que aplican por el refugio, por el asilo político. Para nosotros, eso no tiene ningún impacto.
En cuanto a derechos y deberes, una vez que recuperas la residencia, recuperas todos los derechos y también todos los deberes. Por tanto, la persona que tiene su residencia en Cuba tiene todos los que tenemos los que residimos en el país.
A futuro, habrá que ver también la cuestión de su contribución al desarrollo. En algún momento habrá que analizar eso, desde el punto de vista estrictamente económico. Si se forman recursos humanos constantemente, y una parte de ellos hace su proyecto de vida en el exterior y contribuye al desarrollo de un tercer país, económicamente no resulta sostenible.
Parte de lo que queremos en esta Conferencia es crear las vías para que los cubanos que quieran y lo deseen puedan contribuir al desarrollo económico del país. Puede ser una inversión, un negocio; pero también puede ser la organización de un evento donde haya participación internacional. O la búsqueda de un proyecto de cooperación. Hay muchísimas vías en las cuales un nacional de un país en el exterior puede contribuir al desarrollo de su país.
Hay personas que han contribuido toda su vida al desarrollo de Cuba, y en su tercera edad, deciden viajar al exterior. Ellos ya contribuyeron. Pero los jóvenes que están saliendo hoy tienen que tener esa oportunidad.
La meta es lograr que la gente haga su proyecto de vida en Cuba. Eso pasa por lograr niveles de desarrollo y de perspectivas, desde el punto de vista del proyecto de vida individual y colectivo, que haga que las personas piensen en quedarse en Cuba y no ir al exterior.
Lo tuvimos en cuenta también recientemente, cuando, en 2017, logramos los nuevos acuerdos migratorios con Estados Unidos, y se adoptaron medidas que, en cierta medida, flexibilizaron, por decirlo de alguna manera, el bloqueo. O se establecieron vínculos económicos entre Cuba y Estados Unidos limitados, pero que tuvieron un impacto en el nivel de vida de la población cubana.
Cuando logramos aplicar los acuerdos migratorios que se habían acordado de una manera bastante correcta, en el sentido de otorgar diferentes tipos de visas en La Habana, no solo la visa de emigrante, sino también la de turismo; cuando devolvimos a los que llegaron de manera irregular; la combinación de todos esos factores trajo que, en los primeros nueve meses de 2017, los flujos migratorios de ciudadanos cubanos irregulares cayeron a niveles mínimos. No solo lo reconocíamos nosotros, sino los países de tránsito.
La situación económica es compleja, todo el mundo lo conoce, pero no es una utopía, sino una meta final, que todos contribuyamos al desarrollo de Cuba. Y en esa medida, que cada vez más los cubanos decidan hacer su proyecto en Cuba y no en el exterior, más allá de que es una decisión personal. Hoy el ciudadano cubano para viajar al exterior lo que necesita es pasaporte, dinero y una visa, si va a un país que la exige. Es lo mismo que requiere el resto de los ciudadanos del mundo cuando viajan a otro país.
RH: En otros países se da el fenómeno del retorno sobre todo entre personas mayores, que rebasan los sesenta años y que tienen un retiro en el país donde se radicaron como inmigrantes, sea Estados Unidos, sea Europa. Si mañana, digamos, varios miles de cubanos por encima de 60 años quieren regresar en esas condiciones, y tienen resueltas las condiciones de vivienda, ¿estarían protegidos por los mismos derechos de los cubanos que están aquí en el plano de la salud, etc.?
ES: Hoy, con las regulaciones que tenemos, esos ya son sus derechos, si tienen la residencia en Cuba.
RH: ¿Los derechos que tiene cualquier otro cubano que no se ha ido?
ES: Los que tiene cualquier otro cubano, sí.
RH: Mi tercera pregunta es que, a pesar de todo y de estos cambios políticos, no hay una referencia a los ciudadanos emigrados en la nueva Constitución. En el caso de países socialistas como China y Vietnam, sí se ha generado no solo una referencia constitucional, sino una institucionalidad propia, que representa los intereses de los llamados chinos de ultramar o vietnamitas de ultramar. En los casos de estos países, no solo son invitados a invertir, sino a integrarse a la vida institucional del país, a través de organizaciones e instituciones. En el caso de Vietnam, el Frente de la Patria (junto a organizaciones de masas, sindicatos, etc.); en el caso de China, la Oficina del Consejo de Estado para los Asuntos de los Chinos de Ultramar. ¿En nuestro caso se ha considerado la institucionalización de esa relación dentro del sistema político cubano? ¿La articulación de esos emigrados, mediante instituciones donde puedan canalizar sus opiniones, sus deseos, sus necesidades, sus intereses, manteniéndose como emigrados?
ES: Yo diría que hay una institucionalización en Cuba sobre esa materia, que requiere también una actualización. ¿Cómo atendemos hoy el tema de los cubanos residentes en el exterior, emigrados o residentes que mantengan la residencia en Cuba? Básicamente, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores. También existen diferentes comisiones a nivel nacional, como, por ejemplo, la comisión para el tema demográfico tiene una subcomisión que se ocupa de la emigración.
Rafael Hernández: ¿Eso es Asamblea Nacional?
Ernesto Soberón: Es gubernamental, la Comisión Nacional para la Atención a la Dinámica Demográfica, que dirige el Primer Ministro. Esa comisión tiene varias subcomisiones, una de ellas atiende el tema migratorio a partir del impacto creciente que tiene en materia demográfica. Pero existen otros grupos de trabajo que atienden las causas de la migración; y otros que atienden cómo lograr ese vínculo mayor entre Cuba y los cubanos en el exterior.
Ahora bien, partir de este flujo circular que tenemos, del número creciente de cubanos que tienen residencia afuera y no pierden la de aquí, que pueden tener varias ciudadanías, a partir de las oportunidades que existen, que ya no solo es el que quiere invertir o hacer algún negocio pequeño, digamos, en Mantua, donde nació, que es la inclinación que normalmente tienen los ciudadanos cuando salen al exterior, esta institucionalización debe cubrir tres momentos fundamentales: antes de la salida, durante la salida, y el regreso, sea, de manera permanente o temporal.
Y eso nos está llevando al estudio de una institución que sea capaz hoy de cubrir con esa amplitud la atención del tema migratorio a través de los cubanos en el exterior, que no puede ser a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, porque el MINREX no tiene facultad ni autoridad sobre los gobiernos locales, ni sobre la política que se sigue en Cultura en relación con los emigrados; ni en ningún evento internacional que se organice en este país donde haya presencia de cubanos residentes en el exterior.
Hoy existe a partir del desarrollo de los vínculos, de la iniciativa del cubano o de la institución; unos tienen más iniciativas que otros, a partir de las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones. Digamos que hoy tú trabajas conmigo aquí, pero mañana tú estás aquí y yo estoy allá, y los dos nos estamos comunicando permanentemente, y si estás trabajando en un sector similar al que trabajabas en Cuba, establecemos mecanismos, es decir, vínculos.
Entonces estamos en el momento del análisis de la estructura institucional que correspondería a un momento de esta naturaleza, donde funcionan hoy esos vínculos. Este tema sería también parte del intercambio que tengamos con los cubanos en el exterior, para tener una visión más integral. Pero sin duda alguna, hay una institucionalización que responde a una realidad diferente.
En el 2013, cuando adoptamos la actualización de la política migratoria, teníamos una disyuntiva: esperábamos a la aprobación de la nueva Constitución, que nadie sabía cuándo iba a ocurrir, y vino a aprobarse en 2019; o adelantábamos temas migratorios que eran una necesidad, e íbamos actualizando después el marco legal paulatinamente, hasta que tuviéramos la sombrilla que brinda la Constitución.
Hoy tenemos la Constitución y estamos ya en un proceso de análisis de otros proyectos de leyes relacionados con el tema migratorio y con los cubanos, como son una Ley de migración, una Ley de extranjería, una Ley de ciudadanía. Dentro de la actual legislatura está previsto el análisis de estos temas. Así que queremos intercambiar algunas ideas al respecto con los cubanos que vengan a la Conferencia, aun sin que haya proyectos de ley acabados en ninguno de los tres casos. A futuro, cuando avance ese proceso, tendremos la posibilidad, como mismo hicimos con la Constitución y con el Código de las Familias, de someter a debate textos de esta naturaleza con los cubanos en el exterior.
Tú mencionabas China y Vietnam, que son referentes también. Hay que tener en cuenta que nosotros venimos también de una etapa donde ha predominado, en materia de inversión y negocios, una visión más restrictiva.
En la actual visión, se ha dicho públicamente, el capital es el que se considera extranjero, no la persona. Usted lo que tiene que tener es una personalidad jurídica, una empresa en el exterior con un capital en el exterior sea cubano o sea extranjero, y podrá invertir y hacer negocios en Cuba.
Hemos pasado de una política restrictiva, digamos, a una más igualitaria. Yo no tengo dudas de que llegaremos a una donde haya incentivos particulares para los cubanos que están en el exterior. Aunque ha habido un avance. Eso también pasa por la institucionalización.
Por otra parte, nosotros, desafortunada o afortunadamente, tenemos una peculiaridad que no la tiene yo creo ningún otro país del mundo, y es que la inmensa mayoría de nuestra comunidad en el exterior está en un país cuyos gobiernos nos quieren arrancar la cabeza. Por tanto, eso nos ha obligado, y nos obliga todavía, a tener una política determinada. Esta, sin embargo, ha sido proactiva, porque si hubiéramos seguido esperando por un cambio de política en los Estanos Unidos todavía estaríamos en 1976 en materia de relaciones con los cubanos emigrados.
Al mismo tiempo, nuestra relación con los emigrados, tiene necesariamente, en alguna medida, un carácter defensivo. No puede ser de otra manera, por el rol que ha jugado una parte de la comunidad cubana en Estados Unidos, y que todavía hoy juega. El gobierno de EE.UU. está anunciando hace rato que va a tomar medidas para apoyar a los emprendedores, a las mypimes, llevan un año haciéndolo, y no ha podido porque hay legisladores de origen cubano que están tratando de boicotearlo y que lo han logrado.
Eso también gravita de alguna manera en términos de comparar lo que han hecho otros países con su comunidad en el exterior, y la velocidad con que hacemos los cambios, y a veces la profundidad con que los hacemos.
RH: Ya que tú lo has mencionado, en el punto de partida de este diálogo con los emigrados, en 1978 y 1979, Fidel insistía en que este era un canal separado de nuestra relación con los Estados Unidos. Sin embargo, en la práctica, desde los años 80, algunas contingencias en la relación con Estados Unidos afectaron el diálogo con los emigrados. ¿En qué medida esas relaciones entre cubanos de aquí y de allá se pueden separar hoy de esas contingencias? ¿Se considera que, en función de nuestro interés nacional, deberíamos tratar de separar lo más posible este canal de la relación con EE.UU.?
ES: Yo creo que la política hacia los cubanos en el exterior está cada vez más separada de las contingencias en las relaciones con Estados Unidos, aunque sin llegar al punto en que no tenga ninguna vinculación.
Todos coincidiríamos en que, entre las etapas más complejas en las relaciones de Cuba con Estados Unidos, ha estado la de Trump, por el precedente que había creado Obama en su segundo mandato, por todo lo que Trump revirtió en términos de relaciones, por la polarización que Trump creó en Estados Unidos no solo en relación con Cuba sino en el aspecto legal. Sin embargo, a pesar de todo eso, y coincidiendo con ese período, Cuba ha seguido avanzando en las relaciones con los cubanos en el exterior.
Cuando menciono a Trump, estoy incluyendo también a Biden, que no ha revertido nada de lo que Trump hizo. Y que, en la práctica, no ha significado casi nada. Seguimos en la lista de patrocinadores del terrorismo. Después de casi un año de su administración, abrió de manera limitada los servicios consulares en La Habana, reanudó vuelos, nada de turismo estadounidense. En cuanto a los más de veinte acuerdos, convenios, o memorandos de entendimiento, que se firmaron en la etapa de Obama, siguen estando ahí, pero nada se ha retomado. Ha sido muy limitado lo que ha hecho Biden.
Sin embargo, en estos últimos seis años, Cuba ha adoptado medidas importantes en materia migratoria, incluyendo el pasaporte, el arancel, etc. Además, se han ampliado las facilidades para que los cubanos en el exterior puedan entrar en embarcaciones de diferente tipo. Se eliminó el requisito de avecindamiento para que los hijos de cubanos nacidos en el exterior que deseen obtener la ciudadanía cubana puedan solicitarla y recibirla. Esto significa que la persona la solicita en el exterior, espera allá el resultado de la solicitud, y obtiene el pasaporte sin viajar aquí; mientras que antes tenía que venir a Cuba tres meses, los padres tenían que dejar de trabajar, o separarse de los niños. Se ha adoptado esta serie de medidas, al margen de la hostilidad de la política de EEUU. Naturalmente, sería mucho mejor si esa hostilidad no existiera.
Te contaba antes que cada año iba a Naciones Unidas, pues también lo hice en 2022, cuando todavía no se había adoptado la medida de los pasaportes. Pues en aquel año, para mi sorpresa, el tema más recurrente de los cubanos en Estados Unidos, aunque se tocó, no fue el pasaporte. Lo más recurrente en esas conversaciones fue que, una vez identificado un proyecto de negocios, de inversión, de cooperación, y habiendo pasado el viacrucis de la burocracia estadounidense y el viacrucis de la burocracia cubana, después ellos no tenían el canal bancario para desarrollar el proyecto. Ese era uno de los principales temas de los cubanos allá. Porque uno no puede andar con dinero en una maleta para acá y para allá. Aunque tengamos que adaptarnos a las condiciones de esa realidad actual, claro que hay que luchar por cambiarla. Esa es una de las áreas en donde se puede continuar avanzando.
Si hubiera una política de EE.UU. menos hostil, tendría un impacto positivo mayor en las relaciones con los cubanos en el exterior; y si hubiera una política más hostil, tendría un impacto negativo mayor. Pero esas relaciones, en su totalidad, no dependen de ese factor. No hay manera de que las detenga una relación incluso muy hostil.
Ahora mismo, cuando se revisan las encuestas de Guillermo Grenier, se aprecia una diferencia. Está claro que parte del estado de opinión de las personas allá depende de la política en Washington hacia Cuba. Si hay una política menos hostil, la gente se proyecta más en favor de los viajes, de levantar el bloqueo; pero incluso cuando hay una política más hostil, los porcientos siguen siendo mayoritarios. Pueden bajar, pero sigue siendo cincuenta más uno el apoyo al acercamiento. No creo que eso va a variar, porque se trata de una tendencia que va más allá de la emigración cubana: la relación entre la persona que emigra o que viaja al exterior y su país de origen, que no depende de una política de un país o de otro.
RH: La presencia principal de los emigrados en la economía cubana, su principal contribución, siguen siendo las remesas. Algunos economistas han pensado en la idea de que puedan crearse, a partir de esas remesas, fondos de inversión para proyectos como viviendas, instituciones de microcrédito para estimular inversiones en pequeñas industrias, así como impulsar nuevas alianzas empresariales que empujen para flexibilizar las normas del lado de allá y del lado de acá. ¿En qué medida tú piensas que esto pueda cambiar en el corto plazo?
ES: Es parte de lo que vamos a intercambiar también con los cubanos emigrados.
Rafael Hernández: En la Conferencia.
Ernesto Soberón: No es que haya un punto en la agenda que lo establezca. Pero va a salir, tiene que salir. ¿En qué usa la gente las remesas, básicamente? ¿El receptor de las remesas a nivel mundial, en qué las usa? Pagar salud en el país donde se reciben, pagar educación, compra de bienes y servicios, y algunos las invierten. En Cuba, con todos los problemas que tenemos, la educación es gratis. Tienes que comprar libretas, lápices, etc. Pero la educación es gratis. La salud, con todos los problemas que tenemos de carencia de medicamentos y demás, es gratis; y cuando alguien necesita una operación, se la hacen gratis. ¿Para qué usan entonces las personas esas remesas que reciben? Compra de bienes y servicios.
No voy a descubrir nada aquí ahora del otro mundo, pero, ¿de dónde ha salido el dinero para los negocios que hoy florecen en nuestro país? Tiene que haber venido de algún lugar.
Lo primero que tenemos que lograr es que el flujo de remesas sea sin mayores dificultades, lo que no está ocurriendo. Hoy el mecanismo que usa el ciudadano mexicano para enviar remesas a México no es el que usa el ciudadano cubano. No se trata de un problema creado por el gobierno de Cuba.
Tenemos que trabajar también para que se creen esos mecanismos. Tampoco voy a descubrir nada si digo cómo están funcionando hoy esos flujos monetarios. Una parte del dinero se queda fuera del país, y eso no contribuye al desarrollo de la economía, ni a elevar el nivel de vida del que está aquí, que es en última instancia el objetivo: que la remesa sea utilizada en que el familiar aquí eleve su nivel de vida, y por tanto planifique su proyecto de vida en Cuba y no en el exterior. Esa es la razón, porque le sale más barato a la persona, o porque cree que aquí está mejor el familiar, por cualquier razón que considere.
Yo creo que hay que buscar alternativas en ese sentido. Y al mismo tiempo, buscarlas para que esos flujos de remesas sean lo más naturales y que tengan la menor cantidad posible de obstáculos.
En ambos casos, se requiere del apoyo, de la ayuda, de la participación, de los cubanos en el exterior para proponer iniciativas de cómo se puede utilizar. Pero también para buscar mecanismos de cómo el flujo de remesas no tenga que pasar a través de terceros, lo que implica incremento en los gastos por concepto de intereses bancarios. Buscar que el cubano pueda hacer lo mismo que cualquier extranjero, sobre todo en Estados Unidos, y que depende de los bancos por donde pasan los flujos de remesas.
Lo mismo es el flujo de remesas para consumo que para un negocio, que nos señalaban los cubanos cuando fuimos a Nueva York en septiembre de 2021. Ver qué mecanismos se encuentran. Hay que tenerlos creados, en mi opinión, para cuando exista la facilidad y se puedan enviar. De manera que las remesas no solo sean utilizadas en la compra de bienes y servicios básicamente.
RH: Tú decías al principio que iban a difundir las conversaciones, los diálogos, los debates de la Conferencia, via streaming. Evidentemente, hay gente que no va a venir a la Conferencia por razones de trabajo, por razones económicas, por las razones que sean; incluso puede haber gente que piense que no vale la pena asistir a la Conferencia. ¿En qué medida esas gentes que están afuera van a ser interlocutores de la Conferencia, en el mensaje que al final la Conferencia se proponga proyectar?
ES: Como mismo te decía que estamos en el mejor momento de las relaciones de Cuba con los cubanos, te repito también que estamos en el mejor momento, en cuanto las facilidades que brindan las tecnologías de las comunicaciones para esa interacción a distancia, En 2004, cuando la III Conferencia, yo tenía treinta años, y no hubiéramos podido imaginar esa comunicación a distancia. Hoy tenemos una oportunidad tremenda no solo de dialogar con los que estarán sentados aquí en el Palacio de Convenciones. Por una cuestión de espacio, tiene que haber un grupo limitado, no hay otra manera de lograrlo. Pero lo que queremos es que todo el que esté interesado pueda tener acceso a esa comunicación. Tenemos canales hoy abiertos a través, por ejemplo, de la página digital Nación y Emigración.
Después de la Conferencia, tendremos que crear un espacio para dar continuidad, porque no creo que todo lo que se necesita hablar en términos de relaciones de Cuba con los cubanos en el exterior lo vamos a lograr en dos días de trabajo, que es lo que vamos a tener.
Ahí se dirán algunas cosas, y otras se tratarán en mecanismos para mantener ese intercambio. Esa será también una de las funciones, de los objetivos fundamentales de la estructura que se cree: mantener ese intercambio. Que no tengamos que esperar a la siguiente Conferencia para continuar el diálogo. El diálogo puede ser permanente y a través de diferentes vías. A través de encuentros en países, de encuentros regionales, que ya se vienen haciendo. A través de participación de cubanos en eventos en Cuba; de intercambios en una página web con una sección dedicada solo para eso.
Cuando el Ministerio de Justicia cuelga un proyecto de ley en su página web para que el cubano opine, no lo hace solo para el cubano de Cuba, sino para el ciudadano cubano dondequiera que esté, con el fin de opinar, no hay restricciones en cuanto a eso.
Esa es otra de las grandes diferencias de esta Conferencia en relación con las anteriores: la multiplicidad de espacios que nos va a dejar o de que disponemos para dar continuidad a lo que se hable en estos dos días en La Habana. Hemos hablado de cuántos cubanos con residencia aquí van a estar en el plenario, mientras que antes todos eran residentes en el exterior. Te mencioné todos los cambios que han ocurrido, y el uso de las tecnologías de la informática y las comunicaciones. Ese aspecto de la continuidad del diálogo sin necesidad de tener que esperar al próximo año, o al otro, o al otro, cuando se decida que sea la próxima Conferencia La Nación y la Emigración.
RH: ¿Tú dirías que más importante que los acuerdos a los que se llegue en esos dos días de la Conferencia serían las puertas que se van a abrir en esas múltiples vías para darle continuidad al diálogo?
ES: Yo te diría que sí. Hay cosas que están todavía en análisis. Otras requerirán tiempo para la aprobación de un determinado instrumento legal. Pero se van a abrir múltiples vías para poder continuar. Una vez que intercambiemos y ya tengamos claro a dónde vamos, entonces el cómo lograrlo, aunque no se consiga en dos días, es lo que yo creo que se va a poder desarrollar a través de estas múltiples vías de comunicación.
En Conferencias anteriores ha habido anuncios, aunque no necesariamente han ocurrido en el marco de esos encuentros. ¿Cuál era el principal anuncio que la gente esperaba para la próxima Conferencia, la que no se dio en el 2020 y la que se va a dar dentro de dos semanas? El de los pasaportes. Y ya lo anunciamos. Más que anuncios, lo que veo es la posibilidad de avanzar en lo que queda pendiente hoy, en lo que está en proceso hoy en función de los vínculos con los cubanos.
RH: De manera que el diálogo continúa.
ES: Exactamente.
RH: Muchas gracias.
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