jueves, 21-11-2024
Politólogo, investigador, profesor, escritor. Graduado de Literatura francesa e Historia de la Filosofía en la Universidad de La Habana (1973), Maestro en Ciencia política en El Colegio de México (1977) y estudios de doctorado sobre América Latina en la UNAM. Ha sido profesor e investigador en Centro de Estudios sobre América (CEA); Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello; Universidad de La Habana, Instituto Superior de Relaciones Internacionales; Universidad de Harvard, Universidad de Texas; CIDE e ITAM (México), Universidad de Puerto Rico; Wilson Center, Instituto de Economías en Desarrollo (Japón). Ha publicado numerosos libros y ensayos sobre política, historia, cultura y sociedad civil cubanas, política norteamericana, relaciones interamericanas, seguridad internacional y migración. Fundó las revistas de ciencias sociales y estudios culturales Cuadernos de Nuestra América y Temas, la cual dirige desde su creación en 1995.
Stanley J. Murphy es profesor adjunto de la Escuela de Derecho, en la Universidad de Alabama, Estados Unidos. En esta entrevista habla de los logros de los movimientos por los derechos civiles en la década de los 60, cuánto han avanzado esos movimientos desde entonces, la condición actual y los principales problemas de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos.
Revista Temas: 113-114. Sección
¿Cómo son en Cuba las relaciones laborales entre los emprendedores y sus empleados? ¿Cuáles son sus principales problemas? ¿En qué medida las relaciones de los emprendimientos con otras entidades e instancias las afectan? ¿Cómo influye el mercado de trabajo en el funcionamiento de los emprendimientos? ¿Qué garantías sociales y de protección laboral se ofrecen a los empleados en negocios privados? ¿Qué políticas, regulaciones y prácticas podrían contribuir al clima de relaciones laborales, en beneficio de empleadores y empleados? ¿Qué perspectivas, a corto o mediano plazos, existen en cuanto a la consolidación de ese marco legal y práctico?
Un panel constituido por dos dueños de negocios, una ex empleada de un emprendimiento, un sociólogo y un chef de cocina expone sus experiencias y criterios sobre las relaciones laborales en el sector privado en Cuba; y dialogan con el público, desde sus conocimientos e interrogantes.
¿Cuáles son los roles del político y del científico? ¿Cómo se distingue al político del funcionario, y al científico de otros intelectuales? ¿Qué necesita saber un político para hacer un real uso del conocimiento científico en todas sus modalidades? ¿En qué medida el científico entiende el ámbito del político? ¿Qué le ocurre a un científico cuando tiene que desempeñar una responsabilidad política? ¿En qué medida el diálogo, el debate, la cooperación entre políticos y científicos puede contribuir al desarrollo social, la cultura, la ciencia, la política, las relaciones internacionales y la comunicación social?
Un panel constituido por científicos de las ciencias exactas y naturales, y por dirigentes jóvenes, debaten entre sí, y con un auditorio que comenta y pregunta, en torno a estos problemas, y a otros aspectos de las relaciones entre científicos y políticos, así como a las intersecciones entre sus campos.
Revista Temas: 115-116. Sección
¿Qué abarca la política cultural? ¿Cuál es su significado? ¿Qué connotaciones tiene? ¿Qué problemas afronta? ¿En qué medida las políticas culturales requieren ser actualizadas?
Un panel diverso, integrado por un realizador cinematográfico, una periodista, una economista de la cultura y un dirigente institucional, dialoga con un público crítico y propositivo acerca de la funcionalidad de las políticas culturales en la sociedad cubana.
Revista Temas: 108-109. Sección
"¿En qué medida el componente popular en marca la construcción nacional? ¿Hasta qué punto entre los ingredientes de la nación se encuentran elementos que pudieran considerarse negaciones del nacionalismo, no solamente políticas e ideológicas, sino culturales en un sentido integral, y que de cierta manera resultan contradictorias con una concepción de defensa de lo nacional? ¿En qué medida los representantes de sectores antinacionales son parte legítima, aunque negativa, de la nación? ¿En qué medida la nación misma es una construcción histórica que los involucra o los segrega?
Revista Temas: 1. Sección
¿Qué es lo sostenible? ¿Qué dimensión tiene? ¿Cuáles son sus diferentes aristas? ¿Se puede hablar de desequilibrios que afectan los procesos social, económico y cultural? ¿Qué quiere decir sostenible cuando se habla de socialismo? ¿Se puede hablar de comunidades no sostenibles? ¿Existen acciones para preservar y a hacer sostenible la vida comunitaria, más allá de las orientaciones y del lenguaje que se utiliza para codificarlo? ¿Cuáles son las principales amenazas para desarrollar plenamente la sostenibilidad? ¿Cómo acoplar los saberes tradicionales y las necesidades locales específicas con los problemas del desarrollo a nivel nacional y las políticas que lo promueven? ¿Cuáles son los principales obstáculos? ¿Cómo se forman ciudadanos que contribuyan a la sostenibilidad? Un economista, un agrónomo emprendedor, un filólogo, un especialista en cuestiones medioambientales y un promotor cultural ofrecen sus impresiones acerca de estas cuestiones y sus implicaciones, ante un auditorio inquisitivo.
Revista Temas: 106-107. Sección
¿Qué significa el deporte masivo en la sociedad contemporánea, y cuáles son sus implicaciones culturales, sociales? ¿Qué dice este acerca de nosotros mismos y de lo que nos rodea? ¿El deporte y su discusión en la esfera pública están ligados a fortalecer valores cívicos? ¿Cómo se explica que en el presente el ajedrez tenga menos resonancia, no asociada con la calidad de los jugadores? Desde diversas aristas, cuatro cubanos relacionados con el deporte responden estas y otras preguntas acerca del tema.
Revista Temas: 104-105. Sección
El propósito de este panel es dar continuidad a la discusión iniciada desde el primer número de Temas sobre la situación de esas disciplinas en nuestro país, y servir de vaso comunicante entre campos que, por causas de diversa índole, se mantienen compartimentados, en perjuicio del desarrollo del pensamiento social y de la cultura en general. Se propone aquí una indagación sobre los avances y carencias de las ciencias sociales y las humanidades en Cuba en los últimos diez años.
Revista Temas: 9. Sección
“Trazar un mapa aproximado de lo que se piensa en Cuba sobre sociedad civil, es el propósito fundamental de la serie de entrevistas. El interés de reunir estas «ideas de otros» sobre este tema, reside en primer lugar en sistematizar el pensamiento cubano en torno a él, y brindar una noción más o menos global de los senderos por los que transita el debate en Cuba; y, en segundo lugar, para que a través de la fisonomía de dossier de estas entrevistas se facilite la posibilidad de hacer lecturas comparativas, visualizar coincidencias y discrepancias, y reflexionar sobre otros posibles rumbos de análisis en torno a la sociedad civil…”
Revista Temas: 16-17. Sección
Este debate de Último Jueves se propuso invertir los términos de una conferencia de prensa: un panel de periodistas respondía preguntas del público participante. Aunque aquí se ofrece la transcripción del debate, ya este se había difundido, íntegramente, en una directa de Facebook, el 27 de febrero de 2020. Los periodistas en la sala incluyeron medios estatales, no estatales, extranjeros y antigobierno. No es la primera vez que estos últimos participan con preguntas y comentarios, como puede comprobarse en los dedicados a “Envejecer en Cuba” (octubre/2004), “Playa Girón vs. Bahía de Cochinos. Otras miradas a los 50” (marzo/2011), “Caminos y veredas del debate” (febrero/2012), “Cultura cívica/diálogo/ reconciliación/discrepancia” (junio/2012), “Cultura, redes y movimientos sociales en Internet” (nov/12), “La cuestión de la seguridad nacional” (junio/2014), “¿Para qué la cooperación internacional?” (mayo/2016), “¿Mientras más grande mejor? Las pymes y el desarrollo” (junio/2016), “Diplomacia de la gente” (julio/2019). Aunque las reglas de este espacio establecen que no es una tribuna o un muro de Facebook para hacer catarsis, sus intervenciones, por lo general, no han sido preguntas al panel, sino denuncias, exhortaciones e incluso emplazamientos. Mantenemos estas reglas en los debates, que, debido a la Covid, siguen celebrándose a distancia.
Revista Temas: 102-103. Sección
La corrupción es un tema en torno al cual se producen denuncias, lamentaciones, discursos, arengas, alegatos. Ese no es el propósito de este panel, sino entender cuáles son las causas que la determinan. Antes de empezar la sesión, hicimos una encuesta entre los asistentes y por Internet sobre la corrupción, y filmamos algunas respuestas de las personas en la calle. Vamos a decir los resultados, pero antes, queremos escuchar al panel...
Revista Temas: 112. Sección
El panel aborda los discursos del son —o la salsa—, el rap, el rock, la trova y la música campesina y debate aquellos aspectos que captan, representan y significan problemas sociales y políticos del país, tanto en el pasado como en la actualidad.
Revista Temas: 29. Sección
¿En qué consiste el consenso? ¿Cuál es su naturaleza específica? ¿Cómo se relaciona con el disentimiento? ¿En qué medida se ha transformado en Cuba? ¿Hasta qué punto se articula un consenso en torno a los patrones y el contenido del consumo? ¿Cómo se relaciona la anatomía del consenso con la información y la transparencia? ¿En qué medida las diferencias en el consenso se hacen sentir también dentro de las instituciones? ¿Cómo la recepción de los programas de televisión son indicadores de consenso? ¿Cuáles son los principales espacios de reproducción del consenso: las redes, los espacios culturales, el Partido y la UJC, las asambleas del Poder Popular, los medios de comunicación? Un profesor de comunicación, una especialista en protección del consumidor y un investigador sobre la recepción de los contenidos de la televisión y la radio discuten con un atento auditorio en torno a estos y otros problemas.
Revista Temas: 100-101. Sección
Este panel está dedicado al tema de la emigración como fenómeno social y cultural. Su interés es discutir la problemática de la emigración contemporánea, vista no como fenómeno demográfico, económico, político o familiar, sino desde la perspectiva del contexto cultural en donde se desarrolla, de sus implicaciones desde el punto de vista de la cultura y de la sociedad.
Revista Temas: 31. Sección
Este simposio aborda un grupo de problemas centrales para la comprensión del imperialismo contemporáneo, tanto desde el punto de vista teórico, como político y estratégico. Aunque algunos autores contemporáneos han asumido que tal fenómeno ha dejado de existir —y en su lugar ha aparecido algo llamado «la globalización»—, aquí se parte, por el contrario, de que existe hoy en una medida inusitada, y se trata de averiguar precisamente en qué consiste. Participan tres destacadas personalidades del pensamiento social y político contemporáneo. El resultado ha sido este texto compacto y rico en interpretaciones de fondo sobre el fenómeno imperialista.
Revista Temas: 33-34. Sección
Panel de debate dedicado a los factores que inciden en el éxito artístico. ¿En qué medida el mercado es una motivación, una restricción, o una imposición?, ¿en qué medida es un estímulo? ¿Cómo se crean patrones de consumo artístico inducidos por el mercado, y cómo estos afectan la producción artística?
Rafael Hernández conversa con la doctora Darla Deardorff sobre la competencia intercultural. En la entrevista se brinda un preámbulo teórico de este fenómeno a partir de su sistematización por la academia; se destaca su relevancia práctica para el mejor desenvolvimiento de las personas y, en particular, de los estudiantes, en el contexto de la globalización; se caracteriza su utilización en el trabajo de organismos internacionales como ONU, UNESCO, OCDE y se comparte los resultados de su aplicación en diferentes poblaciones. Por último, se identifica y cualifica su valor como instrumento de lucha para alcanzar mayores niveles de justicia social.
Revista Temas: 118. Sección
Este panel de discusión está dedicado a debatir qué es un ciudadano, cómo se forma y cuáles son los factores —de carácter social y cultural— que inciden en su formación.
Revista Temas: 35. Sección
¿Qué significa hablar correctamente? ¿Podemos considerar un patrón superior que no tiene en cuenta diferencias y particularidades o se trata más bien del patrón de un grupo social, de una región, de un grupo étnico-racial, de una condición urbana o rural? ¿Los medios de comunicación masiva, la escuela, los espacios comunitarios, la difusión de la música popular, afectan, facilitan o entorpecen el desarrollo de criterios adecuados en relación con el habla? ¿La enseñanza del español, el cuidado de las normas, en la escuela, en la familia, en los medios de comunicación, se han visto afectados por la crisis de los últimos años? ¿Cómo los cambios que han ocurrido en los espacios sociales configuran la formación del habla popular y las normas sociales?
Revista Temas: 36. Sección
¿Qué modelo de socialismo se llegó a configurar históricamente en la URSS y en Europa del Este? ¿Cómo podría describirse en relación con los acontecimientos que le dieron origen, y con los movimientos revolucionarios europeos de las primeras dos décadas del siglo XX, en donde muchos de esos procesos tuvieron antecedentes? ¿Qué expresiones anunciaban la crisis?, ¿qué factores desencadenaron el fracaso del modelo? A propósito de los quince años de la caída del muro de Berlín, Temas invita a reflexionar sobre el conjunto de los problemas que enfrentaba el socialismo en Europa y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Revista Temas: 39-40. Sección
¿Qué quiere decir debate de ideas? ¿Qué significa propiciar o construir una cultura del debate? ¿Ha tenido realmente alguna incidencia sobre el pensamiento social y la cultura en estos últimos diez años? ¿Qué factores afectan el desarrollo futuro de una cultura del debate? ¿Qué problemas de fondo deberían ser enfrentados para que se expanda esa cultura? Intelectuales procedentes de distintos campos de la cultura intercambian sobre estas interrogantes, a propósito del décimo aniversario de Temas.
Revista Temas: 41-42. Sección
¿Qué es el entretenimiento? ¿Qué formas de uso del tiempo libre constituyen lo que podría definirse como entretenimiento? ¿Será que la experiencia cultural ligada al entretenimiento se diferencia de la no ligada en que la primera es para «pasarla bien», y la segunda requiere un esfuerzo que no necesariamente está relacionado con un goce o un placer físico o psíquico? ¿en qué medida el entretenimiento promueve valores culturales? ¿Esos entretenimientos «no culturales» no están definiendo una forma de conducta, de comportamiento y de valores que son toda una cultura —y a veces una cultura más aplastante que la que se identifica aquí como la verdadera?
Revista Temas: 43. Sección
¿En qué medida la práctica cubana de la danza se inserta y se diferencia de las grandes corrientes mundiales? ¿Qué rasgos particulares la caracterizan? ¿Hasta qué punto estos se diferencian según cada manifestación danzaria específica, o más bien resultan comunes a todas? ¿En qué medida se ha creado un lenguaje danzario en Cuba que haya contribuido a una diferenciación de la forma de hacer ballet, folklore, danza contemporánea?
Revista Temas: 44. Sección
¿Qué es la cultura popular?, ¿qué es, por oposición a lo que sería la cultura no popular?, ¿en qué medida, en el concepto de patrimonio cultural y en el de folklor, está contenida o no la cultura popular?, ¿cuál es la diferencia entre cultura popular y folklor?, ¿qué área de la cultura popular no está contenida dentro de lo que llamamos folklor o patrimonio cultural?, ¿hay una desnaturalización de la cultura popular cuando se convierte en un producto mercantil?
Revista Temas: 45. Sección
(Entrevista con Gianni Vattimo, profesor de Filosofía en la Universidad de Turín, Italia)
“El lector de estas páginas se percatará de que los tópicos abordados recorren precisamente hitos importantes de su obra, que él explica y contextualiza con claridad. El entrevistado entra de frente, o apenas roza a veces, temas altamente polémicos. La presencia de estos asuntos no es un hecho fortuito, ni el resultado de la dinámica imprevisible del diálogo, sino parte esencial del propósito de esta entrevista”.
Revista Temas: 46. Sección
Panel dedicado a la caracterización de la cultura política existente en Cuba después del golpe de Estado de 1952 y justo antes del 26 de julio de 1953; es decir, cuáles eran los valores, la opinión pública, las actitudes hacia los problemas de la esfera pública, el consenso, la movilización de la sociedad civil y en qué contexto internacional tenían lugar estos fenómenos.
Este panel discute la problemática del consumo en sus dimensiones económica, social y cultural. ¿Cómo se genera el consumo en el mundo contemporáneo globalizado? ¿En qué medida el consumo tiene una significación directa en los grupos sociales, según sus diferencias? ¿Hasta qué punto es algo extensible al mundo entero de acuerdo con las características del sistema social?
Revista Temas: 47. Sección
¿A qué llamamos familia desde los puntos de vista sociológico, jurídico, de la vida cotidiana, y en qué medida la definición que tenemos de ella abarca la heterogeneidad de tipos de familia realmente existentes, su composición, la diversidad de roles de sus miembros, la situación social, el papel que tiene en la reproducción económica y de patrones de vida y culturales? Temas reunió a juristas, sociólogos, psicólogos sociales y estudiosos de la cultura de la familia, para debatir, a partir de las intervenciones de un panel de especialistas, un grupo de problemas relacionados con la legislación familiar.
Revista Temas: 48. Sección
¿Qué es el fundamentalismo?, ¿cuál es su origen? ¿A qué llamamos fundamentalismo religioso? ¿Qué problemas concretos de la cultura, de la sociedad, de la práctica religiosa, se relacionan con el fundamentalismo? ¿Todo lo que se deriva de él es negativo, o hay aspectos positivos que, de alguna manera, contribuyen a transformar el pensamiento y las prácticas religiosas? Varios conocedores de la materia y un público interesado reflexionan y dialogan sobre estas interrogantes.
Revista Temas: 98. Sección
“La sociedad del conocimiento es un campo de diversas interpretaciones. Para algunos, solo se ha alcanzado parcialmente; para otros, es un referente, una aspiración; y para otros más, estamos en ella plenamente, y por tanto reflexionar al respecto sería hacerlo sobre la sociedad en que se vive, con todas las múltiples variantes y complejidades que esto supone. Es también plantearse qué sociedad del conocimiento nos es relevante a nuestras necesidades, intereses y fines...”
Revista Temas: 49. Sección
¿Qué entendemos por humor? ¿En qué se diferencia de la comicidad? ¿Hasta qué punto el humorismo se reconoce como parte de la cultura? ¿Se expresa en corrientes o estilos propios? ¿Es localista o universal? ¿Hay un relevo para el humorismo dentro de la nueva generación? ¿Son muy diferentes entre sí el humor en el teatro, la televisión y la radio? ¿Sucede así en otros países? ¿Corrientes como el humor negro o el absurdo están presentes en la cultura cubana? ¿Hasta qué punto puede hablarse de un humor cubano en la vida cotidiana de las personas? ¿Qué obstáculos y retos se plantean al ejercicio del humorismo en Cuba? Humoristas, especialistas, dibujantes, artistas debaten en torno a esta problemática e intercambian con un activo auditorio.
Revista Temas: 52. Sección
En esta entrevista, el sociólogo noruego Nils Christie explica los avatares de sus primeros intentos por introducir la sociología en la formación de los criminalistas, sus inicios en el estudio de los sistemas penitenciarios, y sus experiencias con los recursos de la mediación de conflictos como alternativa al castigo, así como de las diferencias culturales como ingredientes de los conflictos, y la carencia de esta dimensión en su comprensión y tratamiento.
Revista Temas: 53. Sección
¿Cómo afectó al cine cubano el Periodo especial? ¿Se puede hablar de crisis y recuperación? ¿Cuáles vías económicas y tecnológicas tomó la industria para seguir haciendo cine en Cuba? ¿Qué pasó con la documentalística? ¿Se puede identificar el cine cubano con el ICAIC? ¿Qué función le corresponde en la actual diversidad de productores? ¿Qué ventajas y desventajas tiene el audiovisual? ¿En qué medida las coproducciones benefician o perjudican a la cinematografía nacional? ¿Es aconsejable mantenerlas? ¿Hay un marketing efectivo para el cine cubano? ¿Se aprecia una nueva estética en las películas de los jóvenes realizadores? ¿Cómo responde el público a ellas? Especialistas en el tema, desde la creación, la docencia y la institucionalidad debaten estos y otros aspectos de la producción y distribución del cine cubano.
El objetivo de esta sesión es tratar de profundizar en algunos problemas que afectan en general a los medios de difusión, y en particular a la radio como un instrumento de comunicación y retroalimentación con los radioyentes ¿En qué medida la radio ha ofrecido históricamente un espacio para la expresión de la opinión pública y el desarrollo de una conciencia ciudadana en Cuba, una conciencia cívica? ¿Cómo se compara con otros medios de difusión, en particular con la prensa escrita y con la televisión?
Revista Temas: 54. Sección
¿En qué consiste y cómo se puede caracterizar la relación médico-paciente? ¿En qué medida expresa una determinada cultura de la práctica médica y de la salud pública? ¿Qué problemas se revelan a través de dicha relación? ¿Cuáles afectan a las prácticas médicas y a la cultura de la salud? ¿Qué hacer, transformar, mejorar en esta relación? Desde una diversidad de perspectivas, un estudiante de medicina y tres médicos especialistas reflexionan sobre los patrones culturales de la práctica médica.
Revista Temas: 85-86. Sección
“Conversando en un café de Little Havana o en la sala de su casa en Coral Gables, me ha impresionado la estructuración de su discurso, revelador de un largo oficio de periodista. Se detiene en los más arduos temas con un tono casi didáctico, sin rebuscamientos teóricos, aunque con una armazón conceptual y un orden lógico que no abandona, incluso cuando entra en digresiones. La intensidad de sus ideas y la precisión de sus argumentos, muchos de ellos altamente polémicos, se mantienen intactos...”
Revista Temas: 55. Sección
¿Qué abarca la literatura cubana? ¿La escrita por cubanos que viven en Cuba, o que viven en otra parte?; ¿es la obra sobre temas cubanos, sin importar el autor? ¿Se puede escribir esa literatura en otros idiomas? ¿Han cambiado, así como lo han hecho los temas y las maneras de escribir, los lectores que leen literatura cubana?, ¿cómo influyen los patrones de consumo y el mercado en los lectores, la conducta y su relación con la literatura cubana? Este panel reúne a estudiosos de la literatura cubana y a creadores, con el fin de discutir algunos de sus problemas, al calor de sus cuatrocientos años.
El jefe de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa Civil cubana responde a preguntas centradas en tópicos claves de su trabajo profesional: ¿Qué amenazas provenientes del cambio climático prevé la Defensa Civil (DC) de Cuba? ¿Existe un modelo cubano de prevención y enfrentamiento a eventos extremos del medio ambiente? ¿Qué papel tiene la cooperación internacional en la prevención y enfrentamiento ante eventos extremos del medio ambiente, como los huracanes y los sismos?, entre otras.
Revista Temas: 73. Sección
Panel de Último Jueves realizado en el Centro Cultural Cinematográfico ICAIC, en abril de 2012. Una discusión, desde la experiencia de tres investigadoras que se dedican a estudiar el tema demográfico que responden a cuestiones como: envejecimiento, fecundidad, migración, repercusión social de esos fenómenos, y estrategias para hacer frente a tal problemática, con vistas al futuro.
Revista Temas: 78. Sección
ENTREVISTA
Desde sus primeros números, Temas ha abordado la problemática de la emigración en sus dos dimensiones: los factores internos y externos del flujo migratorio, de un lado; y del otro, los rasgos socioeconómicos, culturales, políticos, de los cubanos en otros países, y de sus relaciones con su país natal. Esta producción abarca más de cuarenta estudios de investigadores cubanos y extranjeros, residentes en varios países, así como numerosos debates, con participación de emigrados, publicados a lo largo de más de veinticinco años.
En vísperas de la IV Conferencia La Nación y la Emigración (18 y 19 de noviembre), solicitamos una entrevista a la Dirección de Asuntos Consulares y de Cubanos Residentes en el Exterior (DACCRE), del MINREX. Su director, el embajador Ernesto Soberón, tuvo la deferencia de aceptar someterse a nuestra lluvia de preguntas.
Rafael Hernández (RH): Ante todo, gracias por acceder a esta entrevista, a pesar del poco tiempo que debe dejarte la organización de un evento tan esperado como este.
En algunas intervenciones tuyas más recientes, has apuntado que la política cubana se orienta a facilitar los viajes al extranjero, el retorno a Cuba y la mayor participación de los cubanos residentes en el exterior en nuestra vida política, económica y social. Has señalado que cubanos residentes en 130 países participaron en el debate del proyecto de nueva Constitución y en el del Código de las Familias. También reconociste que crece el número de proyectos de cooperación, negocios e inversiones presentados por cubanos residentes en el exterior, dirigidos a participar y contribuir al desarrollo económico de Cuba.
En los últimos tiempos, se han aplicado nuevas regulaciones sobre la renovación del pasaporte, cambios aduanales para facilitar envíos e importaciones de medicinas y alimentos, encuentros de algunos empresarios emigrados con autoridades gubernamentales, incluido el propio presidente Miguel Díaz-Canel.
Mi primera pregunta:
¿En qué medida estos puntos forman parte de la agenda de la conferencia “La Nación y la Emigración”? ¿Qué otros aspectos se anticipan como parte de ese diálogo?
Ernesto Soberón (ES): La respuesta corta es que todos esos puntos forman parte de la agenda.
Ante todo, si bien esta Conferencia es continuidad de las anteriores, al mismo tiempo hay una diferencia abismal entre esta IV Conferencia y las anteriores, por varios de los temas que se abordarán.
Ha cambiado sustancialmente el flujo de viajeros cubanos. Hoy prima la circularidad, a diferencia del pasado, resultado de la política migratoria que se ha adoptado desde la Actualización, sobre todo desde 2013. Las estadísticas muestran un flujo creciente de cubanos viajando hacia el exterior, así como un flujo creciente regresando, con la pandemia por el medio, que trastocó todos los flujos, en Cuba y en el resto del mundo.
Para considerar un solo dato: entre los que han confirmado su participación hasta ahora, en esta IV Conferencia, alrededor de 45% tiene residencia en Cuba y también en el exterior. Ese es un tema nuevo, pues no era la situación en 2004, cuando se celebró la III Conferencia.
También ha habido un desarrollo y una diversificación de los vínculos bilaterales. Las Conferencias anteriores, en mi opinión, como resultado del momento en que se desarrollaban, estuvieron muy concentradas en temas de índole migratoria. Muchos de esos temas, con el decursar del tiempo, se han ido resolviendo, incluido el período de estancia en el exterior. Hoy se mantiene una moratoria sobre el límite de veinticuatro meses. O sea, que no hay emigrados, pues hoy las personas que salen no tienen tiempo límite de estancia en el exterior, por ponerte un ejemplo.
RH: ¿Dejó de existir el plazo de los veinticuatro meses?
ES: Dejó de existir. Hasta ahora, existe una moratoria que se estableció a partir del 20 de marzo del 2020, cuando comenzó la pandemia, porque las personas no podían regresar, no porque no querían, sino porque no tenían cómo hacerlo. Pero pasó la etapa crítica de la pandemia y se mantiene la moratoria.
Casi coincidiendo con la Conferencia, vamos a llevar dos años desde noviembre de 2021, que volvimos a la nueva normalidad, y la moratoria se mantiene. Sigue siendo un tema en análisis, pero mientras el análisis transcurra, hoy no existen veinticuatro meses en términos prácticos. Las personas salen sin tiempo límite de estancia en el exterior.
Como parte de lo que en Cuba hemos llamado la Actualización del modelo económico, han aparecido nuevos actores económicos, así como nuevas oportunidades para la participación de los cubanos residentes en el exterior en diferentes procesos de desarrollo socioeconómico que transcurren en el país. Así que hoy tenemos cubanos residentes en Cuba que tienen una mipyme, y esos mismos cubanos también residen en el exterior, como resultado de los cambios constitucionales y del reconocimiento de la ciudadanía efectiva. Entonces esos cubanos pueden lo mismo invertir, que hacer negocios, que participar en proyectos de cooperación y otras actividades.
Tenemos un número creciente de profesionales, según las estadísticas, de jóvenes que han viajado al exterior con perspectivas de un plazo más largo o más corto, que se formaron en Cuba, con un nivel de escolaridad alcanzado aquí. Una de las políticas que se ha trazado es cómo aprovechar esa formación del recurso humano, característica intrínseca del proceso nuestro, cómo aprovechamos esa formación, que continúa en el exterior, cuando esas personas se trasladan fuera de Cuba.
Vamos a llegar a esta IV Conferencia con un desarrollo de las tecnologías de la informática y las comunicaciones que nada tienen que ver con el pasado. Eso abre una serie de oportunidades increíble en materia de vínculos entre Cuba y los cubanos en el exterior.
Antes había que esperar meses para que quienes partían, cuando llegaran al país adonde iban, escribieran una carta, para saber cómo estaba la persona.
Hoy puedes organizar un evento en Cuba, con participación de cubanos en el exterior, a través de videoconferencias. Más allá de las dificultades que implica el bloqueo y no poder acceder a ciertas plataformas de comunicación en internet, esa posibilidad está dada.
RH: ¿Habrá participación de emigrados que no pueden venir en esta Conferencia?
ES: Estamos tratando de que así sea. Hoy la principal plataforma que usan las personas en el exterior es Zoom, y desde Cuba no se tiene acceso por cuestiones del bloqueo. La idea es que se transmita en streaming y que por lo menos el resultado y lo que se debata en la Conferencia no se quede en la Conferencia, sino que irradie a los países donde están radicados ellos.
Otro de los objetivos este año también es lograr la mayor representatividad posible, a partir de que ha habido un incremento de los países donde hoy tenemos registrada presencia de ciudadanos cubanos.
De hecho, apoyándonos en el desarrollo de las tecnologías y las comunicaciones, los cubanos en el exterior han tenido participación en procesos no solo socioeconómicos, sino, por ejemplo, los debates de la Constitución y del Código de las Familias, que son inéditos. Cuarenta personas de 130 países participaron en esos debates. El objetivo era que nadie se viese privado de la posibilidad de participar. Los que estábamos aquí íbamos a las asambleas y participábamos, en dependencia de la voluntad de las personas. Lo mismo ocurrió en el exterior. Se ofreció la vía para que las personas accedieran a esa participación. Esa participación, aunque pequeña, respondió a la invitación cursada a 130 países. De todo lo que propusieron esos residentes en el exterior, 40% quedó recogido en la nueva Constitución. Así que fue una participación efectiva, a pesar de que la propaganda contraria afirmaba: “No participen, que no van a tener en consideración lo que ustedes digan”. Y no fue así. Esa posibilidad también es un cambio importante.
La esfera de cultura e identidad es uno de los sectores donde el intercambio ha sido más fluido, aunque no exento de dificultades.
Los artistas han sido pioneros en implementar estrategias, políticas, decisiones, que facilitan ese vínculo. En estos últimos años, se aprecia un incremento de la participación de artistas e intelectuales residentes afuera en la vida cultural.
Así como un mayor reconocimiento en nuestro país, no suficiente todavía, pero mayor, de la obra de los artistas e intelectuales radicados en el exterior, una mayor difusión de esa obra. Sobre todo eso queremos intercambiar en la próxima Conferencia.
Otro de los cambios ocurridos en los últimos años es que no hay delegación de alto nivel de Cuba que viaje al exterior que no tenga en su programa un encuentro con los cubanos en el país donde visita. A menos que se trate de una visita muy corta, siempre se prevé el encuentro con los cubanos residentes en diferentes formatos. De todas formas, es un hecho que no hemos tenido una reunión como esta desde hace diecinueve años. De manera que la IV Conferencia también va a servir para hacer un balance de cómo han avanzado las relaciones.
No tengo la menor duda de que estamos en el mejor momento de las relaciones de Cuba con los cubanos en el exterior. No es que no existan temas inconclusos, pendientes, que no haya nada más que hacer en términos de esas relaciones. Pero ha habido muchos avances en todos los órdenes. Ahora mismo no puedo identificar ningún área donde se pueda afirmar que no ha habido. Puede haber quienes crean que son insuficientes, y también otros que crean que el avance no es el que debió ocurrir, según el punto de referencia del que se parta. Pero lo que nadie podrá desconocer es que ha habido avances en materia de relaciones de Cuba con los cubanos residentes afuera.
Con el mismo desarrollo de las tecnologías y las comunicaciones que ha permitido a las personas residentes afuera estar al día, por decirlo de alguna manera, de lo que está ocurriendo en el país, sea a través de internet o sea porque vienen con mayor frecuencia a Cuba, también van a tener la oportunidad de tener información de primera mano, ofrecida por dirigentes del país que van a participar en la Conferencia; contribuir, sobre todo, a trazar la pauta a futuro de adónde queremos que vayan las relaciones a partir de todos los avances que se han logrado; podrán identificar lo que esté pendiente, lo que les preocupa a los cubanos, intercambiar sobre temas actuales, como ha ocurrido también en el día a día nuestro en las conversaciones aquí, en la preparación del evento.
Tenemos que explicar e intercambiar sobre las causas de los flujos migratorios que hoy tiene Cuba, que la gente comprenda que este tema está expuesto a un manejo totalmente politizado.
Yo empecé aquí en la DACCRE, en 2015, y recuerdo la concentración de cubanos en Panamá, en 2016. No habíamos llegado a los acuerdos con Obama, pero se garantizó un corredor de cubanos desde Panamá hasta Estados Unidos. Cuando aquello ocurrió todavía se aplicaba la política de pies secos/pies mojados. Ese mismo día y a esa misma hora, en Panamá había decenas de miles de emigrantes de otros países, que nadie pensó en sus derechos, ni en hacerles un corredor humanitario. Como dice Jesús Arboleya, los únicos migrantes que solo se consideran exiliados o refugiados son los cubanos. No se identifican otros migrantes desde Cuba.
En la próxima Conferencia debemos intercambiar con los cubanos residentes en el exterior, para contribuir a mostrar la realidad cubana con sus luces y sus sombras.
Yo tengo la suerte de que habitualmente viajo a Estados Unidos en septiembre, acompañando a la delegación que va al segmento de alto nivel de Naciones Unidas, de la Asamblea General de Naciones Unidas, porque en ese marco siempre hay un encuentro con los cubanos en Estados Unidos. Cuando llegamos en el 2021, sorprendentemente, la inmensa mayoría de las contrapartes estadounidenses con las que uno hablaba no sabía sobre las cinco vacunas que había hecho Cuba contra la COVID. Solo me hablaban de los sucesos del 11 de julio, con una imagen distorsionada de lo que había pasado. Pero un logro a nivel mundial que todo el mundo reconoce, como el de las vacunas, no tiene el mismo impacto desde el punto de vista comunicacional.
Si hoy tenemos cubanos en 130 países, y embajadas, y consulados en más de cien países, pues de conjunto podemos hacer un esfuerzo en mostrar la realidad cubana e intercambiar también sobre temas que son de orgullo nacional.
En fin, la Conferencia va a ser un momento de balance, pero sobre todo de proyectar hacia dónde va la relación de Cuba con los cubanos en los próximos años, sabiendo que el camino que arrancó con el diálogo en 1978 ha sido continuo y es irreversible.
En eso no hay marcha atrás, no hay manera de cambiar esa realidad, ni tendría sentido ninguno cambiarla. El problema es cómo continuamos avanzando, dónde, en qué áreas es más factible, e intercambiar con todos ellos.
RH: Una medida de ese cambio y de la motivación de los cubanos por reconectarse con Cuba, sobre todo los que se fueron y no tenían regreso, es el número de repatriados. Según los datos de hace unos años había 57 746 solicitudes de repatriación, 60% desde los Estados Unidos. Aunque no regresan para quedarse a vivir en Cuba permanentemente, esta cifra da la medida del potencial para restablecerse en Cuba, para vivir en Cuba, para participar en la vida del país. ¿Qué derechos y deberes tienen esos cubanos repatriados, independientemente de estar ahora mismo aquí o fuera, que pueden optar por residir parte del tiempo aquí? ¿Podrías comentar sobre el volumen de ese regreso y sus perspectivas?
ES: A mí en lo personal no me gusta la palabra repatriado.
RH: Bueno.
ES: Técnicamente, lo que están es recuperando la residencia. Y eso es una señal, un ejemplo de la mejoría de las relaciones con los cubanos emigrados. El simple hecho de que Cuba actualizara su política migratoria y flexibilizara los requisitos para que las personas pudieran solicitar la residencia territorial es un ejemplo de eso. Que las personas lo asuman con una predisposición positiva, y que un número creciente de ellos lo haga, también lo es.
Las personas que se fueron en esos primeros flujos migratorios de principios de la Revolución tenían una diferencia de fondo. Los que recuperan su residencia tienen diferencias, pero no es de fondo. Así que prevalece el interés de todas las partes de mantener esa relación viva. Es otra de las muestras de la mejoría de las relaciones.
La pandemia produjo un impacto. Como te decía, después de la pandemia se estableció una moratoria, y por tanto, los que salen no tienen necesidad de recuperar la residencia, porque no la pierden nunca. Así que ese ritmo de crecimiento que venía llevando el tema de la solicitud de residencia, a partir de 2013 y hasta, digamos, 2019, ya no es el que lleva hoy. Y no porque no haya interés, sino porque ya cambiaron las condiciones.
Los quinientos mil que, según las propias estadísticas de los Estados Unidos, llegaron a la frontera sur en estos últimos dos años, un número considerable, no necesitan solicitar, porque no pierden su residencia en Cuba.
Una vez que obtengan la residencia en Estados Unidos o el status migratorio que le concedan allá, podrán viajar a Cuba sin ninguna dificultad, incluso los que aplican por el refugio, por el asilo político. Para nosotros, eso no tiene ningún impacto.
En cuanto a derechos y deberes, una vez que recuperas la residencia, recuperas todos los derechos y también todos los deberes. Por tanto, la persona que tiene su residencia en Cuba tiene todos los que tenemos los que residimos en el país.
A futuro, habrá que ver también la cuestión de su contribución al desarrollo. En algún momento habrá que analizar eso, desde el punto de vista estrictamente económico. Si se forman recursos humanos constantemente, y una parte de ellos hace su proyecto de vida en el exterior y contribuye al desarrollo de un tercer país, económicamente no resulta sostenible.
Parte de lo que queremos en esta Conferencia es crear las vías para que los cubanos que quieran y lo deseen puedan contribuir al desarrollo económico del país. Puede ser una inversión, un negocio; pero también puede ser la organización de un evento donde haya participación internacional. O la búsqueda de un proyecto de cooperación. Hay muchísimas vías en las cuales un nacional de un país en el exterior puede contribuir al desarrollo de su país.
Hay personas que han contribuido toda su vida al desarrollo de Cuba, y en su tercera edad, deciden viajar al exterior. Ellos ya contribuyeron. Pero los jóvenes que están saliendo hoy tienen que tener esa oportunidad.
La meta es lograr que la gente haga su proyecto de vida en Cuba. Eso pasa por lograr niveles de desarrollo y de perspectivas, desde el punto de vista del proyecto de vida individual y colectivo, que haga que las personas piensen en quedarse en Cuba y no ir al exterior.
Lo tuvimos en cuenta también recientemente, cuando, en 2017, logramos los nuevos acuerdos migratorios con Estados Unidos, y se adoptaron medidas que, en cierta medida, flexibilizaron, por decirlo de alguna manera, el bloqueo. O se establecieron vínculos económicos entre Cuba y Estados Unidos limitados, pero que tuvieron un impacto en el nivel de vida de la población cubana.
Cuando logramos aplicar los acuerdos migratorios que se habían acordado de una manera bastante correcta, en el sentido de otorgar diferentes tipos de visas en La Habana, no solo la visa de emigrante, sino también la de turismo; cuando devolvimos a los que llegaron de manera irregular; la combinación de todos esos factores trajo que, en los primeros nueve meses de 2017, los flujos migratorios de ciudadanos cubanos irregulares cayeron a niveles mínimos. No solo lo reconocíamos nosotros, sino los países de tránsito.
La situación económica es compleja, todo el mundo lo conoce, pero no es una utopía, sino una meta final, que todos contribuyamos al desarrollo de Cuba. Y en esa medida, que cada vez más los cubanos decidan hacer su proyecto en Cuba y no en el exterior, más allá de que es una decisión personal. Hoy el ciudadano cubano para viajar al exterior lo que necesita es pasaporte, dinero y una visa, si va a un país que la exige. Es lo mismo que requiere el resto de los ciudadanos del mundo cuando viajan a otro país.
RH: En otros países se da el fenómeno del retorno sobre todo entre personas mayores, que rebasan los sesenta años y que tienen un retiro en el país donde se radicaron como inmigrantes, sea Estados Unidos, sea Europa. Si mañana, digamos, varios miles de cubanos por encima de 60 años quieren regresar en esas condiciones, y tienen resueltas las condiciones de vivienda, ¿estarían protegidos por los mismos derechos de los cubanos que están aquí en el plano de la salud, etc.?
ES: Hoy, con las regulaciones que tenemos, esos ya son sus derechos, si tienen la residencia en Cuba.
RH: ¿Los derechos que tiene cualquier otro cubano que no se ha ido?
ES: Los que tiene cualquier otro cubano, sí.
RH: Mi tercera pregunta es que, a pesar de todo y de estos cambios políticos, no hay una referencia a los ciudadanos emigrados en la nueva Constitución. En el caso de países socialistas como China y Vietnam, sí se ha generado no solo una referencia constitucional, sino una institucionalidad propia, que representa los intereses de los llamados chinos de ultramar o vietnamitas de ultramar. En los casos de estos países, no solo son invitados a invertir, sino a integrarse a la vida institucional del país, a través de organizaciones e instituciones. En el caso de Vietnam, el Frente de la Patria (junto a organizaciones de masas, sindicatos, etc.); en el caso de China, la Oficina del Consejo de Estado para los Asuntos de los Chinos de Ultramar. ¿En nuestro caso se ha considerado la institucionalización de esa relación dentro del sistema político cubano? ¿La articulación de esos emigrados, mediante instituciones donde puedan canalizar sus opiniones, sus deseos, sus necesidades, sus intereses, manteniéndose como emigrados?
ES: Yo diría que hay una institucionalización en Cuba sobre esa materia, que requiere también una actualización. ¿Cómo atendemos hoy el tema de los cubanos residentes en el exterior, emigrados o residentes que mantengan la residencia en Cuba? Básicamente, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores. También existen diferentes comisiones a nivel nacional, como, por ejemplo, la comisión para el tema demográfico tiene una subcomisión que se ocupa de la emigración.
Rafael Hernández: ¿Eso es Asamblea Nacional?
Ernesto Soberón: Es gubernamental, la Comisión Nacional para la Atención a la Dinámica Demográfica, que dirige el Primer Ministro. Esa comisión tiene varias subcomisiones, una de ellas atiende el tema migratorio a partir del impacto creciente que tiene en materia demográfica. Pero existen otros grupos de trabajo que atienden las causas de la migración; y otros que atienden cómo lograr ese vínculo mayor entre Cuba y los cubanos en el exterior.
Ahora bien, partir de este flujo circular que tenemos, del número creciente de cubanos que tienen residencia afuera y no pierden la de aquí, que pueden tener varias ciudadanías, a partir de las oportunidades que existen, que ya no solo es el que quiere invertir o hacer algún negocio pequeño, digamos, en Mantua, donde nació, que es la inclinación que normalmente tienen los ciudadanos cuando salen al exterior, esta institucionalización debe cubrir tres momentos fundamentales: antes de la salida, durante la salida, y el regreso, sea, de manera permanente o temporal.
Y eso nos está llevando al estudio de una institución que sea capaz hoy de cubrir con esa amplitud la atención del tema migratorio a través de los cubanos en el exterior, que no puede ser a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, porque el MINREX no tiene facultad ni autoridad sobre los gobiernos locales, ni sobre la política que se sigue en Cultura en relación con los emigrados; ni en ningún evento internacional que se organice en este país donde haya presencia de cubanos residentes en el exterior.
Hoy existe a partir del desarrollo de los vínculos, de la iniciativa del cubano o de la institución; unos tienen más iniciativas que otros, a partir de las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones. Digamos que hoy tú trabajas conmigo aquí, pero mañana tú estás aquí y yo estoy allá, y los dos nos estamos comunicando permanentemente, y si estás trabajando en un sector similar al que trabajabas en Cuba, establecemos mecanismos, es decir, vínculos.
Entonces estamos en el momento del análisis de la estructura institucional que correspondería a un momento de esta naturaleza, donde funcionan hoy esos vínculos. Este tema sería también parte del intercambio que tengamos con los cubanos en el exterior, para tener una visión más integral. Pero sin duda alguna, hay una institucionalización que responde a una realidad diferente.
En el 2013, cuando adoptamos la actualización de la política migratoria, teníamos una disyuntiva: esperábamos a la aprobación de la nueva Constitución, que nadie sabía cuándo iba a ocurrir, y vino a aprobarse en 2019; o adelantábamos temas migratorios que eran una necesidad, e íbamos actualizando después el marco legal paulatinamente, hasta que tuviéramos la sombrilla que brinda la Constitución.
Hoy tenemos la Constitución y estamos ya en un proceso de análisis de otros proyectos de leyes relacionados con el tema migratorio y con los cubanos, como son una Ley de migración, una Ley de extranjería, una Ley de ciudadanía. Dentro de la actual legislatura está previsto el análisis de estos temas. Así que queremos intercambiar algunas ideas al respecto con los cubanos que vengan a la Conferencia, aun sin que haya proyectos de ley acabados en ninguno de los tres casos. A futuro, cuando avance ese proceso, tendremos la posibilidad, como mismo hicimos con la Constitución y con el Código de las Familias, de someter a debate textos de esta naturaleza con los cubanos en el exterior.
Tú mencionabas China y Vietnam, que son referentes también. Hay que tener en cuenta que nosotros venimos también de una etapa donde ha predominado, en materia de inversión y negocios, una visión más restrictiva.
En la actual visión, se ha dicho públicamente, el capital es el que se considera extranjero, no la persona. Usted lo que tiene que tener es una personalidad jurídica, una empresa en el exterior con un capital en el exterior sea cubano o sea extranjero, y podrá invertir y hacer negocios en Cuba.
Hemos pasado de una política restrictiva, digamos, a una más igualitaria. Yo no tengo dudas de que llegaremos a una donde haya incentivos particulares para los cubanos que están en el exterior. Aunque ha habido un avance. Eso también pasa por la institucionalización.
Por otra parte, nosotros, desafortunada o afortunadamente, tenemos una peculiaridad que no la tiene yo creo ningún otro país del mundo, y es que la inmensa mayoría de nuestra comunidad en el exterior está en un país cuyos gobiernos nos quieren arrancar la cabeza. Por tanto, eso nos ha obligado, y nos obliga todavía, a tener una política determinada. Esta, sin embargo, ha sido proactiva, porque si hubiéramos seguido esperando por un cambio de política en los Estanos Unidos todavía estaríamos en 1976 en materia de relaciones con los cubanos emigrados.
Al mismo tiempo, nuestra relación con los emigrados, tiene necesariamente, en alguna medida, un carácter defensivo. No puede ser de otra manera, por el rol que ha jugado una parte de la comunidad cubana en Estados Unidos, y que todavía hoy juega. El gobierno de EE.UU. está anunciando hace rato que va a tomar medidas para apoyar a los emprendedores, a las mypimes, llevan un año haciéndolo, y no ha podido porque hay legisladores de origen cubano que están tratando de boicotearlo y que lo han logrado.
Eso también gravita de alguna manera en términos de comparar lo que han hecho otros países con su comunidad en el exterior, y la velocidad con que hacemos los cambios, y a veces la profundidad con que los hacemos.
RH: Ya que tú lo has mencionado, en el punto de partida de este diálogo con los emigrados, en 1978 y 1979, Fidel insistía en que este era un canal separado de nuestra relación con los Estados Unidos. Sin embargo, en la práctica, desde los años 80, algunas contingencias en la relación con Estados Unidos afectaron el diálogo con los emigrados. ¿En qué medida esas relaciones entre cubanos de aquí y de allá se pueden separar hoy de esas contingencias? ¿Se considera que, en función de nuestro interés nacional, deberíamos tratar de separar lo más posible este canal de la relación con EE.UU.?
ES: Yo creo que la política hacia los cubanos en el exterior está cada vez más separada de las contingencias en las relaciones con Estados Unidos, aunque sin llegar al punto en que no tenga ninguna vinculación.
Todos coincidiríamos en que, entre las etapas más complejas en las relaciones de Cuba con Estados Unidos, ha estado la de Trump, por el precedente que había creado Obama en su segundo mandato, por todo lo que Trump revirtió en términos de relaciones, por la polarización que Trump creó en Estados Unidos no solo en relación con Cuba sino en el aspecto legal. Sin embargo, a pesar de todo eso, y coincidiendo con ese período, Cuba ha seguido avanzando en las relaciones con los cubanos en el exterior.
Cuando menciono a Trump, estoy incluyendo también a Biden, que no ha revertido nada de lo que Trump hizo. Y que, en la práctica, no ha significado casi nada. Seguimos en la lista de patrocinadores del terrorismo. Después de casi un año de su administración, abrió de manera limitada los servicios consulares en La Habana, reanudó vuelos, nada de turismo estadounidense. En cuanto a los más de veinte acuerdos, convenios, o memorandos de entendimiento, que se firmaron en la etapa de Obama, siguen estando ahí, pero nada se ha retomado. Ha sido muy limitado lo que ha hecho Biden.
Sin embargo, en estos últimos seis años, Cuba ha adoptado medidas importantes en materia migratoria, incluyendo el pasaporte, el arancel, etc. Además, se han ampliado las facilidades para que los cubanos en el exterior puedan entrar en embarcaciones de diferente tipo. Se eliminó el requisito de avecindamiento para que los hijos de cubanos nacidos en el exterior que deseen obtener la ciudadanía cubana puedan solicitarla y recibirla. Esto significa que la persona la solicita en el exterior, espera allá el resultado de la solicitud, y obtiene el pasaporte sin viajar aquí; mientras que antes tenía que venir a Cuba tres meses, los padres tenían que dejar de trabajar, o separarse de los niños. Se ha adoptado esta serie de medidas, al margen de la hostilidad de la política de EEUU. Naturalmente, sería mucho mejor si esa hostilidad no existiera.
Te contaba antes que cada año iba a Naciones Unidas, pues también lo hice en 2022, cuando todavía no se había adoptado la medida de los pasaportes. Pues en aquel año, para mi sorpresa, el tema más recurrente de los cubanos en Estados Unidos, aunque se tocó, no fue el pasaporte. Lo más recurrente en esas conversaciones fue que, una vez identificado un proyecto de negocios, de inversión, de cooperación, y habiendo pasado el viacrucis de la burocracia estadounidense y el viacrucis de la burocracia cubana, después ellos no tenían el canal bancario para desarrollar el proyecto. Ese era uno de los principales temas de los cubanos allá. Porque uno no puede andar con dinero en una maleta para acá y para allá. Aunque tengamos que adaptarnos a las condiciones de esa realidad actual, claro que hay que luchar por cambiarla. Esa es una de las áreas en donde se puede continuar avanzando.
Si hubiera una política de EE.UU. menos hostil, tendría un impacto positivo mayor en las relaciones con los cubanos en el exterior; y si hubiera una política más hostil, tendría un impacto negativo mayor. Pero esas relaciones, en su totalidad, no dependen de ese factor. No hay manera de que las detenga una relación incluso muy hostil.
Ahora mismo, cuando se revisan las encuestas de Guillermo Grenier, se aprecia una diferencia. Está claro que parte del estado de opinión de las personas allá depende de la política en Washington hacia Cuba. Si hay una política menos hostil, la gente se proyecta más en favor de los viajes, de levantar el bloqueo; pero incluso cuando hay una política más hostil, los porcientos siguen siendo mayoritarios. Pueden bajar, pero sigue siendo cincuenta más uno el apoyo al acercamiento. No creo que eso va a variar, porque se trata de una tendencia que va más allá de la emigración cubana: la relación entre la persona que emigra o que viaja al exterior y su país de origen, que no depende de una política de un país o de otro.
RH: La presencia principal de los emigrados en la economía cubana, su principal contribución, siguen siendo las remesas. Algunos economistas han pensado en la idea de que puedan crearse, a partir de esas remesas, fondos de inversión para proyectos como viviendas, instituciones de microcrédito para estimular inversiones en pequeñas industrias, así como impulsar nuevas alianzas empresariales que empujen para flexibilizar las normas del lado de allá y del lado de acá. ¿En qué medida tú piensas que esto pueda cambiar en el corto plazo?
ES: Es parte de lo que vamos a intercambiar también con los cubanos emigrados.
Rafael Hernández: En la Conferencia.
Ernesto Soberón: No es que haya un punto en la agenda que lo establezca. Pero va a salir, tiene que salir. ¿En qué usa la gente las remesas, básicamente? ¿El receptor de las remesas a nivel mundial, en qué las usa? Pagar salud en el país donde se reciben, pagar educación, compra de bienes y servicios, y algunos las invierten. En Cuba, con todos los problemas que tenemos, la educación es gratis. Tienes que comprar libretas, lápices, etc. Pero la educación es gratis. La salud, con todos los problemas que tenemos de carencia de medicamentos y demás, es gratis; y cuando alguien necesita una operación, se la hacen gratis. ¿Para qué usan entonces las personas esas remesas que reciben? Compra de bienes y servicios.
No voy a descubrir nada aquí ahora del otro mundo, pero, ¿de dónde ha salido el dinero para los negocios que hoy florecen en nuestro país? Tiene que haber venido de algún lugar.
Lo primero que tenemos que lograr es que el flujo de remesas sea sin mayores dificultades, lo que no está ocurriendo. Hoy el mecanismo que usa el ciudadano mexicano para enviar remesas a México no es el que usa el ciudadano cubano. No se trata de un problema creado por el gobierno de Cuba.
Tenemos que trabajar también para que se creen esos mecanismos. Tampoco voy a descubrir nada si digo cómo están funcionando hoy esos flujos monetarios. Una parte del dinero se queda fuera del país, y eso no contribuye al desarrollo de la economía, ni a elevar el nivel de vida del que está aquí, que es en última instancia el objetivo: que la remesa sea utilizada en que el familiar aquí eleve su nivel de vida, y por tanto planifique su proyecto de vida en Cuba y no en el exterior. Esa es la razón, porque le sale más barato a la persona, o porque cree que aquí está mejor el familiar, por cualquier razón que considere.
Yo creo que hay que buscar alternativas en ese sentido. Y al mismo tiempo, buscarlas para que esos flujos de remesas sean lo más naturales y que tengan la menor cantidad posible de obstáculos.
En ambos casos, se requiere del apoyo, de la ayuda, de la participación, de los cubanos en el exterior para proponer iniciativas de cómo se puede utilizar. Pero también para buscar mecanismos de cómo el flujo de remesas no tenga que pasar a través de terceros, lo que implica incremento en los gastos por concepto de intereses bancarios. Buscar que el cubano pueda hacer lo mismo que cualquier extranjero, sobre todo en Estados Unidos, y que depende de los bancos por donde pasan los flujos de remesas.
Lo mismo es el flujo de remesas para consumo que para un negocio, que nos señalaban los cubanos cuando fuimos a Nueva York en septiembre de 2021. Ver qué mecanismos se encuentran. Hay que tenerlos creados, en mi opinión, para cuando exista la facilidad y se puedan enviar. De manera que las remesas no solo sean utilizadas en la compra de bienes y servicios básicamente.
RH: Tú decías al principio que iban a difundir las conversaciones, los diálogos, los debates de la Conferencia, via streaming. Evidentemente, hay gente que no va a venir a la Conferencia por razones de trabajo, por razones económicas, por las razones que sean; incluso puede haber gente que piense que no vale la pena asistir a la Conferencia. ¿En qué medida esas gentes que están afuera van a ser interlocutores de la Conferencia, en el mensaje que al final la Conferencia se proponga proyectar?
ES: Como mismo te decía que estamos en el mejor momento de las relaciones de Cuba con los cubanos, te repito también que estamos en el mejor momento, en cuanto las facilidades que brindan las tecnologías de las comunicaciones para esa interacción a distancia, En 2004, cuando la III Conferencia, yo tenía treinta años, y no hubiéramos podido imaginar esa comunicación a distancia. Hoy tenemos una oportunidad tremenda no solo de dialogar con los que estarán sentados aquí en el Palacio de Convenciones. Por una cuestión de espacio, tiene que haber un grupo limitado, no hay otra manera de lograrlo. Pero lo que queremos es que todo el que esté interesado pueda tener acceso a esa comunicación. Tenemos canales hoy abiertos a través, por ejemplo, de la página digital Nación y Emigración.
Después de la Conferencia, tendremos que crear un espacio para dar continuidad, porque no creo que todo lo que se necesita hablar en términos de relaciones de Cuba con los cubanos en el exterior lo vamos a lograr en dos días de trabajo, que es lo que vamos a tener.
Ahí se dirán algunas cosas, y otras se tratarán en mecanismos para mantener ese intercambio. Esa será también una de las funciones, de los objetivos fundamentales de la estructura que se cree: mantener ese intercambio. Que no tengamos que esperar a la siguiente Conferencia para continuar el diálogo. El diálogo puede ser permanente y a través de diferentes vías. A través de encuentros en países, de encuentros regionales, que ya se vienen haciendo. A través de participación de cubanos en eventos en Cuba; de intercambios en una página web con una sección dedicada solo para eso.
Cuando el Ministerio de Justicia cuelga un proyecto de ley en su página web para que el cubano opine, no lo hace solo para el cubano de Cuba, sino para el ciudadano cubano dondequiera que esté, con el fin de opinar, no hay restricciones en cuanto a eso.
Esa es otra de las grandes diferencias de esta Conferencia en relación con las anteriores: la multiplicidad de espacios que nos va a dejar o de que disponemos para dar continuidad a lo que se hable en estos dos días en La Habana. Hemos hablado de cuántos cubanos con residencia aquí van a estar en el plenario, mientras que antes todos eran residentes en el exterior. Te mencioné todos los cambios que han ocurrido, y el uso de las tecnologías de la informática y las comunicaciones. Ese aspecto de la continuidad del diálogo sin necesidad de tener que esperar al próximo año, o al otro, o al otro, cuando se decida que sea la próxima Conferencia La Nación y la Emigración.
RH: ¿Tú dirías que más importante que los acuerdos a los que se llegue en esos dos días de la Conferencia serían las puertas que se van a abrir en esas múltiples vías para darle continuidad al diálogo?
ES: Yo te diría que sí. Hay cosas que están todavía en análisis. Otras requerirán tiempo para la aprobación de un determinado instrumento legal. Pero se van a abrir múltiples vías para poder continuar. Una vez que intercambiemos y ya tengamos claro a dónde vamos, entonces el cómo lograrlo, aunque no se consiga en dos días, es lo que yo creo que se va a poder desarrollar a través de estas múltiples vías de comunicación.
En Conferencias anteriores ha habido anuncios, aunque no necesariamente han ocurrido en el marco de esos encuentros. ¿Cuál era el principal anuncio que la gente esperaba para la próxima Conferencia, la que no se dio en el 2020 y la que se va a dar dentro de dos semanas? El de los pasaportes. Y ya lo anunciamos. Más que anuncios, lo que veo es la posibilidad de avanzar en lo que queda pendiente hoy, en lo que está en proceso hoy en función de los vínculos con los cubanos.
RH: De manera que el diálogo continúa.
ES: Exactamente.
RH: Muchas gracias.
ENGLISH
Rafael Hernández: Eduardo, when you speak about culture’s role in the defense of the nation, what do culture and defending the nation mean to you? What does that defense entail in the field of culture?
Eduardo Torres-Cuevas: First of all, we must define those concepts. The term “culture” has been used with very different meanings, and there are many ways to understand it. In my view, culture has to do with a people’s way of being and doing; it is the foundation of any cultural process. It can manifest itself in the streets, in our way of thinking, doing and saying. And this leads eventually to the consolidation of that culture in its intellectual, artistic and musical expressions.
Cuba’s overall historic evolution reveals the emergence of fields born from the Island’s own internal process. A great diversity of people, ethnic groups and nationalities came from all over the world—Spain, Africa, other European countries, Asia—at different stages of our history and converged in what I call the acriollamiento (or “going native”) process. Criollo means being raised at home; not born, but raised, regardless of your descent. This paves the way, first of all, for a process of creation of all kinds of cultural traditions and customs—eating, dressing, speaking and other habits. Every city, town and village creates its own traditions, and from there a more nationwide tradition arises even if there is still no nation per se. Culture precedes the nation, which will be the outcome of a cultural process.
I have always liked very much one of Fernando Ortiz’s phrases. «What is being Cuban? It’s an ajiaco»[1], he says, «made of diverse ingredients», with a quality of its own that is different to its original components. And he adds, «Our culture is the quality of Cubanness». That is, its quality is that of its people.
As those criollos and reyoyos[2] start to take shape, such a mixture of elements becomes a combination that creates its own expression as the ultimate characteristic of a nation. For instance, eighty-five ethnic groups came from Africa, where many of whom were even rivals.
RH: Eighty-five African ethnic groups!?
ET: Those eighty-five ethnic groups had a single identifying feature: they were black people. But in Africa, since they were all black, there was no such identifying factor. The same thing happened in Spain, and in Spanish America. In the 16th century there was an assortment of kingdoms and dynasties that included titles like king of Aragon, Castile, and Leon… Spain only came into being as a concept when there really was a vision of the Hispanic world, just like American-ness did during the same process in the 16th, 17th and 18th centuries.
Our culture identifies us by the way we are, do and speak as much as by the habits, traditions and customs that we created throughout those first three centuries, especially after the 19th, when the process became rational. Until then it had been more about feelings that could not always be described or narrated, but the predominance of the Age of Reason and modern science in the 19th century and the philosophy sprung from the French and British Encyclopedias of the late 18th century allowed for their rational articulation.
RH: When we speak of defending the nation we think first of all about a clash with external hostile, negative, alienating factors, originated mainly in the United States. That is the most usual context of the phrase.
Now, when we speak about it not in military, economic, or political-diplomatic terms but from the viewpoint of culture, it implies that we are defending a culture with ingredients that originate in the North. How does this cultural relation affect the defense of the nation?
ET: When I said that Cubanness is made up of all those transcultured ingredients I am also including the North American one. In the 18th and 19th centuries, Cuba and the United States had close commercial and cultural relations in every field, which became more political in the 20th century.
When Martí said that we lie astride the pivot of America and that the struggle for Cuban independence was also for the balance of the world, he took into account the North American factor, mainly because this vast Latin America and the American-ness that I mentioned before had to do with the characteristics of the Spanish Empire. But throughout the 19th century Havana had a permanent link with New York and New Orleans. Havana is not on the southern coast; it’s not a Caribbean city. It faces the North Atlantic, right opposite Florida, and it’s very close to the port of New Orleans, where there are French and Spanish criollos. That is why when Napoleon sold Louisiana to the United States many of those French criollos came here and established big coffee plantations in western Cuba. Others who came as a result of the Haitian Revolution settled mostly in the eastern region and in the city of Cienfuegos, founded by Don Louis de Clouet, a French criollo.
Now, that link with the United States made many things possible for Cuba, particularly to be close to the processes of development not only in Europe but also in Anglo-Saxon America. This even led up to the annexationist movement and the disagreement between [Jose Antonio] Saco and El Lugareño [The Villager][3], which remains, without any difference, a very current issue nowadays. El Lugareño argues: «An annexed Cuba means five hundred thousand Yankees; devils and demons, but white devils and demons with enough capital to make the Island advance. What do you expect from Spain, that it will bring you five hundred thousand African blacks?» To which Saco replies: «I understand, it’s true that we would get all those benefits», and goes on sarcastically, «but I still see a slight contradiction in that project: the loss of the Cuban nationality». It’s true that Saco is referring to a white nationality, but at the same time he was stressing the fact that this country had been raised in the Catholic religion. But religion is the least significant component of this concept; what’s most important are the whole cultural, ethical, and even artistic elements inherent in the original Catholic view of the world. At the other end are the Anglo-Saxon and Protestant whites. That is why he speaks of «the loss of my nationality», and says: «While I have been able to be a foreigner abroad, I would not be able to be a foreigner in my own homeland, nor will I ever bow to the gleaming stars of the American flag». He’s saying that he will not allow himself to lose his culture. So every economic effort has to be channeled into the preservation of independence and of the Cuban nation.
Therefore, speaking of the nation involves not only political but other more profound considerations. It’s about who we are and whether we can stop being what we are, and that’s the crux of the cultural matter.
RH: The present is also history, and all antecedents that you mention are key to understanding it. But if we look at the confrontation between the Revolution and the United States, and the former’s claims to national culture and the nation as part of its project, would you say that this moment is more challenging and threatening to the defense of the nation than back in the 1960s? Or have not that nation and its culture been under attack and harassed since the beginning of the Revolution? If we agree that is the case, what’s different today?
ET: It’s a wide-ranging question, but yes, I would say that never before has the nation and its culture been in greater danger. I will quote someone who is not exactly a supporter of the Cuban Revolution: Mario Vargas Llosa, from his excellent book La civilización del espectáculo [Notes on the Death of Culture: Essays on Spectacle and Society]. This is also related to the way modernity has dismantled all contemporary rationalistic projects and even the very concepts of nation, homeland, and people’s sense of duty. For the last thirty years we had a rational discussion which included the arguments that the right wing used in its political discourse, so it was possible to have a clear-headed debate. Today we no longer need that rational discourse because there are other post-modern considerations about ethics and esthetics that affect not only the revolutionary ethics, but also the religious ethics itself, like, say, in Catholicism. This phenomenon is much broader and global; it’s not limited to a certain region, nor is it a Cuban problem, but a universal issue.
On the other hand, in the 1960s the mass media—radio, television, the press, the news exchanged between agencies—were, in retrospect, seen as primitive. Now you can use a cell phone to send messages all over the world. There are examples, particularly of what has been called the fourth generation warfare, as in the case of the Arab Spring, the effects of which differed considerably from the expectations that many of the millions who took to the streets really expected.
Moreover, the concepts have changed or modified their content. Nowadays everybody speaks of democracy, but the problem is how to know what democracy you are talking about, the extent of its scope, and its mechanisms and power groups, which existed to some degree. Now the control over the media is absolute. For instance, in the 1950s there were in Havana eleven national newspapers, ranging from the communists’ Hoy to the Diario de la Marina, on opposite ends of the spectrum. We also had El Crisol, Prensa Libre, El Mundo, El País, and there was a visible debate in which we would either gain or lose ground every day. Today the right-of-center, the rightists and the centrists have much stronger control over the media than the left-wingers, among other things for economic reasons. On that score, nothing to do with the struggle of the 1960s, when the debate, the way to debate and the purpose of that debate were different. There were multiple choices, but all were intended to make improvements. Now even the worst can prove to be the best, since everything depends on your discourse and your powers of persuasion. Furthermore, the simplest discourse is usually the most convincing; the more theoretical it is, the less the great masses will understand it. The semi-fascist and far-right leaders, among others, use sentences and phrases, at times even without verbs, and thus they make affirmations that people accept. But the axiom of saying something that could be totally false hinges on the old principle of lie, lie and lie. Something always sticks, and then when you put up a defense, it’s too late. All these factors make these times all the more complicated.
The left-wing movement around the world went through a phase of confusing views, when the left attacked the left following the crisis of the socialist bloc, the Soviet Union, etc. I am not judging the communist parties, but after this phase they took a considerable nosedive, and now the socialist parties, who thought they would rise at the former’s expense—as they did in the beginning—find themselves at a disadvantage. The discourse that prevails today has knocked down some of the traditionally strong parties in Latin America. That’s what’s happening in Costa Rica and Peru, where parties long aligned with the left or the center, and even with the right, are faced with such a crisis that they don’t even have a strategic program. What’s the only strategic program on the table now? The neoliberal and neoconservative one, with both forces engaged in a discussion to which the left can only reply.
RH: Defensively.
ET: Yes, as long as there is a proposition I respond. What the left is lacking now is a coherent discourse and the capacity to say things in simple terms that everybody can understand, but based on finely elaborate theoretical thoughts.
RH: Is our own position or the message that we are sending also defensive?
ET: Of course. One of the most interesting aspects is that we are not measuring up to the proposal that we must bring forward. Our responses, more or less elaborate though they may be, are excellent. We only have to be goaded and there will be a response, be it by reminding the speaker about their mother, delivering a fancy speech, etc. As I see it, our problem is that we are currently designing a new proposal that is not yet articulate or tested; the very dynamics of the process can provide the answer.
Let me respond to your question from a different angle. The offensive being launched today is not neoliberal, but neoconservative in nature, and I make a distinction in that respect. Obama may be the embodiment of neoliberalism, while Trump is that of neoconservatism, as he even attacks some elements of the former. Such a neoconservative offensive seems to be the extreme right’s usual response whenever left-wing thinking is in crisis; they also become more aggressive against economic movements. In other words, it happens every time there is a crisis and it’s necessary to organize the advance of big business.
RH: When it comes to defending the nation in the field of culture and the culture that represents us, today our nation is more present than usual beyond our borders, and not for the first time. There are Cubans all over the world, as there were during the independence wars, etc. From the strategic viewpoint, what does the inclusion of the Cubans who live abroad, who are part of our nation, who are not our enemies and do not behave as enemies or collaborate with them, mean to a cultural policy or a plan to defend the nation from the field of culture?
ET: Being Cuban is not conditioned by the part of the planet where you live, be it the North Pole, Hawaii or Burkina Faso. And a most important thing, going back to Fernando Ortiz: today I’m…
RH: A fan of Ortiz.
ET: Yes! He asked, «What is being Cuban?», that is, the awareness and willingness to be it. You choose whether or not you want to be Cuban, but that involves a cultural, not a political definition, even if the political consequences follow close behind. In the beginning, I want to be like the other, not like I am; I want to acculturate. But among the Cuban émigrés—we both know plenty of them—there are many who have discovered who they are as opposed to others; that is, I realize that I am Cuban because I act and think in a different way, and maybe I have to hide to eat black beans, but that’s the dish I want, rice and beans. Like Cuban music, which gets you on your feet wherever you are and makes you say, ‘That music!’ Culture keeps us being Cuban regardless of where we are.
RH: If defending the nation engages Cubans here and elsewhere, and if culture is what unites us, what do you recommend to include in a cultural strategy to defend the nation that will not be overcome by populism, folklorism, or the small-town provincialism that Martí criticized? How to guard against that danger?
ET: It’s a complicated problem. There is what you could rationalize about the problem and also what is an irrational part of the concepts and attitudes related to it. We must start by identifying those values, wherever they are, and place them where they should be. Now, that means that you must harness every available media to sensitize the relevant spheres, be they political, social or economic.
It’s a way of identifying ourselves with those feelings and thoughts related to the evolution of Cubanness which, incidentally, has evolved and will keep evolving because it will always live through different historic periods. Martí wrote many of his best works—in fact, most of them—in the United States, all of the above notwithstanding.
The solution lies in the realization that any new space will keep creating or growing insofar as we are capable of enlarging them. It’s a clever, slow-moving task that cannot be expected to produce results overnight. Many people, many Cubans everywhere can contribute to it. We know that many of them, who live in the United States even since the days of Operation Peter Pan, are excellent sources of integrative thinking and producers of Cuban culture from abroad. It would be absurd for us to disregard them, but they have to be recognized, just like they have to become aware of many things.
RH: My last question is related to the previous one. If we defend our culture and nation by reinforcing the proper cultural institutions and by avoiding any form of entrenchment or attitudes that might make us look fearful mainly when coming into contact with foreign things: how to develop that defense by bolstering and promoting exchange instead of closing our mind to it? How can we do this in order to strengthen a more self-assured cultural awareness?
ET: Your last phrase is very important. The question is how self-assured we are in our awareness. It´s not about building trenches of stone. They do not allow for any progress nor for the defense of what must really be defended. Ideas know no bounds; culture has no borders. Our culture is ours, but it’s also universal, because it’s another component, not a small-town culture. If nothing else, what makes Cuban culture so rich—maybe because of what you asked before; Cuba is close to the United States and closer to Europe than to other places, with the sea connecting us rather than isolating us; it’s harder to reach the center of America on horseback than travel to Europe by ship—is the character that Cuban culture has always had. If you don’t let it breathe and give it room it becomes weak, and the weaker you make it the more exposed you are to lose territory and end up in an unfortunate situation.
We need to have a dialogue and spaces to understand what everybody has achieved and done. The Cubans in other countries have jobs because, first of all, they had an education that included the influence of all the aspects originating in the more developed world. And even if you say, «I don’t want to go through that», somehow you will, because there are no limiting boundaries in today’s world. And it will happen in such a way that we will not always know—unless we have a clear policy in place—what is valid and what is not, so we have to enter into a dialogue that makes room for what is valid. Otherwise, you are doomed to die.
RH: Thank you very much, you have my appreciation.
NOTICIA
...Ahora que Eduardo se ha ido, nos quedan aquellas palabras suyas, que reproducimos aquí, como homenaje y prenda de gratitud, para que sigan iluminando una historia por hacer...
Rafael Hernández: Eduardo, cuando se habla del papel de la cultura en la defensa de la nación, qué significan la cultura y la defensa de la nación; cuál es el sentido de esa defensa en el ámbito de la cultura.
Eduardo Torres-Cuevas: Ante todo, hay que precisar los conceptos. El de cultura se ha usado en muy diversos sentidos, y hay muchas formas de percibirlo. Para mí la cultura tiene que ver con el modo de ser y hacer de un pueblo, esa es la base de todo proceso cultural. Puede expresarse en las calles, en el modo de pensar, de actuar, de decir, lo que lleva después a la elaboración de esa cultura, en sus expresiones intelectuales, artísticas, musicales.
Si tomamos toda la evolución histórica de Cuba puede señalarse cómo se van creando esferas que van naciendo del propio proceso interno de la Isla. Llegan de muchas partes del mundo —España, África, de otros países de Europa y de Asia en diversas etapas del proceso histórico— grupos, etnias, nacionalidades, de muy diversos tipos, que convergen en el proceso que yo llamo de acriollamiento. Criollo quiere decir criado en casa; no nacido, sino criado, pues puede tener cualquier origen, pero nació ya aquí. Eso lleva a un proceso, primero, de creación de cultura, de tradiciones, de hábitos de todo tipo —alimenticios, de vestir, modos particulares de hablar. Cada ciudad, cada pueblo, cada villa, va creando sus tradiciones internas, y de ahí va naciendo una tradición más nacional, sin que exista aún la nación. La cultura precede a la nación, que será el resultado de un proceso cultural.
Fernando Ortiz tiene una frase que siempre me ha gustado mucho. «¿Qué es lo cubano? Es un ajiaco», dice él, con muchos ingredientes, y al final tiene una calidad propia, diferente a los componentes que originalmente lo formaron. Y agrega: «Nuestra cultura es la calidad de lo cubano». O sea, se trata de una calidad propia, la cualidad de ese pueblo.
Esa mezcla de elementos, en la medida en que se van identificando y creando ese criollo y ese reyoyo, ya no son una mezcla, sino una combinación, que crea una propia expresión, como característica definitiva de las naciones. Se puede ver, por ejemplo, que de África vinieron ochenta y cinco etnias, muchas de las cuales eran rivales allá.
RH: ¿¡Ochenta y cinco etnias africanas!?
ET: Esas ochenta y cinco etnias aquí fueron identificadas solo por una característica: que eran negros. Pero en África, como todos eran negros, no existía ese factor de identificación. Igual pasa en España, que se formó en la misma medida que en la América española. En el siglo xvi, lo que te vas a encontrar es una unión de reinos y de dinastías, donde convergían los títulos de rey de Aragón, de Castilla, de León. España fue un concepto que surgió después, cuando de verdad hubo una visión de la hispanidad, igual que surge la americanidad en ese mismo proceso, desde los siglos xvi, xvii, xviii.
Nuestra cultura nos identifica por esa cualidad del modo de ser, hacer, decir, con los hábitos, tradiciones, costumbres, que fueron generándose durante esos tres primeros siglos, sobre todo después del xix, que es el que le introduce una racionalidad a ese proceso. Antes se trataba más de sentimientos, que no siempre podían describirse o narrarse; mientras que en el siglo xix, con el predominio de la era de la razón y de las ciencias modernas, a finales del xviii, de una filosofía nacida en las Enciclopedias francesa e inglesa, se le puede dar una estructuración racional.
RH: Cuando se habla de defender la nación, se piensa sobre todo en el enfrentamiento con los factores hostiles, negativos, enajenantes, que vienen del exterior, en particular de los Estados Unidos. Es el contexto en que esa frase suele utilizarse.
Ahora bien, cuando hablamos de la defensa de la nación, no en el terreno militar, económico, político-diplomático, sino en el de la cultura, se implica que estamos defendiendo una cultura con ingredientes provenientes del Norte. ¿Cómo esta relación cultural afecta la defensa de la nación?
ET: Cuando te decía que la cubanidad es todos estos ingredientes que se transculturan, estoy incluyendo el factor norteamericano también. En el siglo xviii y en el xix, y en el xx, sobre todo ya con un carácter político, la relación Cuba-Estados Unidos fue estrecha, tanto comercial como cultural, en todos los terrenos.
Cuando Martí dice que nosotros estamos en el fiel de América, que la independencia de Cuba era una lucha por el equilibrio del mundo, tenía en cuenta el factor norteamericano sobre todo, porque esta amplia América Latina, esta americanidad de la que te hablé inicialmente, tenía que ver con las características del imperio español. Pero todo el siglo xix es un nexo constante entre Nueva York y Nueva Orleans con La Habana. Esta última no está en la costa sur, no es una ciudad caribeña, es una ciudad que da al Atlántico norte, está frente por frente a la Florida, tiene el puerto de Nueva Orleans ahí, donde están criollos franceses y criollos españoles. Por eso cuando vende Napoleón la Luisiana a Estados Unidos, muchos de esos criollos franceses vienen para acá, y son los grandes cafetales de Occidente; otros vienen cuando la Revolución de Haití, pero esos se asientan más hacia la zona oriental, y ciudades como Cienfuegos, que es fundada por don Luis de Clouet, un francés criollo.
Ahora, ese nexo con los Estados Unidos le permitió a Cuba muchas cosas, sobre todo el estar justamente cercana a los procesos de desarrollo que se iban dando no solo en Europa sino en la América anglosajona. Eso, incluso, crea el movimiento anexionista, la discusión de Saco con El Lugareño, que es la misma de hoy, no hay ninguna diferencia. El Lugareño le dice: «Cuba anexada significa quinientos mil yanquis, diablos y demonios, pero diablos y demonios blancos con capital que haría adelantar la Isla. ¿Qué te esperas de España, que te introduzca quinientos mil negros luquinos?» Y Saco le contesta: «Comprendo que sí, que es verdad que tendríamos todas esas ventajas, pero me queda [y lo dice con ironía] una pequeña contradicción con ese proyecto, y es la pérdida de la nacionalidad cubana». Es cierto que Saco la ve como nacionalidad blanca, pero al mismo tiempo estaba marcando el hecho de que este era un país que se había formado en la religión católica, y cuando digo la religión lo menos importante en este concepto es ella misma, sino todo el elemento cultural, ético, e incluso artístico que implicaba la visión católica del mundo en un origen; esa es una base muy importante. En el otro lado, está el blanco anglosajón y protestante. Por eso él habla de «la pérdida de mi nacionalidad», y dice: «si he podido vivir extranjero en el extranjero, no podría vivir extranjero en mi propia patria, nunca inclinaré la frente ante las rutilantes estrellas del pabellón norteamericano». Está diciendo que lo que no puede permitir es que se pierda su cultura. De manera que todo el esfuerzo económico tiene que ser para preservar la independencia y la nación cubana.
Por eso cuando hablamos de la nación el problema no es solo político, sino algo más profundo. Se trata de quiénes somos y si podemos dejar de ser lo que somos, y ahí es donde está el intríngulis del factor cultural.
RH: El presente es historia también, y todos estos antecedentes que mencionas son claves para poder entenderlo. Pero si miramos a la Revolución enfrentada con los Estados Unidos, reivindicando la cultura nacional y la nación como parte de su proyecto, ¿tú dirías que este momento en el que vivimos es el más desafiante, el más amenazante para la defensa de la nación, en relación con lo que fue en los años 60? ¿O es que esa nación y su cultura no han estado agredidas, hostilizadas, desde el principio de la Revolución? Si estamos de acuerdo en que es así, ¿qué hay de diferente en el momento actual?
ET: La pregunta es muy amplia, pero sí te diría que nunca antes ha peligrado la nación y su cultura como ahora. Te voy a citar a alguien que no es precisamente un simpatizante de la Revolución cubana, Mario Vargas Llosa, y su excelente libro, La civilización del espectáculo. Esto se asocia también a lo que ha significado la postmodernidad como desmontaje de todos los proyectos racionalistas de la modernidad, entre ellos el propio concepto de nación, el de patria, el sentido de los deberes del ciudadano. Hasta estos últimos treinta años, existía una discusión racional, entre argumentos que incluían los usados por la reacción en su discurso político, de manera que se podía discutir sobre la base de una racionalidad del discurso. En la actualidad, no se necesita esa racionalidad del discurso, porque son otros los elementos que la postmodernidad pondera, sobre la ética y la estética, que no afecta solo a la ética revolucionaria, sino a la propia ética religiosa, digamos, católica. El fenómeno es mucho más grande y global, no se limita a una región determinada ni es el problema de Cuba, sino se trata de algo universal.
Por otra parte, en los 60, los medios de comunicación eran, vistos desde hoy, primitivos, radio, televisión, prensa escrita, los cables que se mandaban de una agencia a otra. Hoy se puede enviar un mensaje que tiene un alcance mundial desde un celular. Hay ejemplos sobre todo de lo que se ha llamado la guerra de cuarta generación, como fue la Primavera Árabe, al final de la cual vimos efectos muy diferentes a lo que esperaron muchos de los millones que se lanzaron a las calles.
Los conceptos, por otro lado, han variado o han adquirido contenidos diferentes. Hoy todo el mundo habla de democracia, pero el problema es saber de cuál estás hablando y hasta dónde funciona esa democracia, y cuáles son sus mecanismos y grupos de poder, que en cierta medida existieron; sin embargo el control sobre los medios de comunicación es absoluto, es decir, en La Habana de los años 50 había once periódicos nacionales, lo mismo estaba el periódico Hoy, de los comunistas, que el Diario de la Marina, pero esos son los dos extremos. Estaba El Crisol, Prensa Libre, El Mundo, El País, y había una discusión visible y donde se ganaba el terreno día y día, y se perdía también; hoy el nivel de dominio de los sectores más de derecha, o de derecha, o de centro, tienen mucha más fuerza en los medios que las izquierdas por un problema incluso económico; en ese sentido, no tiene nada que ver con la lucha de los años 60, era otra la discusión, otro el modo en que se discutía y para qué se discutía; había múltiples opciones, pero siempre buscando algo mejor, hoy hasta lo peor puede servirte como lo mejor, solo depende del discurso, de que seas capaz de convencer; por otro lado, los discursos que más convencen son los simples, mientras más teóricos sean menos entendibles por las grandes masas; el de los líderes semifascistas y de extrema derecha, etcétera, son oraciones, frases, incluso sin verbos, es decir, una afirmación, y la gente lo acepta; pero el principio de decir algo que pueda ser absolutamente falso descansa en aquel viejo principio de mentir, mentir y mentir, que algo quedará, después cuando tú vas a la defensa, ya saliste tarde. Todos estos factores hacen bastante compleja la época.
Ahora, el movimiento de izquierda en el mundo tuvo una fase de confusión de criterios, se atacó la izquierda contra la izquierda, a partir de la crisis del campo socialista, la Unión Soviética, etcétera; no voy a valorar los partidos comunistas, pero estos después de eso decayeron enormemente, y los partidos socialistas, que pensaron que iban a ascender a costa de la caída de los primeros —así sucedió en los primeros momentos—, hoy están en desventaja, el discurso que está primando ha echado abajo a algunos de los partidos tradicionales fuertes en América Latina, eso está pasando en Costa Rica, en Perú, partidos que históricamente fueron de izquierda o de centro, e incluso de derecha, se ven ahora ante una crisis tal que no tienen un programa estratégico, ¿cuál es el único programa estratégico que está sobre la mesa?, el neoliberal, el neoconservador, las dos fuerzas que están discutiendo, y la izquierda tiene un discurso de respuesta.
RH: Defensivo.
ET: Sí, mientras hay una propuesta yo doy una respuesta, entonces nos falta en estos momentos un discurso de izquierda coherente capaz de decir cosas en un lenguaje sencillo, que llegue a todos pero basado en un pensamiento teórico sólidamente elaborado.
RH: ¿Esa posición defensiva o esa emisión de un mensaje defensivo nos pasa a nosotros también?
ET: Claro que sí. Una de las cuestiones más interesantes es que no estamos totalmente a la altura de la propuesta que tenemos que hacer; somos excelentes dando respuestas, sean más o menos elaboradas. Nada más hay que picarnos para que respondamos, puede ser recordándole a la progenitora o con un discurso elaborado, etcétera. Nuestro problema es, en mi percepción, que nosotros estamos generando en estos momentos una nueva propuesta, pero todavía no está articulada ni probada; la propia dinámica del proceso lo puede dar.
En otro sentido a tu pregunta. El nivel de ofensiva que tiene hoy el pensamiento no es neoliberal, sino neoconservador; hago una diferencia en ese sentido, Obama puede ser la expresión del neoliberalismo, Trump, la del neoconservadurismo, que incluso está atacando elementos del neoliberalismo; esa ofensiva neoconservadora, es como si fuese una respuesta de la extrema derecha históricamente en los momentos de crisis del pensamiento de izquierda, y de agresividad en cuanto a los movimientos económicos; o sea, se va dando cada vez que hay un movimiento de crisis y de necesidad de organizar los procesos de avance del gran capital.
RH: Si se trata de defender la nación en el campo de la cultura, y de defender la cultura que nos representa, esa nación hoy está más extraterritorial que en otros momentos, no es la primera vez, cubanos en otras partes del mundo durante las guerras de independencia, etcétera; esos otros cubanos que están fuera de Cuba y que son parte de la nación, que no son enemigos, que no se comportan como tal, y que no colaboran con el enemigo, ¿desde el punto de vista estratégico, el incluir a esa parte de la nación que está afuera qué plantea a una política cultural o a un pensamiento de defensa de la nación en la cultura?
ET: Ser cubano no determina en qué parte del planeta tú estás, en el Polo Norte, o en Hawái o en Burkina Faso, y algo que es muy importante, vuelvo a Fernando Ortiz, hoy estoy…
RH: Orticiano.
ET: Sí, Fernando Ortiz decía: «¿Qué es ser cubano?», o sea, la conciencia y la voluntad de serlo; uno escoge si quiere ser o no cubano, pero eso implica una definición cultural, no una política, aunque tiene una consecuencia política detrás; ante todo, yo quiero ser como el otro, no como soy, me quiero aculturar, pero en la emigración cubana —los dos conocemos muchas personas así—, realmente hay muchos con un descubrimiento de quiénes son ante el diferente, es decir, yo me doy cuenta de que soy cubano porque actúo, pienso, distinto a este, y a lo mejor me tengo que comer los frijoles negros escondido, pero ese es el plato que yo quiero, arroz con frijoles; como, en cualquier parte, la música cubana que inmediatamente te levanta, y tú dices, ¡esa música! La cultura nos mantiene siendo cubanos dondequiera que estemos.
RH: Si la defensa de la nación incluye no solo a la que vive dentro sino a la de afuera, y si la cultura es lo que nos une, ¿qué recomendaciones tú le harías a una estrategia cultural en defensa de la nación que no caiga o que no sea presa de populismo, de folklorismo, del provincianismo aldeano que Martí criticaba?, ¿cómo precaverse frente a esos peligros?
ET: El problema también es complejo, es decir, está lo que uno pudiera racionalizar en el problema, y lo que irracionalmente está dentro de los conceptos y de las actitudes que tienen que ver con este. Ante todo hay que identificar esos valores dondequiera que estén y colocarlos en el lugar que deben estar; ahora bien, significa que tú tienes que tener todos los medios de divulgación y sensibilizar a las esferas, ya sea política, social, o económica.
Es un modo en el cual nos identifiquemos con ese sentimiento y ese pensamiento que tiene que ver con la evolución de lo cubano, que, por otro lado, ha ido evolucionando, y evolucionará porque siempre tendrá una época histórica diferente; Martí escribió muchos de sus mejores trabajos en los Estados Unidos —el grueso de su producción—, independientemente de todo lo anterior.
La solución es entender que esos espacios que se abran irán creando o creciendo en la medida en que seamos capaces de irlos aumentando; es un trabajo inteligente, lento, del que no se puede esperar sus resultados en un solo día. En todas partes, hay muchas personas, muchos cubanos que pueden contribuir a ello; los conocemos que están en los Estados Unidos, incluso desde la época de los Peter Pan, y son excelentes como productores de un pensamiento integrador, como productores de la cultura cubana desde afuera de Cuba, y eso no se puede obviar, sería absurdo, pero tiene que ser conocido, como ellos tienen que conocer muchas cosas.
RH: Mi última pregunta, que se relaciona con la anterior. Defender la cultura nacional y defender la nación reforzando los medios de la cultura que pueden hacerlo y evitando caer en actitudes de trinchera o que proyecten que tenemos miedo sobre todo a la hora del contacto con lo externo, ¿cómo desarrollar esa defensa robusteciendo y potenciando el intercambio y no cerrándonos a él, y cómo logramos por esta vía fortalecer una conciencia cultural más segura de sí?
ET: Tú última frase es importante. El problema es la seguridad que tengamos de nuestra conciencia, y eso no son trincheras de piedra, ahí sí no estás avanzando ni estás defendiendo realmente lo que tienes que defender. Las ideas no tienen fronteras. La cultura no tiene fronteras. Nuestra cultura es nuestra pero también es universal, porque es un componente más, no es una cultura de aldea. Si algo tiene la cultura cubana que la hace tan rica, —quizás por eso que tú me preguntabas anteriormente, por esa ubicación de Cuba cercana a los Estados Unidos, más cercana a Europa que otros lugares, el mar como comunicador, no como aislador, más difícil es llegar a caballo al centro de América que en barco a Europa—, es ese carácter que tuvo siempre la cultura cubana, si tú no le das ese hálito, ese ambiente, se empobrece, y en la medida en que lo empobrezcas te vas haciendo más susceptible a ser, a perder espacios, y al final a verte en una triste situación.
Es necesario el diálogo, el espacio, el entender todo lo que el mundo ha elaborado y ha hecho. En otros países, tienen a los cubanos trabajando en primer lugar, porque tuvieron una formación, desde todas estas aristas que llegaban del mundo más desarrollado. Y aunque digas, «Yo no quiero que me llegue», te va a llegar por cualquier vía, porque el mundo de hoy no tiene fronteras en ese sentido, y de forma tal que no siempre se sabrá —si no se tiene una política clara de ello— qué es lo válido y lo no válido; tienes que abrir el diálogo para que lo válido también entre, pues si no abres esos espacios te estás condenando a morir.
RH: Muchas gracias, te agradezco mucho.
Rafael Hernández - 14 de abril de 2020
Rafael Hernández: En el contexto de esta frase, cuál es para usted el significado de la cultura y cómo se debe interpretar la defensa de la nación? ¿Qué sentido tiene la defensa de la nación desde una perspectiva cultural?
Aurelio Alonso: Considero que el uso concepto de defensa, como el de cultura, admite con legitimidad dos connotaciones, una restringida y otra ampliada. Existe hoy un consenso en que al hablar de cultura aludimos a la universalidad de la creación humana y no sólo a la espiritual, aunque en la práctica no podemos evitar referirlo a la artística y literaria (y a otras expresiones de la espiritualidad creativa), Corre ya más de un siglo de debate al respecto, como sabes. Visto desde el sentido amplio del concepto el hecho mismo de defender la nación es un hecho cultural, aunque es válido igualmente plantearnos también, desde la perspectiva estrictamente cultural la defensa de la nación. De modo análogo en cuanto al concepto de defensa no se puede limitar su connotación al plano militar, sino que la defensa comienza por la palabra y las ideas. Desde la paz antes que con las armas – por suerte – la nación debe ser defendida prioritariamente. Y este sentido de la defensa se extiende desde el terreno de la política hasta el la propaganda comercial. La defensa de la nación –que no es solo una cuestión de estado– tiene una vertiente cultural, tan relevante como cualquier otra, se haga claramente visible o no.
RH: ¿Qué distingue el espacio propio de la cultura en la defensa de la nación? ¿Cuál es su alcance respecto a otros campos –estratégico-militar, político, económico, ideológico?
A.A.: Dicho lo anterior, y en sintonía con tus precisiones, me atengo a los quehaceres propios del oficio de la escritura y de las artes, en un contexto contemporáneo, asentado en la fuerza que el desarrollo de los medios de comunicación han dado a la imagen. Hoy, para decirlo con brevedad, el desafío de autenticidad de la creación propia pasa por su capacidad de hacerse competitivo mediáticamente, frente a dispositivos orientados a alejar la nación de sus intereses legítimos, que son los que definen el bienestar accesible de sus pueblos. Y con la recolocación del desafío crece a la vez el riesgo de sucumbir que plantea al intelectual el refinamiento de los resortes hegemónicos, ya sea que lo haga por desorientación o por inmovilismo. Me cuento entre los que piensan que el concepto de cultura provee de contenido a todas las prácticas restantes a que te refieres, y es lo que nos permite utilizarlo como sustantivo cuando nos referimos a cultura económica, cultura militar, cultura política, sin limitarnos a las siete musas.
RH: ¿Hasta qué punto la amenaza de la neocolonialidad cultural representa un desafío mayor para Cuba que en etapas anteriores? ¿Son más desfavorables las circunstancias globales? ¿La sociedad y la cultura se encuentran más expuestas? ¿Qué es diferente hoy?
A.A.: Te confieso que no sabría ponderar cuantitativamente el momento de mayor desafío. La nación cubana ha vivido durante sesenta años el desafío de esta amenaza, que ha sido bordado poco a poco, desde los tiempos en que los propios presidentes de los Estados Unidos no calculaban la influencia que alcanzaría en la política el complejo militar-financiero-industrial. Hasta volverse el más refinado y cruel de los cercos en todos planos, también en sentido de las obras del espíritu, y no solo en los planos económico, tecnológico, financiero y diplomático. En esa historia la nación también ha sufrido de sus errores de imprevisión y pecados de inmadurez y de inmovilismo dogmático, pero las rectificaciones han tributado a la edificación una resistencia que se renueva. Lo vivido hoy en Cuba es la resultante de un acumulado perverso de hostilidad imperial y en este sentido el desafío se muestra mayor. Pero también es distinto –creo que siempre va a ser distinto y no sólo mayor en términos de tamaño – y creo que ello exige de nuestra creatividad una información, un aprendizaje y un ejercicio crítico constante. Se hace clave que, como país, sepamos tomar el pulso del cuadro global en que nos desenvolvemos. No solo en el terreno de la política y de la economía, sino también en el de la cultura. En cuanto a las circunstancias globales yo creo que no quedan bien precisadas al decir que son ahora más desfavorables. Prefiero decir que son más complejas, o más complicadas, si me atengo a aquella finísima distinción conceptual que hacía Lezama Lima entre “complejo” y “complicado”. La concentración de poder de los Estados Unidos en el plano global le ha llegado a permitir un nivel de impunidad sin precedentes, y en lo bilateral, su intransigencia hacia la soberanía efectiva de un vecino tan cercano, tan pequeño, tan estratégico, tan emblemático, y tan respondón. Desde esta perspectiva la situación se hace muy desfavorable. Pero en el plano global la aparición en el Mundo de modelos alternativos que, a diferencia del soviético, les aventajan en el plano económico (tasas de crecimiento y desarrollo) y en el social (disminución de la desigualdad y mejores condiciones de vida), es un elemento esperanzador, no solo para esta isla. No menos importante es que el mundo se ha convencido de que la “causa de Cuba” no se ajusta al “tiro al blanco” diseñado en Washington, sino que se acumulan las pruebas dadas, desde seis décadas de resistencia del pueblo cubano, de la legitimidad de un proyecto nacional. La nación cubana es la que ha sido capaz de resistir. La autenticidad de la definición de esta imagen como nación ha sido reconocida de manera inequívoca en las Naciones Unidas (y fuera de ellas), contra las deformaciones enemigas, que perdieron credibilidad mundial. Es el lado favorable. Yo diría que las “circunstancias globales” son aun desfavorables, pero con balances distintos. Resulta arriesgado cualquier pronóstico
RH.: ¿Qué papel les atribuye a los artistas e intelectuales frente a estas amenazas? ¿En el seno de la sociedad cubana? ¿En su proyección internacional? ¿Se comportan así realmente? ¿Cómo facilitarlo?A.A.: Yo pienso que, en este orden de cosas, un reto importante para nuestros intelectuales es el de saber tomarle el pulso a esa complejidad. La exterior y la interior, que no nos son dadas por separado, sino la una a través de la otra. Y descubrir cómo la complejidad de cada día difiere del día anterior, cómo se alteran connotaciones, cómo son vaciados unos conceptos y potenciados otros, cuándo las libertades aluden a valores reales y cuándo apuntalan la desigualdad social, con la cual el liberalismo carga como pecado original; cómo moldea el mensaje mediático valores falsos o equívocos. Pero, a la vez, parejamente, interiorizar sin temor nuestros errores, develar las lagunas de nuestras acciones, impedir que nos paralice la complacencia formal. El hecho cultural supone una inteligencia de las situaciones que no admite reacciones mecanicistas. La banalización es traducida por la historia, en el mejor de los casos (o sea cuando se logra superar críticamente), en manchas trascendidas por sucesivas generaciones. Cuando no, se convierten en lastres, y “las culpas de los padres las pagan los hijos”. Yo pienso que tenemos ya suficiente conocimiento de nuestros errores, y que haríamos bien en preguntarnos porque percibimos una y otra vez su recurrencia, y nos comprometiéramos más en esa dimensión de la autocrítica que tendría que alcanzar el plano institucional y no solo reclamarla a la persona.
R.H.: Si la cultura nacional abarca rasgos diversos y cambiantes, ¿reconoce usted identidades culturales diferenciadas y en movimiento? ¿Qué importancia tiene esta distinción para representar la cultura nacional actual que debe defenderse? A.A.: Por supuesto, diversidad y movimiento son conceptos indispensables cuando tratamos de definir nuestra identidad cultural. La diversidad denota la presencia de lo contradictorio como fuente de desarrollo (para decirlo desde la dialéctica
más ortodoxa) y nos obliga a encontrar diferencias en la formación de una identidad nacional. Prefiero pensar así lo diverso para no reducirlo a identidades diferenciadas entre sí. En cuanto a la importancia de estos elementos, que creo que siempre estarían presentes en la definición de identidad, cuando se trata de la cultura cubana actual debemos tener en cuenta la sacudida radical generada por la Revolución de 1959 y sus efectos en el legado sobre el cual se formó la República. Junto a la esencial vindicación de la tradición independentista que produjo el cambio político (y de la cual los historiadores han dado cuenta), queda en pié el desafío del rescate de valores en la historia más cercana que solo desde años reciente se ha emprendido.
R.H.: Si la cultura cubana no está limitada al territorio de la isla, ¿en qué medida la protección de la nación rebasa sus fronteras? ¿Qué implicaciones tiene este enfoque para el planteamiento de una estrategia de política cultural eficaz?
A.A.: Por supuesto que no es posible comprimir la cultura cubana en las fronteras geográficas de la Isla. Ni en el plano de un pasado centenario ni mucho menos en el de una realidad en la cual la emigración ha crecido y crece, produciendo en el extranjero comunidades cubanas de más de una generación. Ante esta pregunta yo insisto, ahora como necesidad, que me mantengo en el plano de lo espiritual cuando hablamos de cultura, porque la geografía impone fronteras objetivas al sistema económico social, la institucionalidad, el ejercicio político, las relaciones como Estado. Pero los vasos comunicantes en el plano que subrayamos como esencialmente cultural no deben ser obstruidos; más bien deber ser fomentados por las políticas culturales que el país debe seguir. Hacen parte de la identidad nacional: como afirmaba Cintio Vitier en Resistencia y sociedad, frente a una visión esquemática de los “balseros” de 1994, aun si son antisociales son nuestros antisociales. Tales vínculos no son de naturaleza impositiva, sino biunívocos, y solamente se logran en una interacción que sepa exaltar valores reales de uno y otro lado, una absorción constructiva recíproca, y una comunicación que se haga consistente sobre las bases del entendimiento y el respeto.
R.H.: Tomando en cuenta la historia de la Revolución, ¿qué recomendaciones haría usted para la aplicación de una estrategia cultural en defensa de la nación? ¿De qué manera precaver contra el folclorismo, el populismo, el elitismo, el provincianismo aldeano, como representaciones de una cultura nacional que se procura defender?
A.A.: La verdad es que cada pregunta tuya me resulta más difícil de responder que la anterior. Para ser del todo sincero, comenzaré por decir que tal vez no sea un ministerio la estructura ideal para diseñar y aplicar una “estratega cultural en defensa de la nación”. La diversidad de los lenguajes de la creación y de la institucionalidad que requiere su entramado social me lleva a pensar que la idea de un consejo de cultura integrado por instituciones independientes y con sistemas de promoción de talentos, educación artística, apoyo estatal a las expresiones creativas, y otras necesidades, como se concibió en 1961, es más efectivo que un ministerio. No estoy pensando en el pasado sino en el horizonte. Con el experimento cubano sucede que, lejos de consolidar las virtudes que debían serle propias, el Consejo se deformó (el CNC), generando un cuerpo con predominio de tendencias sectarias, cuya etapa madura (en sus vicio) recordamos como “quinquenio gris”. Su sustitución por un ministerio pudo neutralizar la onda represiva que había dominado gracias a las capacidades y la proyección del ministro escogido. De haber caido la nueva estructura en manos inadecuadas, las posibilidades que daba la centralización de las funciones podrían haber llegado a calificarse de “décadas grises”, o peor. Es una situación paradójica que yo pienso que algún día será resuelta para dar más vuelo a la cultura nacional. No obstante, con la estructura institucional que tengamos –llámese consejo o ministerio– pienso que lo primero a tener en cuenta es que la política cultural no puede responder a un patrón impositivo sino partir del caudal creativo acumulado de las formas de expresión y de los valores con los que cuenta el país. Que el debate debe prevalecer y que el talento debe contar con posibilidades de desarrollo. Que cuando se piense en políticas de selección cultural, respondan a las exigencias que las musas inspiraron y se erradique el burocratismo, y la decisión vertical, además tomar en cuenta los otros lastres que señalas, con acierto, en tu pregunta. No es que se pueda decir que no ha existido una estrategia cultural en la Revolución; por el contrario, he sostenido y sostengo que la nuestra es, en primer plano, una Revolución cultural, pero no siempre ha sido gracias a las instituciones sino, incluso a veces, a pesar de ellas.
R.H. ¿Cómo evitar que la defensa de la nación desde la cultura se confunda con atrincheramiento y proyecte vulnerabilidad? ¿Cómo fomentar una cultura nacional que acepta el reto del intercambio, desde una conciencia cultural más cierta y segura de sí?
A.A.: El soldado que se mantenía en la trinchera se sentía protegido (en el pasado, quiero decir, pues ya la trinchera protege muy poco). El atrincheramiento en el terreno de las ideas genera una imagen de protección tan equívoca como en la logística. El experimento socialista que fracasó en Moscú dejó hábitos en todas las izquierdas, los cuales ha costado mucho superar. Un maniqueísmo de signo propio, típico de los sistemas estamentarios, que supone una posesión absoluta de la razón (y el bien) y, a la vez, la concentración de la sinrazón (y el mal) más allá de mi territorio ideológico. La sospecha de toda idea distinta, la reticencia hacia el cambio, la identificación del acierto con la probación, la sacralización de las citas como principios, la confusión de la retórica con la política. Esas reglas torcidas del pensamiento pesan como obstáculo del reto del intercambio en los términos en que te lo planteas. Sus raíces se aferran más allá de los organismos específicos de la cultura y, en mi criterio, constituyen la base del peso muerto que buscamos superar.
La Habana, 9 de diciembre de 2019
Entrevista con Manuel Pérez Paredes.
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