En las últimas décadas del siglo xx, las reformas del mercado en China y la India, las transiciones postsocialistas en Europa del Este, la desindustrialización de los centros históricos de producción de bienes, y el proyecto internacional de neoliberalización colocaron a millones de personas de todo el mundo en uno de los polos de las contrapuestas relaciones laborales: asalariadas y no asalariadas, relativamente estables y totalmente inseguras, formales e informales, en régimen de servidumbre y libres. La heterogeneidad y la fragmentación de estos trabajadores exigen una nueva percepción del capitalismo, las clases, la política y la cultura...