“Este final de siglo es una época de crisis. La conciencia de la crisis, la percepción de su existencia, tiñe todos los discursos y formas de expresión del hombre actual. En sus muy distintas manifestaciones es, por sobre todas las cosas, una crisis del sujeto, una crisis de la subjetividad humana. Los modelos producidos y distribuidos socialmente para que los hombres se piensen a sí mismos, piensen la realidad circundante y se representen sus metas, no logran ya cimentar la búsqueda de la identidad en los seres humanos contemporáneos, navegantes sin brújula en un piélago de dudas y desafíos sin precedentes…”