Los gobiernos y los funcionarios de salud del mundo han introducido medidas preventivas obligatorias para combatir la COVID-19, es decir, desinfectantes para las manos, guantes y máscaras, que han contribuido a generar grandes cantidades de desechos médicos. Esta epidemia ha provocado graves cambios demográficos y desempleo, y se han cerrado actividades económicas para salvar vidas humanas. Las industrias del transporte y los viajes son las más afectadas, ya que el turismo mundial se ha reducido a casi cero en los últimos meses; como solución, los institutos económicos han introducido paquetes de estímulo por valor de más de seis billones de dólares. Sin embargo, las actividades económicas restringidas también han contribuido a un medio ambiente más limpio. No obstante, los cambios ambientales no son permanentes y el nivel de contaminación puede volver a aumentar en el futuro. Como resultado, la investigación actual sugiere que los legisladores deben introducir políticas ambientales estrictas para promover la energía limpia.