“Al terminar la Guerra fría se vinieron abajo las nítidas fronteras entre los discursos ideológicos que ofrecían una visión de futuro y valores claramente diferenciados para grupos políticos y sociales. Para llenar gran parte de ese vacío, la gente se volvió hacia su «cultura tradicional», la reconstruyó o la inventó. Esta expresión ideológica de la supuesta superioridad cultural de la civilización tecnológica y científica occidental, basada en un enfoque reaccionario de la dialéctica hegeliana, enlaza, de manera paradójica, con el debate en torno al «fin de las ideologías»…”