sábado, 29-06-2024
La profunda y prolongada experiencia de desarrollo capitalista neoliberal chilena produce un cambio drástico en la estructura social, así como en las modalidades de explotación, lo que conduce a nuevos patrones de conflicto que se expresan en forma gravitante en la revuelta popular reciente. Este panorama se acompaña de profundos cambios en la cultura política, lo cual, junto a lo anterior, plantea desafíos de actualización a los idearios de emancipación de la izquierda.
Este ensayo trata de dar un panorama analítico de lo escrito sobre el tema de Cuba (tanto antes como después del 1959) en Europa, a través de la idea de que, como resultado de varias diferencias (a partir de los años 50) –de cultura política, principalmente, pero también de acceso a Cuba para los investigadores– entre Europa en general y los Estados Unidos, las perspectivas propuestas en el Viejo Continente se distinguían marcadamente de la mayoría de la ortodoxia estadounidense. Sin embargo, en los años 90 se dio una nueva convergencia entre las dos literaturas, en algunas disciplinas, aunque las antiguas diferencias continuaban presentes.
"La religión es un hecho cultural y como tal coinciden en abordada tanto los científicos sociales como los textos eclesiales. 1 Ello significa que en cuanto forma de la conciencia y como fenómeno social, la religión participa de la producción humana, material y espiritual, o más bien en una unidad material-espiritual. De esta manera, interviene en los procesos socio-históricos, políticos, ideológicos, así como regula las relaciones a nivel social, grupal y la conducta de los individuos que la profesan, en cuya vida psíquica y cotidianidad puede tener incidencia..."
"¿En qué medida el componente popular en marca la construcción nacional? ¿Hasta qué punto entre los ingredientes de la nación se encuentran elementos que pudieran considerarse negaciones del nacionalismo, no solamente políticas e ideológicas, sino culturales en un sentido integral, y que de cierta manera resultan contradictorias con una concepción de defensa de lo nacional? ¿En qué medida los representantes de sectores antinacionales son parte legítima, aunque negativa, de la nación? ¿En qué medida la nación misma es una construcción histórica que los involucra o los segrega?
"La monumental obra de Fernando Ortiz (1881-1969), el más brillante científico social cubano de la primera mitad del presente siglo, ha servido de significativo precedente para la inmensa mayoría de las investigaciones que han incursionado en el conocimiento de los factores histórico-culturales de la nación cubana actual. El proceso de maduración intelectual, reflejado ampliamente en su obra y acción, lo condujo a estudiar los más diversos aspectos de la vida cubana, tanto en el contexto latinoamericano y caribeño, como en sus vínculos con África, Asia, Europa y Norteamérica..."
"¿Qué es nuestra región sino una Babel de contrastes, de complicados procesos de transculturación que albergan en su seno antiguas y nuevas civilizaciones? No es posible hablar del Caribe bien sea de sus islas o de las costas de los países de América Central y Sudamérica ancladas en Tierra Firme sin hablar de sus lenguas, porque ellas expresan mejor que todo nuestra cultura, nuestro mundo cambiante y, lo que es más importante, nuestra experiencia histórica común..."
"Puede considerarse que en la década del 80 la difusión de la literatura francocaribeña en Cuba recobró el nivel que había alcanzado en los años 60. El Premio Casa de las Américas contribuyó a ese propósito. La intención que ha predominado es la de dar a conocer preferentemente a los nuevos autores, aunque buena parte de los premiados hasta el momento son autores ya conocidos y algunos con una obra valiosa..."
"Las políticas comerciales promueven la idea de que la medida del éxito está dada por el nivel de excelencia en el trabajo artístico, con igualdad de oportunidades para todos aquellos que alcancen altos resultados cualitativos, sea cual fuere el tipo de música que cultiven. Esto pudiera parecer coincidente con una de las características fundamentales de la política cubana en lo que respecta a la cultura artística: el estímulo a la creación genuina como fundamento de los valores socialistas revolucionarios. Pero este principio ha entrado en contradicción con el creciente avance de los mecanismos comerciales y estandarizadores, lo cual no solo constituye un peligro para la música, sino para la cultura, que se nutre de su esencia creadora..."
Cada vez que se habla del diseño cubano hay que regresar a la década de los 60. El consenso parece indicar que ese desarrollo en algún momento se estancó. ¿Qué pasó en esos años, qué motivó ese desarrollo impetuoso y qué fue lo que lo detuvo? ¿Es que podemos pensar que los códigos visuales que funcionaban en los 60 funcionan ahora? ¿Es el mismo receptor al que estamos dirigiendo los mensajes políticos? Aquí hay un problema serio que rebasa al diseñador. ¿Cuánto ha cambiado el país de los 60 para acá?
Félix Guerra entrevista a Cintio Vitier sobre José Martí, con interrogantes implícitas desde hace mucho y suspendidas en la atmósfera finisecular de estos años. Se descubre en el diálogo que una mayoría de respuestas debían reformularse y que las interrogantes se reformulaban incesantes en un caldo de conceptualizaciones renacentista. ¿Es la posmodernidad lo que nos impele, como ayer fue la modernidad y antes los aires de cada ciclo de la historia? ¿La posmodernidad es solo lo que afirman que es, o es además y sobre todo lo que en cada latitud se quiere que sea, agregando y relegando, interpretando y priorizando, ya que ningún post, pasado ni futuro, es producto divino o previamente definido en laboratorios sacros de pensamiento?
“Entre los múltiples problemas que requieren un examen con «ojos judiciales» (citando a Martí), se encuentra el establecimiento de la serie de intelectuales que elaboraron una visión cubana de los Estados Unidos hasta el fin de la dominación española en 1898. Sin pretensiones de un análisis exhaustivo, solo alcanzable en la extensión de una monografía, este artículo aspira a que estos criterios ayuden a vertebrar posibles ejes temáticos y a indicar cuáles personalidades importantes integran la serie que culmina en la obra de José Martí, a finales del siglo XIX…”
“Mientras los cubanos de la Isla continúan viendo a los afronorteamericanos a través de la corriente de información más amplia, pero de todos modos limitada, de los noticiarios y las fuentes familiares, los afronorteamericanos nacidos después del decenio de 1960 han pasado a imaginar a Cuba, si acaso lo hacen, a través del lente empañado de un sistema de dominio racial e ideológicamente más complejo. A fin de brindar posibilidades de reflexión sobre el futuro, este ensayo, basado en una investigación preliminar, proyecta ese presente sobre aspectos del pasado, sobre todo del siglo XIX…”
“Cuando Martí inicia su residencia en Nueva York, ya va cargado de concluyentes criterios acerca de los propios Estados Unidos, acerca de las repúblicas nuevas de la América Latina, y acerca, desde luego, de la relación entre ambos. Ya, desde entonces, tendrá en aquella ciudad el centro de sus actividades independentistas y de subsistencia personal durante casi catorce años, hasta que en 1895 salga, para incorporarse a través de República Dominicana, a la guerra reiniciada en Cuba el 24 de febrero de ese año, y morir en ella...”
“Durante sesenta años, Cuba fue una neocolonia dependiente de los Estados Unidos, y desde el siglo XIX hasta la actualidad los referentes culturales norteamericanos no solo han circulado y circulan con natural familiaridad entre los cubanos, sino que han sido interiorizados y sumados al complejo sistema de comportamiento cultural del etnos cubano --desde la música y el vestuario hasta la arquitectura-- y han constituido, desde entonces, una fuente cercana de apropiación e intercambio. Por ello resulta inexplicable la carencia de estudios sobre la huella norteamericana en la cultura cubana, asunto bastante ausente de las ciencias sociales en Cuba, salvo reflexiones eventuales carentes de sistematicidad. En las páginas que siguen, se resumen los resultados de una indagación realizada en este campo, con conciencia de lo mucho que aún queda por hacer.”
“La revista Temas me ha pedido escribir un artículo, basado en mi experiencia, sobre la manera en que los visitantes estadounidenses ven a los cubanos y viceversa, pero manteniendo los temas políticos al margen y no en el centro. Mi primera reacción fue pensar que resultaría imposible. Los visitantes estadounidenses van a Cuba a ver lo prohibido. Violan la prohibición de viajar impuesta por su gobierno o, si no, viajan con permiso concedido por motivos relacionados con la política interior o exterior de los Estados Unidos. En la mayor parte de los casos, llegan buscando un sistema distinto que abrazar o que condenar. ¿Acaso pueden examinarse sus impresiones de una forma no política?...”
“Este ensayo tiene, forzosamente, un alcance limitado. No constituye una investigación rigurosa, sino inspirada más bien en el deseo de acentuar que de demostrar. Se trata de abordar la presencia cultural norteamericana en Cuba después del triunfo de la Revolución, y no de estudiar, en sentido estricto, la relación cultural bilateral en tanto canal de dos vías que el propio concepto supone. Un trabajo integral en estos dominios tendría que considerar, pues, la influencia de la cultura cubana en los Estados Unidos --no menos real-- que desde luego preexiste al establecimiento allí de una comunidad cubana después de 1959…”
“Cuando el presidente Clinton firmó, en octubre de 1995, las nuevas regulaciones sobre los viajes a Cuba --que incluían a estudiantes acogidos a programas patrocinados por las universidades como una nueva categoría de ciudadanos norteamericanos que podían optar por licencias para viajar a Cuba--, comencé a explorar casi inmediatamente la posibilidad de llevar a ese país a un grupo de estudiantes de Bates College durante nuestro período académico corto en mayo. Junto con una profesora del Departamento de Español, diseñé un curso interdisciplinario titulado “La Revolución cubana: problemas y perspectivas”, en el cual los estudiantes matriculados podían obtener créditos válidos para historia o español…”
Las transformaciones del tejido productivo del cine actual, presenta una imagen diametralmente distinta a la que se articuló en torno al eje lo moderno y lo nacional en el estadio del capitalismo industrial. Los acelerados cambios de las formas de producción, distribución y recepción a partir de los años ochenta, junto con las estéticas, voces y narrativas, nos supone repensar las epistemes cinematográficas que han organizado este devenir, para responder un relato sobre la totalidad cinematográfica, que la fragmentación teórica contemporánea se resiste a narrar.
La cultura se ha convertido en una industria que reproduce la construcción simbólica de la sociedad en producciones comerciales. Cuando estas se destinan al ocio, comienzan a formar parte de una industria del entretenimiento, a la cual pertenecen los videojuegos. La audiencia es tan grande que estos han logrado atraer y las ventajas que ofrecen como soportes publicitarios son factores que han llamado la atención de diversas marcas con intenciones de emplear técnicas y formatos para influir en el modo de vivir y pensar de los consumidores. También es menester indagar en el desarrollo de los videojuegos en el contexto cubano y la intención con la que se producen.
Estas páginas examinan la existencia o no de un tipo de comportamiento habanocentrista en la historia social y cultural de la nación cubana. El asunto es espinoso, pero se asume desde el diálogo, porque tal contingencia no impide su tratamiento. Llama la atención la carencia bibliográfica que existe al respecto. En la historiografía cubana apenas unos pocos lo han tratado de modo colateral más que puntual.
¿Conocen los norteamericanos a Cuba, con independencia de su posición hacia la Isla, si es que la tienen? ¿En qué medida la imagen de Cuba se corresponde con la realidad y, sobre todo, con la que los cubanos tienen de sí mismos? Los estereotipos, las diferencias idiomático-culturales, el etnocentrismo, la Guerra fría, los medios de difusión y la escasez de contactos directos entre ambos pueblos, generan un conjunto de percepciones sobre la realidad cubana que en unos casos obliteran los verdaderos problemas, y en otros convierten en problemas cosas que para los cubanos —o por lo menos para la mayoría de ellos— pueden, simplemente, no serlo. Este artículo constituye una tentativa de analizar y discutir los resortes de la imagen de Cuba en los medios de difusión norteamericanos como entidades públicas para la manufactura del consenso.
“Puede que sean pertinentes algunas observaciones generales sobre el tema de la historiografía en el contexto más amplio de los estudios cubanos. Primeramente, el campo de los estudios cubanos, como la propia Revolución cubana, está sometido a un proceso de rectificación propio. Más que una rectificación hay una redención: al fin nos hemos librado del término oneroso y poco elegante de «cubanología». Es posible ver también la rectificación en la inclusión de la historia para evaluar «el estado de los estudios cubanos». No siempre ha sido así. Para que el significado no pase inadvertido e inapreciado, tal vez sería de utilidad revisar brevemente estos hechos en un contexto más amplio. Casi desde el inicio, los estudios cubanos —la «cubanología»— partieron del supuesto central, pero nunca plenamente explícito, de que el estudio de Cuba era, de hecho, principalmente el estudio de la Revolución cubana. Nunca ha sido evidente dónde encaja la historia en el plan más amplio de los estudios cubanos, cómo lo hace o si lo hace siquiera…”
“La identidad nacional o la conciencia de mismidad de los pueblos es objeto de estudio de las más diversas disciplinas. La historia, la sociología, las ciencias políticas y la psicología son algunas de ellas. Dentro del contexto de la psicología son muchas las especialidades y las formas de aproximación al fenómeno. Los psicólogos nos interesamos por la identidad nacional a la luz de los actuales acontecimientos en especialidades como personalidad, etnopsicología, etnopsicoanálisis, antropología psicológica, psicología cultural, psicología transcultural, psicología política y social, psicología comunitaria y de las minorías, psicología del desarrollo y otras aproximaciones…”
“La televisión es un proyecto cultural. Nadie discute su enorme fuerza como medio de comunicación social, pero es en esencia un medio de cultura. Cada programa y cada espacio, han de responder a una intención estética, destinada a lograr ciertos objetivos, para un determinado sector de la población. Como tal, debe estar sujeta a la ubicación exacta dentro del horario y el día, a la selección precisa del conductor y director que sean capaces de lograr los presupuestos planteados. Desde el más simple programa informativo hasta la más costosa superproducción, son vehículos de cultura, que deben a la vez instruir, entretener e informar…”
“Treinta y tantos años después de constituido, el ICAIC sigue enfrascado con mayor denuedo que nunca en reconocer al tenido por séptimo arte como «instrumento de opinión y formación de la conciencia individual y colectiva», con particular interés en rehabilitar la contribución del cine «a hacer más profundo y diáfano el espíritu revolucionario y a sostener su aliento creador», tal como se enunciaba en aquel Por cuanto de la primera ley cultural que promulgó la Revolución cubana. A partir de entonces, y hasta 1995, las mejores películas nuestras (considerando solo las producidas por el ICAIC) legitiman la responsabilidad artística de interactuar con el entorno social, a partir de la necesidad de extender las fronteras de lo sobreentendido por revolucionario. Las más neurálgicas zonas de la realidad han sido abordadas en imagen y sonido; con el consuetudinario empeño en violentar la estrechez triunfalista, estimular el debate y promover un arte «irreverente» y cuestionador de la realidad….”
“Como todas las actividades primarias, la agricultura se halla fuertemente vinculada al espacio local, no solo por su dependencia de recursos naturales, sino por su conformación por factores históricos y sociales, como el desarrollo económico local, la comunidad, los recursos humanos y otros. El gobierno local, uno de los factores históricos y sociales más relevantes, aparece como una de las condiciones más influyentes en su evolución. Esta influencia de los poderes políticos locales y del gobierno local en particular, es evidente en la historia económica y social de la agricultura cubana, aunque en razón inversa al paso del tiempo. El proceso de cambios desencadenado por la Revolución impactó a la agricultura y al gobierno local, transformando la relación entre ambos…”
“El tema de la agresión multicultural de las multinacionales, aunque deja poco margen, es cómodo. Siempre resulta aristocrático contestar a los grandes poderes, en este caso a uno aún más grande que el imperio romano o cualquier otro imperio de la Guerra Fría. Por otra parte, las multinacionales son ubicuas y contra su acción poco valen segregaciones o cortinas de hierro, espionajes silenciosos o chantajes históricos. El artículo llama la atención sobre la existencia de una tradición intelectual falseada en aras de la aristocratización del dominio creciente de las multinacionales. Se crea así una situación paradójica, pues las propias multinacionales promueven los códigos con que sus críticos pretenden objetar su acción. El autor se acerca a tópicos tan sobresalientes como el neoliberalismo, el mercantilismo y la globalización, para proponer una apreciación más suspicaz de estos procesos…”
“Consciente de que el cubano es un pueblo creyente, pero minoritariamente católico, Monseñor Carlos Manuel de Céspedes es partidario de que la Iglesia católica asuma «límpida y conscientemente nuestro mestizaje creciente y su repercusión en el terreno religioso». Su encanto personal, no disminuido por la sotana o el paso de los años, y su don de gentes, le han ganado un respeto, especialmente entre los jóvenes que acuden a su parroquia a ver una buena película, escuchar una ópera o, simplemente, a oírlo hablar, con similar intensidad, de Cuba o de la fe...”
El propósito de este panel es dar continuidad a la discusión iniciada desde el primer número de Temas sobre la situación de esas disciplinas en nuestro país, y servir de vaso comunicante entre campos que, por causas de diversa índole, se mantienen compartimentados, en perjuicio del desarrollo del pensamiento social y de la cultura en general. Se propone aquí una indagación sobre los avances y carencias de las ciencias sociales y las humanidades en Cuba en los últimos diez años.
“La identidad no es una categoría metafísica, que pueda definirse de una vez y por todas, o pretender que la cuestión de la lengua podría zanjarse apelando a rancios argumentos de autoridad o, a la inversa, a tácticas de francotirador. Estas últimas consistirían en ocultar el problema de las fronteras nacionales detrás de las murallas de los ghetos o en el horizonte ilimitado del ciberespacio, o bien en citar a un puñado de autores que, por elección u obligación, decidieron no escribir en sus lenguas maternas o hacerlo en idiomas distintos al hablado por la mayoría en sus países de origen. Que un clásico de la literatura inglesa como Conrad naciera en Polonia, o que Kafka, judío oriundo de Praga, haya escrito toda su obra en alemán, o que el otro Heredia --el célebre autor de Les Trophées- haya nacido también en Santiago de Cuba, no bastan para refutar -ni para contradecir, siquiera- la arraigada e incitante noción de que la patria mayor del escritor es su lengua, el idioma en que escribe...”
“Emprendí el estudio de la rumba como forma cultural, pero también como espacio (físico, emocional) y como comunidad (real, portátil, imaginada, todo lo anterior). Parte de la búsqueda ha sido ver qué preguntas podía dirigir a la rumba, qué instrumentos teóricos o analíticos podían ser útiles para comprenderla y qué podía decirme. A fin de entender cómo llegó la rumba a Nueva York y cómo echó allí raíces, quise ubicarla dentro de un análisis de las corrientes transnacionales de pueblos y culturas. ¿Acaso era la rumba una crítica irónica de la insulsa cultura comercial? Muchos no cubanos se sentían atraídos por la rumba porque era un lugar de diferencia; su calidad de cosa no ensayada le daba un aura de autenticidad…”
“Dos imágenes opuestas la del «exiliado dorado» y la del «gusano sucio» han dominado la literatura popular y académica sobre los inmigrantes cubanos en los Estados Unidos. Periodistas y estudiosos estadounidenses suelen ver a los cubanos como una versión moderna del sueño norteamericano. A despecho de las muchas evidencias contradictorias, el mito del exiliado dorado está firmemente enraizado en la opinión pública norteamericana, en los círculos formuladores de política y en las investigaciones académicas. Tal criterio subraya, por lo general, que los cubanos vinieron a este país como exiliados políticos que tratan de librarse del comunismo, más que como emigrantes económicos en busca de mejores oportunidades de trabajo…”
La intención de este trabajo no es ofrecer una lista más o menos completa de todos los artistas cubanos llegados de Cuba a partir de distintas fechas o formados en el exterior durante los casi cuarenta años de duración del proceso revolucionario cubano. Tampoco someterlos a una coreografía generacional o de estilos. Se trata, más bien, de pintar un fresco de apariciones generacionales a partir de acontecimientos o publicaciones especiales, de artistas que son casi desconocidos en Cuba.
Este artículo, que utiliza la vía de la investigación musicológica y textual, es un ensayo interpretativo sobre la historia de la música cubana en los Estados Unidos. El autor bosqueja la relación de esta historia con la música norteamericana; examina cómo utiliza la comunidad latina en el más amplio sentido del término los estilos de origen cubano; indaga el impacto de la fuerza del mercado sobre los músicos; y argumenta la ubicación de esta música en el espectro de la cultura musical popular norteamericana.
"Miami nunca ha sido una comunidad monolingüística, puesto que regularmente atrae a inmigrantes de diversas procedencias étnicas y lingüísticas. Sin embargo, ninguno de esos idiomas cumplían funciones públicas importantes y estaban generalmente relegados a contextos íntimos intraétnicos. Esta situación ha cambiado considerablemente en los últimos treinta años. Es en la actualidad un centro urbano bilingüe y bicultural donde el uso de un idioma que no es el inglés no está confinado a los hogares hispánicos y a los pequeños mercados locales. Este artículo describe y analiza el uso del inglés y del español por los cubanos, en público y en privado, y examina las fuerzas que promueven la preservación del español en oposición a un cambio hacia el inglés..."
“A las puertas de la próxima centuria, pocos estudios rigurosos se han publicado acerca del movimiento migratorio de la Isla hacia Estados Unidos. Si se toma en cuenta que la presencia ininterrumpida de cubanos en aquel país-destino por excelencia de estas migraciones en todos los tiempos- se muestra organizada ya en comunidades propias desde el siglo XIX, llama la atención el poco tratamiento orgánico que ha recibido el estudio de esta experiencia, por oposición a la de otros grupos inmigrantes radicados en ese territorio en igual época. En los pocos textos tempranos disponibles predominan relatos testimoniales y concentraciones temáticas, regionales y epocales, evidentemente determinados por la escasa información existente y accesible. Ello ha dado por resultado un universo bastante pobre de una realidad altamente compleja, de la que, por momentos, suelen desaparecer sus límites precisos…”
“Por encima de apariencias y estereotipos, la década en curso es escenario de transformaciones políticas y generacionales en la comunidad cubana en el exterior, visibles sobre todo en el caso de la radicada en los Estados Unidos, y específicamente en Miami, ciudad donde se concentra la mayor cantidad de emigrados y se ha estructurado el llamado enclave étnico. Como expresión de esos cambios, se ha incrementado la densidad de población y la variedad de procesos demográficos, unidas a una no menos creciente complejidad socioeconómica, fragmentación ideológica y activismo político…”
El autor se propone esbozar un panorama actual de las publicaciones seriadas cubanas culturales, artístico-literarias y de ciencias sociales. Su intención es propiciar un primer acercamiento, más cuantitativo que cualitativo, al estado de estas revistas en el contexto nacional. También señalar algunas evidencias de su aún modesta recuperación, por su importancia como reflejo del desarrollo y las insuficiencias de nuestra producción cultural y científico-social. Además, llamar la atención acerca de la necesidad de su perfeccionamiento como subsistema de información, por el imperativo de conseguir, en el menor plazo posible, y sobre bases racionales y factibles, el cubrimiento temático que elimine las zonas de silencio ya antes existentes y las que pudieron surgir o agudizarse a partir de la contracción experimentada por la producción editorial cubana en el período de crisis.
Este estudio es parte de un esfuerzo más abarcador por determinar las políticas de la representación visual, y su relación con el discurso, en el contexto de la modernidad; investiga la relación entre el discurso colonial, asociado con la iconografía temprana de las Américas, y las formas contemporáneas de representación de los pueblos indígenas y los mestizos (etnicidad híbrida) en las fotografías noticiosas y los anuncios televisivos de los Estados Unidos. El análisis se concentra en la persistencia y relativa importancia de las prácticas culturales del primitivo período colonial en la perpetuación de las relaciones (neo)coloniales, así como su influencia en la articulación de contradiscursos en un sistema transnacional globalizado.
“Si el teatro se afirma por excelencia en la contradicción y la diferencia, ¿cuál no será su condición y su desenvolvimiento en medio de una sociedad que impulsa (y participa de) constantes transformaciones y vive una existencia convulsa? La escena cubana refracta los avatares esenciales de la vida de la nación y es eco de las más significativas ideas, en activo y polémico debate con su tiempo. Existe un vínculo entre la escena y el destino de la nación, que se ha mantenido con altibajos y variantes de carácter dialéctico o coyuntural a lo largo de la historia cubana y que alcanza su clímax con la culminación del largo proceso de luchas que tiene lugar con el triunfo revolucionario…”
“En las difíciles condiciones económicas y de otra Índole que hoy vive Cuba, donde aparecen desigualdades, incremento de delitos y fenómenos de corrupción, es indispensable aprovechar las bondades del diálogo como vehículo importante para la formación y el desarrollo de valores: me refiero al diálogo creador, al que nutre y eleva la condición humana. Este no puede ni debe caracterizarse por argumentos justificativos, sino por la explicación real y matizada de los asuntos…”
“La humanidad vive los últimos días de su siglo XX sobre una paradoja: el vertiginoso desarrollo científico-tecnológico abre enormes posibilidades al ser humano para mejorar sus condiciones de vida; sin embargo, las relaciones de explotación y dominio que lo engendran permanecen inmodificables en su esencia. Y son estas relaciones las que producen las riquezas junto a las desigualdades, el buen vivir junto a las injusticias sociales, la modernización junto a la exclusión. Así, el avance de la humanidad en la ciencia y la técnica contrasta con el deterioro de las condiciones sociales y la decadencia cultural…”
El tema de cultura y desarrollo va adquiriendo un perfil propio en el debate internacional que no tenía hace algunos años. La magnitud de la crisis económica, social, cultural y ecológica del mundo advierte acerca de la necesidad de cambios importantes. Alguien afirmó, con razón, que la humanidad había avanzado mucho más en el desarrollo de la tecnología que en el de la innovación social, y esa tensión es la causa de muchos de los problemas que tiene hoy la sociedad internacional. El cambio para resolver estratégicamente los problemas que hoy sufre el mundo tiene que ser de carácter cultural. Sin embargo, todavía existe una falta de comprensión sobre el alcance y los contenidos del desarrollo desde una concepción cultural. Precisamente para discutir sobre estos problemas se ha convocado este panel.
Este texto obtuvo Mención en el Premio Temas de Ensayo 1998, en la modalidad de Humanidades. “Con su lógica autonomía, al ritmo del país ha vibrado el teatro. Al mismo tiempo, desde distintos referentes ideológicos, técnicos y estéticos, la escena intenta descubrir el alma y los contornos de la Isla. Frente a ese mar de conflictos en que navega Cuba y su teatro [en los años 90], no se discute la utopía, sino “el camino que conduce al Templo”. Ganado el espacio proyectual de un nuevo concepto de nación cubana, la escena se dedica a validarlo, cuestionarlo y hasta objetarlo. Los jirones dejados en ese tránsito por el hombre cubano son la materia del teatro, el centro de indagación del arte cubano contemporáneo, ahora matizado por la vuelta de la Isla hacia sí misma. La Isla como expansión, como tema y como destino, la cubanidad como salvaguarda.
“El término “cultura de resistencia”, por lo general, no se encuentra claramente definido en los estudios de autores latinoamericanos, sino diluido en los análisis del problema de la identidad, la liberación, la cultura política, etc. Con frecuencia se hace referencia a la resistencia como acción, confundiéndola con momentos de supervivencia. Se valoran aspectos particulares de la resistencia, manifestada en todas las esferas de la vida social (resistencia política, económica, armada, ideológica, etc.); pero se encuentra menos el enfoque que la caracteriza como un esquema de pensamiento, como proceso cultural, aun en formación…”
“Con el fin de la Guerra fría, lejos de disminuir, las amenazas a la paz y la seguridad internacional han adquirido mayor complejidad. El fin de la dicotomía Este-Oeste ha dejado ver con más claridad la multiplicidad de problemas y la diversidad de actores con diferentes aspiraciones, que van desde la preservación de valores históricos y culturales de comunidades y naciones, hasta la necesidad de algún tipo de reconocimiento de su identidad, en un contexto de creciente globalización de las relaciones internacionales. Todo esto, además, agravado por profundas desigualdades económicas…”
Se desarrolla parte del modelo teórico sobre el futuro de la ciencia en América Latina y el Caribe que ofrecen las principales figuras de las ciencias sociales (y también de las exactas y naturales) a nivel planetario y regional, y el «Proyecto de Declaración final sobre la ciencia y la utilización del saber científico» y el «Borrador de Programa» a la Conferencia Mundial de la Ciencia de la UNESCO. Teniendo en cuenta estos aportes, el texto expresa en qué consiste el principal legado de las ciencias sociales a nivel mundial y regional, los desafíos que enfrentan y sus perspectivas.
“El súbito derrumbe «en dominó» de los países socialistas de Europa del Este y la desintegración de la URSS, fueron acontecimientos de un enorme impacto en las relaciones internacionales contemporáneas. A partir de este colapso, se consideró terminado el período conocido como Guerra fría y algunos comenzaron a hablar, con excesivo optimismo, de un nuevo orden mundial más pacífico, armónico y uniforme. Sin embargo, de manera casi inmediata, quedó demostrado que, con la desaparición de la bipolaridad de la etapa de Guerra fría, quedaban anulados algunos acápites dentro de la muy extensa agenda de conflictos a escala mundial; pero se mostró con mucha más fuerza toda una gama de crisis regionales e internas de variada sustentación: económica, política, étnica, religiosa, territorial, ideológica y estratégica…”
El presente texto no tiene la pretensión de agotar el tema de la relación entre la cultura y el desarrollo, sino exponer algunas consideraciones generales que adviertan la importancia decisiva que este problema tiene hoy como concepción para la transformación de la realidad.
“La formación progresiva de la «conciencia del mundo» no es espontánea o primaria; no constituye más que el reflejo del crecimiento de las relaciones y la interdependencia económica de las naciones en la conciencia de las personas. Estas relaciones, por ser de carácter capitalista, se basan en el interés, la ganancia y el dominio de los mercados y están lejos de ser armónicas y felices. Son una permanente fuente potencial de conflictos, con el consiguiente peligro de una «solución» violenta. La primera y segunda guerras mundiales hicieron evidente la necesidad de buscar mecanismos que regulen dichas relaciones y eviten que los conflictos estatales se resuelvan por la violencia. Como respuesta a esta necesidad, surgieron «organizaciones internacionales» como las Naciones Unidas...”
“Al compás de la disolución de la confrontación ideológica global que tipificara más de cuatro décadas de Guerra fría, alcanzan singular protagonismo y relieve conflictos que, bajo el común denominador de la movilización étnica, parecen tomar el relevo de los enfrentamientos interestatales como principal vector de inestabilidad y guerra en nuestros días. En sus diferentes orígenes y formas de manifestación, la beligerancia etnopolítica ensombrece el panorama social, pone en jaque a gobiernos, agobia a las organizaciones internacionales, desafía instituciones y estructuras, erosiona viejos paradigmas y crea focos actuantes o potenciales de sangriento conflicto en las más diversas latitudes. Constituye, por ende, un factor determinante en la política mundial del siglo que termina, y sobran los indicios para suponer que igualmente lo será en el siglo que se inicia…”
“La Guerra fría, como expresión de la confrontación entre dos grandes bloques, ha concluido. Nos encontramos en un período de transición y cambio caracterizado por la prioridad de la geoeconomía y la integración de megabloques. La globalización y la conformación de nuevos centros de poder a partir de ella, refuerzan la tendencia hacia el multipolarismo, al tiempo que surgen corrientes contradictorias que dificultan lo que podría ser un nuevo diseño global. En el terreno de la seguridad se desarrolla un nuevo ambiente caracterizado por la complejidad. La periferia pierde su importancia y valor estratégico, e irrumpen conflictos que estuvieron ocultos durante la confrontación Este-Oeste. Las contradicciones se han trasladado al eje Norte-Sur…”
“Para África, la historia no comenzó por el desplome thai, que todavía ocasiona dos mil despidos diarios; se inició hace tanto tiempo, que ni los más viejos pueden acordarse. De los más recientes capítulos de esa historia se reflexiona en este artículo. A lo largo del texto se intenta responder a preguntas como estas: ¿La crisis económica global es más grave que los «coletazos» de recesión de los últimos 20 años? ¿Cuáles diferencias hay entre la globalización y otras formas precedentes de internacionalización del capital? ¿Qué mecanismos están a disposición del G-7 para detener un posible colapso de la economía mundial? ¿Cómo entender la globalización, más allá de la polarización ideológica de los discursos?...”
“El fin de la Guerra fría ha generado incertidumbres conceptuales y en la forma de definir políticas y concretar acciones de cooperación. Avanzar en la construcción de un nuevo concepto de seguridad internacional significa avanzar en la redefinición de las misiones de las diversas instituciones encargadas de promoverla. Esta es una tarea de gran significación para las Américas. El hemisferio occidental ha contribuido a la estabilidad global en el período de posguerra fría, pero no ha sido capaz, en una década, de generar regímenes internacionales, reglas y normas que definan de manera estable y produzcan certidumbre en este aspecto crucial para el desarrollo nacional, regional y global...”
“A partir de 1991 aparecieron y se desarrollaron serias dificultades en Cuba, provocadas por la pérdida de los mercados de los países exsocialistas de Europa del este, y de la URSS, que pusieron y aún ponen a prueba la capacidad de Cuba para seguir adelante con su proyecto socialista. La realidad interna cubana y su proceso de recuperación económica a partir de 1994 devienen una variable que está informando e impactando las características de la política de los Estados Unidos hacia Cuba, y las peculiaridades de la confrontación. En el período 1992-96 aparecieron otras variables, como la Ley Torricelli y la Helms-Burton. A caracterizar este proceso y determinar las tendencias de su desarrollo futuro, va dirigido este trabajo.”
Relaboración y reordenamiento de aspectos tratados por los autores en el panorama sobre la vida cultural en Cuba en la etapa 1925-1958, que forma parte del tomo 2 de la Historia de la literatura cubana, escrita por un colectivo de autores bajo la dirección del Instituto de Literatura y Lingüística del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, - publicado en 2003.
“Desde 1898, con la primera intervención, la Enmienda Platt y posteriormente con la de 1906 y la injerencia por memorándums a partir de 1921, el pueblo cubano sentía escamoteada su independencia. Desde el principio, los políticos e ideólogos norteamericanos intentaron absorber a la Isla, no solo su economía, sino también su cultura, y en ello el idioma tenía una importancia vital. Nunca prosperó el bilingüismo en nuestro país, por lo arraigado de la tradición hispana. El mantenimiento del español formaba parte de la lucha por la nacionalidad y contra la anexión a los Estados Unidos…”
“La historia de la poesía cubana durante los años de República mediatizada (1899-1958) se inicia bajo el signo de la frustración. Los dos poetas mayores de finales del siglo XIX, Martí y Casal, habían muerto en 1895 y 1893, respectivamente; la intervención norteamericana (1898) en la guerra que liberaban los cubanos contra España y la consecuente derrota del ejército español por las tropas del poderoso enemigo del norte, impidieron que los ideales de independencia se hiciesen realidad y que se instaurase en Cuba una verdadera República. Quedaban insatisfechas, pues, las necesidades históricas de la sensibilidad literaria y las pretensiones políticas, sociales y económicas de los próceres de nuestra guerra independentista, el más conspicuo de los cuales era precisamente Martí…”
Temas le ha pedido a destacados especialistas de diferentes áreas de la creación, la investigación y la crítica, así como musicólogos y cineastas que reflexionen en voz alta sobre Buena Vista Social Club y el fenómeno artístico y sociológico que representa, para producir un enfoque complejo y multifacético de este asunto. Entre otros aspectos, ellos abordan aquellos que, al menos dentro de Cuba, parecen haber sido los más polémicos: el de la representación visual, por una parte, no solo del entorno, sino de los propios personajes, y el de la exaltación de lo tradicional en detrimento de lo actual…”
“La información y la cultura, la educación y el trabajo creador, pasan cada vez más, a nivel internacional, por las nuevas tecnologías de comunicación. Con ello se inicia en el mundo una nueva fase de trasmisión y flujos de mensajes masivos de una intensidad y alcance hasta ahora no conocidos. Lo que hace dignos de estudio estos procesos es que las manifestaciones relacionadas con la cultura popular (como el cine, la música y el video) son generadas por un reducido número de grandes empresas productoras y distribuidoras basadas en el entretenimiento y el lucro comercial, a escala mundial…”
“¿Existe una presencia cultural de Iberoamérica en el mundo? ¿Cuál es su proceder frente al relumbre de las grandes potencias? ¿Se percibe una sensibilidad americana reconocida y distinguible en el escenario internacional o será necesario abrir brechas para la libre expresión de nuestra cultura en medio de las tentativas de uniformización? La concentración del poder mundial, característica de nuestra época, ha llevado a los Estados Unidos (como a China, Japón y los países europeos) a servirse de la cultura, en su acepción global, como elemento estratégico de las relaciones internacionales…”
“A partir del siglo XVII, la comunicación, al reaccionar ante los cambiantes contextos socioculturales y a las transformaciones ocurridas en los medios y modos de transportar la información, ha desarrollado un terreno semántico inestable, que indica a un tiempo trasmisión unidireccional y compartir mutuamente. Esta bivalencia o inestabilidad semántica de la palabra comunicación coloca a los teóricos en una situación interesante, convirtiéndolos en reacios académicos bifocales cuando se proponen investigar dos fenómenos incompatibles de estudio. Por tanto, lo que ocurre históricamente al teorizar sobre la comunicación es que, en cualquier momento dado, se ha permitido que uno u otro de los significados contradictorios domine o reprima al otro…”
“Durante las primeras seis décadas de este siglo, entre la literatura y el periodismo (en particular entre la narrativa y la crónica, la entrevista y el reportaje) fue abriéndose, progresiva y engañosamente, una escisión en apariencia invencible: dos mundos polarizados. Esa dicotomía, supuestamente estructural, técnica y lingüística, iba encaminada también a señalar una diferencia más profunda, pero no por eso legítima: su naturaleza. Además, la diferencia entre la narrativa y dichos géneros periodísticos venía envuelta en el confuso ropaje de los medios de difusión masiva...”
“La investigación y la reflexión teórica sobre la comunicación de masas ha atravesado en Cuba diversas etapas, casi siempre nítidamente definidas, que van de la dispersión y el debilitamiento a la efervescencia y productividad, períodos de estancamiento y momentos de profundo debate y autocrítica. La investigación comunicológica cuenta ya en nuestro país con una cierta tradición…”
“El tema del impacto social de las tecnologías de la información y la comunicación es muy tratado actualmente, como lógica respuesta a las expectativas y preocupaciones que generan la proliferación y dinámico desarrollo de estas tecnologías. Sin embargo, se suele perder de vista que las profundas transformaciones en este campo no se agotan en su componente tecnológico, sino que incluyen los factores referidos al uso social de la información y al papel del conocimiento, en la actualidad y en el futuro inmediato. Nuevas interrogantes se abren y, por lo tanto, se incrementan las demandas a los estudiosos del tema, que están obligados a asumir nuevas perspectivas teóricas y metodológicas para responderlas…”
“¿Son los medios los que imponen patrones culturales a las multitudes o son las multitudes las que trazan los derroteros de los mensajes en los medios de difusión? ¿Deben los medios servir de conducto transformador para cambiar las formas caducas de la cultura y el comportamiento social, o deben garantizar su existencia a partir de amplificar esas formas de comportamiento? ¿En lo referente a la cultura, tienen realmente los medios de difusión tanta influencia sobre las multitudes como se piensa? ¿Qué influencia tan determinante ejerce la familia sobre el individuo que, en muchos casos, puede inmunizarlo contra la acción de los medios? ¿Cuántos meses, años o siglos se necesitan para cambiar valores arraigados en las masas populares? ¿Existe una cultura de masas o ese concepto ha sido simplemente una coartada para justificar los procesos manipulativos que ejercen los medios sobre ciertos destinatarios? Las respuestas no son tan simples como pudiera parecer a simple vista.
Este texto es una versión de la ponencia presentada por el autor en la Conferencia anual de la Asociación para la Educación en Periodismo y Comunicación Masiva, celebrada en 1995. Aunque algunas referencias responden a la coyuntura del momento, Temas lo publica por su interés interpretativo y su perspectiva comparatista acerca de un problema vigente: la construcción de la imagen de Cuba por los medios de difusión fuera de la Isla.
El tema de este panel es la cultura popular, especialmente el impacto de la globalización en ella y en la identidad. Se analizan diferentes principios que se deben tener presentes en el trabajo comunitario, como la participación real y efectiva de la comunidad, el respeto a la cultura local y también a los modelos culturales y a la diversidad, y cómo influyen en el desarrollo de la cultura popular las nuevas dinámicas económicas y sociales, en la Cuba de los 90.
El Dr. Eusebio Leal Spengler, historiador de la Ciudad de La Habana, concedió esta entrevista —especialmente para este número de Temas— al periodista Pedro Martínez Pírez, miembro de nuestro Consejo Editorial.
El texto repasa, desde una perspectiva histórica, las tendencias del pensamiento cubano y su evolución durante los casi 57 años de República burguesa. “Pero emprender un recorrido por los escabrosos senderos de las tendencias intelectuales e ideológicas no marxistas más significativas para el desarrollo de la cultura y la conciencia nacionales, en los años de vida de la República mediatizada, entraña siempre el riesgo de hacer valoraciones absolutas o esquemáticas sobre el papel desempeñado por los portadores materiales de esas tendencias: los pensadores. Sobre todo, porque esta excursión por las ideas en la Cuba neocolonial tiene lugar a 40 años de su disolución efectiva por medio de una revolución triunfante que logró, por primera vez en nuestra historia, la soberanía plena de la nación e instauró niveles de igualdad y justicia social, insospechados hasta ese momento, en el territorio insular...”
“Al inicio del siglo XX, había una gran cantidad de géneros de música para distintos usos y ambientes, reconocidos internacionalmente, sobre todo los relacionados con la «madre patria», hacia donde habían regresado géneros cristalizados —como la habanera y el punto de La Habana— cuando no los anteriores fandango, petenera, chacona y zarabanda. Aquellos cantes de ida y vuelta, también sufrieron transculturaciones en ambas orillas y definieron características propias. La tradición oral, así como la trasmisión directa por la lectura de partituras, había permitido una verdadera promoción y auge de la música cubana, y fueron los medios masivos —primero el disco y luego la radio— sus iniciales divulgadores en América Latina, los Estados Unidos, España y otros países europeos. Durante todo el siglo XX se produce un amplio y constante proceso de transculturación en la música cubana, con un auge y expansión inusitados del nuevo producto cultural obtenido…”
“Cines de estreno, cabarés, cafeterías, restaurantes, artículos de lujo, alternaban con bancos, agencias de viaje y de automóviles, transnacionales petroleras en la zona de La Rampa, volcada hacia el Malecón, lo que facilitaba el rápido movimiento de los vehículos. Allí estaba el emporio de la radio y después de la televisión. En unas pocas cuadras se concentraba la imagen simbólica de la modernidad, una Nueva York a escala minúscula, dependiente y provinciana. Las demandas del consumo hacían olvidar el sabroso confort de los moribundos cafés de la Habana Vieja. Más allá del cine, el imperio de la visualidad se imponía en las revistas ilustradas a la manera de los seguidores de Cartier-Bresson. A la vuelta de los 50, en la microcosmópolis, en la microzona rosa, irrumpió de repente el teatro…”
(Versión de un capítulo del libro The Pride of Havana: A History of Cuban Baseball (Oxford University Press, Nueva York, 1999), enviada especialmente por el autor para este número de Temas)
“La inquietud laboral entre los jugadores y el surgimiento de una liga rival en Cuba, que retaba al circuito profesional establecido, habían creado algo de inestabilidad, y la independencia relativa de que disfrutaba la Liga Cubana en relación con el beisbol estadounidense estaba a punto de terminar. Nunca más jugarían las figuras establecidas de las ligas mayores en la pelota cubana y las estrellas del país serían esporádicamente amonestadas por eso en el futuro. De hecho, a algunas estrellas cubanas se les prohibiría jugar en Cuba, como sanción por haber jugado en México. Otros hechos, todavía desconocidos, hijos del azar, fueron que nunca más el Habana y el Almendares se verían enfrentados en una contienda como esta y nunca los patriarcas del beisbol cubano, Miguel Ángel González y Adolfo Luque, volverían a chocar en un encuentro tan trascendental como el que se iba a producir en el Gran Stadium…”
¿Cómo se relaciona el desarrollo científico con el contexto cultural? Intuimos que existen estas relaciones. ¿Pero podremos describirlas de manera estructurada y sistemática? ¿Nos puede ser útil esa descripción para potenciar las interacciones? ¿Tan claras como están nuestras especificidades culturales, pudieran estar algún día también nuestras especificidades en la creación científica? Estas son las preguntas que motivan las reflexiones que siguen. Van escritas en el lenguaje directo y afirmativo de las proposiciones (casi un lenguaje de laboratorio) porque pretenden iniciar discusiones, no concluirlas.
“Se afirma que, si bien en cada país los inmigrantes han sido incorporados al sistema social, educativo, laboral y político de diferente manera, al no ser ciudadanos por nacimiento en un territorio nacional y no compartir la identidad cultural mayoritaria, se mantienen políticamente marginados. Ante los crecientes flujos migratorios hay dos dimensiones de este tema. Una es si es posible excluir y marginar de derechos a quienes no han nacido en el Estado-nación; la otra, si se considera que quien decide emigrar de su país de origen pierde sus derechos políticos, a pesar de que en muchos casos mantiene con él fuertes vínculos sociales, culturales y económicos. Estas interrogantes corresponden a los desafíos filosófico-políticos de un mundo globalizado, pero sobre todo representan un cambio profundo en la definición de membresía política…”
“La decisión de emigrar y la condición de emigrado se convirtieron durante muchos años en la entrada a una zona marginal innombrable que no tenía cabida dentro de la Revolución. De hecho, ya estaba fuera, incluso geográficamente. Las circunstancias históricas nos jugaron una mala pasada y cobraron en este asunto un sentido negativo, afectando a instituciones básicas de la sociedad, como la familia, y provocando la fragmentación de la identidad cultural, la misma identidad que el proyecto cinematográfico nacional se proponía rescatar y redimensionar. Si bien varios largometrajes también se acercaron, aunque de manera anecdótica, al tema de la emigración en estos años; y algunos con implicaciones mucho más sugerentes, interesantes y de una profundidad sorprendente, en realidad, en treinta años de cine cubano revolucionario la problemática de la emigración solo aparece como tema central en una sola película de ficción…”
“¿Cómo explicar el éxito global de Buena Vista Social Club? Se calcula que, en términos de ventas e interés publicitario, no hay disco o filme comparable en la historia cultural cubana. Las nominaciones y premios internacionales que ha recibido ya suman unos treinta, entre ellos el de finalista en la categoría de mejor documental para el Oscar. La cinta cinematográfica también ha motivado más de una centena de reseñas en Europa, los Estados Unidos y América Latina, todas ellas extraordinariamente laudatorias, aunque en su mayor parte solo atestiguan una sensación de encanto que nunca llega a dilucidarse por completo. Cabe preguntarse cuál sería la mejor forma de acercarse a un fenómeno tan súbito y de tal magnitud. ¿Existe una estética o política cultural capaz de apreciar sus complejidades culturales y comerciales, tanto en el contorno nacional como en el transnacional?...”
“En los últimos años del siglo xx, hubo un cambio significativo en la sensibilidad y las perspectivas de críticos y artistas. De hecho, me atrevería a decir que se está gestando un nuevo tipo de trabajador cultural, asociado a políticas de la diferencia. Estas nuevas formas de conciencia intelectual permiten vislumbrar una reconcepción de la vocación de crítico y artista, que trata de socavar las divisiones del trabajo prevalecientes en la academia, los museos, los medios masivos de difusión y las redes de galerías, aunque mantienen modos de crítica en ubicua comercialización de la cultura en la aldea global. Los rasgos que distinguen a las nuevas políticas culturales de la diferencia son condenar lo monolítico y lo homogéneo en nombre de la diversidad, la multiplicidad y la heterogeneidad; rechazar lo abstracto, lo general y lo universal, a la luz de lo concreto, lo específico y lo particular; e historiar, contextualizar y pluralizar, poniendo énfasis en lo contingente, lo provisional, lo variable, lo tentativo y lo cambiante…”
“¿Cómo puede evitar la puesta en práctica del multiculturalismo operar al nivel de la representación estética de los muchos rostros de la nación? ¿Cómo puede la práctica del multiculturalismo evitar su dispersión e inclusión en la función socializadora de la escuela, que ha permanecido inmutable en su misión de engendrar «el tipo correcto de orgullo nacional?». Según la lógica del multiculturalismo, ¿quién sentiría este «orgullo nacional», habida cuenta de que, en sus respectivas culturas, individuos y grupos diferentes tienen versiones diferentes de la nación? Estas son algunas de las cuestiones que serán abordadas en este ensayo. Sin querer que parezca que me estoy pronunciando contra los objetivos del multiculturalismo en cuanto al otorgamiento de derechos políticos, examinaré los proyectos de dos de sus más influyentes propugnadores norteamericanos…”
“Basta mirar alrededor para darnos cuenta de que, hoy en día, constantemente se están poniendo en discusión temas de identidad. Estos temas tienen que ver con necesidades y políticas institucionales, y con decisiones importantes. Pero hay una razón más universal y general para fundamentar el interés en ella. No solo se trata de una necesidad cognitiva (hacer y conocer nuestro lugar en el mundo) y práctica (por urgencias económicas, políticas o sociales); es también una necesidad existencial. Se ha podido constatar, por la simple evidencia empírica de las alteraciones psicológicas que produce su desestructuración, represión, manipulación extrema, cambio súbito o destrucción intencional, que la identidad, ha sido y sigue siendo una necesidad para las personas y los grupos humanos, al menos por ahora, en nuestra cultura y para las generaciones actuales…”
“Más de cuarenta años de cambios radicales en Cuba, como resultado de la Revolución de 1959, y más de treinta de existencia de ascendentes comunidades de emigrados cubanos en los Estados Unidos, así como en diversos países —España, Venezuela y México, entre otros—, en menor medida y tiempo, han provocado un importante proceso de inclusiones y exclusiones en la identidad cultural cubana, que no siempre se reconoce por las partes involucradas. La reinterpretación y reconceptualización de la identidad cultural cubana, en todas sus dimensiones, es una necesidad teórica y práctica, en Cuba y en su diáspora…”
¿Cómo se forma un arquitecto en Cuba? ¿Qué estudia? ¿Con qué sensibilidad egresa, qué conciencia tiene de que es un agente transformador, que tiene un papel creador y actúa en términos técnicos, pero también culturales? ¿Con qué se encuentra cuando se gradúa? ¿Se tiene conciencia de que la arquitectura es parte de la cultura cubana? Entre las funciones de las asociaciones que integran arquitectos —como la UNAICC y la UNEAC, por ejemplo—, ¿existe un espacio para el debate de la relación arquitectura-cultura? ¿Hay una crítica arquitectónica sistemática? ¿Cuál es la situación actual de la arquitectura y cómo la recepción y la crítica influyen o no en ella? Estas y otras preguntas se abordan en este panel convocado por la revista Temas.
“Cuando hablamos de la cultura del consumo nos referimos, por lo común, a dos tipos de prácticas sociales: los hábitos de los usuarios que conforman su demanda y, en un sentido más amplio, la mentalidad que acompaña a las sociedades cuya construcción de identidades gravita en torno a los significantes, mitos y proyecciones que el mercado posindustrial provee. El presente artículo trata de dar cuenta de algunos rasgos del nacimiento de esta segunda acepción en el contexto norteamericano de finales del XIX, de la mano de algunas de las visiones que un analista de excepción —el José Martí corresponsal de varios diarios latinoamericanos—, acuñó de manera tan crítica como brillante…”
Se ofrece una primera mirada a los consumos culturales de los adultos mayores a partir de los resultados de investigación del Instituto Cubano de Investigación Cultural (ICIC) Juan Marinello. Se trata de un ejercicio de sistematización desde la primera Encuesta Nacional de Consumo Cultural hasta la actualidad, con la intención de develar las particularidades de mayor trascendencia, sin pretender agotar en toda su profundidad las dinámicas a ellos asociadas.
“El perfeccionamiento empresarial, expresión del desideratum actual del socialismo cubano para su modelo de desarrollo económico, es también —e inevitablemente— el terreno de nuevas configuraciones sociológicas y psicológicas que impactan y, a la vez, resultan de lo que es y será el trabajo en Cuba. Pero es también arena de confrontación política en la temática del modelo de sociedad que se propugna y del modelo de hombre y mujer trabajadores que se vigoriza. Es, además, un debate cultural que interesa la identidad como una daga, y saca a la luz lo que somos y pretendemos ser: nuestra cultura del trabajo…”
“El mayor reto para alcanzar un desarrollo sustentable está en cambiar la actual forma de vivir —y por tanto de pensar— de la mayoría de las personas que conforman nuestras sociedades. Por ello, la más importante contribución de los movimientos de agricultura ecológica, urbana y otros, radica en la transformación progresiva de los patrones culturales de productores y consumidores. Esos cambios permitirían lograr una agricultura que contribuya al mejoramiento del ambiente en el que vivirán las futuras generaciones. Es por ello que esta evaluación de logros y desafíos de la agricultura sustentable en Cuba pretende tratar con objetividad las condiciones del país para ese tránsito…”
(Tercera Mención en el Premio Temas de Ensayo 2001, en la modalidad de Humanidades)
“En la instauración progresiva de las teorías culturales y estéticas derivadas del pensamiento marxista en la vida cultural cubana de la década de los 60 en adelante, Lunes de Revolución tuvo una resonancia ineludible. Si algún conflicto nos depara hoy Lunes, es su margen de credibilidad. Quien se le acerque como lector, puede tener la impresión de estar, al mismo tiempo, frente a un hecho en perfecta armonía con la época y las circunstancias en que se desarrolló (los inicios de la Revolución), y frente a un deliberado oportunismo cultural, favorecido por el entusiasmo que suelen generar los grandes acontecimientos históricos. Pero eso no es más que un buen estímulo para la interpretación de su legado. Se hace necesario recuperar Lunes para la historia de nuestra cultura desde el espíritu de la palabra y las relaciones contextuales…”
“Los estudios literarios y culturales en Cuba han prestado atención creciente al proceso de transculturación ocurrida entre la raíz española y la africana. Los trabajos etnológicos de Don Fernando Ortiz y los aportes de Lydia Cabrera establecieron las bases epistemológicas para el análisis del sincretismo entre la religión del esclavista y la del esclavo, y su repercusión cultural. Solo en los últimos años, y de manera un tanto aislada, se comienza a prestar atención a los fenómenos derivados de la presencia china en la conformación de diversas aristas de la cultura cubana, menos visible y generalizada que la africana, pero no por ello desestimable…”
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