sábado, 23-11-2024
(La Habana, 1946). Doctor en Ciencias Históricas, Profesor Titular y jefe del Departamento de Historia de Cuba en La Universidad de La Habana durante varios años (1965-1987). También se ha desempeñado como miembro del Consejo Científico de la Universidad de La Habana y del Instituto de Historia de Cuba, en este último trabajó como Secretario Científico, Director de Investigaciones y Presidente del Consejo Científico. Miembro de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC), la Asociación de Historiadores del Caribe (ACH) y la Asociación de Historiadores de América Latina y el Caribe (ADHILAC). Presidente de la Sección de Historia de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC, 1992), Académico de Número de la Academia de la Historia de Cuba (2010) y Académico de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba (1998). Ha ofrecido cursos sobre diversos aspectos de la historia de Cuba, de la historiografía y de métodos de la investigación histórica en universidades e instituciones científicas cubanas y extranjeras. Impartió materias de posgrado y doctorado en las universidades de La Habana, Estatal de Moscú, Autónoma de Nicaragua, Autónoma de Santo Domingo, Autónoma y Central de Barcelona, Veracruzana, y otras. Ha publicado entre otros: Economía azucarera cubana. Estudios históricos (2009); La República. Notas sobre economía y sociedad (2006); Isla en la Historia. La historiografía de Cuba en el siglo xx (2005); Las manos en el dulce. Estado e intereses en la regulación de la industria azucarera cubana, 1926-1937 (2004); Comercio y poder. Relaciones hispano-cubano-norteamericanas en torno a 1898, Premio Extraordinario en el Género Ensayo otorgado por la Casa de las Américas (1998); Los cautivos de la reciprocidad (1989); Caminos para el azúcar (en colaboración con Alejandro García, 1987). Tres de estos libros han recibido el Premio de la Crítica, 2009, 2004, 1998, entre otros reconocimientos. Además recibió el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas, en 2011, por la obra de toda una vida y el Premio Nacional de Historia, en 2014.
"En Latinoamérica, donde las modas suelen llegar con cierta demora y sufrir pintorescas adaptaciones, la historiografía ha seguido un curso que, si bien no ha sido diferente, exhibe indiscutibles peculiaridades. Pasado el debate en torno a la «dependencia» y los «modos de producción» -en el cual la participación de los historiadores fue relativamente pobre-, el movimiento historiográfico latinoamericano, en algunas de sus manifestaciones más vitales y avanzadas, enrumbó hacia ese territorio de inciertos límites que se ha dado en llamar «historia social»..."
Revista Temas: 1. Sección
“Una consecuencia esencial de la intervención de 1898 fue la definitiva instauración de un régimen de comercio preferencial entre Cuba y los Estados Unidos. Con el Tratado de Reciprocidad Comercial concertado en 1902, vendrían a consolidarse ciertas tendencias exhibidas por el comercio exterior cubano en las décadas finales del siglo XIX, principalmente la concentración de la actividad exportadora en el mercado norteamericano. Sin embargo, también se abrirían paso otras, como el creciente control de las importaciones de Cuba por abastecedores estadounidenses, que se habían visto obstruidas por el régimen de comercio colonial de España, e incluso por la superior competitividad que demostraban los productos de otras naciones en el mercado cubano en condiciones normales de concurrencia. Ahora, el trato preferencial establecido bajo la reciprocidad estrecharía la dependencia mercantil de Cuba respecto a los Estados Unidos y contribuiría a modelar una peculiar estructura económica, a la vez que imprimiría su sello distintivo en el proceso de modernización de la sociedad cubana…”
Revista Temas: 12-13. Sección
(El presente texto se corresponde sustancialmente con la ponencia presentada por el autor a la Conferencia A cien años del 98; España, Cuba, Puerto Rico y Filipinas, celebrada en la Universidad de Salamanca, en octubre de 1999)
“Aun cuando decidiésemos postergar la polémica sobre el momento más apropiado para fijar el término de nuestro lapso secular, no sería difícil admitir que en Cuba este se adelanta a la convención cronológica: el siglo cubano comienza exactamente en 1898. Mucho de lo ocurrido en la Isla durante el siglo que despedimos parece haber tenido su inicio en aquel año. Tanto las consecuencias directas de la guerra, como los problemas presentes en la posterior trayectoria económica del país, tienen una diáfana expresión en los avatares del azúcar, protagonista ineludible del acontecer económico en la mayor de las Antillas. El comportamiento de la producción azucarera y el papel que esta ha desempeñado a lo largo de cien años de transformaciones estructurales, cambiantes condiciones comerciales, variaciones en la dotación de factores productivos y otras incidencias, constituye el objeto de las páginas que siguen…”
Revista Temas: 24-25. Sección
CATALEJO
En esta edición digital, un formato que se populariza cada vez más, concurren circunstancias poco frecuentes que deben advertirse al lector. Lo primero es que lo que se publica no es un libro sino una tesis doctoral, algo que parafraseando un verso de Silvio «parece lo mismo pero no es igual»; por tal razón pueden apreciarse en el texto ciertas convenciones académicas que los autores suelen suprimir cuando publican sus tesis como libros. Esa conversión no pudo concretarse en este caso porque el autor, Alfred Padula, falleció hace más de un año, cuando apenas se había comenzado a trabajar en la edición de su obra. Debido a esa segunda circunstancia, es aconsejable incluir en esta reseña una mínima información biográfica, pues en la vida del autor pueden encontrarse explicaciones a ciertas características de su obra.
Alfred Padula nació en 1934 y tuvo una trayectoria profesional relativamente larga antes de llegar al mundo académico, pues fue oficial naval, analista de inteligencia y funcionario del Servicio Exterior norteamericano, labor esta última en la cual entró en contacto con la realidad cubana. En 1969 reorientó su carrera e inició las investigaciones para una tesis doctoral en la Universidad de Nuevo México, bajo la dirección de Edwin Liuwen, un eminente sociólogo, particularmente reconocido por sus estudios sobre los militares en Latinoamérica. Además del doctorado de Padula, Liuwen dirigió simultáneamente otras dos tesis sobre tema cubano, de doctorantes que hoy disfrutan de un bien ganado renombre: Louis Pérez Jr. y Nelson Valdés.
Padula dedicó su tesis a investigar las causas del derrumbe de la burguesía cubana tras el triunfo de la Revolución de 1959, apoyándose para ello en una variedad de fuentes, entre las que destacan la prensa cubana de la época y los testimonios de casi un centenar de miembros de la antigua élite burguesa, radicados en Miami a principios de los años 70. Después de haberse doctorado, nuestro autor desarrolló una larga carrera académica, principalmente como profesor de la Universidad de Maine, cuyo departamento de Historia llegó a dirigir. Entre sus diversas ocupaciones continuo cultivando el tema cubano, interés que hizo patente en diversos artículos y contribuciones a libros colectivos, así como en una obra en colaboración con la socióloga Lois Smith, publicada en 1996 bajo el título de Sex and Revolution, en la cual se plasma un amplio estudio sobre la mujer cubana y su desarrollo durante el período revolucionario.
Resulta sorprendente que habiendo mantenido Padula un interés en temas cubanos, no se propusiese convertir su tesis en libro y publicarla, más aún porque esta había sido premiada como la mejor tesis doctoral defendida en la Universidad de Nuevo México en 1974. En una conversación que tuve oportunidad de sostener con él hace más de dos décadas, indagué sobre las causas de esa aparente desidia; Padula me explicó entonces que habiendo dejado transcurrir demasiado tiempo para hacerlo, cuando consideró la posibilidad de llevar la tesis a libro, se percató que más allá de la revisión del texto y los indispensables ajustes para liberarlo del empaque académico, dicha empresa a esas alturas hubiese implicado reescribirlo.
La caída de la burguesía: Cuba 1959-1961 constituye un estudio de las peculiaridades, conflictos y conductas de la que fue nuestra clase dominante en momentos posteriores al triunfo revolucionario, particularmente durante el trienio 1959-1961en que habría de sellarse su desaparición. El punto de partida de la obra es una atinada y penetrante caracterización de la burguesía a finales del antiguo régimen republicano, capítulo inicial al cual sigue un análisis sectorial, con sucesivos capítulos dedicados a los hacendados azucareros, los colonos, los ganaderos, industriales, comerciantes y banqueros. Dentro de esa secuencia hay una sola excepción: un capítulo dedicado a la Iglesia Católica, institución íntimamente vinculada a la burguesía en aquella época pero que no constituía una de sus ramas. Sin embargo, el apartado dedicado a la Iglesia, es indicativo de la atención que el investigador prestó al desempeño de las asociaciones e instituciones burguesas, decisivos agentes clasistas en medio del torbellino revolucionario. En un capítulo final, así como en sus conclusiones, Padula expone y resume las que a su juicio fueron causas de la derrota de la élite burguesa, destacando tanto la debilidad estructural de aquella clase social, como las incongruencias y divisiones que se pusieron de manifiesto en su enfrentamiento con la revolución.
Para comprender el desenlace de cualquier contienda es necesario examinar en estrecha correlación la actuación de ambos contrincantes; solo así es posible comprender las razones del éxito de los vencedores y del fracaso de los derrotados. Los estudios históricos, sociológicos o politológicos sobre la Revolución Cubana, incluso los realizados fuera de la isla, han dedicado mucha mayor atención a lo primero que a lo segundo. De ahí la importancia y los aportes de la obra de Padula que Temas pone a su alcance, en la cual se nos ofrece precisamente esa suerte de «visión de los vencidos» en la revolución.
El extenso estudio plasmado en La caída de la burguesía… maneja una impresionante cantidad de datos sobre acontecimientos y situaciones cuyas interioridades apenas son conocidas, o que hoy han quedado en el olvido. Padula los examina con cuidado y los expone con coherencia, pero su texto no está libre omisiones e inexactitudes. En ocasiones el autor es víctima del insuficiente conocimiento de ciertas peculiaridades de la sociedad cubana, o de su particular terminología, lo cual lo lleva –por ejemplo- a presentar a los hacendados como un sector agrícola dentro de la economía azucarera, cuando eran más que todo los propietarios de la industria, o a confundir por momentos los roles de hacendados y colonos. Varios de esos deslices han sido advertidos mediante notas del editor, pero otros seguramente se han escapado, lo cual demanda una lectura alerta. También pueden encontrarse datos que no fueron pasados con suficiente cuidado por la criba de la crítica histórica para establecer su exactitud o veracidad, descuidos que llevan al autor a incurrir en interpretaciones cuestionables. Pero aún en esas ocasiones, más frecuentes en el manejo de la información brindada por testimoniantes, el texto no pierde su valor, pues si bien el dato puede ser inexacto o deliberadamente falseado, el testimonio mismo es reflejo de mentalidades y revelador de procederes que tuvieron un peso indiscutible en el aciago destino de la burguesía cubana.
El soporte en CD-Rom en que se ha editado el libro condiciona su consulta al empleo de los dispositivos necesarios, pero tiene indiscutibles ventajas para la localización de los asuntos. La edición fue trabajada con esmero y aunque la traducción se compartió entre tres especialistas -María del Pilar Díaz Castañón, Laura Arcos y Olimpia Sigarroa-, no se perciben relevantes diferencias de estilo. Por más que la condición de tesis doctoral del texto resulte evidente, su fluida escritura hace fácil y amena la lectura.
Con la publicación de La caída de la burguesía: Cuba 1959-1961 Temas hace una notable contribución al mejor conocimiento de una etapa crucial de nuestra historia, de la cual queda aún mucho por investigar.
ENGLISH
In this digital edition—a format which is becoming ever more popular—some unusual circumstances have coincided of which we wish to inform our readers. First, what we are publishing is not a book but a doctoral thesis, something that—to paraphrase one of Silvio [Rodríguez]’s verses, “seems to be the same but is not equal”. For this reason, certain academic standards, usually omitted by authors when they publish their dissertations as books, are evident in this format. The conversion could not be realized in this case because its author, Alfred Padula, died more than a year ago, when work had hardly begun on the book-version of his text. Due to this second circumstance, we find it advisable to include some biographical information about the author, since his life provides explanations of certain characteristics of his work.
Alfred Padula was born in 1934, and lived a relatively extensive professional career before arriving into the academic world. He was a naval officer, an intelligence analyst and a civil servant in the US State Department, and this last activity put him in touch with Cubanreality. In 1969 he redirected his career, and began his research for a doctoral dissertation at the University of New Mexico, under the direction of Edwin Lieuwen, an eminent sociologist especially recognized for his studies on the military in Latin America. In addition to Padula’s doctorate, Lieuwen also directed two other theses about Cuban topics at this time, by doctoral candidates who today enjoy well-earned fame: Louis Pérez, Jr. and Nelson P. Valdés.
Padula devoted his thesis to the investigation of the causes of the collapse of the Cuban bourgeoisie following the triumph of the Revolution in 1959. He based his argument on a variety of sources, among which the Cuban press of the era stands out, as well as the testimony of nearly one hundred members of the prominent old bourgeoisie, which during the early 1970’s had established itself in Miami. After obtaining his doctorate, our author established a long academic career, mainly as professor at the University of Maine, where he wound up directing its History Department. Among his varied activities he continued to work on Cuban topics, and these interests were published in several articles and contributions to group volumes, as well as in a work written in collaboration with the sociologist Lois Smith and published in 1996 with the title Sex and Revolution, a volume which constitutes an extensive study on the Cuban woman and her development during the revolutionary period.
It is still surprising that as Padua continued his interests in Cuban topics, his thesis was not converted to a book and published. And this even more so as the dissertation had been granted the title of the best doctoral thesis defended at the University of New Mexico in 1974. During a conversation that I had the pleasure of having with the author more than twenty years ago, I asked him about the causes of this seeming indifference. Padula explained that, having allowed too much time to pass, when he did consider the possibility to convert the thesis into a book, he realized that beyond the revision of the text and the indispensable adjustments needed to free it from its academic baggage, such an endeavor would now imply rewriting it entirely.
The Fall of the Bourgeoisie: Cuba 1959-1961 constitutes a study of the characteristics, conflicts and behaviors of what was our dominant class in the times after the revolutionary triumph, specifically during the three-year period from 1959 to 1961, during which its disappearance was sealed. The starting point of the work is an accurate and powerful portrayal of the bourgeoisie during the final period of the old republican government. This first chapter is followed by a sectoral analysis, with subsequent chapters devoted to the sugar barons [mill owners and traders], sugarcane growers, cattle ranchers, industrialists, businessmen and bankers. In this sequence there is just one exception: a chapter devoted to the Catholic Church, which was an institution closely linked to the bourgeoisie during this time, although it did not constitute one of its branches. However, this section devoted to the Church is indicative of the considerations the author paid to the activities of the bourgeois organizations and institutions—decisive classist agents at the center of the revolutionary vortex. In his final chapter, as well as in his conclusions, Padula presents and summarizes what in his view were the causes of the fall of the bourgeois elite, highlighting both the structural weakness of this social class and the incongruities and divisions which became evident in its confrontation with the Revolution.
In order to understand the outcome of any dispute it is necessary to examine the actions of both parties, in close correlation; only in this way it is possible to understand the reasons for the success of the victorious and the failure of the defeated. Historical, sociological or politological studies on the Cuban Revolution—including those undertaken outside the Island—have paid much more attention to the first than to the second component. Hence the importance and the contributions of Padula’s work which Ediciones Temas now makes available [in Spanish], and in which we are offered precisely this kind of “vision of the defeated” in the Revolution.
The extensive study articulated in The Fall of the Bourgeoisie… deploys an impressive quantity of information about events and situations whose internal workings are barely public knowledge, or which have remained forgotten up to today. Although Padula examines them with care and reveals them coherently, his text is not without omissions and imprecisions. Sometimes the author is a victim of insufficient knowledge about certain characteristics of Cuban society, or about its specific terminology, which—for example—results in his presenting the sugar barons as an agricultural sector within the sugar economy, when in fact they were, more than anything else, owners of the industry; or sometimes confusing the roles of the industrial producers and the sugarcane growers. Several of these errors have been indicated by editor’s notes, but other cases have undoubtedly escaped—all of which therefore requires attentive reading. There are also data that did not pass carefully enough through the sieve of critical history to establish their accuracy or truthfulness—imprecisions which lead the author to express questionable interpretations. But even in those instances—which are more frequent in the handling of information offered by witnesses—the text does not lose its value, because even if the information is not exact, or deliberately falsified, the testimony itself is a reflection of the mentalities, and revealing of practices which carried indisputable weight in the fateful destiny of the Cuban bourgeoisie.
The digital format in which the book has been published determines its consultation by the use of the required devices, but it also has undisputable advantages in finding the location of items. The edition was prepared with great care, and although the translation [into Spanish] was shared by three specialists—María del Pilar Díaz Castañón, Laura Arcos and Olimpia Sigarroa—there are no perceivable differences in style. Although the status of the text as a doctoral thesis is evident, its fluidity in style makes for easy and pleasant reading.
With the publication [in Spanish] of The Fall of the Bourgeoisie: Cuba 1959-1961 Ediciones Temas is making a notable contribution towards a better understanding of a crucial phase of our history—of which much is still in need of research.
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