sábado, 23-11-2024
La historia de la urbanización y la colonización en África está entrelazada. En consecuencia, la producción de la ciudad colonial africana fue un ejercicio deliberado que no solo estaba impregnado de ideologías racistas e imperialistas de creación de ciudades, sino que además nunca se concibió para proporcionar un "hogar" a los inmigrantes africanos. La noción de "hogar" frente a la de "casa" determina en gran medida la forma en que las personas interactúan entre sí y con el espacio urbano que ocupan, ya que se perciben a sí mismas como transeúntes y no como habitantes permanentes de la ciudad. Sin embargo, los cambios intergeneracionales están dando lugar últimamente a diferentes formas de hacer ciudad y de producción urbana. Basándose en datos de archivo y enfoques etnográficos, este artículo pretende analizar históricamente el desarrollo de Nairobi, una gran metrópolis, capital política de Kenia y centro económico de África Oriental. El objetivo central es localizar cómo las percepciones de los habitantes de la ciudad sobre su estancia urbana y la ocupación del espacio repercuten en su reproducción técnica de la ciudad. Se trata de una historia del colonialismo, de los legados coloniales en la planificación urbana y la apropiación del espacio, y también de los retos del proyecto postcolonial de infraestructuras urbanas.
Se trata de cómo solo recientemente se ha comprendido que el envejecimiento de la población y la urbanización son tendencias globales que, de conjunto, constituyen fuerzas de rango superior en el modelo del siglo xxi universal. Discute los retos que define la transformación de la ciudad desde la perspectiva del proyecto de Ciudades y comunidades amigables con las personas mayores. Para ello, argumenta la centralidad de un enfoque basado en la accesibilidad, el medio como elemento inhabilitante; reflexiona sobre los principales retos que enfrenta Cuba, en este contexto, y ofrece algunas recomendaciones.
“En algún momento de este año, por primera vez la población urbana de la Tierra superará en número a la rural. De hecho, dadas las imprecisiones de los censos del Tercer mundo, este cambio trascendental puede ya haberse producido. La Tierra se ha urbanizado con mayor rapidez de la que predijo el Club de Roma en 1972...”
En 1859, Eusebio Leal era el empleado más joven del Museo de la Ciudad. Allí conoció a Emilio Roig de Leuchsenring, el Historiador de La Habana. En 1967, debió asumir la responsabilidad de continuar el sueño de su maestro: reconstruir y conservar todos los bienes de la zona antigua de La Habana, en la Plaza de la Catedral, y convertir el edificio que hoy ocupa la Oficina del Historiador en un museo. En esta entrevista, Leal conversa, entre otras cosas, sobre la ciudad, la enseñanza de la historia y la restauración.
“El equilibrio entre el uso comunitario del espacio público y la expresión de valores estéticos en los atributos arquitectónicos y urbanísticos, fue una de las características básicas de la ciudad colonial, que perduró hasta el siglo XIX. A inicios del siglo XX, la monumentalidad ecléctica cambió la escala de la centralidad, adaptada a los nuevos rituales establecidos por las élites locales…”
“¿Promueve o deforma a las diversas artes la atención que se les brinda? ¿De qué modo usan los activistas culturales a los académicos para obtener atención y legitimidad y de qué modo usan los académicos a los activistas-artistas para enseñar uno u otro valor estético culturalmente condicionado que modifique las predisposiciones políticas? La cultura puede hacer daño, por ejemplo, cerrando filas étnicas para alimentar la intolerancia. Y puede hacer bien desarrollando estrategias para alcanzar objetivos específicos y para promover el respeto hacia uno mismo y los demás, que permita el contrato democrático…”.
“En el nuevo milenio, en medio de avances sin precedentes de la humanidad en cuanto a la producción, la ciencia, la técnica, la información y las comunicaciones, resulta paradójica la existencia de la pobreza, indigencia, precarización y marginalización absoluta en ciertos espacios urbanos, y la inseguridad asociada. Las ciudades de América Latina muestran una realidad contrastante: exhiben zonas ultramodernas y residenciales lujosos, al tiempo que persisten y se amplían los cinturones de miseria…”
“Imaginar el futuro de las ciudades es un pasatiempo divertido, pero inseguro. Varias incógnitas aparecen siempre: ¿cómo conservar lo diverso que asegure vitalidad y autenticidad dentro de una inexorable homogeneización? Con el incremento de la violencia interna y la amenaza del terrorismo, ¿no llegará a perderse el atractivo de la concentración de actividades y personas en las grandes ciudades? ¿Cómo preservar la identidad sin detener el desarrollo, exacerbar el aislamiento y fomentar el chovinismo y la xenofobia, y también evitar un folklorismo vacuo que termine en una oferta turística desnaturalizada? ¿La informatización y la globalización reforzarán o debilitarán el papel de las grandes ciudades? ¿La ciudad virtual ya está aquí y todavía no la vemos?...”
“De la ciudad industrial del XIX a las llamadas ciudades globales del XXI han trascurrido algo más de ciento cincuenta años de observación social. Me interesa rescatar aquí las principales transformaciones actuales, sus continuidades y rupturas con los modelos anteriores y los posibles efectos sociales de estos cambios. Para ello, me concentraré en un fenómeno de renovación o gentrificación recientemente ocurrido en mi ciudad, Buenos Aires…”
“Los tradicionales patrones de equilibrio entre un medio rural y uno urbano se han sustituido por patrones de concentración urbana. Desde el punto de vista ambiental, la urbanización provoca intensos impactos en las áreas urbanas y sus campos de influencia, y se amplían los espacios vacíos o renaturalizados. Los territorios urbanos se convierten crecientemente en espacios donde la gestión se hace más compleja, ya que en estos se hacen más claros y evidentes los efectos de la crisis civilizatoria…”
“Cuando La Habana celebre sus quinientos años de fundada, podrá enorgullecerse de su amplio patrimonio construido, que va más allá de la actual Habana Vieja y comprende una variada colección de estilos y épocas. Para esa fecha, la ciudad contará también con una de las poblaciones más envejecidas del continente. La Habana será entonces una ciudad toda vieja. Alrededor de 80% de la actual ciudad se construyó a un ritmo acelerado durante los primeros cincuenta y ocho años del siglo xx, lo cual determinó su crecimiento, más por la adición de nuevos espacios que por la reedificación de lo existente. Este proceso solo se detuvo a partir de la Revolución. Esto le otorgó a La Habana un aspecto de ciudad congelada en el tiempo…”
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