sábado, 23-11-2024
(Premio Temas de Ensayo 2000 en la modalidad de Ciencias sociales)
“Aunque el antinjerencismo y el antimperialismo liberal como líneas ideológicas poseen un mismo esquema de pensamiento, deben diferenciarse por dos aspectos de trascendencia cualitativa: el antinjerencismo asume el rechazo a la injerencia y a la penetración por el peligro que entrañan para el desarrollo de la nacionalidad cubana, por un problema ético y de resistencia política. El antimperialismo de corte liberal asume el aspecto económico de la penetración norteamericana, y aunque no llega a una claridad conceptual del imperialismo, define el peligro de la injerencia y su responsabilidad en los problemas cubanos. Por tanto, el antinjerencismo es una concepción política más limitada que el antimperialismo liberal, en el orden de la comprensión y análisis de las relaciones con los Estados Unidos…”
Este simposio aborda un grupo de problemas centrales para la comprensión del imperialismo contemporáneo, tanto desde el punto de vista teórico, como político y estratégico. Aunque algunos autores contemporáneos han asumido que tal fenómeno ha dejado de existir —y en su lugar ha aparecido algo llamado «la globalización»—, aquí se parte, por el contrario, de que existe hoy en una medida inusitada, y se trata de averiguar precisamente en qué consiste. Participan tres destacadas personalidades del pensamiento social y político contemporáneo. El resultado ha sido este texto compacto y rico en interpretaciones de fondo sobre el fenómeno imperialista.
Este ensayo intenta explorar algunos elementos de la configuración actual del poder a escala mundial, y discutir conceptos que permitan caracterizar y cuestionar sus formas de dominio. Si no es fácil examinar y nombrar el elusivo presente, pues este nos sorprende con caras nuevas justo cuando creíamos que ya nos era familiar, los sucesos del 11 de septiembre sin dudas rompieron el ya inestable piso desde el cual lo identificábamos e imaginábamos sus posibles futuros. ¿En qué forma los eventos desencadenados por los ataques en Nueva York y Washington iluminan la configuración mundial del poder? ¿Cómo se constituyen las diferencias geohistóricas y culturales en la actualidad? ¿Cómo representar el presente?
“Hoy en día, la mayor parte de los análisis que podrían tenerse como serios y que justifican el uso del término «imperio», en relación con los Estados Unidos, en realidad apenas parten de una analogía, implícita o explícita, con la Roma imperial. Pero una analogía no es una teoría. Resulta sorprendente la ausencia de enfoques serios desde la perspectiva de la economía política o de algún patrón de determinación histórica que pudieran explicar el surgimiento y reproducción del actual imperio norteamericano, así como las dimensiones de la opresión y explotación estructurales que de él derivan…”
(«Introducción» a la reedición de El imperialismo, fase superior del capitalismo, de V. I. Lenin (París, 2001), enviado por el autor especialmente para su publicación en español en Temas) “Hay vocablos cuya capacidad de captar lo real no ha perdido nada de su eficacia. Imperialismo es uno de ellos, y sigue gobernando una constelación conceptual en la que, por lo demás, capitalismo, explotación, propiedad, clases y lucha de clases, democracia social, transición revolucionaria, conservan su sentido cabal. Los candentes debates actuales en torno a la definición y la periodización de la mundialización recuerdan los argumentos que, a principios del siglo XX, acompañaban la caracterización del imperialismo…”
“Uno de los rasgos más categóricos de la victoria ideológica del neoliberalismo ha sido su capacidad para influenciar decisivamente en la agenda teórica y práctica de las fuerzas sociales, las organizaciones de masas y los intelectuales opuestos a su hegemonía. Si bien este atributo parecería haber comenzado ahora a recorrer el camino de su declinación, reflejando de este modo la creciente intensidad de las resistencias que, a lo largo y a lo ancho del planeta, se erigen en contra de su predominio, las secuelas de su triunfo en la batalla de las ideas están llamadas a sentirse todavía por bastante tiempo…”
“En las condiciones del mundo contemporáneo, la seguridad de las naciones, e incluso de los propios individuos, rebasa el marco de su prioridad tradicional —entiéndase el problema militar— al que ha estado circunscrita desde su surgimiento y, en consecuencia, adopta una connotación global que depende no solo de la falta de violencia y la prevención eficaz o la eliminación de la agresión, sino también del mejoramiento de la capacidad para responder a las necesidades básicas del ser humano y de la sociedad. En esa extensión de las prioridades de seguridad se desenvuelve el imperialismo actual, el cual, a la par que conserva sus rasgos tradicionales como fase superior del capitalismo, incorpora, con inusual fuerza, la transnacionalización económica, en medio de un indetenible proceso de globalización dispar e insostenible para la mayoría de las naciones…”
“Los peligros e inmensos sufrimientos provocados por todos los intentos de solucionar arraigados problemas sociales por medio de intervenciones militaristas, en cualquier escala, resultan evidentes. Pero si examinamos más de cerca la tendencia histórica de las aventuras militaristas, se hace aterradoramente claro que muestran una intensificación aún mayor y una escala siempre creciente, desde enfrentamientos locales y dos horribles guerras mundiales en el siglo XX, hasta la posible aniquilación de la humanidad, cuando llegamos a nuestros tiempos…”
“Para los conservadores, el 11 de septiembre brinda un contrapeso imperial al triunfalismo mercantil de la época de Clinton, y una oportunidad para crear una cultura política internacional e interna que signifique algo más que el dinero y los mercados. Pero ese imperio que han vaticinado puede que no brinde tan fácil solución a los retos políticos y culturales que afrontan los Estados Unidos desde que terminó la Guerra fría. Ya el imperio norteamericano venía tropezando con enormes obstáculos en el Medio Oriente, que daban justamente la medida de cuán escurridiza era en verdad la idea que primaba en los nuevos imperialistas: que los Estados Unidos podían regir el curso de los acontecimientos y hacer la historia. Internamente, la renovación política y cultural que muchos esperaron como consecuencia del 11 de septiembre no se está logrando fácilmente, en manos de una ideología de libre mercado que a todas luces no se debilita…”
“La Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos no denomina a su visión como imperial; ni a su política, imperialista; ni tampoco a la nueva república, imperio. Pero algunos sí lo han hecho, y solo un puñado son de izquierda. Algunos funcionarios de la administración utilizan una discreta frase idiomática, que reconoce y al mismo tiempo niega esta visión imperial, e insisten en que existe una gran diferencia entre ser imperial y ser imperialista. Para cualquier lector agudo es evidente que ser imperial es algo aceptable, mientras que la noción de imperialismo apunta hacia algo más oscuro…”
“El imperialismo es una parte integrante de la economía-mundo capitalista. Siempre ha estado ahí. En este momento estamos padeciendo una forma particularmente agresiva y atroz de imperialismo, que ya está incluso dispuesto a proclamar su naturaleza imperialista. ¿Cómo es posible? ¿Por qué habría de hacerlo? La respuesta que ofrece la mayor parte de la gente es la fuerza de los Estados Unidos. Y la que yo voy a dar, en una palabra, es su debilidad.
“Los estudios sobre el imperialismo actual no pueden limitarse a recolecciones y análisis de datos recientes acerca de la dimensión económica de las sociedades, seguidos de otros relativos a sus funestas «consecuencias» sociales, ni es suficiente llegar solo a comprensiones conceptuales acerca de aquella economía. Los análisis del imperialismo deben incluir su estrategia contra la formación de alternativas rebeldes a su dominación, y también considerar las formas y el grado en que la naturaleza actual de ese sistema favorece o debilita su propia estrategia. Solo así ayudaremos a la tarea crucial de relacionar la caracterización del enemigo de la vida humana y del propio planeta en que vivimos con el pensamiento y las propuestas de un movimiento plural que tiene como denominador común lograr cambios radicales y contribuir a la creación de «otro mundo posible»…”
“Los horrendos atentados del 11 de septiembre, y las guerras que les han seguido, marcan un hito cuyo significado y proyección futura no se puede ignorar ni minimizar. Existe una tendencia a conferirle al atentado la exagerada dimensión de inicio de un nuevo orden internacional. No parece tampoco acertado el juicio que lo ubica, en cambio, como un acontecimiento casi anecdótico, con lo cual se minimiza el impacto real que sigue teniendo en las configuraciones geopolíticas y geoestratégicas. Pero no parece posible entender lo que ha ocurrido si no vemos la encrucijada de varias transversales, en cuya lógica habría que ubicar el sangriento acto terrorista más espectacular imaginable, aunque su número de víctimas —no está de más aclarar enseguida— no alcanza las espeluznantes cifras de lo que alguien ha llamado el terrorismo silencioso del hambre y las enfermedades. Algunas de esas transversales son de particular significación para el objeto de este análisis…”
“Hay varios aspectos de la liberalización económica orientada hacia el mercado y la globalización imperialista adversos para los trabajadores. Algunos de los procesos económicos y sociales desencadenados por el mercado también poseen otras consecuencias negativas. En especial, generan o acentúan tendencias de fundamentalismo y sectarismo, que provocan conflicto y violencia, sobre todo contra las mujeres y los grupos sociales más vulnerables. Es evidente que los procesos de concentración y centralización del capital, así como la internacionalización de la producción, se han incrementado mucho, con varias implicaciones de importancia.…”
“¿Es la globalización un proceso socialmente neutro, capaz de homogeneizar todas las economías nacionales del planeta, y que descansa, en lo fundamental, en la implantación acelerada de los adelantos de la ciencia y la tecnología en el ámbito mundial?, ¿o, por el contrario, es parte consustancial del desarrollo desigual y deformado del capitalismo y, especialmente, del imperialismo? Este ensayo indaga cuál es el lugar histórico en que debemos colocar las complejas tendencias objetivas y subjetivas —económicas, sociales, políticas, científico-técnicas, ideológico-culturales, nacionales e internacionales— que se sintetizan en el tan utilizado, polisémico e impreciso concepto de globalización...”
Este artículo investiga las formas en que se moviliza la economía afectiva del Brexit seleccionando un hilo particular dentro del enredado nudo de múltiples determinaciones que han llevado al Reino Unido a donde está ahora: este hilo sigue el tropo de la (des)colonización a través de la retórica del Brexit y la sitúa dentro de un largo período que ilumina hasta qué punto la economía afectiva subyacente en el Brexit está profundamente arraigada en un sentido racializado de nacionalidad que se remonta a los inicios de la historia colonial y, por tanto, poscolonial de Gran Bretaña.
Se examina la diversidad de modos de dominación imperial y, en especial, la de los imperialismos que han asolado en el período señalado. Se enfatiza en las semejanzas y diferencias entre el imperialismo colonial europeo y el intervencionista de los Estados Unidos hasta la cuarta década del siglo xx. Se intenta distinguir una vez más entre los imperialismos hasta la Segunda guerra mundial y el imperialismo hegemónico, o hegemonía, desde entonces.
Reseña crítica de tres libros que se acercan a los gobiernos y la sociedad estadounidenses: El precio de la lealtad. George W. Bush, la Casa Blanca y la educación de Paul O´Neill, de Ron Suskind (Editorial Península, Barcelona, 2004); Ensayo histórico sobre la Ley de las Naciones, de Daniel Patrick Moynihan (Grupo Editor Latinoamericano; Buenos Aires, 1994); y Tradición vs. innovación. Buscar el equilibrio en la era de la globalización, de Thomas L. Friedman (Atlántida, Buenos Aires, 1999).
En 2013 Contra el Yanqui cumplió cien años. Julio César Gandarilla (Manzanillo/1888-La Habana/1924), que aparece en la historia combatiendo contra las fuerzas coaligadas de los anexionistas, protectoristas y plattistas, resulta el más elevado exponente del pensamiento antimperialista que produjo Cuba durante las dos primeras décadas del siglo pasado, nutrido raigalmente en las fuentes de las ideas martianas, socialistas y del antimperialismo latinoamericano.
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