jueves, 21-11-2024
La cultura se ha convertido en una industria que reproduce la construcción simbólica de la sociedad en producciones comerciales. Cuando estas se destinan al ocio, comienzan a formar parte de una industria del entretenimiento, a la cual pertenecen los videojuegos. La audiencia es tan grande que estos han logrado atraer y las ventajas que ofrecen como soportes publicitarios son factores que han llamado la atención de diversas marcas con intenciones de emplear técnicas y formatos para influir en el modo de vivir y pensar de los consumidores. También es menester indagar en el desarrollo de los videojuegos en el contexto cubano y la intención con la que se producen.
¿Podría asegurarse que las manufacturas no azucareras ni tabacaleras, a las que Julio Le Riverend denominó industrias menores, estaban organizadas como talleres artesanales y no se desarrolló una industria moderna; o inferir que la evolución industrial y empresarial de la Isla fue excepcional dentro del contexto latinoamericano? Este artículo se refiere a la «era de las manufacturas» en industrias menores, pero en el contexto de una Isla que recibía el impacto de la Segunda Revolución Industrial, protagonizada por los países industrializados, y de una economía donde el azúcar lidereó la modernización...”
“«Trabajadores de Antillana de Acero solicitamos intervención». Como forastero, me sorprendió ver, en La Habana, a principios de los años 60, lemas como este colgados en diferentes centros de trabajo. No atiné a comprender en qué consistía esa «intervención» ni por qué los trabajadores la solicitaban, en lugar de otra cosa. Pude saber que la pedían al gobierno revolucionario, en el cual confiaban. Confundí la intervención con la expropiación: se me aclaró que era la administración temporal de una empresa privada, por el gobierno, de acuerdo con una ley que existía antes del triunfo de la Revolución. Cuando, unos meses más tarde, de hecho llegó la expropiación, y me dijeron que en el pasado quienes mandaban en el país eran los ricos y los Estados Unidos, se me hizo todavía más difícil entender la aprobación de una medida tan peculiar como la intervención. Develar ese misterio me costó estudiar la compleja trayectoria del Estado cubano y su relación con las luchas populares del país…”
(El presente texto se corresponde sustancialmente con la ponencia presentada por el autor a la Conferencia A cien años del 98; España, Cuba, Puerto Rico y Filipinas, celebrada en la Universidad de Salamanca, en octubre de 1999)
“Aun cuando decidiésemos postergar la polémica sobre el momento más apropiado para fijar el término de nuestro lapso secular, no sería difícil admitir que en Cuba este se adelanta a la convención cronológica: el siglo cubano comienza exactamente en 1898. Mucho de lo ocurrido en la Isla durante el siglo que despedimos parece haber tenido su inicio en aquel año. Tanto las consecuencias directas de la guerra, como los problemas presentes en la posterior trayectoria económica del país, tienen una diáfana expresión en los avatares del azúcar, protagonista ineludible del acontecer económico en la mayor de las Antillas. El comportamiento de la producción azucarera y el papel que esta ha desempeñado a lo largo de cien años de transformaciones estructurales, cambiantes condiciones comerciales, variaciones en la dotación de factores productivos y otras incidencias, constituye el objeto de las páginas que siguen…”
“Los estudios económicos sobre los países de reciente industrialización o NICs son abundantes. Todos subrayan el éxito excepcional de sus economías y la de los países asiáticos que han optado por ese modelo: Malasia, Tailandia, Indonesia y, en menor medida, Filipinas. Los cuatro dragones —Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur— representan una parte del comercio mundial igual a la que representa Francia o Japón. En los últimos veinticinco años han más que doblado su participación en el comercio mundial y sus exportaciones han sido multiplicadas por cuatro. De aquí a proponer estos cuatro países como modelos para el resto de países del Sur, hay apenas un paso, y muchos no dudan en darlo. Por eso es de utilidad estudiar más de cerca las condiciones, internas y externas, que permitieron el despegue, las prioridades, el papel del Estado, así como los costos sociales y políticos y su evolución reciente…”
“El diseño industrial parece constituir una actividad que ha perdido su trascendencia. De una práctica comprometida con la transformación del hombre y del medioambiente, ha pasado a ser en los países desarrollados una profesión técnica, pragmática, que gana su prestigio en el aumento de las ganancias de las empresas. ¿Qué ha sucedido para que un siglo de ensayo (el XIX), y otro de pleno desarrollo (el XX) con suficiente ideario acumulado, hayan desembocado en esta crisis? Y en Cuba, ¿cuál es en la actualidad la situación del diseño? ¿Por qué después de varias décadas de esfuerzo, el diseño no es una realidad integrada a la industria, ni se ha logrado poner en manos de la población productos de calidad?
Los debates contemporáneos sobre las temporalidades múltiples que marcan la vida de las sociedades y los individuos sugieren una perspectiva novedosa para entender la vida en los centrales azucareros cubanos en la actualidad. El texto, basado en quince años de investigaciones, propone la existencia de una tipología de centrales resultante de los cambios posteriores a la reestructuración de 2002, y reflexiona sobre las perspectivas de desarrollo sociocultural basadas en la agroindustria.
Se ofrece un avance de una investigación más amplia acerca de la ganadería en Cuba y sus implicaciones socioambientales entre finales de la Segunda guerra mundial y el Período especial. Y se centra la atención en las estadísticas existentes acerca de la producción de leche al triunfo de la Revolución de 1959 y sus distorsiones por motivaciones políticas, en un contexto caracterizado por los debates, las políticas y las acciones para ampliar el consumo de proteína animal como símbolo del salto hacia el desarrollo económico.
Al tiempo que reconoce el papel de las políticas públicas, este artículo defiende que el crecimiento de la industria del ecoturismo se muestra mejor como un ejemplo de creación conjunta, en que participan pequeñas empresas emergentes a manos de emprendedores que operan las reservas privadas, los recorridos, el alojamiento, así como las organizaciones no gubernamentales (ONG) científicas o medioambientales.
¿Cómo afectó al cine cubano el Periodo especial? ¿Se puede hablar de crisis y recuperación? ¿Cuáles vías económicas y tecnológicas tomó la industria para seguir haciendo cine en Cuba? ¿Qué pasó con la documentalística? ¿Se puede identificar el cine cubano con el ICAIC? ¿Qué función le corresponde en la actual diversidad de productores? ¿Qué ventajas y desventajas tiene el audiovisual? ¿En qué medida las coproducciones benefician o perjudican a la cinematografía nacional? ¿Es aconsejable mantenerlas? ¿Hay un marketing efectivo para el cine cubano? ¿Se aprecia una nueva estética en las películas de los jóvenes realizadores? ¿Cómo responde el público a ellas? Especialistas en el tema, desde la creación, la docencia y la institucionalidad debaten estos y otros aspectos de la producción y distribución del cine cubano.
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