Acaba de partir Max Lesnik, a los 94 años. En esa larga vida se opuso activamente a la dictadura de Fulgencio Batista, al gobierno revolucionario de Fidel Castro, a los grupos anticastristas de Miami y a las políticas de los gobiernos de los Estados Unidos contra la Revolución. Sin abandonar su militancia en el Partido Ortodoxo, de cuya Juventud fue presidente, se alzó en las filas del Segundo Frente Nacional del Escambray, en 1958. Antagonizó con los comunistas del Partido Socialista Popular, conspiró contra la Revolución desde las filas del Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP) y se fue de Cuba semanas antes de Playa Girón. Sin embargo, declaró ser, desde muy joven, un socialista convencido y seguir siéndolo toda su vida. Polemista en la radio cubana, tanto en la Isla como en Miami, contribuyó activamente al diálogo del gobierno cubano con los emigrados desde 1978, así como con la Iglesia católica y el Vaticano en los 90.

Como muchos que pelearon a favor y en contra de la Revolución, cuando esta triunfó, Max tenía 28 años. Cuando lo entrevistamos para el número 55 de Temas (jul-sept., 2008), dedicado al 50 aniversario de la Revolución, había cumplido 78. Su voz y su entonación eran las mismas de cuando polemizaba por radio en La Habana, en 1959 y 1960. No dejó de hacerlo desde entonces hasta su muerte, que nos acaba de sorprender.

Con esa entrevista suya, publicada hace casi 20 años, le rendimos nuestro modesto homenaje.

 «Siempre me he considerado un socialista». Max Lesnik   habla sobre la Revolución cubana.

Max Lesnik: Primero quiero dejar bien claro que todo lo que voy a decir en esta entrevista para la revista Temas no tiene otra intención que la de hacer un recuento histórico sobre mi participación en los hechos. Si alguien tiene criterios distintos a los míos, quizás sea yo el que esté equivocado y no él, por lo que aquí van mis disculpas anticipadas si alguien se siente herido por algunos de mis conceptos o palabras expresadas a lo largo de esta entrevista. No es mi deseo ni mucho menos mi intención mirar hacia atrás para abrir viejas heridas. No sería constructivo de mi parte, a estas alturas de mi vida, venir a sembrar discordias que den motivo a disensiones entre cubanos revolucionarios. También vale la pena aclarar a los jóvenes que no me conocen, que nunca he traicionado a mi país, que nunca he estado al servicio de un gobierno extranjero y que me considero un revolucionario vertical, a mi estilo y mi manera. Siempre me he considerado un socialista y mis discrepancias con los otros revolucionarios han sido más por razones de puntos de vista distintos y no por ambiciones bastardas. Y ahora mi respuesta a la primera pregunta de Temas...

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