“El Estado debe desempeñar un papel activo en la transición de China a una economía de mercado. Primero, incluso en economías de mercado maduras las intervenciones estatales son indispensables para remediar las irracionalidades del mercado y hacerlo más eficiente. Segundo, las instituciones de mercado no pueden instalarse de modo adecuado sin el apoyo del Estado, que tiene la obligación de mitigar las dificultades y crueldades provocadas por la transición al mercado. En tercer lugar, como país gigante en desarrollo, China encara muchos desafíos que no pueden resolverse mediante transacciones voluntarias…”