“En las difíciles condiciones económicas y de otra Índole que hoy vive Cuba, donde aparecen desigualdades, incremento de delitos y fenómenos de corrupción, es indispensable aprovechar las bondades del diálogo como vehículo importante para la formación y el desarrollo de valores: me refiero al diálogo creador, al que nutre y eleva la condición humana. Este no puede ni debe caracterizarse por argumentos justificativos, sino por la explicación real y matizada de los asuntos…”