“La lejanía remedia las imperfecciones de perspectiva. Nuestra separación en el tiempo del momento en que brotaron las primigenias manifestaciones modernistas nos ofrece una perspectiva histórica más clara y fidedigna con respecto a su desarrollo, su naturaleza, su relación con las profundas transformaciones nacionales contemporáneas y las de las culturas occidentales. La distancia temporal nos permite rectificar la práctica crítica, que ha predominado hasta nuestros días, de visionar el modernismo exclusivamente como una manifestación literaria y social del ambiente hispánico decimonónico. Relecturas contemporáneas han ampliado y ajustado nuestra óptica, han sugerido la idoneidad del estudio de los vínculos entre el discurso literario y social del siglo pasado…”