miércoles, 03-07-2024
Este somero recorrido por algunas temáticas y autores propone una reflexión sobre la crítica y el ensayo literarios de la diáspora cubana e intenta definir, además, asuntos de interés para la discusión teórica acerca de cómo abordar esa literatura extrafronteriza y su relación con el canon cubano.
Prólogo a la antología Las cosas por su nombre (jóvenes cuentistas cubanos).
"Puede considerarse que en la década del 80 la difusión de la literatura francocaribeña en Cuba recobró el nivel que había alcanzado en los años 60. El Premio Casa de las Américas contribuyó a ese propósito. La intención que ha predominado es la de dar a conocer preferentemente a los nuevos autores, aunque buena parte de los premiados hasta el momento son autores ya conocidos y algunos con una obra valiosa..."
"El Caribe ha producido, sin la menor duda posible, una literatura regional marcada por una singular complejidad en su orientación y desarrollo, que ha incidido muy a menudo negativamente en la valoración crítica de sus realizaciones. Entre los factores que han marcado la evolución literaria de este espacio sociocultural hay algunos que mantienen todavía, en esta última década del siglo XX, un peso importante, que obliga a tenerlos siempre en cuenta. Son, por ejemplo, la pluralidad lingüística; la convergencia de diferentes etnias, y el consiguiente y variadísimo proceso de transculturación; el desfase cronológico en la evolución literaria de las distintas áreas culturales del Caribe, y, por este y otros factores, la no sincronía del discurso literario caribeño; el hecho de la muy escalonada obtención de la independencia política, que se vincula, además, con importantes diferencias en las interrelaciones metrópoli-colonia o excolonia..."
"La historia tiene una muy larga tradición en Cuba: más de doscientos años de haber dado sus primeros vagidos, al decir de los estudiosos. Pocas disciplinas del saber disfrutan en nuestro medio de tal ancianidad. Desde la segunda mitad del siglo XVIII, hombres cultos y sapientes han probado sus armas en trabajos históricos, de los cuales no pocos constituyen obras de recia envergadura. El decursar histórico ha estado siempre presente en la problemática intelectual del país. Con toda justeza puede decirse que el gusto por la historia (mejor expresado, por leer sobre historia) es un componente capital de la psicología del cubano..."
Se ha hablado muchas veces, y con sobradas razones, del papel que en la gestación del grupo Orígenes tuvo el asfixiante clima político, moral y cultural de la república frustrada. Se ha mencionado específicamente el impacto de la fracasada revolución antimachadista, y también, aunque con menos frecuencia, el auge de la penetración cultural norteamericana en la Isla y la consiguiente erosión en los hábitos, costumbres, valores, y en los principios mismos de la nación, y la «resistencia» que opuso Orígenes a estos procesos. Este trabajo subraya dos componentes en la percepción origenista de la condición neocolonial de Cuba: la superficialidad, propia de la teatralización de la independencia en un país que ha seguido siendo colonia, y la carencia de finalidad, como expresión de la subordinación y frustración nacionales y del culto a lo exterior. Llama la atención, además, sobre las formas peculiares de rechazo que acompañan a esta percepción, centradas en el esencialismo y la teleología insular.
Este ensayo centra el análisis en la obra de varios autores llamados «cuban-americans», por ser en los Estados Unidos donde el choque de las lenguas ha conducido la necesidad de elección a su punto crítico; en esa región de «crisis» de la identidad, se atraviesan visiones que van desde su negación hasta su recuperación, o la dialéctica de aceptación/rechazo de las culturas en conflicto. Para esos autores, la cuestión de la identidad está en un conflicto de elección entre los valores de dos culturas, la mayoría de las veces opuestas: aquella de los padres, cuya transmisión se produce casi siempre a través de la memoria familiar, donde el pasado ha sido sacralizado; y la del lugar de residencia, cuya influencia llega desde todas partes -escuela, medios de difusión masiva, comunicación cotidiana- y es, por así decirlo, una entidad "viva".
Félix Guerra entrevista a Cintio Vitier sobre José Martí, con interrogantes implícitas desde hace mucho y suspendidas en la atmósfera finisecular de estos años. Se descubre en el diálogo que una mayoría de respuestas debían reformularse y que las interrogantes se reformulaban incesantes en un caldo de conceptualizaciones renacentista. ¿Es la posmodernidad lo que nos impele, como ayer fue la modernidad y antes los aires de cada ciclo de la historia? ¿La posmodernidad es solo lo que afirman que es, o es además y sobre todo lo que en cada latitud se quiere que sea, agregando y relegando, interpretando y priorizando, ya que ningún post, pasado ni futuro, es producto divino o previamente definido en laboratorios sacros de pensamiento?
“Hasta 1987, fecha de la publicación de la Bibliografía Onelio Jorge Cardoso, in memoriam, habían sido publicados treinta y ocho libros del autor, entre ellos selecciones, reediciones, compilaciones. Relatos suyos aparecen en veintitrés antologías de cuentos publicados en Cuba y treinta y tres en el extranjero. Después de esa fecha he podido conocer de veintidós publicaciones de su obra, sin que pueda asegurar que son las únicas. øCómo se ha comportado la crítica ante estas producciones? Si bien la Bibliografía de Tomás Fernández Robaina recoge más de cien estimativas y posteriormente han aparecido otras, la mayoría no responde a un verdadero trabajo crítico; son reseñas o crónicas periodísticas sobre el autor y su obra, debidas bien a la salida de un nuevo libro o algún otro acontecimiento relacionado con el escritor. El resto, sin embargo, ofrece datos de interés para medir la evolución de las apreciaciones sobre la cuentística de Onelio Jorge. El corpus crítico para este análisis lo constituyen alrededor de veinte textos representativos de esa evolución…”
Este texto indaga si la cifra, el número, es también un elemento consustancial de lo real maravilloso en la literatura.
Este artículo propone una revisión de los orígenes, propósitos y desafíos de la novela histórica como género literario en diálogo con el discurso historiográfico. Se trata de una relación que explora las dimensiones de lo histórico en la novela, sus similitudes y diferencias con el relato de la historia y las maneras en que diversos creadores, tanto historiadores como novelistas, han reflexionado sobre el proceso de construcción de metaficciones históricas.
“Antes del apogeo espectacular de un término que ha producido un verdadero frenesí de actualización en la crítica literaria y artística, un crítico latinoamericano de reconocidos méritos afirmó: «Y nosotros, moradores de regiones periféricas, espectadores de segunda fila ante una representación en la que muy pocas veces participamos, vemos de pronto, cambiado el libreto. No terminamos aún de ser modernos —tanto esfuerzo que nos ha costado— y ya debemos ser posmodernos». Más allá del tono hiperbólico de esta afirmación —remedo del desconcierto que en mayor o menor medida ha provocado la irrupción del posmodernismo— una verdad sutil se esconde tras esta paródica teatralización de la recepción latinoamericana de lo posmoderno…”
“En el medio feminista académico, tan variopinto en sus tendencias, quizá la perspectiva reciente más importante es aquella que parte de reconocer que no existe una realidad femenina única, que en este vasto campo tampoco hay universales, sino múltiples realidades; y que hay que aprender acerca de todas ellas y estar conscientes de todas ellas. Por eso, con nuestro trabajo en el campo ilimitado, sin fronteras de la cultura, no sólo aspiramos a modificar nuestra realidad, sino también a pensarla, a organizarla mentalmente y, algún día, a contribuir con nuestra experiencia y con nuestra teorización propia, latinoamericana y cubana, al pensamiento, a las doctrinas, al fundamento de los estudios y de las prácticas en torno y para la mujer...”
Fragmento del Prólogo a Estatuas de sal. Cuentistas cubanas contemporáneas. Panorama crítico (1959-95). Comp. de Mirta Yáñez y Marilín Bobes.
“Desde hace varios años, en algunos círculos de estudio de literatura comparada se ha puesto en uso el término de «frontera», sobre todo en relación con las llamadas literaturas «periféricas», desde un punto de vista geográfico y político. El concepto de frontera implica un fin y un comienzo de algo distinto, un corte entre dos ámbitos, división, y enajenación de un sujeto o fenómeno dado, apartamiento, sobre todo la conformación de códigos de aceptación o rechazo, de inclusión o exclusión; en fin, en muchos casos y ocasiones, la bien mentada marginalidad…”
“La compilación Viajeras al Caribe reunió la producción textual -diarios, cartas, memorias, libros de viaje- de europeas y estadounidenses, visitantes a territorios insulares o continentales de la cuenca del Caribe, en el siglo XIX. Su presentación pretendió descubrir la voz de mujeres, asomadas a la escritura con la intención de alcanzar autoridad intelectual. Pero la perspectiva de género no rebasaba la voluntad de reunirlas en un volumen y aproximarse, tímidamente, a los intereses «femeninos»: curiosidad por las otras mujeres, su educación y la de los niños, sus vestimentas, y otros tópicos afines. Aquella tentativa, inédita en el contexto cubano -y, al parecer, en el latinoamericano-, se inscribía en una de las tendencias en el estudio de la literatura de viajes: considerarla fuente documental complementaria de la historia, crónica personal de acontecimientos. Participaba también de la inclinación a enfatizar lo subjetivo y los aspectos propiamente literarios del relato como el estilo y el tono…”
“La selección Fábula de ángeles (Antología de la nueva cuentística cubana), de Salvador Redonet y Francisco López Sacha ofrece una visión amplia, variada, de la nueva cuentística, con el único defecto de que incluye solo textos escritos por hombres, y excluye, olímpicamente, la cuentística femenina. La siempre precaria posición de las escritoras frente al canon, a las normas de uso común --y eventualmente incluso ante las variantes de renovación o violación del mismo-- se hace aquí no solo evidente, sino también lamentable. La subestimación de la narrativa femenina es tal que ni siquiera se le menciona en la nota introductoria…”
“Nadie se llame a engaño con las poetas cubanas. La de ellas no es una escritura marginal, sino marginada en nuestra historiografía literaria e insuficientemente valorada por nuestra crítica. Muchas de las voces mayores de nuestra lírica son mujeres. ¿Qué elementos caracterizan, sustancialmente su discurso? La inteligencia, la sensibilidad y la cultura, como pivotes de un lenguaje que se apropia el mundo sin renunciar, nunca, a su propia condición de mujer. Porque nuestras poetas no asumen el discurso masculino: dicen desde ellas mismas. Y eso es lo que enriquece el perfil de las letras cubanas y define, desde su especificidad, esta otra mitad del género humano que también se expresa como sujeto lírico en Cuba…”
Prólogo a la antología de poetas cubanos nacidos a partir de 1959, Mapa del país (Chile), hecha por Norberto Codina. Incluye a los siguientes poetas: Rolando Sánchez Mejías, Víctor Fowler, Alberto Rodríguez Tosca, Emilio García Montiel, Antonio José Ponte, Carlos Augusto Alfonso, Almelio Calderón, Damaris Calderón, María Elena Hernández, Omar Pérez López, Frank Abel Dopico, Manuel Sosa, Arístides Vega Chapú, Reinaldo García Blanco, Sigfredo Ariel, Juan Carlos Flores, Heriberto Hernández y Juan Carlos Valls. Pero como toda antología que se respete implica una limitación, pues dentro del panorama de la más reciente poesía cubana podrían mencionarse otros nombres, a saber: Ricardo Alberto Pérez, Alessandra Molina, Norge Espinosa, Pedro Márquez de Armas, Carlos Alberto Aguilera, Pedro Llanes, Caridad Atencio y Nelson Simón, entre otros. Aunque el presente texto es el prólogo a la antología mencionada, sus consideraciones generales valen para todo el fenómeno de la nueva poesía cubana.
“En la actualidad una etnografía muy autoconsciente es contemporánea con una forma de narrativa latinoamericana que yo llamo narrativa-archivo, cuya manifestación más prominente es Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. El Archivo por excelencia es la habitación de Melquíades en el hogar de los Buendía, donde el gitano escribe la historia de la familia y donde Aureliano Babilonia la descifra después, con ayuda de la Enciclopedia y de Las mil y una noches. La narrativa-archivo es un conjunto que todavía intenta encontrar la cifra de la cultura y la identidad latinoamericanas; de ahí que caiga dentro de la mediación que brinda el discurso antropológico…”
“La identidad no es una categoría metafísica, que pueda definirse de una vez y por todas, o pretender que la cuestión de la lengua podría zanjarse apelando a rancios argumentos de autoridad o, a la inversa, a tácticas de francotirador. Estas últimas consistirían en ocultar el problema de las fronteras nacionales detrás de las murallas de los ghetos o en el horizonte ilimitado del ciberespacio, o bien en citar a un puñado de autores que, por elección u obligación, decidieron no escribir en sus lenguas maternas o hacerlo en idiomas distintos al hablado por la mayoría en sus países de origen. Que un clásico de la literatura inglesa como Conrad naciera en Polonia, o que Kafka, judío oriundo de Praga, haya escrito toda su obra en alemán, o que el otro Heredia --el célebre autor de Les Trophées- haya nacido también en Santiago de Cuba, no bastan para refutar -ni para contradecir, siquiera- la arraigada e incitante noción de que la patria mayor del escritor es su lengua, el idioma en que escribe...”
“Dos imágenes opuestas la del «exiliado dorado» y la del «gusano sucio» han dominado la literatura popular y académica sobre los inmigrantes cubanos en los Estados Unidos. Periodistas y estudiosos estadounidenses suelen ver a los cubanos como una versión moderna del sueño norteamericano. A despecho de las muchas evidencias contradictorias, el mito del exiliado dorado está firmemente enraizado en la opinión pública norteamericana, en los círculos formuladores de política y en las investigaciones académicas. Tal criterio subraya, por lo general, que los cubanos vinieron a este país como exiliados políticos que tratan de librarse del comunismo, más que como emigrantes económicos en busca de mejores oportunidades de trabajo…”
"Miami nunca ha sido una comunidad monolingüística, puesto que regularmente atrae a inmigrantes de diversas procedencias étnicas y lingüísticas. Sin embargo, ninguno de esos idiomas cumplían funciones públicas importantes y estaban generalmente relegados a contextos íntimos intraétnicos. Esta situación ha cambiado considerablemente en los últimos treinta años. Es en la actualidad un centro urbano bilingüe y bicultural donde el uso de un idioma que no es el inglés no está confinado a los hogares hispánicos y a los pequeños mercados locales. Este artículo describe y analiza el uso del inglés y del español por los cubanos, en público y en privado, y examina las fuerzas que promueven la preservación del español en oposición a un cambio hacia el inglés..."
“¿Por qué la traducción y por qué Martí? A estas dos preguntas responde la autora, a partir de en una investigación inédita mucho más amplia donde aborda la utilización que Martí hizo de la traducción como puente intercultural; de su reflexión sobre esa modalidad de la comunicación interlingüística mediada y de la obra que tiene en su haber propiamente como traductor. Este trabajo –Mención en el Premio Temas de Ensayo 1998, en la modalidad de Humanidades-- recoge, de forma muy resumida, las líneas dominantes de ese tema, en una primera aproximación a la actividad traductora martiana, como fue su proyecto de divulgación cultural y sociopolítico, llevado a cabo con un propósito educativo y humanista a través de su periodismo y de sus propias concepciones sobre la mediación interlingüística.
Premio Temas de Ensayo 1999, en la modalidad de Humanidades. “Al margen de la distinción entre realistas y no realistas, oculta en muchas de las clasificaciones que han propuesto los estudiosos con respecto a los escritores «novísimos» y sus textos (apelando por lo general a referentes más o menos inmediatos, a anécdotas más o menos «difuminadas», con ramificaciones «sutiles y secretas» o «lógicas y rotundas» hacia la realidad, trazando líneas «claras» o «alucinantes» en la corriente subterránea del sentido), sería muy útil detenernos en una breve digresión para analizar dos conceptos que, comúnmente, se aceptan a priori: realidad y ficción…”
Mención en el Premio Temas de Ensayo 1999, en la modalidad de Humanidades. “Mi aproximación responde a un interés por la escritura de la mujer en Cuba. Soy consciente de la necesidad de un cotejo con la de los hombres, dentro del proyecto de establecer una (eventual) tradición literaria femenina cubana, así como de la posibilidad incluso de hablar de lo femenino en los textos de los ilustres varones. Por el momento, me coloco en una perspectiva que se ocupa de la producción narrativa escrita por mujeres, como momentos tácticos de una estrategia mayor, en la cual pueda ir precisando sus vínculos con la autoridad, el poder y el canon…”
Conferencia inaugural del Curso Superior de Literatura cubana, realizado en la Universidad de Alicante, España, en julio de 1998. “Al hallarnos pues, en el orden literario, «en busca de nuestra expresión», los cubanos, conscientemente o no, perseguimos una expresión que no es solo individual sino colectiva: perseguimos (con mayor o menor intensidad, con mayor o menor acierto) la consolidación de la colectividad que somos…”
La conmoción causada por la intervención norteamericana, en 1898, y las características de la república que surgió de ese hecho, terminarían por desplazar a Cuba de la posición jerarquizada que había logrado durante las últimas décadas del siglo XIX en el contexto cultural iberoamericano, y serían factores determinantes de la base ideotemática de muchas de sus manifestaciones artístico-literarias. Aunque en casi todas ellas se puede rastrear la impronta de esos acontecimientos, en este texto la autora se propone exponer algunos criterios sobre cómo se manifiestan en la literatura, tanto reflexiva como de creación, durante el período de 1898 a 1920; y el carácter de la respuesta de los escritores a la nueva situación social.
“Las consecuencias del complejo status que se instaura en la Isla a partir de 1898, influyen sobre la expresión lírica de la nación. Una de las cuestiones que, un siglo después, se hace necesario valorar, es el problema de si las consecuencias políticas, económicas y demográficas del 98, tuvieron una resonancia semejante y directa en todos los restantes dominios de la vida sociocultural cubana. Con cierta insistencia, se ha subrayado que el período que va de 1898 a 1913 resulta una especie de nulidad creativa y una negación de valores estéticos del país...”
Bhakti Shringarpure, directora creativa del Radical Books Collective, entrevista a la novelista y cuentista ugandesa Jennifer Nansubuga Makumbi. En su conversación, la autora premiada habla de los esfuerzos de las escritoras africanas por recuperar las historias y las contribuciones, a menudo olvidadas, de las mujeres a las luchas y el desarrollo del continente. También reflexiona sobre sus dificultades para publicar y comercializar su obra, problemas que afectan especialmente a muchas escritoras africanas, agobiadas como están por múltiples responsabilidades y limitaciones sociales. Además de los obstáculos que supone abrirse paso en una profesión tradicionalmente dominada por los hombres, las escritoras también han tenido que enfrentarse a una industria editorial basada en gran medida en el Norte, en la que las perspectivas africanas están poco representadas, y cuando lo están, de una forma muy selectiva que favorece las percepciones del Norte sobre África. En los últimos años, sin embargo, más escritores africanos, incluidas muchas escritoras, están siendo publicados y ganando reconocimiento gracias al crecimiento de las editoriales africanas y a las iniciativas creativas para promover su trabajo entre los lectores africanos y no africanos.
Este artículo critica los circuitos problemáticos de la enseñanza de la literatura africana en las universidades africanas, según los cuales las obras de escritores africanos suelen legitimarse primero en el Norte global. El autor, escritor senegalés que ha publicado, reflexiona sobre su propia experiencia docente en Senegal y Nigeria, y constata que, en ambos países, a pesar de las diferencias en las lenguas coloniales heredadas, se enseña el mismo número reducido de escritores africanos. No deja de ser irónico que las universidades africanas, al tiempo que ponen en primer plano a los escritores africanos, se centren en los más reconocidos en Londres, París y Nueva York. En definitiva, es la idea occidental de África la que se enseña con más frecuencia que la propia África. En respuesta, es necesario "recentrar" África. Para los estudios literarios africanos, esto implicaría, en parte, dar más espacio a los escritores que viven en el continente (sin ocultar la contribución de la diáspora africana). El propio autor, pionero en la enseñanza en algunas lenguas autóctonas de Senegal, aboga por una mayor utilización de las lenguas africanas. No será fácil, dados los aparentemente enormes obstáculos del legado colonial. Pero la descolonización de la mente sólo puede avanzar si las lenguas africanas se comprometen como conductos del conocimiento.
“La lejanía remedia las imperfecciones de perspectiva. Nuestra separación en el tiempo del momento en que brotaron las primigenias manifestaciones modernistas nos ofrece una perspectiva histórica más clara y fidedigna con respecto a su desarrollo, su naturaleza, su relación con las profundas transformaciones nacionales contemporáneas y las de las culturas occidentales. La distancia temporal nos permite rectificar la práctica crítica, que ha predominado hasta nuestros días, de visionar el modernismo exclusivamente como una manifestación literaria y social del ambiente hispánico decimonónico. Relecturas contemporáneas han ampliado y ajustado nuestra óptica, han sugerido la idoneidad del estudio de los vínculos entre el discurso literario y social del siglo pasado…”
(Este texto obtuvo el Premio Temas (colateral) en la Jornada Científica Estudiantil de la Facultad de Artes y Letras, de la Universidad de La Habana.)
“Bien conocida es la polémica que trata de dirimir la cuestión de la pertenencia o no de la generación del 98 española al movimiento modernista. Negaciones y afirmaciones se han sucedido, en un vaivén que suele tornarse inacabable. Más que proposiciones taxonómicas, recetas de características que dividan o aúnen, mapas sistematizadores de tales o cuales tendencias que afilien o separen, urge a los estudios crítico-literarios que se acercan al tema una profundización en los textos, que son los que, al final, darán cuenta de lo que se ha tratado de dilucidar…”
“La aventura de Orígenes, nombre de la revista que Octavio Paz considerara en su tiempo como una de las mejores del idioma, es también la de un movimiento literario y artístico que abarcó otras publicaciones. Pero el nombre Orígenes es asociado, sobre todo, al grupo de poetas que conformaron la importante antología Diez poetas cubanos (1937-1947), realizada por uno de ellos, Cintio Vitier, en 1948. Aunque aquel nombre implica un poderoso movimiento cultural, la crítica parece coincidir en el carácter de grupo, más que de generación…”
“A fines de 1949, algunos meses después de la aparición en El Nacional, de Caracas, de «Lo real maravilloso de América» (que luego constituiría el prólogo a El reino de este mundo), Alejo Carpentier dio a conocer en forma de folleto Tristán e Isolda en tierra firme, texto que nunca incluiría en su Tientos y diferencias, ni en alguna otra compilación de sus ensayos, y cuya republicación solo vino a ocurrir hace ahora una década, en la revista Casa de las Américas. Debo confesar que antes de la lectura de Tristán e Isolda en tierra firme, las elaboraciones teóricas de Carpentier en torno a la novela latinoamericana me parecían normativas, teleologizantes, luego insuficientes. Que la teoría de lo real maravilloso americano implica una mirada exterior, digamos, del centro a la periferia (a una zona periférica); mirada que entraña aún --y a pesar de que quien mira es un hombre de estas tierras--, cierto residuo colonial, me parece hoy, más allá de la obra admirable de Alejo (obra en sí misma descolonizadora, por cuanto nos enseña de nosotros mismos), una cuestión fuera de toda duda…”
“Para un simposio sobre 1898 que iba a celebrarse en la Universidad de Princeton, me propuse estudiar las mutaciones que había sufrido el discurso épico en la llamada «literatura de campaña», como he denominado al conjunto de textos narrativos que recogen las experiencias relacionadas con nuestras guerras de liberación. Sostenía yo la tesis de que, después de 1898, y sobre todo de 1906, el vínculo entre el mito y la historia había ido perdiendo legitimidad y, en consecuencia, el discurso de la epopeya comenzó a sufrir una transformación y acabó diluyéndose en formas estereotipadas y folletinescas. En un nivel superficial, yo identificaba la narrativa de campaña con los mitos porque también aquella alude a los orígenes y exalta las acciones de los héroes. Pero en un plano más profundo me interesaban las implicaciones que para el análisis literario podía tener el hecho de que el mito, como todo sistema de signos, es histórico y por tanto mutable…"
Relaboración y reordenamiento de aspectos tratados por los autores en el panorama sobre la vida cultural en Cuba en la etapa 1925-1958, que forma parte del tomo 2 de la Historia de la literatura cubana, escrita por un colectivo de autores bajo la dirección del Instituto de Literatura y Lingüística del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, - publicado en 2003.
“La historia de la poesía cubana durante los años de República mediatizada (1899-1958) se inicia bajo el signo de la frustración. Los dos poetas mayores de finales del siglo XIX, Martí y Casal, habían muerto en 1895 y 1893, respectivamente; la intervención norteamericana (1898) en la guerra que liberaban los cubanos contra España y la consecuente derrota del ejército español por las tropas del poderoso enemigo del norte, impidieron que los ideales de independencia se hiciesen realidad y que se instaurase en Cuba una verdadera República. Quedaban insatisfechas, pues, las necesidades históricas de la sensibilidad literaria y las pretensiones políticas, sociales y económicas de los próceres de nuestra guerra independentista, el más conspicuo de los cuales era precisamente Martí…”
(Premio Temas de Ensayo 2000, en la modalidad de Humanidades).
“De entre los movimientos literarios más atacados en la poética de Vicente Huidobro, el romanticismo es, sin duda, el que lleva la peor parte. Pero, paradójicamente, su presencia es tan contundente, que no logra engañar a nadie con su tímido disfraz. Tal vez no aborde aquí todo el caudal poético inicial de Huidobro como apoyatura de mi tesis, pero me gustaría entretenerme escarbando un poco en ese poema inmenso que resulta «Altazor»; al parecer, resultado definitivo y ciertamente maduro de la conformación de una poética, y que costó a su autor nada menos que doce años de ardua labor…”
“Si los años 60 nos ofrecen un campo literario efervescente y renovado en su confirmación continental, urge reconocer, treinta años después, la labor inconclusa de la certera y entusiasta crítica literaria acompañante de aquella producción, que legitima su condición de «clásica», de corpus ya establecido en la tradición literaria latinoamericana. Buena parte de esa producción crítica, por su incuestionable solidez, también ha ingresado a este corpus; sin embargo, contrariamente al modo en que valoramos las grandes obras literarias producidas entonces, hoy reclamamos de aquel discurso crítico-literario su capacidad de actualización, de continuidad; lo cual sería, más que pedir otro tipo de recepción, la mejor manera de comprobar el alcance que tuvieron, tienen o tendrán todavía muchas de aquellas propuestas analíticas: el reclamo consiste en una lectura actualizadora, que nos permita reciclar las ideas y aportes (conceptuales, teóricos, metodológicos, etc.) con que ese discurso podrá o no insertarse en la actual evaluación del campo literario latinoamericano…”
“Durante las primeras seis décadas de este siglo, entre la literatura y el periodismo (en particular entre la narrativa y la crónica, la entrevista y el reportaje) fue abriéndose, progresiva y engañosamente, una escisión en apariencia invencible: dos mundos polarizados. Esa dicotomía, supuestamente estructural, técnica y lingüística, iba encaminada también a señalar una diferencia más profunda, pero no por eso legítima: su naturaleza. Además, la diferencia entre la narrativa y dichos géneros periodísticos venía envuelta en el confuso ropaje de los medios de difusión masiva...”
“Historia, literatura, periodismo, novela, testimonio, fiction y non-fiction, realidad e imaginación, realismo mágico y lo real maravilloso. He ahí el tema y todos los temas, he ahí el estilo y todos los estilos, he ahí los géneros y todos los géneros. Los límites, las fronteras, las oposiciones, se rompieron, se disolvieron en nuestra modernidad, si es que alguna vez existieron en la historia de la creación del hombre. En todo caso postulo que si hay alguna diferencia es de calidad, de penetración, de permanencia…”
“Nuestro proyecto de una teoría estética restringida al discurso narrativo-literario propone una nueva actitud intelectual, que pretende responder al desafío de los nuevos paradigmas. Corresponde a la continuación de una investigación que se remonta a los aportes del formalismo ruso, el estructuralismo del Círculo Lingüístico de Praga y que, pasando por una atención de varios años a la semiótica, desembocó en Literatura y realidad, basado en la hipótesis de que la realidad es una construcción social. El interés principal de este libro fue establecer que el discurso estético literario es un elemento, un factor primordial, de la constitución de la realidad sociocultural, y no su «reflejo»…”
“El barco que zarpó con la intervención norteamericana en Cuba en 1898 va llegando al otro extremo del muelle con una nación independiente a bordo, con un proceso social que nos ha colocado otra vez en el vórtice del mundo, con un movimiento literario de tanto peso como aquel que dejamos atrás con la muerte de Julián del Casal y José Martí. Si en esos días la nación se jugaba su destino contra el dominio español, en un gesto de tan alta fuerza que nos hacía inaugurar el siglo XX, esa misma nación, que ya es otra, se empeña hoy en culminar una pelea contra el más poderoso imperio de la Tierra para preservar sus derechos, su identidad y su cultura. Atrás quedó el modernismo y ahora vamos llegando a la posmodernidad…”
“En los últimos años, se percibe un interés especial —no solo en Cuba— por la narrativa cubana actual. Se le dedican antologías, estudios críticos, talleres, conferencias, mesas redondas, tesis de grado, etc. Como es lógico, las opiniones sobre sus valores discursivos, temáticos; su posible carácter novedoso, sus relaciones con la tradición literaria cubana, y con el contexto social inmediato, no siempre coinciden. En esta mesa que ha convocado la revista Temas, nos interesa provocar un cambio de impresiones sobre estos aspectos y, además, sobre los factores de producción, difusión y recepción de la narrativa cubana actual. Es decir, verla no solo desde un punto de vista estrictamente artístico-literario, sino tomando en cuenta todos los elementos del sistema que la hacen posible…”
El objetivo de esta mesa redonda, convocada por Temas, es reflexionar sobre cómo se produjo, en el período de 1902 a 1958, la recepción martiana. Los participantes reflexionan sobre el modo en que los hombres del siglo XX conocieron la obra de José Martí; la forma en que influyó en el pensamiento político cubano y en buena medida en el pensamiento social, y la cultura artístico-literaria, y el uso que se hizo de Martí en la praxis política.
“Causa vértigo considerar por un momento que el lienzo en el que están pintadas Las Meninas fue, antes de que Velázquez pusiera sobre él los primeros trazos de su carboncillo, un lienzo vacío. Sabemos que el vacío físico no existe, pero, indudablemente, el vacío espiritual sí. Podemos pensar que, en definitiva, se referían a esa indecible actitud del pintor frente al lienzo vacío, capaz de generar espacios imaginados. Lo mismo sucede cuando el escritor se enfrenta con la famosa página en blanco de la labor literaria. Hay también aquí un vértigo, un miedo casi. El espacio blanco de la hoja, como el del lienzo, adquiere una vida extraña, una realidad desconcertante, porque está pidiendo calladamente que le sea sobrepuesta otra realidad: la realidad imaginada. ¿Y cómo experimentamos ese espacio en tanto espectadores de la pintura o lectores de la novela?...”
“Los historiadores acudimos de manera invariable a los tropos de la literatura para construir nuestro discurso. Usamos metáforas, símiles, hipérboles, sinécdoques, metonimias y prácticamente todas las figuras literarias del repertorio de los poetas y los narradores. De hecho, no hacemos otra cosa que apelar a los recursos expresivos del habla cotidiana y a las figuras arquetípicas de la narración literaria: épicas, satíricas, trágicas, cómicas. La presencia de los tropos y géneros expositivos literarios en la obra de los historiadores estimuló la elaboración de una teoría formal sobre la historiografía…”
(Premio Temas de Ensayo 2001, en la modalidad de Humanidades)
“El estudio del mito en Paradiso constituye una tarea que, sin el menor ánimo de exageración, puede ser considerada como de una enorme dificultad. Tanto por la abrumadora cantidad de alusiones a los más diversos sistemas mitológicos, como por la complejidad misma que presenta su inserción y reelaboración en el texto, esta dimensión de la obra lezamiana puede llegar a convertirse en un intrincado laberinto donde, por momentos, se siente la ausencia del hilo de Ariadna. Lezama no solo fue poseedor de una extraordinaria cultura, sino que su exhaustivo conocimiento era complementado por una imaginación desbordada, que lo conducía a establecer las más disímiles y originales asociaciones. A la vez, su sed de saber se caracterizaba por la interpretación muy personal —en ocasiones totalmente fabulada o mitologizada a su manera— de diferentes textos.
(Mención especial en el Premio Temas de Ensayo 2001, en la modalidad de Humanidades.)
“Paradiso es un ente centrífugo, pluriforme y multisígnico. Novela que asume lo nuclear del género; por ejemplo, un mundo que se despliega en su articulación de relaciones y significados, y lo rebasa; acoge el relato, el tratado, la prosa poética, la viñeta, el enigma, el chiste, el acertijo, en una summa ontológica. Es una vastedad que supera los esfuerzos interpretativos de cualquiera que intente aproximarse a ella solo desde las coordenadas espacio-temporales de Newton, y con el estricto algoritmo razonador de Descartes. Porque Paradiso se adentra en el caos, es una imagen poliédrica del Caos. Consecuentemente, para entender un texto con tal riqueza y amplitud debe acometerse tanto con instrumentos de la razón como de la intuición, de lo fáctico y de lo imaginativo…”
“Decir que la sociedad cubana del siglo XIX fundó su desarrollo en el de la institución esclavista, es verdad de todos sabida; imaginar que, en semejante esquema, el negro aparece como figura de lo abyecto, resulta natural. Si damos por lógico que a la violencia del dominador le siga el silencio sobre ella, hemos también de dar por lógica la escasa información que sobre el amor interracial nos da nuestra literatura cuando este pretende realizarse fuera de los códigos de la dominación; es decir, como movimiento mutuo y no mediante un acto de victimización o uso del dominado, como objeto de placer…”
“En el último año del siglo XX, y una década después de la desaparición física de Reinaldo Arenas, se lleva a la pantalla de cine un guion, de valores discutibles, que ha colocado nuevamente en primeros planos la figura del escritor cubano. Aunque el propósito de este trabajo no es reseñar la película, me ha parecido adecuado aprovechar la coyuntura del ruido que ha producido el filme en todas partes para comentar algunos aspectos donde juzgo oportuno hacerlo…”
(Mención en el Premio Temas de Ensayo 2001, modalidad de Humanidades)
“Por cuidar la esperanza de los mejores tiempos, supo María Zambrano guardar los saberes antiguos para hacerlos llegar, en las claves de su pensamiento, hasta la reflexión de nuestros días. De ahí la singularidad con que se palpa una muy particular «filosofía de la vida» en su propuesta —seguida y luego escindida— del racio-vitalismo orteguiano. Su nueva «razón poética» es una «razón mediadora» que modula y acerca su discurso a una fuente auténtica de sabiduría…”
Panel sobre la obra de Nicolás Guillén, convocado por la revista Temas y la Fundación Nicolás Guillén, a propósito del centenario del Poeta Nacional. El debate fue guiado por estas preguntas: ¿Cuáles valores estéticos le atribuyen a la obra de Guillén en el contexto de la poesía cubana?, ¿cuál creen que sea su contribución a la comprensión de la identidad cultural cubana?, ¿qué trascendencia consideran que tiene en los planos estético e ideológico?, ¿cuál es el alcance en los jóvenes poetas cubanos? y ¿consideran que es suficiente la recepción de su obra en estos momentos?
“Los estudios literarios y culturales en Cuba han prestado atención creciente al proceso de transculturación ocurrida entre la raíz española y la africana. Los trabajos etnológicos de Don Fernando Ortiz y los aportes de Lydia Cabrera establecieron las bases epistemológicas para el análisis del sincretismo entre la religión del esclavista y la del esclavo, y su repercusión cultural. Solo en los últimos años, y de manera un tanto aislada, se comienza a prestar atención a los fenómenos derivados de la presencia china en la conformación de diversas aristas de la cultura cubana, menos visible y generalizada que la africana, pero no por ello desestimable…”
YOUTUBE
TWITTER
FACEBOOK
Temas es una publicación trimestral, dedicada a la teoría y el análisis de los problemas de la cultura, la ideología y la sociedad contemporánea.
(+53) 7-838-3010(+53) 7-830-4759
temas@icaic.cu
Calle 23 #1109 e/ 8 y 10. Plaza de la Revolución. CP:10400. La Habana. Cuba