“Desde 1898, con la primera intervención, la Enmienda Platt y posteriormente con la de 1906 y la injerencia por memorándums a partir de 1921, el pueblo cubano sentía escamoteada su independencia. Desde el principio, los políticos e ideólogos norteamericanos intentaron absorber a la Isla, no solo su economía, sino también su cultura, y en ello el idioma tenía una importancia vital. Nunca prosperó el bilingüismo en nuestro país, por lo arraigado de la tradición hispana. El mantenimiento del español formaba parte de la lucha por la nacionalidad y contra la anexión a los Estados Unidos…”