jueves, 21-11-2024
22-23
Aquella República
Después de perseguir, durante treinta años, el simbólico ciervo encantado de que hablara Esteban Borrero Echevarría, el pueblo cubano vivió la intervención extranjera, cuyo resultado fue la instauración de una república lastrada por un apéndice constitucional que la convertía, de hecho, en un protectorado norteamericano. Aquella República «enmendada» fue después de corrupción y politiquería, de dictaduras y explotación, de mayorales y tiburones, de dominio extranjero y reiterados desengaños. Pero fue también, frustrada la epopeya, de resistencia a la dominación, de lucha por el mantenimiento de la identidad y la dignidad nacionales, de batallas sociales, de antimperialismo, de afán de reconquistar el ideal de nación. Uno de los valores más sustantivos de aquella República fue la defensa —desde muy diversas posiciones ideológicas— de la cultura cubana, ya mediante la fundación de instituciones y publicaciones, ya por la producción artística y literaria de sus intelectuales, que pusieron al país en un privilegiado lugar dentro del discurso cultural latinoamericano.
Temas pretende —con este número y el siguiente— contribuir al necesario recorrido crítico por sus sombras y luces, cuando se cumplan cien años de aquel 20 de mayo de 1902.
Enfoque
“Para un simposio sobre 1898 que iba a celebrarse en la Universidad de Princeton, me propuse estudiar las mutaciones que había sufrido el discurso épico en la llamada «literatura de campaña», como he denominado al conjunto de textos narrativos que recogen las experiencias relacionadas con nuestras guerras de liberación. Sostenía yo la tesis de que, después de 1898, y sobre todo de 1906, el vínculo entre el mito y la historia había ido perdiendo legitimidad y, en consecuencia, el discurso de la epopeya comenzó a sufrir una transformación y acabó diluyéndose en formas estereotipadas y folletinescas. En un nivel superficial, yo identificaba la narrativa de campaña con los mitos porque también aquella alude a los orígenes y exalta las acciones de los héroes. Pero en un plano más profundo me interesaban las implicaciones que para el análisis literario podía tener el hecho de que el mito, como todo sistema de signos, es histórico y por tanto mutable…"
(Premio Temas de Ensayo 2000 en la modalidad de Ciencias sociales)
“Aunque el antinjerencismo y el antimperialismo liberal como líneas ideológicas poseen un mismo esquema de pensamiento, deben diferenciarse por dos aspectos de trascendencia cualitativa: el antinjerencismo asume el rechazo a la injerencia y a la penetración por el peligro que entrañan para el desarrollo de la nacionalidad cubana, por un problema ético y de resistencia política. El antimperialismo de corte liberal asume el aspecto económico de la penetración norteamericana, y aunque no llega a una claridad conceptual del imperialismo, define el peligro de la injerencia y su responsabilidad en los problemas cubanos. Por tanto, el antinjerencismo es una concepción política más limitada que el antimperialismo liberal, en el orden de la comprensión y análisis de las relaciones con los Estados Unidos…”
(Fragmento de un trabajo más amplio inscrito como resultado del Proyecto de Investigación PB 96-068 (DCES) del CSIC de Madrid)
“Al igual que en España, el discurso de la domesticidad condicionó en Cuba, de forma decisiva, la realidad socio-cultural y ocupacional de las mujeres. Su proyección influyó tanto en la configuración, como en las expectativas y trayectorias de las trabajadoras en su ámbito laboral. Sobre la base de una aparente protección a las débiles mujeres, se diseñaba una relegación que tenía por base y también por trampa a la familia. Lenta y paulatinamente, se fueron introduciendo nuevos elementos que aspiraban a diseñar una mujer que resultase el complemento armónico del hombre; es decir, que sin cuestionar sus roles tradicionales como madres y esposas, se insertaron algunos nuevos intereses como, por ejemplo, el de la educación femenina, sobre la base de que una mujer instruida sería capaz de servir mejor al hombre y a los hijos…”
“Para algunos especialistas el «pesimismo» y «confusión» reinantes a principios de este siglo en Cuba condujo a numerosos malentendidos; a pesar de ello, «independentistas» y «anexionistas» han figurado en la historiografía como bandos escindidos e identificables, portadores de programas nítidos y radicalmente desiguales. Sin embargo, textos referidos al curso sociopolítico de la nación, compuestos por la intelectualidad entre 1902 y 1930, estuvieron cargados de medias tintas, lo que hace pensar en la preminencia de un discurso oscilante, desprovisto de esa bipolaridad que se le confiere…”
¿Podría asegurarse que las manufacturas no azucareras ni tabacaleras, a las que Julio Le Riverend denominó industrias menores, estaban organizadas como talleres artesanales y no se desarrolló una industria moderna; o inferir que la evolución industrial y empresarial de la Isla fue excepcional dentro del contexto latinoamericano? Este artículo se refiere a la «era de las manufacturas» en industrias menores, pero en el contexto de una Isla que recibía el impacto de la Segunda Revolución Industrial, protagonizada por los países industrializados, y de una economía donde el azúcar lidereó la modernización...”
“En febrero de 1900, el general Leonardo Wood, gobernador militar norteamericano en Cuba, determinó por Orden civil número 90 que las fuerzas de guardias rurales fueran organizadas en compañías y tropas. Esto constituyó un primer paso hacia la adopción de una base organizativa propiamente militar. La institución militar cubana se integra al juego del imperialismo y de las clases dominantes criollas como instrumento encargado de velar por la propiedad capitalista y por la legalidad burguesa que la sustenta. La conservación del ordenamiento social vigente está en dependencia directa del mantenimiento y la seguridad de ambas, y la alteración más grave que puede tener lugar dentro del sistema es la que atenta contra la propiedad. A su vez, la fuerza militar de la metrópoli imperialista será la encargada directa, mediante la intervención o la ocupación, de la integridad y de la estabilidad del sistema…”
“«Trabajadores de Antillana de Acero solicitamos intervención». Como forastero, me sorprendió ver, en La Habana, a principios de los años 60, lemas como este colgados en diferentes centros de trabajo. No atiné a comprender en qué consistía esa «intervención» ni por qué los trabajadores la solicitaban, en lugar de otra cosa. Pude saber que la pedían al gobierno revolucionario, en el cual confiaban. Confundí la intervención con la expropiación: se me aclaró que era la administración temporal de una empresa privada, por el gobierno, de acuerdo con una ley que existía antes del triunfo de la Revolución. Cuando, unos meses más tarde, de hecho llegó la expropiación, y me dijeron que en el pasado quienes mandaban en el país eran los ricos y los Estados Unidos, se me hizo todavía más difícil entender la aprobación de una medida tan peculiar como la intervención. Develar ese misterio me costó estudiar la compleja trayectoria del Estado cubano y su relación con las luchas populares del país…”
Relaboración y reordenamiento de aspectos tratados por los autores en el panorama sobre la vida cultural en Cuba en la etapa 1925-1958, que forma parte del tomo 2 de la Historia de la literatura cubana, escrita por un colectivo de autores bajo la dirección del Instituto de Literatura y Lingüística del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, - publicado en 2003.
“Desde 1898, con la primera intervención, la Enmienda Platt y posteriormente con la de 1906 y la injerencia por memorándums a partir de 1921, el pueblo cubano sentía escamoteada su independencia. Desde el principio, los políticos e ideólogos norteamericanos intentaron absorber a la Isla, no solo su economía, sino también su cultura, y en ello el idioma tenía una importancia vital. Nunca prosperó el bilingüismo en nuestro país, por lo arraigado de la tradición hispana. El mantenimiento del español formaba parte de la lucha por la nacionalidad y contra la anexión a los Estados Unidos…”
“La historia de la poesía cubana durante los años de República mediatizada (1899-1958) se inicia bajo el signo de la frustración. Los dos poetas mayores de finales del siglo XIX, Martí y Casal, habían muerto en 1895 y 1893, respectivamente; la intervención norteamericana (1898) en la guerra que liberaban los cubanos contra España y la consecuente derrota del ejército español por las tropas del poderoso enemigo del norte, impidieron que los ideales de independencia se hiciesen realidad y que se instaurase en Cuba una verdadera República. Quedaban insatisfechas, pues, las necesidades históricas de la sensibilidad literaria y las pretensiones políticas, sociales y económicas de los próceres de nuestra guerra independentista, el más conspicuo de los cuales era precisamente Martí…”
“Cuba, país obsesionado por la historia, tiene monumentos a sus grandes próceres, como Martí, Maceo y Gómez. ¿Dónde están los monumentos a sus grandes creadores musicales? ¿No dijo el Maestro que donde mejor se revela el alma de un pueblo es en su música? Ella es nuestra religión nacional. Tal vez los instrumentos de la memoria colectiva requieren de otros acercamientos…”
(Síntesis del libro La SAR. Historia de una mediación (1952-1958), publicado por la Editorial de Ciencias Sociales en 2003).
“El 28 de abril de 1948 se fundó la Sociedad de Amigos de la República (SAR). A fines de los años 40, la república neocolonial atravesaba por un momento crítico: los gobiernos conducidos por el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) eran responsables de la inestabilidad que predominaba dentro del sistema parlamentario burgués, la mayoría de los partidos tradicionales habían perdido consenso público y comenzaban a manifestarse los primeros brotes de rebeldía popular en las campañas públicas que condujo Eduardo Chibás, líder del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo). La corrupción administrativa y la manifiesta ingobernabilidad de las autoridades auténticas habían puesto de relieve que las instituciones burguesas de poder estaban afectadas por una crisis profunda. Por esos años la SAR aconsejaba aplicar un conjunto de reformas para reforzar la hegemonía política e ideológica de la burguesía; pretendía imponerle orden a la República neocolonial…”
Resumen del capítulo «La hija del cuatro vientos», del libro inédito La secretaria de la República [publicado en 2001], una historia de vida sobre Conchita Fernández Correa. El capítulo se refiere a la etapa en que fue secretaria de Fernando Ortiz.
Controversia
Temas le ha pedido a destacados especialistas de diferentes áreas de la creación, la investigación y la crítica, así como musicólogos y cineastas que reflexionen en voz alta sobre Buena Vista Social Club y el fenómeno artístico y sociológico que representa, para producir un enfoque complejo y multifacético de este asunto. Entre otros aspectos, ellos abordan aquellos que, al menos dentro de Cuba, parecen haber sido los más polémicos: el de la representación visual, por una parte, no solo del entorno, sino de los propios personajes, y el de la exaltación de lo tradicional en detrimento de lo actual…”
Entretemas
(Premio Temas de Ensayo 2000, en la modalidad de Humanidades).
“De entre los movimientos literarios más atacados en la poética de Vicente Huidobro, el romanticismo es, sin duda, el que lleva la peor parte. Pero, paradójicamente, su presencia es tan contundente, que no logra engañar a nadie con su tímido disfraz. Tal vez no aborde aquí todo el caudal poético inicial de Huidobro como apoyatura de mi tesis, pero me gustaría entretenerme escarbando un poco en ese poema inmenso que resulta «Altazor»; al parecer, resultado definitivo y ciertamente maduro de la conformación de una poética, y que costó a su autor nada menos que doce años de ardua labor…”
“Si los años 60 nos ofrecen un campo literario efervescente y renovado en su confirmación continental, urge reconocer, treinta años después, la labor inconclusa de la certera y entusiasta crítica literaria acompañante de aquella producción, que legitima su condición de «clásica», de corpus ya establecido en la tradición literaria latinoamericana. Buena parte de esa producción crítica, por su incuestionable solidez, también ha ingresado a este corpus; sin embargo, contrariamente al modo en que valoramos las grandes obras literarias producidas entonces, hoy reclamamos de aquel discurso crítico-literario su capacidad de actualización, de continuidad; lo cual sería, más que pedir otro tipo de recepción, la mejor manera de comprobar el alcance que tuvieron, tienen o tendrán todavía muchas de aquellas propuestas analíticas: el reclamo consiste en una lectura actualizadora, que nos permita reciclar las ideas y aportes (conceptuales, teóricos, metodológicos, etc.) con que ese discurso podrá o no insertarse en la actual evaluación del campo literario latinoamericano…”
“La familia, con justicia acusada de «desdisciplinariedad» o de «transdisciplinariedad», ha sido motivo de debate para políticos y científicos desde el siglo XIX. El saber empírico que todos los seres humanos tenemos de ella, por el simple hecho de provenir de una y fomentar otra en la edad adulta, y el hecho de que en gran medida la historia de las sociedades depende de la historia de sus familias, hacen que en torno a su estructura y destino se tejan enconadas polémicas, susceptibles de ser reducidas a dos posturas extremas: la de los que denuncian su crisis y anuncian su próxima desaparición, y la de quienes la consideran como la institución social más poderosa…”
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