“El concepto de “movimientos sociales” originado en los años 60 y los 70, incluye desde los movimientos contra la opresión de la mujer, los negros, las lesbianas, los gays, hasta los relacionados con la ecología, el desarme y otros. La idea de que solo quienes sufren una forma específica de opresión son capaces de definirla o de luchar contra ella, es medular en esta estrategia para el cambio social, que recientemente ha sido llevada a sus últimas consecuencias mediante el desarrollo del concepto de «política de identidad». Según este razonamiento, se deduce que cada grupo de oprimidos debería poseer un movimiento propio, inequívoco y separado que, por tanto, tiende a organizarse sobre bases de «autonomía» e independencia, entre ellos mismos y respecto al movimiento socialista. También manifiestan la tendencia a organizarse con independencia de las diferencias de clase. Pero esta lógica es errónea…”