“A partir de los años 80 del siglo XX, no pasa un año sin que se estrenen diez o veinte cortos y largometrajes, documentales o ficciones, con tema gay. La crítica internacional reconoce que, por primera vez en la historia, existe una sustantiva presencia de gays y lesbianas en las pantallas, pues hasta ahora, y salvo escasas excepciones, el personaje homosexual se veía reducido a lo secundario, y por lo regular se le enmarcaba en tres roles reconocibles: máscara paródica y risible, víctima propicia e inerme, o engendro amoral y morboso propenso a cualquier exceso. De todos modos, ya desde los años 50, se percibía la creciente presencia de lo gay en diversas esferas de la vida social y artística de muchos países...”