“Cuba puede estimular la participación y la iniciativa populares en su economía mediante un cambio dramático en su sistema de planificación que garantice a los trabajadores y a los consumidores autonomía respecto a sus propias actividades económicas. En los debates del pasado, los que defendían la necesidad de estimular una mayor participación popular en las tomas de decisiones económicas en Cuba, pueden agruparse en dos campos. Algunos sostenían que podría lograrse una mayor participación mediante reformas dentro del marco del sistema de planificación existente; otros que solo si se le permitía a las cooperativas y pequeñas empresas privadas obtener beneficios mediante los intercambios mercantiles sería posible estimular más la iniciativa y la participación. En este prolongado debate interno, ambas partes se equivocan…”