Este texto aborda la obra de la activista visual sudafricana Zanele Muholi y de la artista cubana Ana Mendieta como cuerpos-archivo de memoria. En tanto una respuesta radical y artística a las violencias contra los cuerpos no heteronormados y contra los ecocidios son leídas como una reivindicación del poder del erotismo que pone en el centro el cuerpo negro y las cicatrices coloniales.