viernes, 11-10-2024
En lo referido a la especie humana se reconocen distintos tipos de envejecimiento, entre los que sobresalen el individual y el demográfico o poblacional. Por envejecimiento individual se entiende el proceso de evolución, hasta ahora irreversible, que experimenta cada persona en el transcurso de su vida; y por envejecimiento poblacional, el incremento de la proporción de ancianos con respecto al conjunto de la población a la que ellos pertenecen. Esta doble interpretación del término da lugar a que el análisis del envejecimiento deba hacerse en dos planos diferentes: el social y el individual. En ese mismo orden lo aborda este ensayo, atendiendo primero a sus características y peculiaridades sociodemográficas y después a las referidas al anciano como individuo.
Se reflexiona acerca del cambio de la estructura por edad de la población cubana y sus implicaciones en el desarrollo sostenible, utilizando como referentes determinadas dimensiones o esferas de la sociedad que resultan claves en esta situación. Se pretende sensibilizar a los decisores y diseñadores de políticas, investigadores y estudiosos sobre el tema en la importancia de utilizar adecuadamente la información estadística desagregada disponible sobre este grupo poblacional que en la actualidad representa 20,8% y se espera que alrededor de 2050 sea más de 33%.
El envejecimiento demográfico es un proceso natural y paulatino, presente en mayor o menor medida en un gran número de países. Se manifiesta a través del aumento de la proporción de personas de sesenta años y más, respecto al resto de la población. En este contexto, las personas viven períodos cada vez más largos, disfrutando de un mayor o menor grado de salud y nivel de actividad...
Cuba es un país envejecido. El último censo realizado en septiembre del año 2012, arrojó que 18,3% de la población tenía sesenta años o más y, al cierre de 2017, la cifra fue de 20,1%. El significativo declive de la fecundidad, el aumento de la expectativa de vida y el persistente saldo migratorio negativo, son tres eventos sociodemográficos que han conducido al envejecimiento acelerado de su población y han tenido un impacto en las estructuras, dinámicas y funcionamiento de las familias. Entender la relación de las personas mayores y sus familiares en Cuba así como los actuales arreglos de convivencia, es comprender un conjunto complejo de factores que se imbrican entre formas diferentes de envejecer, dinámicas plurales de familia y las particularidades del contexto social cubano.
Se trata de cómo solo recientemente se ha comprendido que el envejecimiento de la población y la urbanización son tendencias globales que, de conjunto, constituyen fuerzas de rango superior en el modelo del siglo xxi universal. Discute los retos que define la transformación de la ciudad desde la perspectiva del proyecto de Ciudades y comunidades amigables con las personas mayores. Para ello, argumenta la centralidad de un enfoque basado en la accesibilidad, el medio como elemento inhabilitante; reflexiona sobre los principales retos que enfrenta Cuba, en este contexto, y ofrece algunas recomendaciones.
Se intenta recolocar el envejecimiento demográfico a debate, una vez más, desde su dimensión laboral, justo la que involucra el vínculo de las personas mayores con el trabajo. En tiempos de pandemia por la COVID 19 y de excepcionalidad en tantos terrenos no es posible pensar en la exhaustividad que desearíamos para tratar este tema.
La sexualidad es una dimensión de la persona que la acompaña desde, incluso, antes de la reproducción, hasta el nacimiento y de ahí hasta la muerte, no desaparece con el envejecimiento ni con las enfermedades. Los médicos no tienen los aspectos de sexualidad incorporados profundamente en su formación y muchas veces ignoran la cuestión. La sexualidad es un indicador de la calidad de vida, en especial la percibida. En general se encuentra una mirada de la sociedad a la vejez, que resulta paternalista y como si fueran infantes, con una desvalorización de las PM, de sus espacios, recursos, deseos y necesidades, lo que no deja de ser una forma de discriminación.
Se aborda el envejecimiento y la ancianidad, con énfasis en su arista jurídica, y partiendo de una premisa esencial: la inclusión y autodeterminación de la persona mayor. Desde la panorámica legal cubana, se explican los principios que deben informar la protección de las personas mayores y cómo se manifiesta su proyección normativa. El estudio continúa con el análisis de las medidas de aseguramiento de estos derechos, específicamente los mecanismos de autoprotección; como medidas privadas que emanan del ejercicio de la autonomía de la voluntad de esas personas, ante el escenario del envejecimiento poblacional en Cuba. La reafirmación de la idea de la dignidad como centro de los derechos de las personas y del hecho de que la efectividad de los derechos consagrados implica su eficacia inmediata, y la posibilidad de tutela efectiva ante su vulneración, corrobora la garantía material al ejercicio pleno de los derechos, referido en la Carta Magna cubana.
El desarrollo de la economía y la segunda y tercera revoluciones tecnológicas, con la automatización y el desarrollo científico paralelo, han sido motores para la transformación del modo y las condiciones de vida de la humanidad. Estas revoluciones influyeron en las tecnologías de prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, y contribuyeron a que la vida humana se prolongara.
Por su repercusión social, el envejecimiento sociodemográfico constituye un proceso de importancia creciente para la actuación de políticas que permitan enfrentar el fenómeno como conquista social. En Cuba, considerada una de las poblaciones más envejecidas de América Latina, el tema reviste significativa atención para articular acciones que faciliten como proyección humanista del proyecto revolucionario, la construcción del socialismo. En tal contexto se perciben cambios estructurales que por su impronta en la sociedad, deben ser tratados y considerados por la política social como espacios para la transformación de su propia realidad, así como el análisis del impacto del envejecimiento poblacional en la estructura socioclasista y, en las dimensiones e indicadores del bienestar del adulto mayor.
La familia, entendida como el primer espacio de pertenencia y referencia de las personas, tributa a la reproducción y al mantenimiento de la especie humana, cumpliendo diversas funciones para el desarrollo biológico, psíquico y social de sus miembros. «En el plano conceptual, la familia como institución ha sido menos abordada, argumento que pudiera explicar el desarrollo insuficiente de definiciones y categorías que la precisen en este rol». Las nociones que centran su atención en los vínculos internos establecidos entre los miembros de la familia asumen un enfoque grupal, mientras que su estudio, como componente de un marco estructural más amplio, que es la sociedad, responde a la visión de aquella como institución, la que se aprecia en investigaciones del Grupo de Estudios sobre Familia del CIPS...
Se intenta abrir un camino de reflexiones para invertir la visión de la relación entre los cuidados y las personas mayores. Se parte de un trabajo de investigación cualitativa desarrollada en Cuba desde 2010, y en Francia, más recientemente. Obviando el ámbito privado de los cuidados familiares, donde las personas mayores desempeñan un papel importante en dichos países, se centra en las organizaciones para ellas, en particular dos en las que participo o he participado: la asociación Old'up de París y un círculo de abuelos de La Habana.
Con el fin de promover el envejecimiento saludable en el municipio Plaza de la Revolución, de La Habana, se propone la conceptualización de una estrategia comunicativa. Para ello se sistematizan los fundamentos teóricos sobre comunicación para el cambio social, empoderamiento ciudadano, y se define una ruta metodológica participativa como sustento del proceso de planeación estratégica en comunicación en el marco del proyecto PIES-Plaza.
El Proyecto Palomas, Casa Productora de Audiovisuales para el Activismo Social, desde los dieciocho años de su fundación ha tenido como uno de sus ejes principales la contribución al necesario recorrido hacia la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, a través del artivismo y activismo social, y se ha posicionado como un actor clave en la revelación de las problemáticas más acuciantes de las realidades cubanas, donde, por supuesto, el envejecimiento poblacional, y sus consecuencias se han explicitado para lograr una visión interseccional y alcanzar justicia de género, ambiental y social. Las obras audiovisuales que reflejan el necesario y urgente tema del envejecimiento, signadas desde el artivismo, comunican recursos movilizadores para generar una conciencia emotiva que impacte la interpretación de las realidades, y su eficacia recorre desde lo individual, lo colectivo, lo privado, lo público, lo rural, lo urbano, hasta los niveles decisorios de una nación.
Envejecer aprendiendo constituye una oportunidad de vivir la adultez mayor de un modo cualitativamente superior, una oportunidad emergente en sociedades envejecidas y cada vez más demandadas de transformaciones estructurales en su tratamiento. Es la «educación para la vejez, en la vejez y para quienes abordan o atienden la vejez» una poderosa estrategia en pos de lograr cambios en el imaginario social; acción que constituye la génesis de movimientos más profundos en el quehacer social y político para/con las personas mayores.
El envejecimiento demográfico es un tema de creciente interés, complejidad e importancia a nivel mundial. Hasta donde se conoce, este fenómeno no afecta a las poblaciones de plantas y animales de modo espontáneo, sino solo en el caso de que los seres humanos interrumpan intencionalmente sus ciclos de vida. Puede decirse que hasta hace unos doscientos años no existía en el mundo ninguna población humana «envejecida», en el sentido que hoy le damos a ese término, pues en todas predominaban abrumadoramente los niños, adolescentes y jóvenes...
Al surgir, en 1980, la Federación Internacional de Asociaciones de Personas Mayores (FIAPA, por sus siglas en francés), la comunidad internacional ya se interesaba desde hacía algunas décadas por las cuestiones sociales, políticas y económicas consecuentes del envejecimiento poblacional. El análisis que hacemos, a menudo se concentra únicamente en el aumento de los gastos de la seguridad social y de salud, en el maltrato, en el carácter casi «parasitario» o «la carga» que los ancianos representarían para los «jóvenes». Nuestra mirada es profundamente negativa, y aún prevalece en el pensamiento social y político...
“Cuando La Habana celebre sus quinientos años de fundada, podrá enorgullecerse de su amplio patrimonio construido, que va más allá de la actual Habana Vieja y comprende una variada colección de estilos y épocas. Para esa fecha, la ciudad contará también con una de las poblaciones más envejecidas del continente. La Habana será entonces una ciudad toda vieja. Alrededor de 80% de la actual ciudad se construyó a un ritmo acelerado durante los primeros cincuenta y ocho años del siglo xx, lo cual determinó su crecimiento, más por la adición de nuevos espacios que por la reedificación de lo existente. Este proceso solo se detuvo a partir de la Revolución. Esto le otorgó a La Habana un aspecto de ciudad congelada en el tiempo…”
Se examina la situación de cinco países con base a distintos indicadores que permiten acercarse a la situación actual de los países analizados con respecto a su proceso de envejecimiento demográfico, el estado de salud de la población, la protección en salud, la evolución de la pandemia en las personas mayores, así como las respuestas gubernamentales que se han puesto en práctica. Se concluye que algunos países se encontraban mejor preparados. Otros reaccionaron de manera enérgica para contener la expansión de los contagios y las muertes por el virus, y están también aquellos que requieren reforzar sus medidas para evitar los daños en la salud y la pérdida de vidas. Sin embargo, un factor determinante pareciera ser la cobertura y calidad de los servicios de salud previa a la pandemia y, en algunos casos, el perfil epidemiológico de la población.
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