Envejecer aprendiendo constituye una oportunidad de vivir la adultez mayor de un modo cualitativamente superior, una oportunidad emergente en sociedades envejecidas y cada vez más demandadas de transformaciones estructurales en su tratamiento. Es la «educación para la vejez, en la vejez y para quienes abordan o atienden la vejez» una poderosa estrategia en pos de lograr cambios en el imaginario social; acción que constituye la génesis de movimientos más profundos en el quehacer social y político para/con las personas mayores.