sábado, 23-11-2024
Más allá de las diferencias de modelos, historias y referentes, todos los gobiernos de izquierda de las últimas dos décadas del siglo XX, han coincidido en la centralidad protagónica del Estado por sobre la asignación de recursos desde el libre mercado. De este modo, luego de años de neoliberalismo, desde la agenda política y, en ciertos casos, a partir de un conjunto innovador de políticas públicas, se asumió como prioritaria la redistribución económica y el combate frontal a las desigualdades sociales, justamente, en la región más desigual del planeta. En este ensayo se analizan distintas expresiones de los gobiernos de izquierda latinoamericanos de las últimas décadas, priorizando aspectos problemáticos como el autoritarismo, la corrupción y las políticas contra la inseguridad.
La profunda y prolongada experiencia de desarrollo capitalista neoliberal chilena produce un cambio drástico en la estructura social, así como en las modalidades de explotación, lo que conduce a nuevos patrones de conflicto que se expresan en forma gravitante en la revuelta popular reciente. Este panorama se acompaña de profundos cambios en la cultura política, lo cual, junto a lo anterior, plantea desafíos de actualización a los idearios de emancipación de la izquierda.
El artículo reconstruye el proceso de radicalización de la derecha ecuatoriana como legado histórico de un ciclo estatal hegemonizado por la izquierda populista entre 2007-2017. El análisis se detiene en dos momentos: las dinámicas de antagonismo político entre las fuerzas neoliberales y el gobierno posneoliberal de Rafael Correa (2010-2016); la captura del poder (2017-2020) y el ejercicio gubernativo de la derecha criolla bajo la presidencia de Guillermo Lasso (2021). Tal perspectiva procesual permite observar que: a) la confrontación al «populismo neodesarrollista» no siempre asumió formas extremas; y b) la radicalización se despliega de modo escalonado en diversas arenas sociales y políticas, pero tiende a acelerarse una vez que desemboca en el control del poder político.
Para entender lo que ocurre con la izquierda mexicana en el sexenio presidencial de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) resulta esclarecedor contrastar el momento actual con dos circunstancias: una, a mediados de los años 30, a la sombra de un gobierno que impulsó profundas reformas sociales mientras institucionalizaba y disciplinaba los movimientos obrero y campesino; segundo, en la coyuntura de 1988-89 cuando, al calor de las protestas por el fraude electoral en contra de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, las principales organizaciones socialistas mexicanas se disolvieron en el seno del Partido de Revolución Democrática (PRD). Se trata de evidenciar, por analogía, un trazo grueso y fundamental que demuestre un acontecimiento recurrente en la historia mexicana.
En el presente, hablar de izquierdas y derechas en Cuba apunta a una cuestión de creciente relevancia: la representación política. Quizás su mejor expresión sea la disociación entre poder y proyecto revolucionario. Se trata de un disenso que ha ganado fuerza tras la crisis y reajuste de los años 90, y que ha hallado suelo fértil en una sociedad cada vez más desigual y diferenciada. Ante el desgaste de las estructuras y mecanismos de participación, la desintegración del sistema soviético agudizó la crisis del modelo socialista y propició diversas perspectivas sobre el proyecto social. Un espacio público menos sujeto al control estatal sobre la reproducción de ideas coexiste hoy con una comunidad y un entorno digital y social transnacionalizados.
Este ensayo trata de dar un panorama analítico de lo escrito sobre el tema de Cuba (tanto antes como después del 1959) en Europa, a través de la idea de que, como resultado de varias diferencias (a partir de los años 50) –de cultura política, principalmente, pero también de acceso a Cuba para los investigadores– entre Europa en general y los Estados Unidos, las perspectivas propuestas en el Viejo Continente se distinguían marcadamente de la mayoría de la ortodoxia estadounidense. Sin embargo, en los años 90 se dio una nueva convergencia entre las dos literaturas, en algunas disciplinas, aunque las antiguas diferencias continuaban presentes.
¿A qué fenómeno de la actualidad se alude bajo el término de globalización?; ¿cuál sería su carácter?; ¿bajo qué criterios podríamos caracterizarla en los medios académicos y en términos políticos?, ¿cómo ocurre en el centro y en la periferia?, ¿qué relación guarda con las políticas neoliberales?
“La historia política y de las ideas cubana de los últimos 70 años registra una extraordinaria paradoja en lo tocante al tema de la izquierda. Los sentimientos e ideas de izquierda se arraigaron durante la Revolución del 30; después, la gran revolución que triunfó en 1959 legitimó y multiplicó esas ideas y sentimientos, y los ligó a innumerables aspectos de la vida de las personas y del país. Pero esa larga historia ha sido responsable, a la vez, del ensombrecimiento del tema de la izquierda, que comenzó desde el fin de la Revolución del 30. La gran revolución que promovió avances inmensos de la cultura política cubana --signados todos por la pertenencia de izquierda terminó por agudizar al extremo esa paradoja…”
“En relación con la democracia es donde ha habido cambios más profundos en la izquierda latinoamericana desde el triunfo de la Revolución cubana hasta hoy. Desilusionada de la democracia burguesa o «democracia de los cinco minutos», que reduce la democracia al acto de votar cada equis cantidad de años por un miembro de la clase dominante que debería representar los intereses de los electores, influida por una formación marxista-leninista dogmática y por una lectura simplificada de la Revolución cubana, o movida por una concepción vanguardista del proceso revolucionario, una parte importante de la izquierda marxista-leninista latinoamericana de la década de los 60 y los 70, al denunciar los límites de la democracia representativa burguesa, terminó por dejar en manos de la derecha la bandera de la democracia…”
“He decidido poner en el centro del análisis las más notables vacuidades y falsificaciones que se han tejido sobre la democracia y sobre otro concepto extraordinariamente rico y también vulgarizado: el de república. Es sorprendente comprobar cómo incluso políticos, politólogos y juristas que se califican de izquierdistas son víctimas de las manipulaciones y adulteraciones establecidas al respecto. Creo que en las condiciones del mundo de hoy, y en medio de la todavía imperante desorientación de las izquierdas, es un esfuerzo que vale la pena. Es justo empezar a descorrer los telones y evitar que se siga llamando democracia a un verdadero desmedro de la voluntad popular, como está ocurriendo en la práctica y en el pensamiento político del mundo occidental…”
“El concepto de “movimientos sociales” originado en los años 60 y los 70, incluye desde los movimientos contra la opresión de la mujer, los negros, las lesbianas, los gays, hasta los relacionados con la ecología, el desarme y otros. La idea de que solo quienes sufren una forma específica de opresión son capaces de definirla o de luchar contra ella, es medular en esta estrategia para el cambio social, que recientemente ha sido llevada a sus últimas consecuencias mediante el desarrollo del concepto de «política de identidad». Según este razonamiento, se deduce que cada grupo de oprimidos debería poseer un movimiento propio, inequívoco y separado que, por tanto, tiende a organizarse sobre bases de «autonomía» e independencia, entre ellos mismos y respecto al movimiento socialista. También manifiestan la tendencia a organizarse con independencia de las diferencias de clase. Pero esta lógica es errónea…”
“Hoy las izquierdas latinoamericanas reconstruyen sus propuestas políticas a tenor de las exigencias sociales y morales que caracterizan a un continente donde la desigualdad y la pobreza alcanzan magnitudes intolerables, que retan los límites de la paciencia popular. Con esto, al cabo de una larga experiencia cabe preguntarse, ¿cuántos de los temas tradicionalmente discutidos y de los instrumentos en que antes nos hemos apoyado justificaron la atención dispensada, y cuántos todavía influyen en la organización de nuestras prácticas? ¿Cómo esto incide sobre la actual decantación de las perspectivas latinoamericanas de izquierda?”
“En este ensayo afirmo que la tendencia dominante del liberalismo político no ha dado origen a la «paz perpetua» de los Estados liberales ilustrados, sino que se basa, en última instancia, en una lógica irreduciblemente conflictiva de amigo-enemigo, que exige y legitima el poder unitario…”
“La socialdemocracia europea ha sido considerada uno de los pilares básicos sobre los que se ha desarrollado la historia política del llamado viejo continente y la actividad revolucionaria del movimiento de izquierda a nivel internacional. Sin embargo, esta corriente política, ha transitado por una serie de vicisitudes que cuestionan su condición de ser una fuerza de izquierda. En los momentos actuales, un análisis medianamente profundo de este tipo de cuestionamiento parece ir más allá de una simple valoración de coyuntura y puede responder a causas de carácter estructural y funcional del sistema político que ha condicionado su propia existencia…”
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