lunes, 02-12-2024
A partir de las características de la pandemia por COVID-19 y de las medidas restrictivas para su control, se analiza la repercusión que tiene en la salud mental de la población, tomando en cuenta factores de vulnerabilidad en los diferentes grupos sociales. Se describe brevemente el impacto que tanto la enfermedad, como los abruptos cambios que se adoptan para la prevención, ocasionan en niños, adolescentes, adultos mayores, enfermos crónicos, personas con trastornos mentales, enfermos por COVID-19 y en los propios trabajadores de la salud.
Con el fin de promover el envejecimiento saludable en el municipio Plaza de la Revolución, de La Habana, se propone la conceptualización de una estrategia comunicativa. Para ello se sistematizan los fundamentos teóricos sobre comunicación para el cambio social, empoderamiento ciudadano, y se define una ruta metodológica participativa como sustento del proceso de planeación estratégica en comunicación en el marco del proyecto PIES-Plaza.
“La medicina ya no se coloca solamente en la taxonomía de las enfermedades, somáticas o mentales, y en el saber que se les opone. Revela que la referencia a ella ya no tiene límites para la apreciación de los comportamientos de una persona, o de las maneras de ser de un grupo o una población. Esta extensión de la medicina que está siendo convocada, bajo una forma real o alucinatoria, a todos los niveles de nuestra existencia, desde el nacimiento a la muerte, sugiere una obsesión por la normalidad. El desarrollo de la cultura biomédica y la medicalización de nuestras actividades corporales y mentales suponen una búsqueda de la normalidad corporal y mental…”
“La antropología médica está transformando el enfoque que se requiere en salud pública para combatir enfermedades enraizadas en problemas sociales, tales como las infecciosas. El surgimiento del SIDA hizo aún más evidente que aplicar la tecnología médica y los conceptos de riesgo epidemiológico sin considerar el contexto social y económico sería insuficiente para abordar la epidemia. El SIDA, reflejo de la pobreza, de la desigualdad social y de la discriminación, fue considerado desde el principio un problema de derechos humanos. Aunque todavía falta mucho trecho por recorrer, las ciencias sociales y la medicina están, por fin, dialogando…”
(Conferencia impartida en el Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana, el 31 de julio de 2006)
“Hace más de 25 años, la Asamblea Mundial de la Salud, alarmada frente al panorama de las disparidades crecientes en la situación de salud de los países, proclamó la meta de “salud para todos” como un llamamiento a la justicia social. En las décadas que han pasado desde entonces, hemos visto debilitarse progresivamente las estructuras del Estado de bienestar y avanzar la crisis de la seguridad social. Desde los 80, las reformas del Estado se han sucedido con una pugna entre la democratización y la descentralización empujadas desde lo político, y el predominio de modelos macroeconómicos basados en el Consenso de Washington…”
“Este artículo solo persigue describir e identificar problemas; pero para tratar de contribuir a alcanzar objetivos superiores y más abarcadores en las ciencias médicas. Se trata de problemas en los que no nos detenemos con frecuencia, y que a veces parecen casi resueltos; en los que no se necesita invertir mucho tiempo. El completo bienestar físico, mental y social del hombre es un objetivo imposible de alcanzar siquiera telúricamente, pues la solución de un problema o de una necesidad implica siempre la generación de otro…”
Invitado por Temas a valorar el surgimiento, la evolución y el futuro del sistema de salud pública cubano, el doctor Francisco Rojas Ochoa, gestor eficaz de un buen número de servicios y programas nacionales de salud en Cuba y en América Latina y Premio de la Organización Panamericana de la Salud en Administración 2005, habla, desde su lógica y experiencia, sobre algunos problemas claves de esta esfera de lo social, desde una perspectiva crítica cargada de propuestas.
“E l panorama de la droga a nivel mundial es verdaderamente alarmante. Se considera que existen 200 millones de personas que han consumido drogas ilegales, cifra que se incrementa cada año. En Cuba, pese a los esfuerzos realizados por las autoridades, se ha creado un incipiente mercado interno de drogas debido a dos causas fundamentales: la primera responde al turismo, mediante el cual, aunque de manera reducida, se fueron introduciendo diferentes tipos de drogas y, con ellas, una cultura de su uso y abuso…”
“En el ámbito profesional, con no poca frecuencia se sigue abordando la sexualidad desde una posición totalmente terapéutica y dirigida a curar (algo muchas veces irrealizable) el síntoma sexual que se presenta. A veces se enfoca el tema solamente desde una perspectiva psicológica, de información, de educación, sin brindar indicaciones precisas de cómo mejorar la ejecución sexual y la capacidad física en general…”
¿En qué consiste y cómo se puede caracterizar la relación médico-paciente? ¿En qué medida expresa una determinada cultura de la práctica médica y de la salud pública? ¿Qué problemas se revelan a través de dicha relación? ¿Cuáles afectan a las prácticas médicas y a la cultura de la salud? ¿Qué hacer, transformar, mejorar en esta relación? Desde una diversidad de perspectivas, un estudiante de medicina y tres médicos especialistas reflexionan sobre los patrones culturales de la práctica médica.
Se plantea la necesidad de que la Salud Pública contribuya de manera sustantiva, teniendo en cuenta todas las etapas del ciclo de reducción de desastres, a iniciativas que incorporen acciones efectivas, no solo para los territorios locales sino para fortalecer las capacidades de colaboración entre los países de la región —desde una conceptualización y un enfoque integrado para la prevención de desastres en su adaptación al cambio climático.
Se examina la situación de cinco países con base a distintos indicadores que permiten acercarse a la situación actual de los países analizados con respecto a su proceso de envejecimiento demográfico, el estado de salud de la población, la protección en salud, la evolución de la pandemia en las personas mayores, así como las respuestas gubernamentales que se han puesto en práctica. Se concluye que algunos países se encontraban mejor preparados. Otros reaccionaron de manera enérgica para contener la expansión de los contagios y las muertes por el virus, y están también aquellos que requieren reforzar sus medidas para evitar los daños en la salud y la pérdida de vidas. Sin embargo, un factor determinante pareciera ser la cobertura y calidad de los servicios de salud previa a la pandemia y, en algunos casos, el perfil epidemiológico de la población.
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