“La medicina ya no se coloca solamente en la taxonomía de las enfermedades, somáticas o mentales, y en el saber que se les opone. Revela que la referencia a ella ya no tiene límites para la apreciación de los comportamientos de una persona, o de las maneras de ser de un grupo o una población. Esta extensión de la medicina que está siendo convocada, bajo una forma real o alucinatoria, a todos los niveles de nuestra existencia, desde el nacimiento a la muerte, sugiere una obsesión por la normalidad. El desarrollo de la cultura biomédica y la medicalización de nuestras actividades corporales y mentales suponen una búsqueda de la normalidad corporal y mental…”