Fragmentos de la intervención de Francisco Farina, coordinador de la editorial argentina El Colectivo, en el panel América Latina y el Caribe en 2024, realizado el 21 de febrero de 2024, en el marco de la Feria Internacional de La Habana.  

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Rafael Hernández: ¿cómo ha cambiado la dinámica política en nuestros países en estos años más recientes?, ¿qué factores diferenciales la han marcado, qué tiene de distinto esa dinámica política respecto a lo que venía pasando?, ¿y en qué medida el esquema bipolar izquierda-derecha recoge su complejidad actual?

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Francisco Farina: Agradezco la invitación, y en particular a Rafael la presentación compartida del libro Sociedad Civil y Hegemonía realizada en el centro Juan Marinello y hoy estar aquí es una alegría; pero no lo es ser argentino en esta coyuntura, lo que genera además mucha expectativa de ver qué uno tiene para decir, y la realidad es que aún estamos en una etapa de transición, de acomodo y de improvisación del gobierno argentino, y cualquier análisis político que podamos hacer, mañana puede no tener prácticamente sentido.

Para responder a las preguntas propuestas me gustaría tomar el período posterior a la pandemia, estaríamos casi todos de acuerdo con que esta generaba una crisis sistémica o generalizada en casi todos los países de América Latina y el Caribe por lo menos, y entre muchos otros factores una de las situaciones que produce es un retraimiento de la política y una crisis de representación y de liderazgo, en particular en Argentina por cómo la pandemia fue tramitada.

Esa despolitización tiene que ver con la desconexión entre la dirigencia política y el producto de esa pandemia, ya sea, en la crisis económica, y en cómo grandes sectores de la población quedan excluidos, entonces eso se da de la mano; me parece, que de dos procesos en paralelo, por un lado la izquierda y el campo nacional y popular apelan en su retórica desde la izquierda a un sujeto obrero que hoy no tiene la fuerza que tuvo en otro momento, y en el campo nacional y popular a una retórica de los Estados de bienestar y un conjunto de los derechos adquiridos, que de hecho grandes sectores de la población no usufructúan; o sea, uno le habla al pueblo argentino en términos de: «Con Milei vamos a perder la jubilación”», y hay una gran masa de la población que no hace aportes para la jubilación y que de hecho no la va a tener.

  Considero que desde la izquierda y la centroizquierda hubo un discurso que apelaba a una identidad pasada que hoy no es el momento actual de la clase trabajadora o del pueblo trabajador, en términos de algo que sí supo cosechar una nueva fuerza política similar a las fuerzas neoconservadoras y de ultraderecha de Europa, y en América Latina con el ejemplo de Bolsonaro, o en los Estados Unidos, de Trump; sin embargo, esa nueva corriente sí supo conectar con ese malestar popular focalizando y culpabilizando a la política y a la «casta política», que fue el concepto que usaron para englobar, pero sí logró empatizar con este malestar en términos de las condiciones de vida o de trabajo. Por ejemplo, quienes más militaron y están convencidos de la propuesta de Milei son los trabajadores hiper precarizados de las aplicaciones de reparto o las aplicaciones, o la uberización de la economía. En general, esa categoría es muy difícil de entender hoy por parte de la izquierda porque tendrían que ser los más disconformes y los que históricamente representamos, y hoy nos dan la espalda y abogan por otro perfil de gobierno.

   Existe una situación de mucha inestabilidad y habrá que observar cómo se desarrolla. Hoy para pensar esta situación, en particular la categoría izquierda y derecha no terminan de contener, pero sí hay un proceso de la derecha reagrupándose, una alianza muy fuerte entre el gobierno de Milei, que carece de cuadros políticos y técnicos, con lo peor del macrismo, que tiene esa capacidad de gestión, y lo trágico de ese reagrupamiento es que sincera su proyecto económico, lo cual tiene aceptación popular, porque históricamente la derecha escondía su proyecto y después lo hacía, pero ahora los sincera.

En suma, esa situación puede hacer que la izquierda se reagrupe por lo menos desde el lugar de ser oposición, aunque no logre entablar un proyecto político concreto.