lunes, 09-12-2024
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"El principal obstáculo ha sido la desconfianza. No hay cultura de movimientos sociales espontáneos en Cuba, y con la historia de agresiones que el país ha enfrentado a lo largo de tantos años, pues se desconfía de todo lo que no está vinculado a una institución del Estado".
Identificar sociedad civil con las organizaciones no gubernamentales (ONG), los empresarios privados, las iglesias, habría hecho sonreír a los filósofos políticos de la modernidad y la Ilustración, que acuñaron el concepto. Reducirla a antípoda del Estado, como dos territorios en disputa perpetua, separados por una frontera real, en un juego que suma cero, donde lo que uno gana lo pierde el otro, distingue una marca de espejuelos oscuros perteneciente al sentido común conservador más primario. Asimilarla a los grupos políticos opuestos a los gobiernos socialistas, como en Europa del Este, resulta apenas una reliquia ideológica propia de la Guerra fría tardía. Caracterizarla de instrumento del enemigo imperialista, dirigido a minar el socialismo cubano, fue la reacción primaria entre ideólogos del marxismo-leninismo imperante, cuando el concepto apareció en los debates intelectuales de nuestros años 90. Legitimar su uso apenas como sinónimo de las organizaciones reconocidas en la Constitución de 1976 resulta otro reduccionismo, que confunde su significado y valor para la política del socialismo.
Ni los ideólogos de allá, ni los de acá, entendieron que la sociedad civil no es un conjunto de cosas, como tampoco lo es el Estado. Recuperada por Antonio Gramsci para el marxismo, por el pensamiento crítico posterior, y por la sociología contemporánea, la sociedad civil refiere a un espacio de interrelación, un plano de la dinámica social y una perspectiva, que privilegia la interacción entre grupos e instituciones como las escuelas, los medios de difusión, las organizaciones sociales, especialmente relevantes para aquellas agencias del poder político orientadas al intercambio con los actores sociales.
Por tanto, preguntarse si en Cuba "existe" la sociedad civil como preguntarse si "se dan las frambuesas" carece de sentido. Sin embargo, resultan relevantes otras cuestiones.
¿Existen movimientos sociales en Cuba? ¿Qué los caracteriza? ¿Cuáles son sus orígenes y antecedentes? ¿Están integrados por diversos grupos? ¿Qué factores incidieron en su surgimiento? ¿En torno a qué problemas? ¿Cómo se desarrollaban antes de que existieran las redes sociales? ¿Cuáles son sus principales temas, prioridades y actividades? ¿Hay diferencias entre sus agendas? ¿Se extienden a todo el país; o se concentran en algunas regiones? ¿Han evolucionado en los últimos años? ¿Cooperan con movimientos u organizaciones extranjeras o internacionales? ¿Tienen rasgos particulares respecto a los mismos movimientos en otros países? ¿Cuál es su capacidad de movilización? ¿Qué obstáculos han enfrentado? ¿Hasta qué punto han logrado hacerse escuchar? ¿En qué medida han podido influir en cambios de políticas? ¿Cuáles son sus problemas en la actualidad? ¿Cómo resolverlos?
Para contestar estas preguntas, y apreciar la naturaleza de las corrientes opuestas al prejuicio racial y de género, el maltrato a los animales, y otras acciones concertadas ante formas de discriminación e injusticia, no basta con impresiones sobre "lo que resulta evidente", opiniones, verdades aceptadas y repetidas sin contrastación.
Catalejo inicia una serie de entrevistas-ensayos entre investigadores y practicantes, dirigida a explorar las corrientes de pensamiento y movilización social que caracterizan la Cuba actual.
Marcia Rodríguez *(Cabaiguán, Sancti Spíritus, 1974). Escritora, periodista y protectora. Desde hace diez años labora para la revista Pionero. Textos suyos aparecen recogidos en diversas antologías de literatura infantil y juvenil).
Hace un par de años sorprendí a un grupo de muchachos que jugaban a lanzarse una bola peluda. Ninguno superaba los diez años de edad. Los maullidos de terror del gato, —sacudido de un lado a otro, aventado y en ocasiones dejado caer por la impericia de esas manos infantiles—, me llevaron hasta donde los niños se ¿divertían? Regañé a los inconscientes y traje a la víctima para mi casa. Era un gatico de apenas dos meses quien, producto de los golpes, no sobrevivió a la noche.
¿Niños endemoniados, asesinos, crueles? No, por supuesto que no. Si se revisa el libro El mundo en que vivimos, del programa de estudios de tercer grado, nos encontramos lo siguiente: "Muchos animales nos proporcionan alimento, de otros empleamos su piel para hacer maletas, zapatos y, algunos, los utilizamos como medio de transporte (...). Es deber de todos proteger los animales por la gran utilidad que nos brindan"[1].
Durante décadas los planes de estudios —sobre todo los de primaria—, han cosificado a los animales sin ir más allá de la visión utilitaria. Según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE por sus siglas en inglés) —de la que Cuba es miembro desde 1972—, establece que "el bienestar animal designa el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere". Para ello promueve cinco libertades fundamentales: "estar libres de hambre, sed y desnutrición; libres de temor y de angustias; libres de molestias físicas y térmicas; libres de dolor, de lesión y de enfermedad; libres de manifestar su comportamiento natural"[2].
Asimismo, la OIE, a partir del año 2000, reconoce el concepto de "una sola salud" donde establece que la salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas en los cuales coexisten. "En la actualidad se estima que el 60% de las enfermedades humanas infecciosas son zoonóticas, un 75% de los agentes patógenos de las enfermedades infecciosas emergentes del ser humano (incluido el Ébola, el VIH o la Influenza) son de origen animal, el 80% de los agentes patógenos que pueden utilizarse con fines de bioterrorismo son zoonóticos y al menos cinco nuevas enfermedades aparecen cada año, tres de las cuales son de origen animal"[3].
Animalismo. Movimiento animalista en Cuba. Características.
La Real Academia de la Lengua Española define el animalismo como el “movimiento que propugna la defensa de los derechos de los animales”, y al animalista, como la persona “que defiende los derechos de los animales”.
En el artículo "En torno al animalismo" de la investigadora y escritora Zoila Portuondo Guerra —publicado por la revista digital El refugio—, la autora establece que "dentro de la gama animalista hay muchos y diversos matices. En ella encontramos al protector, al proteccionista, al bienestarista, al biocentrista, al animalista propiamente dicho (veganista), etc. El protector es, como lo vemos constantemente en Cuba, ese afanoso activista que protege (o intenta proteger) a todos los animales que encuentra en situación de necesidad o de maltrato. Y que, a veces, hasta se enfrenta valientemente a los maltratadores. Lo vemos en las calles alimentando animales sin hogar o administrando un refugio casero donde da cobijo a los desprotegidos (en ocasiones, con la ayuda de otras personas). Aunque también puede considerarse “protector” aquel que al no tener condiciones para llevar adelante tales faenas realiza donaciones de su tiempo, de su dinero, de recursos útiles para la protección de los animales como medicamentos, mantas, guacales, etc. Los protectores son activistas muy apasionados, comprometidos y constantes porque los mueven una gran empatía y un intenso amor.
Los proteccionistas, por su parte, son aquellas personas que se oponen y luchan contra la extinción de las especies. Consideran a los animales como bienes que merecen conservación y los perciben como recursos que la humanidad debe explotar con 'sostenibilidad'.
Los bienestaristas son aquellos que se oponen al maltrato animal pero siguen considerando a los animales como recursos que la humanidad puede explotar 'humanitariamente', o sea, evitándoles sufrimientos innecesarios. El bienestarista se preocupa por el sufrimiento de los animales cuando ese sufrimiento no implica un beneficio para las personas. Por eso se opone a la caza, a las corridas de toros, a las peleas y competencias entre animales y otros espectáculos semejantes. Pero, como el protector y el proteccionista, suele ser antropocéntrico y especista; no es vegano ni vegetariano y no le preocupa usar productos fabricados con partes de animales o ensayados en animales, como los cosméticos.
En la última década se ha estado gestando un movimiento desprendido del bienestarismo: se trata del “neobienestarismo”. Su objetivo es eliminar el sufrimiento en el mundo. Por eso los neobienestaristas no están de acuerdo con la explotación animal. Su limitación radica en que sienten que hay que proteger a los animales pero manejándolos desde el punto de vista humano sin tomar en cuenta su integridad y libertad.
El veganismo, como movimiento animalista, considera que los animales son individuos y que cada vida cuenta. Toma como base teórica y de acción los derechos de los animales, y rechaza toda forma de explotación a partir del principio de la igualdad. Las organizaciones que representan este movimiento son casi desconocidas. Entre ellas se cuentan las llamadas Defensa Animal y DefensAnimal.org. Dentro del veganismo se aprecian también muchos matices: hay quienes no valoran igual a los animales vertebrados que a los invertebrados; los insectos, por ejemplo.
Finalmente, el biocentrismo, término aparecido en la década de los 70 del siglo pasado, es una teoría moral que afirma que todo ser vivo merece respeto moral. El biocentrismo privilegia, por sobre todas las cosas, la vida. Desde este punto de vista, no es especista ni antropocentrista. Y aunque las personas identificadas con esta corriente pueden consumir animales, lo hacen con la actitud de los pueblos originarios: obedeciendo a una necesidad, con respeto y sin explotarlos, a diferencia de las sociedades industriales. El biocentrista siente que pertenece a la naturaleza; no se siente separado de ella como el hombre común; de ahí su trato armónico y respetuoso hacia toda forma de vida"[4].
Hace más de treinta años nuestra sociedad comenzó a tomar consciencia del estado de abandono en el cual se encontraban —y aún se encuentran— nuestros animales, sobre todo los deambulantes, callejeros y ferales. Emergieron grupos protectores como la Asociación Cubana para la Protección de Animales y Plantas (Aniplant), fundada el 4 de marzo de 1987 al amparo legal de la ley 54 que permitía la creación de asociaciones y única reconocida oficialmente en Cuba.
Posteriormente se fueron sumando otros grupos —ONG's— como: Cubanos en Defensa de los Animales (Ceda), Protección Animal S.O.S (Pasos), GAMPA de Artemisa, SALBA en Santiago de Cuba, BAC de Santa Clara —con una distribución de activistas a nivel nacional—, y otros que han visibilizado el tema del bienestar y la protección animal con el auge de las tecnologías de la información y la eclosión de las redes sociales.
Estos grupos de ayuda, rescate y atención animal han suplido durante décadas las carencias que en este sentido ha tenido, y tiene, el Estado cubano. Han logrado realizar campañas de vacunación antirrábica, desparasitación y esterilizaciones masivas, han organizado ferias de adopciones y eventos para la divulgación del bienestar animal. Asimismo se han creado nexos con asociaciones extranjeras como Spanky Proyect, de Canadá, quienes desde el 2003 coordinan y son partícipes —junto a la Oficina del Historiador de La Habana y la escuela veterinaria— de campañas de desparasitación y esterilización.
Sin embargo, es escasa la documentación acerca de la existencia o no de un movimiento social en torno a la protección y bienestar animal en nuestro país, aunque son muchos los que sí lo reconocen y se sienten partícipes del mismo.
Valia Rodríguez, neurocientífica, animalista y fundadora de Ceda así lo considera: "Yo creo que sí existe un movimiento social en torno a la protección y el bienestar de los animales —más que de los derechos de los animales—, que ha ido creciendo espontánea y paulatinamente a lo largo de los últimos diez años. Le falta aún mucho por madurar para que se empiece a preocupar por derechos de los animales.
El movimiento es no homogéneo, horizontal y desarticulado. Es no homogéneo porque es diverso, reúne personas de todo el espectro que existe en la Cuba de hoy, de todos los colores ideológicos, de todas las tendencias, también de otros movimientos sociales que existen en el país. Es horizontal porque aunque hay activistas, unos más conocidos que otros, no hay un líder único. Y por último es desarticulado porque hay diferentes tipos de grupos, con diferentes estilos de trabajo, y aunque colaboran, no están conectados; existen además protectores que no pertenecen a grupo alguno".
Por su parte, la joven Gabriela Díaz, psicóloga y cofundadora de GAMPA, opina: "Yo pienso que sí, somos cada vez más los que trabajamos todos los días para crear conciencia desde los distintos puntos del país. No solo se encuentran los grupos animalistas que comparten una forma de trabajo muy similar sino también los protectores independientes. Y creo que todos apuntamos hacia el mismo lugar, tenemos el mismo objetivo que es lograr sensibilizar a la población y que se conciban a los animales como seres con la capacidad de establecer vínculos afectivos, de aprender, de crear un rudimento de algo que podríamos llamar cultura".
Asimismo, Javier Larrea, estudiante de Derecho y director de BAC estima: "Sí, yo creo que existe un movimiento animalista heterogéneo con diversas posturas. Y aunque algunos sean veganos, otros vegetarianos; bienestaristas o con una visión más antropocéntrica; aunque algunos sean más incisivos en sus reclamos o suelan ser un poco más conservadores, al final lo que buscan todos es el bienestar de los animales".
Nora García, directora de Aniplant, asegura: "Yo diría que hay un gran movimiento para la protección y el bienestar de los animales, especialmente los de compañía. Si nos remontamos treinta años atrás nos damos cuenta de que el cambio es evidente, porque ahora hay una cantera de jóvenes activos, entusiastas, que crecieron oyendo y aprendiendo acerca del amor y el respeto hacia toda forma de vida".
Orígenes y antecedentes de los grupos protectores en Cuba. Factores que incidieron en su surgimiento. Objetivos y prioridades.
"Protectores ha habido siempre. Personas con alta sensibilidad que han compartido lo poco que tienen con los animales de la calle y que, por medios propios, han esterilizado a los perros y gatos callejeros para que no continúen reproduciéndose.
Sin embargo, un antecedente importantísimo lo tenemos en la filántropa norteamericana radicada en Cuba a principios del siglo XX, la señora Jeannette Ryder, quien fundó la Sociedad Protectora de Niños, Animales y Plantas, conocido como Bando de Piedad, en 1906. El Bando de Piedad existió hasta un poco después del triunfo de la Revolución en 1959. Esa institución hizo mucho por los animales, sobre todo por su oposición a establecer en Cuba corridas de toros, lucha a la que se unió también el Club Rotario de la Habana.
Luego surgiría Aniplant en 1987, que contó con el apoyo de intelectuales y artistas. Después, alrededor del 2010, un grupo de protectores comenzamos a reunirnos en La Habana, convocados por Monique Peinchau, una francesa residente en Cuba —profesora en aquel entonces de la Alianza Francesa—, para discutir cómo ayudar a los animales callejeros. Así surgió PAC, Protección Animales de la Ciudad. Un tiempo después, en el 2016, un grupo de protectores nos separamos de PAC y creamos Ceda, Cubanos en Defensa de los Animales, y así comenzaron a crecer y aparecer otros grupo espontáneamente en La Habana, luego en el resto de las provincias.
Indudablemente fueron los animales callejeros los que motivaron que estos grupos proliferaran. La existencia de perros y gatos deambulando por las calles, pasando hambre, enfermos de sarna o con garrapatas y siendo maltratados por muchas personas.
Otra cosa que influyó fue el mal manejo de los callejeros por el Departamento de Enfermedades Zoonóticas y Trasmisibles del MINSAP, que los recoge y los sacrifica dentro de su Plan de Prevención de la Rabia Humana —recogidas y sacrificios que son muy repudiados por la población—.
Entonces el rescate de animales en peligro o enfermos, y la esterilización fueron dos de los objetivos fundamentales en el surgimiento de los grupos de protección"[5].
"Los grupos animalistas surgen básicamente por la ausencia de una ley que respalde, proteja y ampare a los animales. Nos hemos dado cuenta de que solos nos es muy difícil emprender esta tarea —para nadie es un secreto que es extenuante, no tiene vacaciones, no sabe lo que es un fin de semana, y que cada día es más intensa— y hemos decidido unirnos, agruparnos siguiendo criterios de localización, de objetivos principales, incluso, hasta de afinidad.
Problemas por el camino hemos encontrado muchísimos —y aquí hablo desde mi experiencia—, mientras más alejado está un pueblo de la capital menos concientizados se encuentran sus habitantes y esto no solo pasa con el tema animalista, también se extiende a la posición de la mujer en la sociedad o la implementación de métodos de crianza potenciadores del desarrollo y el bienestar psicológico del niño"[6].
"En la medida que vamos madurando en esta hermosa actividad, podemos y debemos variar a formas que puedan ser mejores o más efectivas. Por ejemplo, la palabra asilo, al fundar Aniplant, la veíamos más como una salvación, ahora sabemos que los asilos no son una solución feliz para el bienestar de los animales, y trabajamos más para impedir nacimientos no planificados, que para acumular animales, buscamos en las adopciones responsables una mejor calidad de vida para los animales de compañía"[7].
"Nuestras prioridades son ayudar a los callejeros, disminuir las poblaciones a través de la esterilización, promover la adopción, educar contra el maltrato. También lograr tener una Ley de Protección Animal ha sido un prioridad para todos, tener un marco legal que nos permita luchar contra la crueldad.
Las actividades que desarrollamos son muchas y van desde los avisos de animales en peligro o en condiciones de maltrato a conseguir hogares transitorios para esos animales, la gestión de comida y apoyo económico, la esterilización y actividades educativas"[8].
Desarrollo del movimiento antes y después de las redes sociales. Recursos e interacción con movimientos u organizaciones extranjeras. Rasgos particulares de los animalistas cubanos respecto a los de otros países.
"En realidad el fenómeno del crecimiento del movimiento y la conectividad a internet llegaron juntos. Antes de eso, muchos nos enterábamos de las campañas de esterilización de Aniplant por amigos, otros protectores, a través del teléfono o de boca a boca.
Pero ya a partir del 2010 empezamos a usar mucho el correo electrónico, teníamos listas de correos de personas que conocíamos en la calle o en actividades y por ahí les informábamos de las campañas que haríamos. Luego llegó Facebook y más tarde Whatsapp y Telegram, y eso fue el boom, porque le dio mucha visibilidad no solo a los grupos, sino también al maltrato y a la situación de los animales en general dentro de Cuba, lo cual ha influido en que el movimiento crezca, pero también en que la población en general se entere de lo que pasa, y de llegar a las instituciones del gobierno.
Gracias a internet la capacidad de movilización es grande, sobre todo porque cuando se trata de denunciar maltrato o exigir una ley que proteja a los animales la gente se suma. Son temas sensibles, que por no tener color político une a muchas personas, y eso ha hecho, precisamente, que el Estado haya empezado a escucharnos. No ha sido fácil que nos vean, y en eso internet otra vez ha sido un medio muy eficaz para pasar nuestros mensajes"[9].
"Con la eclosión de las plataformas digitales y un mayor acceso a las redes sociales muchos protectores independientes se asociaron, crearon grupos y, —aunque desde hace años ya se venía abogando por una ley de bienestar animal en Cuba— no cabe duda de que la informatización de la sociedad nos abrió un horizonte infinito.
El flujo de la información, poder explorar lo que otros países implementan para el bienestar de los animales, pero sobre todo ver, ser testigos de hechos denigrantes hacia ellos ha hecho saltar resortes y tocado la sensibilidad de las personas"[10].
"Pienso que las redes han sido un punto crucial porque nos han servido para comunicarnos, organizarnos, visibilizar nuestro trabajo, captar nuevos voluntarios y crear conciencia. Este último punto para nosotros es imprescindible y se encuentra entre nuestros principales objetivos. Si al menos una persona, luego de ver nuestras publicaciones, comienza a ganar conciencia en lo referente a la tenencia responsable de animales de compañía ya nos damos por servidos, ya estamos salvando vidas.
Una persona que no tiene acceso a internet, es alguien para la que no existimos porque los medios que más se consumen —que son radio y televisión— no tienen un espacio para visibilizar el trabajo de los grupos del interior de la Isla. Y esas personas quizás sienten empatía por los animales, quizás quieren colaborar, es un potencial que estamos desperdiciando y todo por no estar creadas las vías para hacernos ver.
Y el otro problema fundamental es el de los recursos, todo lo que implica trabajar con un animal lleva mucho dinero, los guacales, los bozales, las pinzas, los guantes, los medicamentos de uso veterinario... son cosas muy caras y que no aparecen con facilidad. Los veterinarios muchas veces no tienen con qué trabajar y eso también es un freno para nuestra labor[11]".
"Actualmente no contamos con los recursos suficientes para ampliar los campos de asistencia rápida y auxiliar a ancianos solos con muchos animales a su cuidados, impedidos y —valga la redundancia— impedidos de llevar una mejor calidad de vida. Tampoco podemos llegar a todos los animales deambulantes, ni a aquellos que son explotados y abusados por sus propios dueños"[12].
"No tenemos mucho contacto con organizaciones o movimientos internacionales. Puntualmente nos han visitado organizaciones de otros países, pero a modo de curiosidad. Con el grupo que más establemente casi todos tenemos relación es con Spanky Proyect, de Canadá —quien viene a Cuba anualmente a realizar esterilizaciones y desparasitaciones—. Estas acciones, que al principio fueron en la capital, se habían extendido a Trinidad antes de la pandemia.
La principal diferencia entre el movimiento animalista cubano y los foráneos es que en Cuba estamos empezando ahora. Fuera de nuestro país llevan más años organizados y por tanto hay mayor conocimiento y cultura en torno a los diferentes aspectos de la protección y existe más activismo. El movimiento cubano es todavía muy joven"[13].
"Intentamos colaborar con Spanky Project y ellos se mostraron muy interesados, pero nos dijeron que siempre que existiera una colaboración nosotros tendríamos que estar reconocidos por el gobierno, así que esto limitó nuestra posible cooperación.
Creo que si hubiera un rasgo que distinguiera a los animalistas cubanos de los del resto del mundo sería la capacidad de reinventarnos, de hacer un guacal con un pomo plástico de llevar un perro de 50 libras en una bicicleta porque no se puede costear un carro, de curar una dermatitis con escoba amarga, sábila y manzanilla o una escabiosis con cepa de plátano, creo que esa capacidad de sobreponernos ante la adversidad y la escasez es algo que no solo caracteriza a los animalistas cubanos sino a los cubanos de manera general"[14].
Obstáculos a enfrentar e influencia de los grupos animalistas en pro de la actual política de bienestar animal. Organización de un grupo, problemas a resolver y soluciones.
"El principal obstáculo ha sido la desconfianza. No hay cultura de movimientos sociales espontáneos en Cuba, y con la historia de agresiones que el país ha enfrentado a lo largo de tantos años, pues se desconfía de todo lo que no está vinculado a una institución del estado.
Otro obstáculo ha sido hacer comprender a las personas —que no les interesan mucho los animales o que están fuera del movimiento— que esta problemática es de todos, aunque Cuba tenga otras, de vida o muerte, que resolver"[15].
"Por supuesto, la capacidad de convocatoria que tiene la causa animalista es inmensa, pues ha logrado aunar no solo a los que predican y cumplen los requerimientos del animalismo sino a todas las personas que aman y defienden a los animales más allá de ideologías o diferencias conceptuales, filosóficas, religiosas e incluso políticas.
La aprobación del decreto ha sido la respuesta del estado cubano ante ese reclamo de la ciudadanía, del movimiento animalista, de todos los grupos de protección animal que se han hecho escuchar a través de los diversos formatos audiovisuales digitales —única vía que tenemos, hasta este momento, para hacer las denuncias de maltrato animal y llegar a que el estado nos escuche, así como para que se visibilice nuestro trabajo y objetivo común—"[16].
"Creo que la presión constante que se ha hecho desde el movimiento ha sido fundamental. No ha quedado otra opción que escuchar y actuar. Por ejemplo, desde el movimiento se lanzó la convocatoria y se hizo campaña para que la gente pidiera en las reuniones de análisis del anteproyecto de Constitución la inclusión de un acápite especifico sobre la protección animal. Y la gente se unió a esta petición, eso también influyó mucho en la elaboración y aprobación del decreto-ley de bienestar animal"[17].
"Los grupos animalistas en Cuba tienen características muy particulares que los diferencian de los extranjeros en términos de organización, formas de actuación, libertades, financiamientos, recursos, etc.
La labor de GAMPA se organiza a través de las redes fundamentalmente, muchos ni siquiera nos conocemos cara a cara, puesto que es un grupo que se creó en tiempos de COVID y la movilidad ha estado muy limitada.
Tenemos un equipo gestor que se compone de siete grupos de trabajo: Recepción de voluntarios, Rescate y temporal, Adopción y seguimiento, Actividades veterinarias y medicamentos, Actividades, Redes, Donaciones, fondos y colaboraciones.
Los voluntarios, tras ser recibidos y entrevistados, pasan a los grupos de Whatsapp de acuerdo a la labor que deseen realizar. Este grupo de voluntarios —donde estamos todos los miembros sin distinción del tipo de ayuda que podamos ofrecer— organiza las labores de rescate tránsito y temporal que constituyen el grueso de nuestra labor. Además, se publican las informaciones importantes y los cierres semanales de las tareas del grupo.
También tenemos dos subgrupos: uno de redes y otro de entrevista y seguimiento. En el subgrupo de Redes están los voluntarios que colaboran creando contenido para la página (carteles, textos, etc.) y en el de Entrevista y seguimiento se adiestran a los voluntarios que se encargan de entrevistar a los futuros adoptantes y evaluar si se encuentran aptos para asumir el cuidado de los animales. Asimismo son los responsables de informar mensualmente el estado de los animales que han sido adoptados.
Cuando efectuamos una adopción siempre es antecedida por una entrevista al futuro adoptante, se llena un certificado de adopción responsable donde quedan plasmados los datos del adoptante, del rescatista y del animal adoptado. Todos nuestros animalitos son entregados con compromiso de esterilización obligatoria.
Somos un grupo autofinanciado, entre nosotros aportamos una módica cantidad al mes que va a un fondo común del cual disponemos a la hora de brindar atención veterinaria, transportar y/o alimentar a nuestros rescatados
Creo que algo que caracteriza a los grupos animalistas cubanos es su organización y eso va de la mano con nuestra capacidad de movilización. Allí donde hay un reporte, hay una persona acudiendo y socorriendo. Este es un trabajo en el que entran en juego los sentimientos y decir no a un reporte es para nosotros una noche sin dormir porque la conciencia no nos deja, entonces movemos cielo y tierra siempre que podemos y creo que esto es algo que caracteriza a casi todos los grupos animalistas de Cuba
Para nadie es un secreto que la presión social que han ejercido los grupos animalistas en Cuba ha sido constante y a través de métodos muy pacíficos. En aras de ser optimista considero que se han logrado cambios en lo que respecta a la población, pero no tanto en la política de protección a los animales. Creo que, en muchos años, lo más palpable que se ha tenido es el decreto-ley de bienestar animal. Y aunque para el pueblo sea una gran avance yo, que soy una inconforme por naturaleza, siento que en comparación a lo que se ha logrado en otros países tercermundistas, es poco. Pienso que el trabajo que los animalistas han venido desarrollando hasta el momento merece mucho más de lo que se ha hecho hasta ahora"[18].
"En estos meses reanudamos la creación de órganos de base, o sea, hemos incluidos a grupos de protectores de varias provincias dentro de nuestra organización con el objetivo de brindarles apoyo, orientaciones precisas para el desempeño de sus labores y facilitarles la adquisición de productos, medicamentos, así como las relaciones de trabajos con los distintos dirigentes y funcionarios de su municipio o provincia.
Si pudiéramos lograr programas de control, aplicables por zonas, programas educativos para elevar la conciencia de la población —no solo para animales de compañía, sino para todo ser vivo que vuele, que se arrastre, que respire y sienta— y este gran movimiento fuera, repitiendo las palabras del Maestro: "con todos y para el bien de todos". Todos unidos con una sola voz, y con el decreto-ley, que tenemos como arma, lograríamos mucho más"[19].
"Aún tenemos mucho trabajo por delante, dentro y fuera del movimiento. Desde ser aceptados por el Estado como grupos de la sociedad civil, pasando por resolver cómo esterilizar masivamente, y a bajo costo, a los callejeros, lograr tener refugios estatales dentro de los cuales trabajen protectores o animalistas, definir cómo gestionar los refugios existentes, educar al movimiento y a la sociedad en todas las vertientes del maltrato animal y el respeto hacia ellos, hasta lograr que el decreto-ley se aplique. ¿Problemas?, sí, muchos. ¿Cómo resolverlos? Paso a paso; solo estamos empezando"[20].
"Muchas demandas se irán puliendo con el tiempo, ahora mismo constituye una victoria todo lo que se ha logrado, pero no debemos detenernos. Debemos ir por más respeto y amor hacia los animales. Yo no creo que el decreto vaya a cumplir con todas las expectativas que tenemos como movimiento, como activistas, como animalistas, pero va a ser un primer paso. Va a existir un antes y un después de la aprobación del decreto-ley.
Pero hay que hacer labor educativa con la población. La educación en valores animalistas para mí tiene una importancia fundamental porque es lo que va a permitir que el decreto-ley no sea letra muerta. Ahora, si no tiene un respaldo social de una mayoría que esté dispuesta a cumplir lo que estipule, no habremos llegado a ninguna parte. Por ende, conseguir que los niños, adolescentes y jóvenes cambien ese enfoque utilitarista —que por años se ha enseñado en los centros estudiantiles a propósito de los animales—, es vital para que las personas, desde pequeños, adquieran una cultura de amor y respeto hacia estos. Si logramos ese paso habremos ganado el noventa por ciento de la batalla"[21].
El movimiento animalista cubano va ganando adeptos, sin embargo, aún quedan desafíos difíciles de vencer y agravados por la actual situación económica.
Ser reconocidos como movimiento dentro de la sociedad civil cubana; enriquecer la implementación de nuevos parámetros educativos en cuanto al bienestar y protección animal desde las escuelas y hasta los barrios; lograr una comunicación efectiva entre protectores independientes y grupos; acordar contratos con proveedores de alimentos para los refugios; coordinar acciones profilácticas con clínicas veterinarias; activar una red de tránsitos, temporales y adopciones para evitar la sobrepoblación de los refugios... son algunas acciones urgentes que no van a la par de las necesidades actuales.
Mientras tanto, continuarán los abandonos, los animales deambulantes, las peleas de perros y gallos, violaciones, mutilaciones, crías sin protección y... esos niños.
[1]El mundo en que vivimos, tercer grado; Editorial Pueblo y Educación, décima reimpresión, 2013, páginas 66-67.
[2] https://www.oie.es.
[3] Ibídem.
[4] https://elrefugiocuba.org/2021/03/13/en-torno-al-animalismo/
[5] Entrevista para este artículo a Valia Rodríguez.
[6] Entrevista para este artículo a Gabriela Díaz
[7] Entrevista para este artículo a Nora García
[8] Valia Rodríguez
[9] Ibídem
[10] Entrevista, para este artículo, a Javier Larrea
[11] Gabriela Díaz
[12] Nora García
[13] Valia Rodríguez
[14] Gabriela Díaz
[15] Valia Rodríguez
[16] Javier Larrea
[17] Valia Rodríguez
[18] Gabriela Díaz
[19] Nora García
[20] Valia Rodríguez
[21] Javier Larrea
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En Cuba se está gestando un movimiento LGBTIQ. Es un proceso complejo que ha tomado forma a finales de la última década, en la medida que convergen en una agenda de incidencia política diversos actores de la sociedad civil, de las redes comunitarias, proyectos e instituciones. Su génesis es compleja, heterogénea, contradictoria, pero sobre todo fragmentada».
Por tanto, preguntarse si en Cuba «existe» la sociedad civil como preguntarse si «se dan las frambuesas» carece de sentido. Sin embargo, resultan relevantes otras cuestiones.
Para contestar estas preguntas, y apreciar la naturaleza de las corrientes opuestas al prejuicio racial y de género, el maltrato a los animales, y otras acciones concertadas ante formas de discriminación e injusticia, no basta con impresiones sobre «lo que resulta evidente», opiniones, verdades aceptadas y repetidas sin contrastación.
Alberto Roque: En Cuba se está gestando un movimiento LGBTIQ. Es un proceso complejo que ha tomado forma a finales de la última década, en la medida que convergen en una agenda de incidencia política diversos actores de la sociedad civil, de las redes comunitarias, proyectos e instituciones. Su génesis es compleja, heterogénea, contradictoria, pero sobre todo fragmentada.
Esa fragmentación obedece a la conformación identitaria de sus componentes. La separación de identidades de lesbianas, gays, bisexuales, personas trans, intersexo y queer y el signo de más que se le agrega a las siglas, visibiliza a grupos humanos históricamente discriminados y tiene el poder de enunciarse, de gritar alto y claro que existimos y que somos diversos, con necesidades específicas y sobrevivientes a la opresión heterosexista por nuestros cuerpos e identidades de género. Las siglas tienen para mí una importancia estratégica política, solamente eso.
En la práctica política y social no siempre sucede de esa manera. De hecho, miro con profunda preocupación que dichas categorías han sido creadas por el poder heterosexista a través de los llamados dispositivos de poder[1] biomédicos, jurídicos y pedagógicos. Ni siquiera cabrían en esas siglas las personas queer, puesto que dicho movimiento, devenido en teoría anglosajona, se opone a las etiquetas identitarias y expande sus objetivos a la deconstrucción de cuerpos sexuados (en el sentido simbólico), y de identidades y deseos eróticos anclados a la genitalidad (sexo). Los términos LGBTIQ estratifican en poder a los mismos sujetos que luchamos contra el poder heteronormativo y lamentablemente se reproducen las mismas estrategias de dominación de los opresores.
Pero la fragmentación no es solamente identitaria sino también ideológica. Me refiero a las disimiles ideologías políticas de los actores sociales y políticos que conforman los grupos de activismo por los derechos sexuales. El diálogo y la articulación con la sociedad política, como en otras esferas, se complica en este punto. Muchas personas se autoidentifican como marxistas, comunistas, anarquistas, socialdemócratas, republicanos. También contamos con neoliberales y hasta conservadores. Cuando digo que se autoidentifican, evito el sesgo de nombrar y me adscribo a mi limitación de poner etiquetas políticas. Esta aparente diversidad pudiera ser un valor en sí mismo, pero está lastrada por múltiples factores. Dentro de ellos resalto la falta de diálogo y la confrontación violenta entre los nacionalistas excluyentes, los neoanexionistas y un grupo muy peligroso: los oportunistas. Estos últimos lastran toda iniciativa, aparecen en momentos de crisis y tergiversan el impacto real de cada acción política. Se ubican los oportunistas en todo el espectro político cubano.
Otro factor importante que influye en que no cristalice un movimiento por los derechos sexuales en Cuba es el férreo control estatal del activismo social en este ámbito. Lamentablemente, no se ha creado dentro de la experiencia de construcción del socialismo en Cuba una sociedad civil robusta, con garantías jurídicas, que contribuya a enriquecer las políticas públicas en estos temas. Las instituciones estatales han fomentado la emergencia de grupos y liderazgos, empoderamiento de poblaciones claves, pero la participación y el control ciudadano a mayor escala no es aún el deseado.
2. ¿Qué orígenes y antecedentes tiene la lucha por los derechos LGTBQ en Cuba?
Alberto Roque: En Cuba se identifican personas aisladas en el ámbito intelectual y de la cultura, que han sido simientes de estas luchas. En la década de 1980 se creó El Mejunje. En la década de 1990 el arte fue clave para para comenzar a legitimar a las personas homosexuales. El teatro, la literatura, el cine, las jornadas artísticas organizadas por el dramaturgo Norge Espinosa en La Madriguera, los festivales Gunila, entre otros, influyeron en la génesis de una creciente conciencia política colectiva sobre la homofobia. Hacia finales de esa década ocurrieron varios intentos de agruparse en el activismo social y político, pero sin resultados. El cine ha documentado el desfile de un grupo de personas gays y lesbianas con una bandera del arcoiris en una conmemoración el Primero de Mayo en 1995, pero el impacto simbólico de esta audaz iniciativa no podía entenderse entonces como lo apreciamos en la actualidad. A finales de esa década algunos de estos activistas tuvieron intercambios personales con activistas LGBTIQ estadounidenses.
Desde el punto de vista político está documentada la iniciativa de Vilma Espín Guillois de discutir en el Buró Político sobre lo que entonces denominaban homosexualismo. El doctor Celestino Álvarez Lajonchere[2] tuvo la encomienda de escribir ese documento en 1986, pero no se realizó análisis alguno de la problemática. En el año 2000 se articuló el proyecto “Hombres que tienen Sexo con otros Hombres (HSH)” bajo financiamiento de Naciones Unidas y adscrito el entonces Centro Nacional de Prevención de las ITS-Sida. La homofobia como factor social que contribuye a la transmisión del VIH pasó a incluirse en un asunto de salud, después de siglos de penalización y de patologización de la homosexualidad. Un año después el mencionado proyecto se comenzó a aplicar en poblaciones trans, pero adscrito el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX). Posteriormente surgieron los grupos de mujeres lesbianas y de hombres gays.
Pudiera afirmarse que la primera política favorable hacia la homosexualidad comenzó a través de la prevención del VIH, cuatro décadas después del triunfo de la Revolución Cubana en que la penalización y el control biomédico fueron política de Estado. En ese contexto se originan también los grupos de activistas contra la homofobia.
3. ¿Cuándo esa lucha (o movimiento) se hizo visible? ¿Qué factores incidieron en su visibilización? ¿Qué circunstancias la favorecieron?
Alberto Roque: La primera década del siglo XXI fue el comienzo de la visibilidad de esas luchas (no puede hablarse de movimiento). La existencia de espacios institucionales dedicados a la atención de salud propiciaron el desarrollo de una red de activistas a nivel nacional. En Santiago de Cuba un grupo de mujeres lesbianas fundaron Las Isabelas y rápidamente pidieron asesoría del Centro Nacional de Educación Sexual. En 2003 surgió el grupo de mujeres lesbianas y bisexuales Oremi, adscrito al CENESEX. El proyecto HSH Travesti evolucionó al grupo TransCuba y se convirtió en una red nacional. Mariela Castro Espín, directora del CENESEX comenzó a impulsar una estrategia pública contra la homofobia y por el respeto a la identidad de género. Su activismo y accionar profesional marcaron el inicio de una interlocución permanente con el Estado y el Partido sobre estos temas.
La despenalización de la homosexualidad en 1997, la eliminación de la homosexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud en 1990, la forzosa apertura del país después de sobrevivir a una profunda crisis económica y de cambios de paradigmas de la izquierda internacional, más los elementos descritos anteriormente, influyeron en que el Estado/Partido comenzara a apoyar las políticas institucionales contra la homofobia.
El CENESEX amplió su enfoque salubrista a un enfoque emancipatorio y de derechos humanos. Mi activismo tiene esa impronta, al igual que el de muchos otros que hoy no realizan incidencia política desde la institucionalidad. Mariela Castro y el CENESEX formaron liderazgos basados en identidades sexuales y de género tanto a nivel social, como académico y político. La institución forjó alianzas con organizaciones de la sociedad civil, intelectuales, artistas, de la educación, con profesionales de la información y de los cuerpos policiales. La institución también brindó asesoría jurídica y canalizó las demandas de personas vulneradas en sus derechos sexuales.
La percepción internacional del Estado/Partido fue favorable, no solamente en el discurso sino también en posiciones políticas en el Sistema de las Naciones Unidas. La respuesta de los grupos mediáticos y políticos enemigos de la Revolución cubana fue virulenta. Al descrédito constante, apelando a las políticas aplicadas en las tres primeras décadas después de 1959, se sumaron la falta de análisis histórico y documental sobre la homofobia en Cuba. Salvo ejemplos muy aislados, que incluso abarcan periodizaciones desde la época colonial, en estos últimos 20 años los cambios favorables que lentamente se han ido logrando hasta convertirlo en políticas públicas, no han hecho un análisis objetivo serio sobre la homofobia de Estado en Cuba, enmarcada en los contextos históricos, políticos y sociales concretos.
4. ¿Existe una agenda LGTBQ? ¿En torno a qué problemas?
Alberto Roque: Aunque existe una agenda institucional y desde la sociedad civil, el asunto más visible es el matrimonio igualitario y los derechos relacionados con los parentescos, a través de la aprobación del Código de las Familias.
Sin embargo, la discriminación por orientación sexual e identidad de género en el trabajo, el reconocimiento de la identidad de género sin que sean necesarias las cirugías de reasignación sexual, la discriminación en la atención de salud, los derechos reproductivos de las personas LGBTIQ, la discriminación en -y por los cuerpos militares-, el reconocimiento de los grupos de activismo LGBTI no institucionales, el acoso escolar por orientación sexual e identidad de género más la integración social de las personas trans, son algunos de los problemas que componen esa agenda.
En los últimos tres años la agenda LGBTIQ ha tenido que responder a los ataques de los grupos religiosos reaccionarios y conservadores. Creo que existe una desmovilización general ante tan peligrosa amenaza. Percibo una pobreza de discurso y acciones coordinadas desde el activismo político que contrarreste el éxito de dichos grupos en colocar la mal llamada «ideología de género» y el «marxismo cultural» como cuestiones de interés público. Mi preocupación es alarmante porque dichos grupos cuentan con un poderoso respaldo financiero y logístico internacional y se enarbola desde la libertad religiosa como derecho humano, además de que su discurso es congruente con el pensamiento conservador de algunos de nuestros decisores políticos.
5. ¿Existen grupos o redes sociales de LGTBQ? ¿Cómo se relacionaban antes de que existieran las redes digitales?
Alberto Roque: En el entorno del CENESEX y del entonces Centro Nacional de Prevención de VIH Sida los grupos se relacionaban en talleres y en las actividades y campañas de bien público. Las Jornadas Cubanas contra la Homofobia desde 2008 constituyeron el espacio fundamental donde se mostraba un trabajo articulado. En Placetas, provincia de Villa Clara, se realizaban actividades públicas contra la homofobia desde la prevención del VIH, lo mismo pasaba en Cienfuegos. Los grupos y redes de La Habana se conectaron con estos proyectos y otros en Santiago de Cuba, Trinidad, hasta crearse redes nacionales.
En el año 2003 se creó una página sobre diversidad sexual en el sitio web del CENESEX. Durante seis años la página, a través de correos electrónicos distribuyó información teórica sobre género y diversidad sexual, sobre prevención de las ITS y el VIH, sobre familias, arte y contaba con un club de amigas y amigos. También canalizó demandas de consejería, entre otras. Hacia el año 2009 surgieron la mayoría de los blogs con un activismo crítico y de carácter político. Algunos de ellos feministas, anticapitalistas y antirracistas. También surgieron otros con un corte editorial centrado en denostar el trabajo de Mariela Castro y el CENESEX.
Fuera del marco institucional surgieron grupos como el Proyecto Arcoiris, integrado por activistas que también se beneficiaron con los procesos formativos del CENESEX, pero que no lograron posicionar una agenda definida sobre los derechos LGBTIQ.
En esa época, la entonces Oficina de Intereses de los Estados Unidos creó algunos líderes y grupos LGBTIQ que no pasaron de algunas acciones aisladas, caracterizadas por un discurso antiCENESEX y políticamente invertebrado. La gran mayoría viven en la actualidad en los Estados Unidos. Algunas embajadas de países aliados al gobierno de los Estados Unidos intentaron infructuosamente de conectar estos activistas con el trabajo institucional.
En la actualidad, las redes digitales y otros factores, permiten identificar varios grupos. Se mantienen los institucionales y también existe el Proyecto Abriendo Brechas de Colores, de carácter cristiano y ecuménico, puesto que es inclusivo con personas con otros credos religiosos. En Matanzas está también está el proyecto Afroatenas, con un trabajo sostenido y de carácter interseccional.
A punto de partida de la suspensión de la Conga contra la Homofobia en la Jornada correspondiente al año 2019 se creó la plataforma 11M. Hasta el momento su accionar se ha basado en varias declaraciones, cartas abiertas y demandas públicas al Estado y en la expansión de un ciberactivismo potenciado por la pandemia de la Covid-19, sobre todo en su canal de Telegram. Todavía está por ver si dicho proyecto logra una articulación sólida desde la sociedad civil cubana. En su membresía se muestra un discurso y una praxis aparentemente plural e interseccional, pero no se desprende de los ataques institucionales y personales a otros activistas, de enfoques anárquicos y de las decisiones tomadas por un grupo que no pasa de cinco personas. De ellos destaco positivamente el liderazgo de algunos activistas serios, comprometidos, a pesar de que no tenemos coincidencias ideológicas.
6. ¿Qué actividades desarrollan? ¿Qué tienen en común?
Alberto Roque: En las redes de activismo institucional se mantienen los talleres de formación de activistas, la gestación de las Jornadas Cubanas contra la Homofobia. En los grupos no institucionales con proyectos comunitarios el impacto social es directo y abarcan poblaciones vulnerables más la intersección de otros aspectos como racialidad, pobreza, precariedad, género, religiones. En ambos, al igual que desde la Plataforma 11M, también se interpela a la sociedad política.
Como aspecto común puedo identificar la lucha contra la homofobia y otras discriminaciones y un sentido político y con enfoque de derechos humanos en el activismo.
7. ¿Hay diferencias entre las agendas de los grupos existentes? ¿Se extienden a todo el país? ¿O se concentran en algunas regiones?
Alberto Roque: Los grupos institucionales están en todo el país, pero identifico a La Habana, Matanzas, Cienfuegos, Placetas y a Santiago de Cuba como las ciudades con un trabajo sostenido. En ellos predominan de forma común lograr la aprobación del Código de las Familias con el reconocimiento del matrimonio igualitario, más otros derechos que se incluirán. Pero existen necesidades específicas que no se demandan como bloque unido, sobre todo las relacionadas con los derechos reproductivos de las mujeres lesbianas y bisexuales, las regulaciones legales sobre la identidad de género y el reconocimiento de las identidades trans y ni por asomo se ha constituido en demanda la despatologización de dichas identidades trans.
La plataforma 11M defiende un activismo desde la sociedad civil sin represiones por parte del Estado y al menos muestra una narrativa interseccional, feminista y menos centrada en el constructivismo identitario LGBTIQ, que de concretarse en hechos pudiera ser una iniciativa de activismo muy interesante. Ellos enfrentan el desafío constante que les dio origen: la aparición de oportunistas opositores al Estado que jamás han luchado por los derechos de las personas LGBTIQ.
8. ¿Han cambiado sus temas y prioridades en los últimos 10 años? Si es así, ¿por qué?
Alberto Roque: Sin dudas. Aunque el matrimonio igualitario ha constituido una vieja demanda, la aprobación de los Lineamientos del Partido Comunista de Cuba, de la Ley Código de Trabajo, de la Constitución de la República han impuesto la articulación de una agenda más dinámica que no concluye con la aprobación del Código de las Familias.
También percibo una especie de marasmo en el activismo institucional, con pérdida de su capital político, que puede haber influido en la reconfiguración de la agenda en los últimos diez años. Algunas decisiones políticas de alto nivel, sobre todo desde el Partido Comunista de Cuba, han retardado por mucho tiempo la implementación de políticas de justicia social que han puesto en dudas la voluntad política de avanzar en este campo. Todo esto ha ocurrido en un escenario de avance de los reaccionarismos conservadores cristianos en Cuba y en la región.
Las redes sociales digitales, con su desarrollo, se han convertido en el epicentro de la participación política en estos temas y han redimensionado la incidencia política de los grupos LGBTIQ
9. ¿En qué medida interactúan con movimientos u organizaciones internacionales? ¿Cooperan o se vinculan de alguna manera? ¿Hay rasgos particulares de los LGTBQ cubanos respecto a los de otros países?
Alberto Roque: Mencionaba antes que a finales de la década de 1990 un grupo de activistas estadounidenses se encontraron con personas gays y lesbianas en Cuba. En 2003 Cuba ingresó a la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (ILGA, por sus siglas en inglés), durante a celebración de unas de sus conferencias regionales (ILGALAC) en Santiago de Chile. La participación cubana llevó a que nuestro país fuera la sede de la VI conferencia regional de esa organización en 2014. Desde entonces contamos con representación en el consejo regional de ILGALAC. En la mencionada reunión participaron activistas de las redes sociales comunitarias del CENESEX, el proyecto HSH Cuba y activistas no asociados a las instituciones.
De forma individual, o a través de las redes comunitarias del CENESEX, se han tenido intercambios con organizaciones del Caribe, norteamericanas, latinoamericanas y de Europa. La cooperación se mantiene, aunque con el desafío de no implantar agendas que nada tiene que ver con la realidad cubana. Creo que se ha tomado lo que puede ser más universal pero con nuestras particularidades. Por ejemplo, en Cuba no es parte de la agenda las ejecuciones extrajudiciales y los crímenes por homofobia, aunque no están tipificados ni se les monitorea, no son tan frecuentes como en otros países de la región. En las poblaciones trans cubanas se muestra alto grado de instrucción, pero no han desarrollado mecanismos de incidencia política si lo comparamos con personas trans de la región.
Con la creación de espacios inclusivos de personas LGBTIQ, después la segunda Jornada Cubana contra la Homofobia, se evidencia una mercantilización despolitizante de las identidades y las sexualidades no heteronormativas. Ni siquiera escapa de este impacto globalizante las congas contra la homofobia, que cada vez más adoptaban la banalidad y el espíritu carnavalesco y comercial de las marchas del Orgullo Gay en otros países.
Otra particularidad del activismo LGBTIQ cubano es la participación de personas heterosexuales que son contrarias al poder heteronormativo. Los enfoques liberales en las luchas por los derechos de las personas LGBTIQ se les denomina «aliadas». Mi perspectiva es que son parte importante de estas luchas, aunque no sufran las mismas discriminaciones que las personas LGBTIQ.
También se conoce sobre muchas personas que realizan su activismo no institucional lo hacen al borde una ilegalidad tolerada puesto que no cuentan con personalidad jurídica reconocida por la Ley de Asociaciones vigente. En este apartado es necesario mencionar que el financiamiento de algunos activistas por parte del gobierno de los Estados Unidos -o a través de terceros países-sigue vigente. La intención es utilizar las luchas por lo derechos LGBTIQ y feministas para socavar el sistema político cubano. Este es un asunto con el que debe lidiarse con sumo cuidado porque es un foco que genera desconfianzas, sospechas y reacciones delirantes desde todos los posicionamientos ideológicos que atraviesan el activismo social y político. No me refiero solamente a personas aisladas que desde sus comienzos han mostrado una agenda política «opositora» clara, sino a los aliados oportunistas que contaminan el verdadero sentido emancipatorio de estas luchas y a aquellas personas que migran desde los espacios institucionales (donde fueron muy radicales) a los espacios de oposición política manifiesta.
10. ¿Cuál es su capacidad de movilización? ¿Qué obstáculos han enfrentado? ¿Hasta qué punto han logrado hacerse escuchar?
Alberto Roque: La movilización ha sido creciente. Como ejemplo recuerdo que en 2010 coordiné a 12 hombres en un taller de derechos humanos y diversidad sexual y en 6 meses teníamos poco más de 40 miembros de todas las identidades. El grupo se llamaba “Hombres por la Diversidad” y cambió su nombre por Humanidad por la Diversidad. Existen muchos otros ejemplos de cómo se ha gestado una ciudadanía sexual y de género mediante la movilización social. Se percibe un discurso incipiente de derechos humanos y un dominio de las categorías sexuales y de género para la incidencia política.
Los obstáculos están en incomprensiones institucionales, divisiones entre los grupos de activismo, la reproducción de estructuras de poder verticales en los grupos y la censura política e institucional. Algunas de ellas, se han podido vencer a través del diálogo paciente, y otras, a través de la denuncia persistente, sobre todo en redes sociales digitales.
11 ¿En qué medida han podido influir en el campo de la política?
Alberto Roque: La mediación institucional ha sido el principal canal de influencia política. Se logró incluir en la agenda política del Partido Comunista de Cuba el asunto de la discriminación por orientación sexual e identidad de género. No solo en los lineamientos sino en los estatutos y reglamentos de la organización política. Los cambios en la constitución y en la Ley Código de Trabajo sobre estas temáticas son muestra de ello. Mencionaré algunos de los tantos ejemplos.
En los tiempos que corren se habla mucho de diálogo e interpelación a las políticas de Estado, pero este asunto es viejo. En 2010 el Ministerio de Relaciones Exteriores recibió a activistas y a representantes del CENESEX ante un voto ante la Tercera Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas que contradecía la voluntad política del Estado para eliminar las discriminaciones por orientación sexual e identidad de género. El ministro en persona, y el entonces viceministro de asuntos multilaterales, recibieron a activistas y a representantes del CENESEX. Se cambió el voto con explicación de motivos en plenaria de la Asamblea General.
Las Jornadas Cubanas Contra la Homofobia fueron en sus comienzos espacios públicos donde se identificaban demandas frente a decisores del gobierno y el Partido. Lamentablemente son espacios de participación política que se han sacrificado con debates a puertas cerradas.
Las redes sociales digitales son, y seguirán siendo, espacios importantes para la incidencia política. Su monitoreo por el Estado impacta en las decisiones que se tomen en la implementación de las políticas.
Durante las sesiones de los debates parlamentarios sobre el Proyecto Constitucional la diputada Mariela Castro no estuvo sola. Se sumaron muchos diputados jóvenes, incluyendo un diputado abiertamente gay que hizo pública una intervención escrita desde el activismo LGBTIQ.
Los fracasos aparentes con relación a la eliminación del artículo 68 que abría la posibilidad de aprobar el matrimonio igualitario son también ejemplos de incidencia política. La reacción con el planteamiento de que los derechos humanos no se plebiscitan demostraron que existe una influencia política que va creciendo, con contradicciones, aprendizajes y aparentes retrocesos.
La incidencia política no pública ocurre casi permanentemente. He sido testigo por años de las negociaciones, diálogos y emplazamientos ante injusticias y vacíos jurídicos de terminadas políticas que afectan a las personas LGBTIQ.
11. ¿Qué problemas se mantienen en la actualidad? ¿Cómo resolverlos?
Alberto Roque: Algunos de los problemas han sido expuestos en las respuestas anteriores. A manera de resumen percibo una ausencia de articulación entre las diferentes formas de activismo, pobre enfoque desde las teorías y prácticas feministas cubanas y latinoamericanas, enfoque esencialista e identitario de las acciones de activismo político, diferencias ideológicas y de proyectos de Nación que atentan contra la unidad del colectivo como ente político. El uso de las luchas LGBTIQ como punta de lanza para hacer oposición política, reproducción de las relaciones de poder patriarcales, clasistas y raciales dentro del colectivo LGBTIQ.
También percibo pobre cultura jurídica y de conocimientos sobre cómo funciona el sistema político cubano, más los obstáculos institucionales para la libre asociación desde la sociedad civil organizada, con personalidad jurídica y con enfoque marxista que define la participación política como un derecho y donde la oposición es también trabajar con el Estado en la implementación de las políticas.
En cuanto a los liderazgos no se visualizan modelos horizontales de gestión, ni se piensan las agendas como construcción colectiva donde emerja el consenso y el diálogo como herramientas permanentes. En este sentido se advierte el peligro que enfrentan algunas organizaciones LGBTIQ y feministas de legitimar el sujeto liberal identitario desde posiciones radicales y excluyentes. En Cuba tampoco se escapa de esas amenazas.
El asunto es complejo para proponer una sola solución, también evito ser prescriptivo. Mi activismo no asociativo quizás sea muestra de que no tengo una solución ante este escenario, lo cual no significa que esté solo, pues milito con las personas de bien que quieren transformar la sociedad en que vivimos en un lugar habitable, sin exclusiones. Trabajo junto a las personas que creen el diálogo, pero no temen a la controversia y a la construcción de consensos. Pero al mismo tiempo me posiciono contrario a las revanchas, al golpe bajo, al uso del activismo para causas innobles. También rechazo el abuso de poder, el liderazgo único y centralizado y a la burocracia conservadora y paralizante.
[1] Según Michel Foucault
[2] Celestino Álvarez Lajonchere, La homosexualidad: datos y consideraciones para la elaboración de lineamientos de trabajo, Grupo Nacional de Educación Sexual, febrero 1986, Archivos de la dirección del CENESEX.
¿En qué medida se podría afirmar que existe un movimiento antirracista en la Cuba actual?
Tomás Fernández Robaina: En la Cuba actual hay un atípico movimiento antirracista y social debido a la existencia histórica de intelectuales, de hombres y mujeres que individualmente, o en grupos han demandado el disfrute real de sus derechos laborales y sociales que impiden la marginación por el color de la piel, credos religiosos y orientación sexual; también lucha para eliminar las causas que todavía reproducen prejuicios y discriminaciones nacidos en la colonia, lamentablemente aún vigentes entre nosotros; además nos enseña las contribuciones de los africanos y sus descendientes a la formación de nuestra nacionalidad, y no pocos hechos silenciados hasta hoy por una buena parte de la historiografía tradicional. Dicho atípico movimiento transita por los caminos que abrieron Fernando Ortiz, Lydia Cabrera, Rómulo Lachatañeré, Gustavo Urrutia, entre otros más recientes.
¿Cuáles son sus características?
Tomás Fernández Robaina: El no reconocimiento oficial de organizaciones sociales integradas por activistas y líderes comunitarios, que hacen públicas sus demandas para disminuir hasta eliminar la problemática racial a la que se enfrentan. Además, la ausencia de una agenda común de sus reivindicaciones más urgentes. Incorporación de las demandas de los grupos LGTBIQ y afrofeministas.
¿Qué orígenes y antecedentes tiene la lucha contra el racismo en la Cuba actual?
Tomás Fernández Robaina: Debo mencionar en primer lugar el importante mitin celebrado el 29 de junio de 1902 en el teatro Albizu, donde las figuras más relevantes de los negros cubanos, intelectuales y veteranos de nuestras guerras independentistas demandaron al presidente Tomás Estrada Palma, el disfrute pleno de los derechos constitucionales que les era negados, por negros.
Con ese acto colectivo se iniciaba la visibilidad de las acciones de los negros cubanos de entonces a través de artículos, proclamas, que manifiestan de manera amplia que el movimiento social de los negros fue el más importante y visible durante las dos primeras décadas republicanas, como se evidencia por la fundación del Partido Independiente de Color, así como por sus diversos órganos periodísticos, y breve vida política como consecuencia de la masacre de 1912. Que no impidió la continuación de las demandas por sus derechos como bien se evidencia a través de los artículos publicados en la revista La Antorcha (1917-1918), del camagüeyano Armado Pla.
La actitud antirracista y antidiscriminatoria continuó muy débilmente en el país, a pesar de la labor de Ortiz, hasta que, en 1928, el arquitecto Gustavo E. Urrutia (1881-1958) inaugura la columna “Ideales de una raza” en el Diario de la Marina que es sustituida en 1931 por “Armonía”, que se mantuvo desde los treinta hasta muy adentrados los años cincuenta. Durante esos años surgen organizaciones integradas por los intelectuales más importantes de la época. Se fundan las revistas y la Sociedad de Estudios Afrocubanos, la Sociedad Adelante, y desde la revista Nuevos Rumbos y en los órganos de prensa ya mencionados, se combate la discriminación racial, los prejuicios y se valoran los aportes africanos a nuestra nacionalidad. Se destacan por sus escritos y colaboraciones Cesar Pinto Albiot Juan Rene Betancourt, quien circula importantes folletos donde divulga su proyecto para el desarrollo socioeconómico del negro, que condensa en su libro Doctrina negra (1955) y en El negro, ciudadano del futuro (1960).
Obviamente, esa lucha se invisibilizó en los cincuenta en muy buena medida por la lucha armada y política contra el dictador Fulgencio Batista.
¿Cuándo la lucha se hizo visible en la sociedad cubana contemporánea? ¿Qué factores la hicieron comenzar?
Tomás Fernández Robaina: Estimo que hubo dos momentos en que esa lucha se visualizó. Ambos fueron propiciados por el propio líder de la Revolución; el primero ocurrió en los primeros meses del triunfo revolucionario al solicitar a la comunidad de entonces buscar una solución para eliminar la discriminación existente, la cual fue reconocida y analizada por todos los que respondieron a tan noble llamado.
El segundo instante ocurre durante la preparación y celebración del cuarto congreso del Partido Comunista de Cuba en 1985. En la clausura nuestro máximo líder llamó a la representatividad femenina, juvenil y étnica de nuestra población en todos los niveles del partido, la administración pública, y el Estado.
Obviamente el primer llamado de 1959, no tuvo el resultado esperado, y como consecuencia de ese hecho, se efectúa el segundo, que fue aplicado de manera errónea, al ubicarse mujeres, jóvenes y negros, sin tomarse en cuenta el conocimiento requerido para ocupar los cargos a los que fueron promovidos.
La creencia generalizada de que la discriminación había sido eliminada en virtud de las medidas iniciales tomadas por el Gobierno Revolucionario, se alimentó, como consecuencia de la erradicación de áreas para blancos y negros en los parques públicos donde se había impuesto esa división; además, la inclusión y admisión de personas negras en espacios laborales y sociales vetados para ellos hasta entonces.
Desde la Isla se reaccionaba muy críticamente a los que desde el extranjero enjuiciaban la supuesta lamentable situación real de los negros Uno de esos momentos, entre otros, sucedió al circular el texto de Carlos Moore, “¿Tienen los negros su lugar en la Revolución Cubana?” en 1966, que fue rechazado ampliamente por nuestros intelectuales y por los que desde el extranjero apoyaban a la Revolución.
¿Existe una agenda antirracista? ¿En torno a qué problemas y objetivos?
Tomás Fernández Robaina: En la actualidad considero que la agenda que aúne, visibilice y busque eliminar los elementos reproductores del racismo y ofrezca soluciones no fue formulada en el pasado debido al fracaso de los intentos que se hicieron con esa finalidad; se espera que la Comisión Gubernamental que trabaja positivamente en esa dirección, la haga conocer pronto.
Los grupos antirracistas existentes batallan en el empoderamiento económico, principalmente de las mujeres, mediante su incorporación a talleres y cursos donde aprendan disciplinas que les permitan participar de manera notable como artesanas, peluqueras y en otras actividades económicas de la sociedad,
La importancia de la presencia negra desde el plano económico para luchar contra la discriminación fue enarbolada en la Cuba capitalista de entonces entre otros, por Gustavo E. Urrutia y Juan René Betancourt quienes enarbolaron tendencias opuestas.
La de Urrutia: “La solución cubana. La que nos va uniendo. La que junta a todos los cubanos en las aulas públicas, en el ejército, la marina, en cada servicio y función de la República, y promueve todas las posibles fusiones humanas. La solución opuesta es la norteamericana que fomenta dos mundos, dos sociedades, dos culturas paralelas dentro de la nación: la cultura blanca y la cultura negra. Yo prefiero la solución cubana.” (“La solución cubana y la solución norteamericana: Los «pioneers»”. / Gustavo E. Urrutia. Diario de la Marina 11 de marzo de 1931)
La tendencia del modelo afroestadounidense para el desarrollo económico y cultural del negro, fue liderada por Juan René Betancourt quien encontró la fuerte oposición del Partido Socialista y de los que apoyaban la solución cubana para solucionar nuestra problemática racial.
¿Existen grupos, redes sociales, lideres, de oposición, activistas? ¿Se relacionan entre sí, se extienden a todo el país o se concentran en algunas regiones?
Tomás Fernández Robaina: Está bien explicitado en las respuestas anteriores la existencia de académicos, de activistas, de líderes comunitarios, de grupos, y redes sociales a lo largo y ancho de la Isla, pero no siempre se han relacionados de manera sistemática y visibles, mencionaré algunas con las cuales he participado y otras que conozco.
Fui miembro de la Cofradía de la negritud, creada por Néstor Mesa, su cofrade principal, que efectuaba sus actividades desde la Casa Comunitaria de la Ceiba, en el municipio Playa, que eran comentadas y publicadas por Tato Quiñones desde su boletín La Ceiba, fuente de obligada consulta para la historia de nuestro atípico movimiento. Tato y yo fuimos incluidos en la Cofradía como primer y segundo cofrades respectivamente.
Pertenezco al Club del Espendrún, formado por activistas comunitarios, artistas raperos, escritores y académicos, que ha realizado numerosos talleres para preparar y empoderar a mujeres como artesanas, peluqueras, muñequeras y en otros espacios laborales; además de impartir cursos sobre aspectos de nuestra historia o abordados de manera objetiva y amplia por nuestra historiografía.
Color Cubano, programa de la UNEAC, fundado por Gisela Arandia, jugó un importante papel mediante la transformación del solar La California, en un edifico de apartamentos y también al aglutinar un grupo de intelectuales que demandaron la representatividad étnica en los programas televisivos
La Red Barrial de Mujeres Afrocubanas, ha desarrollado desde el municipio La Lisa, similares talleres para el empoderamiento de la mujer. Este grupo se ha vinculado con organizaciones internacionales como se evidencia por el apoyo recibido para la realización de las cartografías sociales: a) Iroko el espíritu de lo sagrado. Identidad de la comunidad La Ceiba. Balcón Arimao, La Habana; y b) La Marina. Barrio. Identidad, Religion, y Tradición.
La Alianza de Unidad Racial, que asesora y difunde los derechos constitucionales entre las personas que solicitan asesoramiento de los abogados que la integran, presidida por Deyni Terry.
¿Hay diferencias entre las agendas antirracistas existentes? ¿En qué coinciden? ¿Tienen una índole ideológica?
Tomás Fernández Robaina: Las diferencias radican en que unas son más críticas al considerar que desde el punto de vista oficial no se toman medidas inmediatas para eliminar la no siempre sutil discriminación laboral y social; también demandan el incremento de la divulgación de las historias y hechos de los africanos y sus descendientes silenciados por la historiografía eurocéntrica tradicional del país. Otras olvidan la imposibilidad de la sociedad capitalista contemporánea para erradicar el racismo y sus secuelas.
Hay agendas opositoras a la Revolución que consideran la problemática racial actual como resultado de la no priorización de programas oficiales para atacar el racismo.
¿En qué medida interactúan con movimientos u organizaciones internacionales?
Tomás Fernández Robaina: Debido al interés de la Articulación Regional Afrodescendiente de América Latina y el Caribe (ARAAC), demandando la presencia de nuestros grupos antirracistas en los eventos antirracistas internacionales, asistimos al celebrado en Caracas en el 2011, donde se expusieron criterios que negaban la existencia del problema, y otros que explicaban los modos como lo enfrentábamos. El 20 de mayo del 2013, se constituyó y oficializó el capítulo cubano de ARAAC mediante la actividad organizada con ese fin en la Biblioteca Nacional, y se designó al Instituto Cubano del Libro como el órgano de relación oficial que lo atendería. Noble propósito no logrado por causas internas y externas muy complejas.
¿Cuál es su capacidad de comunicación con los distintos sectores de la sociedad?
Tomás Fernández Robaina: No creo que exista una capacidad de comunicación generalizada en el presente, aunque es evidente que cada grupo en el municipio y barrio donde radica tiene contactos con la población de esas comunidades. Pero hasta el momento no he tenido noticias que las actividades realizadas por ellos, se efectúen de manera sistemática y mancomunada con los sindicatos, centros de enseñanza media y superior. Justamente una de las debilidades que observo en la lucha antirracista es el no realizar con frecuencia acciones locales, provinciales y nacionales apoyadas por las organizaciones de masas y políticas como los CDR, los sindicatos, la UJC, y el Partido para estimularla, ampliarla y visibilizarla.
¿En qué medida ha podido influenciar en el campo de la política?
Tomás Fernández Robaina: No debe haber duda que en virtud de las acciones comunitarias desplegadas en nuestra sociedad, la presencia étnica de nuestros hombres y mujeres en los espacios televisivos, ha logrado una mayor visibilidad, conjuntamente con figuras y hechos de la historia silenciada de los africanos y sus descendientes, como resultado de una voluntad política no expresada de manera abierta pero se percibe y satisface a los que hemos batallado desde hace décadas para materializar esa finalidad.
¿Cómo solucionarlos?
Tomás Fernández Robaina: Pensar que veremos nuestra sociedad contemporánea libre del racismo, la homofobia, el machismo y de sus secuelas, prejuicios y discriminaciones en el brevísimo espacio de nuestras vidas es una quimera. Pero debemos mantenerla, y hacerla realidad, en gratitud de las luchadoras generaciones que nos precedieron, y en las que nos continuarán a través de los siglos forjando por convicción que el anhelado mundo mejor que todos deseamos es posible.
Para obtenerlo se requieren de metodologías docentes alejadas de la reproducción, consciente o no, de los males legados de la colonia y de la colonialidad. Aplicación sistemática y permanente, desde la enseñanza primaria hasta la universitaria de la historia ocultada por la historiografía eurocéntrica y racista, reproductora de los prejuicios contra los cuales aún luchamos. La incorporación de los medios masivos de comunicación mediante la visualización de los objetivos avances obtenidos como una forma segura de ganar la confianza y credibilidad de lo que se hace por parte de la población.
Carlos García Pleyán se nos ha ido sin avisar
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