“El siglo XX muestra un desgarramiento interior con la evidencia del fracaso del proyecto de la Ilustración. Ello conduce a la constitución de sujetos que tratan de salvarse del naufragio de la identidad cerrada y de los valores racionales por medio de creencias totalitarias, de las que el propio Walter Benjamin, filósofo judío y alemán, fue víctima. Así, a lo largo de su obra, podemos vislumbrar la concepción de un mundo moderno irremediablemente vacío, en donde la pérdida de nociones como lenguaje puro, aura, dios, narrador, han sucumbido frente a un mundo vuelto estado de excepción y sistema…”