lunes, 30-12-2024
Félix Guerra entrevista a Cintio Vitier sobre José Martí, con interrogantes implícitas desde hace mucho y suspendidas en la atmósfera finisecular de estos años. Se descubre en el diálogo que una mayoría de respuestas debían reformularse y que las interrogantes se reformulaban incesantes en un caldo de conceptualizaciones renacentista. ¿Es la posmodernidad lo que nos impele, como ayer fue la modernidad y antes los aires de cada ciclo de la historia? ¿La posmodernidad es solo lo que afirman que es, o es además y sobre todo lo que en cada latitud se quiere que sea, agregando y relegando, interpretando y priorizando, ya que ningún post, pasado ni futuro, es producto divino o previamente definido en laboratorios sacros de pensamiento?
Las transformaciones del tejido productivo del cine actual, presenta una imagen diametralmente distinta a la que se articuló en torno al eje lo moderno y lo nacional en el estadio del capitalismo industrial. Los acelerados cambios de las formas de producción, distribución y recepción a partir de los años ochenta, junto con las estéticas, voces y narrativas, nos supone repensar las epistemes cinematográficas que han organizado este devenir, para responder un relato sobre la totalidad cinematográfica, que la fragmentación teórica contemporánea se resiste a narrar.
“Hablemos de arte, de esas artes que llamamos plásticas, las que un día tenían la exclusividad de la plasmación de imágenes, de la pintura, la escultura, el grabado. Manifestaciones que, hurgando en el mundo en derredor, fijaban interpretaciones muy disímiles y fragmentarias de acuerdo con los intereses de la época. Exactitud en el detalle y formas dadas en contorno; corporeidad, búsquedas sensuales, texturas y matices generando masa; transparencia de una atmósfera, sentido de infinitud o de proximidad sorprendiendo la complejidad del escorzo y el entrelazamiento de las formas, planos transformadores de la visión del fragmento de vida, fueron conquistas del oficio como respuesta a la cosmovisión imperante en cada momento, convertida en esencias en clave mayor y en recursos para plasmarlas…”
“Los estridentes debates y profundos desacuerdos sobre política sanitaria, la maternidad de alquiler (de vientre o de útero), la investigación con fetos, la venta y compra de órganos para trasplantes, etc. constituyen síntomas sensibles de la circunstancia posmoderna, pues reflejan la existencia de concepciones morales arraigadas y contrapuestas y, por ende, la imposibilidad de una moral universal, es decir, compartida y válida para todas las comunidades morales. Se insiste en la necesidad de una bioética para el vínculo entre extraños morales: personas, o más bien comunidades humanas --judíos, católicos, protestantes, marxistas, liberales, budistas, mahometanos, etc.--, que no comparten los mismos valores y principios morales, pero que se han propuesto resolver sus controversias pacíficamente…”
Este estudio es parte de un esfuerzo más abarcador por determinar las políticas de la representación visual, y su relación con el discurso, en el contexto de la modernidad; investiga la relación entre el discurso colonial, asociado con la iconografía temprana de las Américas, y las formas contemporáneas de representación de los pueblos indígenas y los mestizos (etnicidad híbrida) en las fotografías noticiosas y los anuncios televisivos de los Estados Unidos. El análisis se concentra en la persistencia y relativa importancia de las prácticas culturales del primitivo período colonial en la perpetuación de las relaciones (neo)coloniales, así como su influencia en la articulación de contradiscursos en un sistema transnacional globalizado.
“En las últimas tres décadas de nuestro siglo, el mundo ha vivido momentos de profundos cambios en casi todas las esferas de la creación humana. Han cambiado las formas de hacer política, los modos de concebir el intercambio económico, los rumbos ecológicos de la sociedad y, por supuesto, también se han renovado los modos de hacer literatura. El teatro no ha permanecido ajeno a estas transformaciones globales; también participa y se contagia con estos tiempos que corren. Los dramaturgos, los teatristas tientan nuevos métodos y estilos de hacer teatro. Entre estos se encuentra la intertextualidad. ¿Cuál es su verdadero alcance dentro de nuestra creación teatral? ¿Quiénes, entre nuestros autores, han representado este recurso con mayor éxito u originalidad? ¿Significa esta actitud la disolución, la pérdida definitiva de la autoría? ¿Cuáles han sido las experiencias de nuestros dramaturgos, directores y críticos a la hora de asumir tal fenómeno?...”
Cuba fue probablemente uno de los primeros países hispanoamericanos, y de lo que hoy llamamos Tercer mundo, en establecer un vínculo identificador de la modernidad con el modelo social estadounidense, al extremo de que las modernas sociedades europeas apenas fueron tomadas como los ejemplos por seguir. Estos apuntes constituyen una primera y parcial reflexión acerca de los proyectos cubanos en torno a la modernidad hasta el presente, cuando no solo es imprescindible para asumirnos como nación en el mundo globalizado de hoy, sino cuando es asunto clave para el futuro del país.
La aparición de la fotografía en el panorama insular del siglo XIX estuvo asociado a los engañosos conceptos de progreso y desarrollo eurocéntricos, en tanto la técnica participó de los nuevos paradigmas modernos y de las paradojas de la colonialidad en Nuestra América. La exploración del universo del otro, mediada por la presencia de la cámara, propició que las rutas de los fotógrafos viajeros se extendieran por todo el continente americano: el mundo indígena, la esclavitud, la arquitectura de las principales ciudades antiguas y modernas, las plantaciones azucareras, las guerras y sus héroes. Especialmente, el universo de las plantaciones y la esclavitud se convirtieron en temas centrales de la relación modernidad-colonialidad en el Caribe. El anverso de la esclavitud fueron el cimarronaje y las formas de resistencia cultural, los cuales también se convirtieron en temas excepcionalmente abordados por la fotografía etnológica de la época. El fértil campo de desarrollo que proponía la fotografía atrajo numerosos artistas extranjeros a las islas hispanas, quienes legaron una considerable y contradictoria compilación de imágenes de la sociedad del siglo XIX, tales como los repertorios visuales legados por el científico francés Henri Dumont y el diplomático inglés Harry Hamilton Johnston.
“Historia, literatura, periodismo, novela, testimonio, fiction y non-fiction, realidad e imaginación, realismo mágico y lo real maravilloso. He ahí el tema y todos los temas, he ahí el estilo y todos los estilos, he ahí los géneros y todos los géneros. Los límites, las fronteras, las oposiciones, se rompieron, se disolvieron en nuestra modernidad, si es que alguna vez existieron en la historia de la creación del hombre. En todo caso postulo que si hay alguna diferencia es de calidad, de penetración, de permanencia…”
“El cine cubano llega, de pronto, a la modernidad en los años 60. Es decir, en esos años en que el mundo intenta restablecer el equilibrio entre el alma y el cuerpo. Entonces se entendió lo espiritual no solo como refugio en sí mismo, ni mucho menos como parcela al margen de las realidades de la vida. La dignidad, el decoro, la solidaridad, las virtudes, llegaron a convertirse en algo útil”. Este texto intenta “explorar el cine cubano deteniendo la mirada en algunos aspectos de la modernidad”, y se limita al largometraje de ficción. Algunos de los criterios con los cuales se analiza la ficción seguramente podrían ser aplicados al resto de la producción, tanto la de fuera como la de dentro del ICAIC…"
(Premio Temas de Ensayo 2001, en la categoría de Ciencias sociales)
“La racionalización de la sociedad moderna, en la medida que aparenta dar forma al sentido común, y la tecnificación de la vida humana, parecen dejarnos el desafío de cómo no reducirnos a una maquinaria más dentro de la cadena de sistemas cada vez más especializados y específicos en un contexto de homogeneización, uniformización y consiguiente pérdida de libertad; preocupación que permeó los intereses de la teoría crítica hace algunas décadas. De la misma manera, la racionalización de la cultura moderna deja el desafío de interrogarnos cómo puede mantenerse integrada una sociedad en un contexto de creciente fragmentación, de multiplicidad, de relativismo y pérdida de sentido…”
(Premio Temas de Ensayo 2003 en la modalidad de Humanidades) “Aunque la abundancia de textos que examinan al cine cubano pudiera sugerir lo contrario, no existe entre nosotros una verdadera diversidad de enfoques historiográficos. Quiero decir, hay abundancia de libros y artículos, mas todos se parecen en aquello que enuncian, resultado de que casi todos han escogido el mismo método para aproximarse a los hechos. El grueso de nuestros estudios sobre cine cubano prescinde de la especulación teórica, y le concede la máxima y única jerarquía de valor a la apreciación fáctica, como si el dato en sí fuera capaz de avalar «científicamente» aquello que se intenta describir o demostrar...”
“El mundo contemporáneo es simultáneamente uno, diverso y desigual. Es uno, nos guste o no, por la «fuerza de las cosas», es decir, por esa potencia que caracteriza al capitalismo («el mercado», para llamarlo con el término vulgar, aproximativo y ambiguo mediante el cual el discurso dominante califica al sistema-mundo), de integrar, aunque sea en la desigualdad, a todos los pueblos de todas las regiones del mundo en un sistema dominado por una misma lógica dominante. Lo que llamamos hoy «globalización», o sea, esta integración, sin ser verdaderamente un hecho nuevo, es la expresión de esta realidad…”
(Entrevista con Gianni Vattimo, profesor de Filosofía en la Universidad de Turín, Italia)
“El lector de estas páginas se percatará de que los tópicos abordados recorren precisamente hitos importantes de su obra, que él explica y contextualiza con claridad. El entrevistado entra de frente, o apenas roza a veces, temas altamente polémicos. La presencia de estos asuntos no es un hecho fortuito, ni el resultado de la dinámica imprevisible del diálogo, sino parte esencial del propósito de esta entrevista”.
“El estudio de la historia del pensamiento lleva al análisis de los contextos concretos en que este se origina y despliega, así como su compleja diversidad. Es posible constatar la existencia de pensamientos y proyectos societarios hegemónicos, que representan formas de organización humana correspondientes a un determinado desarrollo de las fuerzas productivas. Del mismo modo, y coexistiendo con estos, se encuentran concepciones alternativas que expresan los intereses de nuevas clases emergentes, pero aún no hegemónicas, así como los enclaves y concepciones residuales del antiguo régimen. El abordaje del liberalismo, como concepción ideológica y proyecto histórico, no escapa a sus previas determinaciones, que se tornan imprescindibles para comprender el devenir de la sociedad capitalista y una nueva época histórica: la modernidad…”
“En lo que concierne a la comprensión del método lógico-dialéctico del materialismo filosófico, la conclusión de Lenin sigue siendo certera y vigente hasta el día de hoy. La cuestión rebasa con creces los límites de nuestras subjetividades individuales, de la erudición y el talento demostrados, del prestigio académico justamente ganado y reconocido. Se trata de un tema lo suficientemente complejo para haberse apagado, a merced del tiempo, en el interés de la comunidad científica. Es, por demás, una tarea digna del mejor organizado esfuerzo transdisciplinario…”
(Síntesis de dos capítulos del libro Sociedad civil y poder en Cuba. Colonia y poscolonia, Siglo XXI, Madrid, 2006).
“Después de 1898, y con más amplitud desde 1902, bajo el régimen constitucional, la posibilidad de expresar opiniones propias, de actuar e incluso desafiar el poder desde asociaciones voluntarias se amplió, venciendo hábitos y restricciones legales. Durante la primera intervención norteamericana y las dos décadas iniciales de la República, el país gozó de una amplia libertad de expresión, reunión y asociación; la prensa se desarrolló sin demasiados frenos y se multiplicó el número y la variedad de sociedades, ampliándose a los veteranos de las guerras, a las sufragistas, a las iglesias, a los trabajadores, etc. Los periódicos, las revistas, los libros, se convirtieron en portavoces e instrumentos de confrontación...”
“El desarrollo de la sociedad civil en Cuba se ha convertido en un tema bastante debatido. Para muchos, y especialmente para los grupos de derechos humanos, las organizaciones de disidentes representan su resurgimiento y un intento por parte de las autoridades cubanas de invalidarla; mientras que los de la izquierda alegan lo contrario. La cuestión va mucho más allá. En el estudio que presento se aborda el contexto del desarrollo de la sociedad civil en Cuba, a partir del surgimiento de grupos revolucionarios en su seno, a raíz de la revolución de 1959 hasta la actual oposición, auspiciada y financiada por los Estados Unidos, al gobierno comunista…”
“El equilibrio entre el uso comunitario del espacio público y la expresión de valores estéticos en los atributos arquitectónicos y urbanísticos, fue una de las características básicas de la ciudad colonial, que perduró hasta el siglo XIX. A inicios del siglo XX, la monumentalidad ecléctica cambió la escala de la centralidad, adaptada a los nuevos rituales establecidos por las élites locales…”
El discurso de la modernidad sobre el desarrollo es una verdadera falacia y, por tanto, (re)pensar el desarrollo desde el sur y desde lo rural impone una deconstrucción sobre las ideas eurocéntricas, para ubicarnos desde otras epistemologías y prácticas, incluida la fractura que coloca una lectura feminista, que permiten la re-configuración de cómo pensamos el desarrollo rural y las ruralidades fuera de los márgenes del legado de la Revolución Verde.
Este texto intenta apreciar la labor de José Martí en el mensuario La América a partir de los rasgos generales del proceso de modernización de la prensa. Igualmente explora el entramado periodístico de la época y como este fue visto por los modernistas, quienes suelen desdibujarse en muchos análisis sobre tales contextos.
El autor expone el papel de la religión en la conformación de la modernidad occidental, como una cultura con una cosmovisión particular y un determinado esquema valorativo. Luego establece cómo esos valores transformaron las prácticas sociales y religiosas; y finalmente, expone las características que, desde esta perspectiva de análisis, debería tener el catolicismo latinoamericano.
El trabajo se refiere a la metrópolis como sede del proceso de fragmentación permanente que caracteriza a la modernidad. El tema se examina mediante la presentación de tres casos. En el primero se alude a la emergencia de la novela policial en el Londres victoriano como un mecanismo sublimado de articulación de esos fragmentos. En el segundo se toma uno: un cambio en la moda femenina, mostrándolo como la punta de una de las olas innumerables del océano siempre móvil del proceso de transformación. Por último se describe la aparición de un nuevo modelo de manipulación de la fragmentación —el montaje— y su influencia en una diversa aproximación a la modernidad misma.
Se analiza la universalización como un imperativo de la modernidad occidental expresada en la expansión de formas capitalistas de la economía, y en la invisibilización de los mecanismos históricos de colonización y colonialidad que sostienen la formulación de universales abstractos.
A la luz de tres icónicos filmes –Eternal Sunshine of the Spotless Mind, The Truman Show y The Matrix–, los autores intentan dibujar una suerte de «ruta» que nos conduce por diferentes estadios epistemológicos del sujeto posmoderno, y vislumbran una paradoja interesante: si bien el cine puede ser un aliado óptimo para reproducir y legitimar una ideología enajenante y esencialmente fragmentaria, es también un campo fértil para la confrontación y el análisis de esos mecanismos; una vía para desnudar los procesos sociales que se generan a partir de su impacto.
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