“Aún existen en Brasil cerca de dos o tres millones de campesinos sin tierra, provenientes en su mayoría de propiedades rurales expropiadas por los agronegocios o en virtud de deudas bancarias y comerciales. Su conversión en pequeños productores agrícolas efectivos enfrenta la resistencia de la burguesía agrícola, así como la de los remanentes del antiguo latifundio y la del conjunto de la burguesía…”