Partiendo de ciertas intuiciones no resueltas que Eisenstein tuvo a lo largo de su carrera y que ponen de relieve las características de su original mentalidad, se establece el desarrollo que experimentan las formas visuales hasta alcanzar la complejidad contemporánea en el seno de la forma interfaz, entendida como el último de los modelos mentales que han jalonado los cambios de la cultura y el pensamiento de Occidente. La interfaz como imagen del pensamiento actual permite conceptualizar las correspondencias entre el sujeto y la tecnología que se producen en el ámbito de los diversos dispositivos contemporáneos relacionados con la imaginación.