“Los historiadores acudimos de manera invariable a los tropos de la literatura para construir nuestro discurso. Usamos metáforas, símiles, hipérboles, sinécdoques, metonimias y prácticamente todas las figuras literarias del repertorio de los poetas y los narradores. De hecho, no hacemos otra cosa que apelar a los recursos expresivos del habla cotidiana y a las figuras arquetípicas de la narración literaria: épicas, satíricas, trágicas, cómicas. La presencia de los tropos y géneros expositivos literarios en la obra de los historiadores estimuló la elaboración de una teoría formal sobre la historiografía…”