“De manera general, la conversión de un hábitat natural en área para la agricultura provoca que especies de plantas presentes de forma natural sean remplazadas por un número pequeño de especies introducidas. Además, la fauna silvestre se ve desplazada y se eliminan insectos y microrganismos por la acción de los pesticidas. También ocurren cambios en el funcionamiento del ecosistema, especialmente en el ciclaje y almacenamiento de energía y nutrientes, así como en la percolación y el almacenamiento del agua. No obstante, todos los tipos de conversión de hábitat no son igualmente dañinos, y algunas áreas con prácticas agrícolas tradicionales pueden llegar a contener hasta 50% de la diversidad de especies…”