“La tesis de este artículo es que la integración económica, más allá de esquemas de uniones aduaneras o áreas de libre comercio, y de la creación de comunidades como espacios económicos productivos, comerciales y financieros, requiere un orden institucional y normativo complejo, además de un proyecto político-cultural de identidad compartido. Es decir, la integración económica requiere un cambio de paradigma que viabilice la construcción de un terreno político-cultural compartido, además de una institucionalidad jurídica y económica regional compatible y coherente. En tanto estas dos grandes dimensiones no se desarrollen, y se organicen congruentemente, no se adelantará significativamente en un proyecto de integración caribeña…”