domingo, 13-10-2024
"¿En qué medida el componente popular en marca la construcción nacional? ¿Hasta qué punto entre los ingredientes de la nación se encuentran elementos que pudieran considerarse negaciones del nacionalismo, no solamente políticas e ideológicas, sino culturales en un sentido integral, y que de cierta manera resultan contradictorias con una concepción de defensa de lo nacional? ¿En qué medida los representantes de sectores antinacionales son parte legítima, aunque negativa, de la nación? ¿En qué medida la nación misma es una construcción histórica que los involucra o los segrega?
Este ensayo centra el análisis en la obra de varios autores llamados «cuban-americans», por ser en los Estados Unidos donde el choque de las lenguas ha conducido la necesidad de elección a su punto crítico; en esa región de «crisis» de la identidad, se atraviesan visiones que van desde su negación hasta su recuperación, o la dialéctica de aceptación/rechazo de las culturas en conflicto. Para esos autores, la cuestión de la identidad está en un conflicto de elección entre los valores de dos culturas, la mayoría de las veces opuestas: aquella de los padres, cuya transmisión se produce casi siempre a través de la memoria familiar, donde el pasado ha sido sacralizado; y la del lugar de residencia, cuya influencia llega desde todas partes -escuela, medios de difusión masiva, comunicación cotidiana- y es, por así decirlo, una entidad "viva".
“Aquello que llamamos nación —aun en las más diversas acepciones— es solo una de tales formas de agrupamiento; ello presupone que en una misma sociedad pueden originarse otras diferentes. Porque la nación se manifiesta en una sociedad específica, pero no se le identifica de manera absoluta, aunque ambas se correspondan condicionadamente. La nación, así entendida, la que adscribimos al gentilicio cubano, es en su inicio parigual de la que surgiera, como resultado de un proceso muy definido, por vez primera hace más de dos centurias en algunas comunidades del área que ahora nombramos, en términos de geografía política, como Europa occidental...”
“La identidad nacional o la conciencia de mismidad de los pueblos es objeto de estudio de las más diversas disciplinas. La historia, la sociología, las ciencias políticas y la psicología son algunas de ellas. Dentro del contexto de la psicología son muchas las especialidades y las formas de aproximación al fenómeno. Los psicólogos nos interesamos por la identidad nacional a la luz de los actuales acontecimientos en especialidades como personalidad, etnopsicología, etnopsicoanálisis, antropología psicológica, psicología cultural, psicología transcultural, psicología política y social, psicología comunitaria y de las minorías, psicología del desarrollo y otras aproximaciones…”
“La identidad no es una categoría metafísica, que pueda definirse de una vez y por todas, o pretender que la cuestión de la lengua podría zanjarse apelando a rancios argumentos de autoridad o, a la inversa, a tácticas de francotirador. Estas últimas consistirían en ocultar el problema de las fronteras nacionales detrás de las murallas de los ghetos o en el horizonte ilimitado del ciberespacio, o bien en citar a un puñado de autores que, por elección u obligación, decidieron no escribir en sus lenguas maternas o hacerlo en idiomas distintos al hablado por la mayoría en sus países de origen. Que un clásico de la literatura inglesa como Conrad naciera en Polonia, o que Kafka, judío oriundo de Praga, haya escrito toda su obra en alemán, o que el otro Heredia --el célebre autor de Les Trophées- haya nacido también en Santiago de Cuba, no bastan para refutar -ni para contradecir, siquiera- la arraigada e incitante noción de que la patria mayor del escritor es su lengua, el idioma en que escribe...”
“Dos imágenes opuestas la del «exiliado dorado» y la del «gusano sucio» han dominado la literatura popular y académica sobre los inmigrantes cubanos en los Estados Unidos. Periodistas y estudiosos estadounidenses suelen ver a los cubanos como una versión moderna del sueño norteamericano. A despecho de las muchas evidencias contradictorias, el mito del exiliado dorado está firmemente enraizado en la opinión pública norteamericana, en los círculos formuladores de política y en las investigaciones académicas. Tal criterio subraya, por lo general, que los cubanos vinieron a este país como exiliados políticos que tratan de librarse del comunismo, más que como emigrantes económicos en busca de mejores oportunidades de trabajo…”
Este artículo, que utiliza la vía de la investigación musicológica y textual, es un ensayo interpretativo sobre la historia de la música cubana en los Estados Unidos. El autor bosqueja la relación de esta historia con la música norteamericana; examina cómo utiliza la comunidad latina en el más amplio sentido del término los estilos de origen cubano; indaga el impacto de la fuerza del mercado sobre los músicos; y argumenta la ubicación de esta música en el espectro de la cultura musical popular norteamericana.
"Miami nunca ha sido una comunidad monolingüística, puesto que regularmente atrae a inmigrantes de diversas procedencias étnicas y lingüísticas. Sin embargo, ninguno de esos idiomas cumplían funciones públicas importantes y estaban generalmente relegados a contextos íntimos intraétnicos. Esta situación ha cambiado considerablemente en los últimos treinta años. Es en la actualidad un centro urbano bilingüe y bicultural donde el uso de un idioma que no es el inglés no está confinado a los hogares hispánicos y a los pequeños mercados locales. Este artículo describe y analiza el uso del inglés y del español por los cubanos, en público y en privado, y examina las fuerzas que promueven la preservación del español en oposición a un cambio hacia el inglés..."
“1980: oleada de inmigrantes desde el puerto del Mariel. La mayoría viene a vivir a Miami, la ciudad con la segunda mayor población cubana del mundo, solo después de La Habana. Una parte importante de los que llegaron era gay. Con los años surge un debate sobre el número exacto de homosexuales y los cálculos fluctúan entre 1 500 y 30 000. Independientemente de la cifra exacta, la población gay desempeña un papel evidente en la formación de la opinión pública en torno al Mariel y en la manera en que los medios de difusión informan sobre la situación. Desde Cuba, se utiliza su presencia entre los que deseaban salir para caracterizar negativamente como escoria a todos los cubanos que participaron en la migración. Los cubanoamericanos se preguntan qué va a ser de su impecable reputación en el país que los ha recibido…”
“Si el teatro se afirma por excelencia en la contradicción y la diferencia, ¿cuál no será su condición y su desenvolvimiento en medio de una sociedad que impulsa (y participa de) constantes transformaciones y vive una existencia convulsa? La escena cubana refracta los avatares esenciales de la vida de la nación y es eco de las más significativas ideas, en activo y polémico debate con su tiempo. Existe un vínculo entre la escena y el destino de la nación, que se ha mantenido con altibajos y variantes de carácter dialéctico o coyuntural a lo largo de la historia cubana y que alcanza su clímax con la culminación del largo proceso de luchas que tiene lugar con el triunfo revolucionario…”
“El término “cultura de resistencia”, por lo general, no se encuentra claramente definido en los estudios de autores latinoamericanos, sino diluido en los análisis del problema de la identidad, la liberación, la cultura política, etc. Con frecuencia se hace referencia a la resistencia como acción, confundiéndola con momentos de supervivencia. Se valoran aspectos particulares de la resistencia, manifestada en todas las esferas de la vida social (resistencia política, económica, armada, ideológica, etc.); pero se encuentra menos el enfoque que la caracteriza como un esquema de pensamiento, como proceso cultural, aun en formación…”
Conferencia inaugural del Curso Superior de Literatura cubana, realizado en la Universidad de Alicante, España, en julio de 1998. “Al hallarnos pues, en el orden literario, «en busca de nuestra expresión», los cubanos, conscientemente o no, perseguimos una expresión que no es solo individual sino colectiva: perseguimos (con mayor o menor intensidad, con mayor o menor acierto) la consolidación de la colectividad que somos…”
“La búsqueda de «lo cubano», misión implícita o explícita, oculta o proclamada, ha sido esencia de nuestra literatura y demás artes. Pero no nos empeña ahora una antología del canto a la cubanidad como tema o asunto. Lo más inmediato es siempre la primera refracción de la mirada, para una vez hallada la lisura de la pared, el verdadero intento del hallazgo es la penetración, el triunfo sobre la resistencia, del paisaje epidérmico…”
El tema de este panel es la cultura popular, especialmente el impacto de la globalización en ella y en la identidad. Se analizan diferentes principios que se deben tener presentes en el trabajo comunitario, como la participación real y efectiva de la comunidad, el respeto a la cultura local y también a los modelos culturales y a la diversidad, y cómo influyen en el desarrollo de la cultura popular las nuevas dinámicas económicas y sociales, en la Cuba de los 90.
“Se afirma que, si bien en cada país los inmigrantes han sido incorporados al sistema social, educativo, laboral y político de diferente manera, al no ser ciudadanos por nacimiento en un territorio nacional y no compartir la identidad cultural mayoritaria, se mantienen políticamente marginados. Ante los crecientes flujos migratorios hay dos dimensiones de este tema. Una es si es posible excluir y marginar de derechos a quienes no han nacido en el Estado-nación; la otra, si se considera que quien decide emigrar de su país de origen pierde sus derechos políticos, a pesar de que en muchos casos mantiene con él fuertes vínculos sociales, culturales y económicos. Estas interrogantes corresponden a los desafíos filosófico-políticos de un mundo globalizado, pero sobre todo representan un cambio profundo en la definición de membresía política…”
“La decisión de emigrar y la condición de emigrado se convirtieron durante muchos años en la entrada a una zona marginal innombrable que no tenía cabida dentro de la Revolución. De hecho, ya estaba fuera, incluso geográficamente. Las circunstancias históricas nos jugaron una mala pasada y cobraron en este asunto un sentido negativo, afectando a instituciones básicas de la sociedad, como la familia, y provocando la fragmentación de la identidad cultural, la misma identidad que el proyecto cinematográfico nacional se proponía rescatar y redimensionar. Si bien varios largometrajes también se acercaron, aunque de manera anecdótica, al tema de la emigración en estos años; y algunos con implicaciones mucho más sugerentes, interesantes y de una profundidad sorprendente, en realidad, en treinta años de cine cubano revolucionario la problemática de la emigración solo aparece como tema central en una sola película de ficción…”
“A medida que comenzamos a analizar Fresa y chocolate como película, se hace evidente que es una obra compleja, tanto desde el punto de vista textual como contextual. Remite simultáneamente a un discurso doble, el autoral y el nacional. Abarca, al mismo tiempo, lo individual y lo colectivo, postura definida tradicionalmente como auteurista y que también ha solido lidiar con el tema de la identidad. De hecho, se puede seguir la relación cambiante entre el auteurismo y lo nacional, a través de las obras de Alea, desde la posición adoptada en Memorias... —en la cual el director aparece ligado a las actividades oficiales— hasta Fresa y chocolate, por tratarse de una coproducción cubano-mexicano-española. Es necesario entender ese proceso de transformación como parte de los cambios históricos de la institución cinematográfica en la región y no como un fenómeno exclusivo de este cineasta cubano…"
“¿Cómo explicar el éxito global de Buena Vista Social Club? Se calcula que, en términos de ventas e interés publicitario, no hay disco o filme comparable en la historia cultural cubana. Las nominaciones y premios internacionales que ha recibido ya suman unos treinta, entre ellos el de finalista en la categoría de mejor documental para el Oscar. La cinta cinematográfica también ha motivado más de una centena de reseñas en Europa, los Estados Unidos y América Latina, todas ellas extraordinariamente laudatorias, aunque en su mayor parte solo atestiguan una sensación de encanto que nunca llega a dilucidarse por completo. Cabe preguntarse cuál sería la mejor forma de acercarse a un fenómeno tan súbito y de tal magnitud. ¿Existe una estética o política cultural capaz de apreciar sus complejidades culturales y comerciales, tanto en el contorno nacional como en el transnacional?...”
“Basta mirar alrededor para darnos cuenta de que, hoy en día, constantemente se están poniendo en discusión temas de identidad. Estos temas tienen que ver con necesidades y políticas institucionales, y con decisiones importantes. Pero hay una razón más universal y general para fundamentar el interés en ella. No solo se trata de una necesidad cognitiva (hacer y conocer nuestro lugar en el mundo) y práctica (por urgencias económicas, políticas o sociales); es también una necesidad existencial. Se ha podido constatar, por la simple evidencia empírica de las alteraciones psicológicas que produce su desestructuración, represión, manipulación extrema, cambio súbito o destrucción intencional, que la identidad, ha sido y sigue siendo una necesidad para las personas y los grupos humanos, al menos por ahora, en nuestra cultura y para las generaciones actuales…”
“Más de cuarenta años de cambios radicales en Cuba, como resultado de la Revolución de 1959, y más de treinta de existencia de ascendentes comunidades de emigrados cubanos en los Estados Unidos, así como en diversos países —España, Venezuela y México, entre otros—, en menor medida y tiempo, han provocado un importante proceso de inclusiones y exclusiones en la identidad cultural cubana, que no siempre se reconoce por las partes involucradas. La reinterpretación y reconceptualización de la identidad cultural cubana, en todas sus dimensiones, es una necesidad teórica y práctica, en Cuba y en su diáspora…”
“Probablemente uno de los puntos en los que existe, en la actualidad, un mayor acuerdo, sea el de que eso que solemos llamar actividad política debe tener lugar en el marco de la democracia. El acuerdo es tan grande como sorprendente. Porque, sin entrar ahora en su análisis, resulta llamativa la constatación, llevada a cabo por reputados científicos sociales, de que en todo el mundo sectores procedentes del autoritarismo conservador más antidemocrático están asumiendo el modelo de la democracia —aunque, eso sí, sin abdicar de su pasado. En cierto modo, pues, podríamos decir que la cuestión política ha terminado, en el mundo de hoy, por identificarse con la cuestión democrática…”
“La problemática que abordaremos en este trabajo posee dos caras. La primera y principal tiene que ver con un conjunto de creencias, imágenes, símbolos y metáforas modernas acerca de la vida, la identidad, la otredad y el lugar de lo limpio y lo blanco, en contraposición a lo bajo y oscuro, pero también a lo sucio. La segunda se fue cribando desde el campo de las culturas subalternas, y logró resemantizar o carnavalizar los sentidos estigmatizantes de los discursos y creencias higienistas y escatológicas de nuestras burguesías y oligarquías latinoamericanas…”
“¿Hablamos del mismo travestismo cuando nos referimos al fenómeno en Cuba que al ubicado en otro contexto y cultura? ¿De qué transformismo se trata? ¿Existen transexuales en nuestro país? ¿Dónde están los límites entre unos y otros, visto el fenómeno desde la apariencia física y conductual? Y, finalmente, ¿qué elementos nos hacen sostener la hipótesis de que todos comienzan a constituir un grupo de identidad social dentro de la Cuba actual? Para las autoras de este trabajo, el fenómeno no debe ser estudiado desde la homología con estudios foráneos. La psicología y las demás disciplinas implicadas deben tener, en nuestro país, su propia respuesta al tema. Con la investigación sobre la que descansa el presente artículo, no pretendemos dar esa respuesta. Apenas comenzamos a abrir interrogantes y a explorar un fenómeno que se nos revela más rico a cada paso…”
“El concepto de “movimientos sociales” originado en los años 60 y los 70, incluye desde los movimientos contra la opresión de la mujer, los negros, las lesbianas, los gays, hasta los relacionados con la ecología, el desarme y otros. La idea de que solo quienes sufren una forma específica de opresión son capaces de definirla o de luchar contra ella, es medular en esta estrategia para el cambio social, que recientemente ha sido llevada a sus últimas consecuencias mediante el desarrollo del concepto de «política de identidad». Según este razonamiento, se deduce que cada grupo de oprimidos debería poseer un movimiento propio, inequívoco y separado que, por tanto, tiende a organizarse sobre bases de «autonomía» e independencia, entre ellos mismos y respecto al movimiento socialista. También manifiestan la tendencia a organizarse con independencia de las diferencias de clase. Pero esta lógica es errónea…”
“El poder patriarcal ha tenido una estructura y una manifestación social y simbólica muy compleja, la que si bien está atravesada por el cordón umbilical de la oposición de lo masculino/femenino, al mismo tiempo funciona a partir de otras coordenadas de notable incidencia en lo que se refiere a la adjudicación de los lugares de dominio y de subalternidad. Coordenadas entre las que me interesa destacar, por la profunda relación que guardan con la dinámica de familia, las relativas al grupo cronológico, al aspecto étnico-cultural y a la identidad de género de los sujetos que integran aquella…”
“En años recientes, ha ocurrido una verdadera explosión discursiva con respecto al concepto de «identidad», en el mismo momento en que ha sido sometido a una aguda crítica. ¿Cómo se explica esta paradoja? ¿A quién le hace falta continuar el debate sobre la «identidad»? Hay dos formas de responder esta pregunta. La primera es distinguir lo que hay de característico en la crítica deconstructiva a la que han sido sometidos muchos de estos conceptos esencialistas. A diferencia de las formas de crítica enfiladas a sustituir conceptos inadecuados por otros más «verdaderos», o que aspiran a producir conocimiento positivo, el enfoque deconstructivo pone conceptos claves «bajo el borrador». Esto indica que, en su forma original y no reconstruida, ya no son útiles como «herramientas para pensar»…”
“El XIX fue el siglo en el que se definen los primeros géneros musicales cubanos, a la vez que los indicios de un nacionalismo musical, que en la segunda mitad del siglo queda totalmente consolidado, representado por los compositores Manuel Saumell, José White, Nicolás Ruiz Espadero, Ignacio Cervantes y Miguel Faílde. La contradanza y el danzón fueron sus elementos germinadores…”. El artículo aborda la creación y las características de los géneros musicales del siglo XIX y la primera mitad del XX: habanera, contradanza, danzón, guaracha, rumba, son, bolero, mambo, chachachá y mozambique.
“Heredada de la ancestral Europa, aún en las dos primeras décadas del siglo XX la música de concierto creada en Cuba mantendría el apego a las normas estéticas procedentes del romanticismo europeo finisecular, aunque algunos compositores ya manifestaran expresiones de acento nativo. Sin embargo, una vez terminada la Primera guerra mundial, se produjo en el pensamiento intelectual cubano una vertiente de afianzamiento de la identidad cultural como coherente reflejo del resurgir de la conciencia nacional. Tradición, modernidad, folklorismo, asimilación foránea, exclusión, integración, entre otros, fueron términos alrededor de los cuales, a modo de puntos de referencia, comenzó a girar desde entonces el problema fundamental de la cultura cubana: la definitiva afirmación de una identidad propia desde el modo de expresión contemporáneo…”
“Una visión sistémica de la cultura debe concebir al ser humano como una entidad que existe también en el espacio social. Este enfoque permitirá analizar las interacciones que se producen entre culturas y seres humanos, tanto en el interior de un espacio como en su relación con sujetos ubicados en otros. Cualquier análisis acerca de la cultura (musical en este caso) que pretenda ser esclarecedor, debe partir también de esa premisa, pues toda cultura musical lleva en sí misma «objetivadas» las dinámicas socioculturales que caracterizan al tipo de comunidad donde el sujeto creador de la cultura desenvuelve su vida…”
A partir de sus viajes entre Italia y Gran Bretaña, y visitas a Cuba, el autor intenta entender la posición de la música cubana vista desde Europa y su relación con los mercados musicales y los diferentes públicos del mundo y su posible inclusión en la categoría world music.
“Definir la timba es una tarea harto difícil, pues no se escribe con notas musicales. Se trata más bien de una combinación de estilos musicales, de tendencias creativas en las que imperan tres fuentes sonoras principales: el jazz, fundamentalmente el latino y el afrocubano; la rumba y, más que todo, lo que algunos musicólogos y rumberos hoy definen como rumba guarapachanguera; y el complejo del son en toda su extensión. Por eso en su ejecución funciona más un libre albedrío organizado que la inspiración aleatoria, como muchos pudieran pensar…”
El autor expone algunas ideas a las que ha ido arribando sobre el quehacer de una zona de la música cubana (que él llama canción cubana contemporánea), insertada en el nuevo pensamiento sociocultural surgido en el país durante el decenio de los 80 con la irrupción de quienes habían nacido en los 60 a los primeros planos de la actualidad nacional.
“El siglo de las luces «suena», como sin lugar a dudas suenan, aunque de diferente manera, todas las novelas de Alejo Carpentier, unas más que otras, por supuesto”. El autor ha conformado un corpus en el que se incluye todo lo que pudiera servir para tener una idea de la «banda sonora» de la novela, sin los diálogos de sus personajes. El estudio de esta banda sonora le ha permitido, además, proponer algunas hipótesis, que se explican en este artículo.
“La diversidad en sí misma puede ser fundamento tanto de una genuina unidad de acción desde lo local, de construcción de la alternativa desde abajo, como base de conflictos en la vida cotidiana que se diriman negativamente en favor de la dispersión y la atomización. En consecuencia, surge la necesidad de pensar cómo promover prácticas que permitan visibilizar y concientizar la diversidad, a la vez que se fortalezca, sobre dicho reconocimiento, la ética de la articulación entre los diversos actores, el principio de integración táctico y estratégico, y la unidad sociopolítica consensuada, necesaria al proyecto de emancipación social y dignificación personal, en capacidad de desafiar al orden neoliberal mundializado…”
“A partir de los años 80 del siglo XX, no pasa un año sin que se estrenen diez o veinte cortos y largometrajes, documentales o ficciones, con tema gay. La crítica internacional reconoce que, por primera vez en la historia, existe una sustantiva presencia de gays y lesbianas en las pantallas, pues hasta ahora, y salvo escasas excepciones, el personaje homosexual se veía reducido a lo secundario, y por lo regular se le enmarcaba en tres roles reconocibles: máscara paródica y risible, víctima propicia e inerme, o engendro amoral y morboso propenso a cualquier exceso. De todos modos, ya desde los años 50, se percibía la creciente presencia de lo gay en diversas esferas de la vida social y artística de muchos países...”
(Síntesis de la relatoría del III Encuentro de Turismo Cultural-NAyA, Buenos Aires, 2003) “¿Qué está pasando con el turismo? ¿Qué impactos ocasiona en la sociedad receptora? ¿Qué pasa en las sociedades emisoras que generan las condiciones para que el turista frecuentemente se comporte como un predador cuando sale de su medio? ¿Existe intercambio cultural entre visitante y visitado? ¿Cómo reaccionan las poblaciones anfitrionas a los diferentes tipos de turistas? ¿Cuáles son los mitos construidos en torno al turismo? ¿Puede el turismo contribuir con la preservación del patrimonio? ¿Cuáles son los efectos del turismo en las identidades locales?...”
“¿Es el turismo un factor que ha relegado al Caribe a la función pasiva de espacio de ocio para una parte de la población de las naciones industrializadas? ¿O la expansión del turismo debe ser entendida como un éxito caribeño en el terreno de una activa competencia internacional por la localización de nuevos centros de consumo en el mundo, en uno de los segmentos de mayor escala y dinamismo de las industrias culturales? ¿Corona el turismo estrategias de desarrollo nacional o es un resultado residual de estrategias transnacionales de acumulación? No tenemos respuestas acabadas para estas preguntas; sino apenas algunas hipótesis, pero nos parece que identificar las que pudieran ser las interrogantes correctas contribuye a esclarecer los problemas…”
“Como destino turístico, el Caribe desarrolla básicamente la vertiente recreativa en torno a la explotación de los recursos playeros, junto a la práctica, en los principales destinos de la región, del turismo de enclave. También se desarrollan el turismo de negocios y convenciones y el familiar. Se ha ido ampliando y fortaleciendo paulatinamente la oferta turística, aunque de manera desigual entre los distintos países y territorios. Existen diferentes niveles de disponibilidad, calidad y costos de los productos y servicios turísticos en los polos de la región. No obstante, estas disparidades no han impedido el auge de la actividad en los últimos veinte años…”
“El turismo es probablemente la actividad económica que involucra a más sectores, niveles e intereses de la sociedad. A la vez, la protección del medio ambiente es parte esencial de su desarrollo, ya que sin una adecuada calidad ambiental, el turismo actual y futuro puede verse comprometido, al igual que las organizaciones turísticas, los turistas y las comunidades receptoras. Por su doble papel, el turismo puede contribuir positivamente al desarrollo socioeconómico y cultural, pero, al mismo tiempo, provocar la degradación del medio ambiente y la pérdida de la identidad local…”
“Como estrategia para promover el crecimiento económico, el turismo es un fenómeno relativamente nuevo, a pesar de ser cada vez más popular en algunas regiones. Quizás lo que mayor fortaleza le otorgue a este aspecto es el modelo español, una ruptura respecto a la estrategia de desarrollo económico tradicional, en la que el proceso de industrialización ha obtenido las divisas para su financiamiento fundamentalmente del sector turístico y no de los sectores primarios, como había sucedido en los países más desarrollados...”
(Reseña de Who are We? The Challenges to America’s National Identity, de Samuel P. Huntington) “Samuel Huntington es uno de los politólogos más importantes de los Estados Unidos de los últimos cuarenta años. Su obra Who are We? The Challenges to America’s National Identity será muy discutida. Podrá quizás incidir en el actual debate en los Estados Unidos sobre política migratoria. Este libro le recuerda a cualquier lector la gran capacidad de Huntington de plantear excelentes preguntas y proceder con erudición y claridad a contestarlas…
(Reseña de Por el camino de la mar. Los cubanos, de Guillermo Rodríguez Rivera, Ediciones Boloña, La Habana, 2005)
“Por el camino de la mar es un lúcido y ameno ensayo, que nos entrega un retrato de los cubanos en su isla, que es como decir en su salsa, cuyos contradictorios ingredientes han dado por resultado un pueblo que, con su compleja personalidad nacional, se siente orgulloso de su identidad y de su historia...”
“Imaginar el futuro de las ciudades es un pasatiempo divertido, pero inseguro. Varias incógnitas aparecen siempre: ¿cómo conservar lo diverso que asegure vitalidad y autenticidad dentro de una inexorable homogeneización? Con el incremento de la violencia interna y la amenaza del terrorismo, ¿no llegará a perderse el atractivo de la concentración de actividades y personas en las grandes ciudades? ¿Cómo preservar la identidad sin detener el desarrollo, exacerbar el aislamiento y fomentar el chovinismo y la xenofobia, y también evitar un folklorismo vacuo que termine en una oferta turística desnaturalizada? ¿La informatización y la globalización reforzarán o debilitarán el papel de las grandes ciudades? ¿La ciudad virtual ya está aquí y todavía no la vemos?...”
“La globalización fragmentada del sistema-mundo pone a debate las potencialidades de la diversidad cultural y de las identidades como recurso humano de la sabiduría acumulada, el necesario respeto mutuo por expresiones culturales no compartidas, el sentido histórico de la continuidad cultural, así como su valor económico y patrimonial. Sin embargo, la salvaguardia de la diversidad cultural y el reconocimiento de las identidades culturales se relacionan con temas abordados reiteradamente por los estudios antropológicos, como las sucesivas aproximaciones a los «universales culturales», y las relaciones de convivencia entre grupos humanos diversos…”
Se valora las discusiones y puntos de vista contradictorios/complementarios sobre los «universales culturales» para realzar las claves que permitan empoderar un discurso contrahegemónico sobre la diversidad cultural y las identidades culturales. Es posible valorar las aproximaciones sucesivas de la antropología sobre los denominados e imaginados «universales culturales» y sus vínculos con la diversidad cultural y las identidades.
Profundo conocedor de su pueblo, ideólogo consagrado e imprescindible por su aporte a la conformación de la identidad nacional de Cuba, José Martí no solo soñó una República cordial «con todos y para el bien de todos»: el Apóstol, a partir de su misión de unidad y en su urgente labor en pos del advenimiento definitivo de un estado-nación cubano independiente, contribuyó a la forja de un notable arquetipo, al cual se avizoró como protagonista permanente de nuestro proceso identitario. Tales rasgos suelen ser perfectamente visibles a lo largo de su obra en el periódico Patria, cumbre intelectual del Martí periodista, político y revolucionario. El presente texto discurre por esos cauces de la ideología martiana en el contexto de su labor periodística, siempre subordinada al proceso de construcción de la nación cubana.
El texto pretende comprender cómo la globalización se está delineando en la esfera cultural, específicamente en el fútbol, que a partir de los años 30 y los 40 fue incorporado como uno de los elementos de la nacionalidad brasileña y ha sido caracterizado por sus pensadores como portador de una identidad propia que lo distinguiría frente a otras naciones. En ese sentido, cabe preguntar si, frente a un mundo globalizado, este deporte ya perdió la identificación como el «alma nacional» o si esta persiste, «sirviendo» como producto cultural brasileño (si es que podemos llamarlo así) que, por bueno, es mundialmente exportado.
“Toda obra genuinamente precursora, en tanto desbroza caminos y enuncia nuevos problemas, no se plantea solventarlos, sino contribuir de algún modo a su esclarecimiento. Este parece ser el caso de Ser cubano. Identidad, nacionalidad y cultura, de Louis Pérez, Jr., historiador de las relaciones internacionales entre Cuba y los Estados Unidos, autor de algunos de los más importantes estudios relacionados con esta temática, quien se acerca al área de contactos culturales que se creó entre el naciente imperio estadounidense y la última de las naciones latinoamericanas en obtener su independencia, en el siglo XIX…”
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