jueves, 21-11-2024
Este ensayo trata de dar un panorama analítico de lo escrito sobre el tema de Cuba (tanto antes como después del 1959) en Europa, a través de la idea de que, como resultado de varias diferencias (a partir de los años 50) –de cultura política, principalmente, pero también de acceso a Cuba para los investigadores– entre Europa en general y los Estados Unidos, las perspectivas propuestas en el Viejo Continente se distinguían marcadamente de la mayoría de la ortodoxia estadounidense. Sin embargo, en los años 90 se dio una nueva convergencia entre las dos literaturas, en algunas disciplinas, aunque las antiguas diferencias continuaban presentes.
“Los analistas políticos y los medios de comunicación de los países capitalistas desarrollados comenzaron a dividir desde los años 80 a los militantes comunistas en liberales y ortodoxos. Como todo esquema que pontifica los extremos, este pierde sustancia cuando se aplica mecánicamente a otra realidad, pues deja fuera del análisis a los revolucionarios comprometidos con la realización consecuente de los ideales socialistas, que en Cuba son la fuerza decisiva de la nación. El esquema sirve, sin embargo, para impulsar una política, cuyo objetivo final es fracturar a la Revolución e introducir elementos de confusión en la perspectiva cultural cubana…”
“Al período de guerra fría, sustentado en una configuración bipolar de fuerzas dominada por superpotencias que encabezaban dos coaliciones de Estados, le sucede una etapa signada más bien por el desorden, cargada de nuevos peligros, en un contexto fluido que parece desbordar toda capacidad de previsión. No estamos ante un «nuevo orden mundial», sino ante una muy complicada etapa de recomposición o reestructuración de las relaciones internacionales, que, en más de un sentido, marca el inicio de una nueva era histórica…”
“Con el fin de la Guerra fría, lejos de disminuir, las amenazas a la paz y la seguridad internacional han adquirido mayor complejidad. El fin de la dicotomía Este-Oeste ha dejado ver con más claridad la multiplicidad de problemas y la diversidad de actores con diferentes aspiraciones, que van desde la preservación de valores históricos y culturales de comunidades y naciones, hasta la necesidad de algún tipo de reconocimiento de su identidad, en un contexto de creciente globalización de las relaciones internacionales. Todo esto, además, agravado por profundas desigualdades económicas…”
“El súbito derrumbe «en dominó» de los países socialistas de Europa del Este y la desintegración de la URSS, fueron acontecimientos de un enorme impacto en las relaciones internacionales contemporáneas. A partir de este colapso, se consideró terminado el período conocido como Guerra fría y algunos comenzaron a hablar, con excesivo optimismo, de un nuevo orden mundial más pacífico, armónico y uniforme. Sin embargo, de manera casi inmediata, quedó demostrado que, con la desaparición de la bipolaridad de la etapa de Guerra fría, quedaban anulados algunos acápites dentro de la muy extensa agenda de conflictos a escala mundial; pero se mostró con mucha más fuerza toda una gama de crisis regionales e internas de variada sustentación: económica, política, étnica, religiosa, territorial, ideológica y estratégica…”
“El fin de la Guerra fría ha generado incertidumbres conceptuales y en la forma de definir políticas y concretar acciones de cooperación. Avanzar en la construcción de un nuevo concepto de seguridad internacional significa avanzar en la redefinición de las misiones de las diversas instituciones encargadas de promoverla. Esta es una tarea de gran significación para las Américas. El hemisferio occidental ha contribuido a la estabilidad global en el período de posguerra fría, pero no ha sido capaz, en una década, de generar regímenes internacionales, reglas y normas que definan de manera estable y produzcan certidumbre en este aspecto crucial para el desarrollo nacional, regional y global...”
“Cuando, el 21 de mayo de 1912, el Partido de los Independientes de Color (PIC) —el único partido político cubano (y el primero del hemisferio occidental) basado explícitamente en la raza—, inició una rebelión armada, los diarios la calificaron de brote: el comienzo o la aparición de algo nuevo. ¿Pero qué había realmente de nuevo en que el PIC protestara contra la Enmienda Morúa a la Constitución de Cuba, una medida legislativa que, dos años antes, lo había decretado ilegal?...”
“En las condiciones del mundo contemporáneo, la seguridad de las naciones, e incluso de los propios individuos, rebasa el marco de su prioridad tradicional —entiéndase el problema militar— al que ha estado circunscrita desde su surgimiento y, en consecuencia, adopta una connotación global que depende no solo de la falta de violencia y la prevención eficaz o la eliminación de la agresión, sino también del mejoramiento de la capacidad para responder a las necesidades básicas del ser humano y de la sociedad. En esa extensión de las prioridades de seguridad se desenvuelve el imperialismo actual, el cual, a la par que conserva sus rasgos tradicionales como fase superior del capitalismo, incorpora, con inusual fuerza, la transnacionalización económica, en medio de un indetenible proceso de globalización dispar e insostenible para la mayoría de las naciones…”
“Los peligros e inmensos sufrimientos provocados por todos los intentos de solucionar arraigados problemas sociales por medio de intervenciones militaristas, en cualquier escala, resultan evidentes. Pero si examinamos más de cerca la tendencia histórica de las aventuras militaristas, se hace aterradoramente claro que muestran una intensificación aún mayor y una escala siempre creciente, desde enfrentamientos locales y dos horribles guerras mundiales en el siglo XX, hasta la posible aniquilación de la humanidad, cuando llegamos a nuestros tiempos…”
“Para los conservadores, el 11 de septiembre brinda un contrapeso imperial al triunfalismo mercantil de la época de Clinton, y una oportunidad para crear una cultura política internacional e interna que signifique algo más que el dinero y los mercados. Pero ese imperio que han vaticinado puede que no brinde tan fácil solución a los retos políticos y culturales que afrontan los Estados Unidos desde que terminó la Guerra fría. Ya el imperio norteamericano venía tropezando con enormes obstáculos en el Medio Oriente, que daban justamente la medida de cuán escurridiza era en verdad la idea que primaba en los nuevos imperialistas: que los Estados Unidos podían regir el curso de los acontecimientos y hacer la historia. Internamente, la renovación política y cultural que muchos esperaron como consecuencia del 11 de septiembre no se está logrando fácilmente, en manos de una ideología de libre mercado que a todas luces no se debilita…”
“La Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos no denomina a su visión como imperial; ni a su política, imperialista; ni tampoco a la nueva república, imperio. Pero algunos sí lo han hecho, y solo un puñado son de izquierda. Algunos funcionarios de la administración utilizan una discreta frase idiomática, que reconoce y al mismo tiempo niega esta visión imperial, e insisten en que existe una gran diferencia entre ser imperial y ser imperialista. Para cualquier lector agudo es evidente que ser imperial es algo aceptable, mientras que la noción de imperialismo apunta hacia algo más oscuro…”
“Los estudios sobre el imperialismo actual no pueden limitarse a recolecciones y análisis de datos recientes acerca de la dimensión económica de las sociedades, seguidos de otros relativos a sus funestas «consecuencias» sociales, ni es suficiente llegar solo a comprensiones conceptuales acerca de aquella economía. Los análisis del imperialismo deben incluir su estrategia contra la formación de alternativas rebeldes a su dominación, y también considerar las formas y el grado en que la naturaleza actual de ese sistema favorece o debilita su propia estrategia. Solo así ayudaremos a la tarea crucial de relacionar la caracterización del enemigo de la vida humana y del propio planeta en que vivimos con el pensamiento y las propuestas de un movimiento plural que tiene como denominador común lograr cambios radicales y contribuir a la creación de «otro mundo posible»…”
Víctor Dreke es un archivo viviente. Hoy en día, a la edad de 87 años, su vida representa la historia de la Revolución cubana. Tenía 15 años cuando Fulgencio Batista dio un golpe militar. Fue en este momento que se unió a la resistencia contra la policía y el ejército del dictador. Una vez que la Revolución hubo triunfado asumió liderazgo en las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Luchó contra los grupos contrarrevolucionarios apoyados por los EE.UU. en Playa Girón y en las montañas del Escambray, y se unió al Che Guevara en el Congo. Trabajó con el brillante teórico Amílcar Cabral en Guinea Bissau y Cabo Verde, y entrenó a numerosos líderes de África en Cuba. Esta entrevista examina la vida de este hombre excepcional en el contexto de eventos extraordinarios.
El artículo analiza las diferencias culturales entre la elite criolla culta que inició la Guerra de Independencia cubana de 1868 y las masas humildes que conformaron la mayor parte del ejército insurrecto. Esta elite convivió en los campamentos mambises con peones, esclavos, negros y mulatos de poca instrucción. Aunque mantuvieron sus diferencias culturales iniciales, la prolongada convivencia y los rigores de la guerra provocaron un acercamiento e integración entre ambos grupos. La música y las fiestas populares fueron un elemento unificador de las distintas culturas presentes en la insurgencia cubana.
(Fragmento del prólogo a Misiones en conflicto, de Piero Gleijeses, Editora Política, La Habana, 2003) “Desde 1965, cuando el Che y sus trece compañeros pisaron suelo congolés después de cruzar el Lago Tanganika, hasta el regreso definitivo de nuestras tropas en África, transcurrió un cuarto de siglo más un año, un mes y un día. En estos veintiséis años no hubo un solo día en que los combatientes cubanos dejaran de empuñar el fusil en África. Desde hace cuatro décadas, nuestros médicos y demás trabajadores de la salud prestan sus desinteresados servicios en África. Primero fueron decenas, luego cientos, hoy son miles y cada día serán más. Hay decenas de miles de profesionales y técnicos que están dispuestos a llegar hasta el más apartado rincón del continente para prevenir y curar enfermedades y trasmitir sus conocimientos en facultades de medicina y escuelas de enfermería, en cada país que lo requiera. Es así, de conjunto, como hay que analizar la epopeya cubana en África…”
“A finales del siglo XX el mundo presenciaba, lejos de un paisaje de paz y justicia, el auge de fenómenos político-sociales, económicos, religiosos, filosóficos, y culturales en general, que se empezaron a identificar como «horizontes de fragmentación y cultura de la diferencia», caracterizados por los conocidos nacionalismos, individualismos, racismos, guerras religiosas, protagonismo de movimientos sociales radicales, prejuicios sexuales, discriminaciones de género, anulación de derechos de las minorías, etc. La más elemental observación del mundo que nos rodea nos hace sobrecoger de temores muy fundados. Estamos viviendo años de violencia y sin duda atravesando una crisis de valores realmente sin precedentes…”
“En este ensayo afirmo que la tendencia dominante del liberalismo político no ha dado origen a la «paz perpetua» de los Estados liberales ilustrados, sino que se basa, en última instancia, en una lógica irreduciblemente conflictiva de amigo-enemigo, que exige y legitima el poder unitario…”
“La derrota militar de una de las dos partes en conflicto en Colombia conduciría necesariamente a una forma de dictadura; por tanto, la negociación política es la alternativa que podría permitir la construcción de una democracia real. Lo evidente es que el orden impuesto solo favorece a una ínfima minoría; no obstante, los privilegiados no pueden gozar del sistema que han constituido para preservar sus intereses…”
Este artículo se ocupa del presente y el pasado reciente de Timor-Leste, pero tambien analiza dos factores históricos notables que contribuyen al estudio de los desafíos que debió enfrentar el país después de la independencia. Uno de ellos se refiere al legado del dominio colonial e indonesio en la organización social, la economía y la cultura nacionales. El otro tiene que ver con los acontecimientos y las consecuencias del lugar que ocupan los nacionales de Timor Oriental en el proceso de descolonización, incluida la breve guerra civil ocurrida en agosto de 1975.
El trabajo se concentra en las consecuencias de la Guerra Civil para el desarrollo de los Estados Unidos. Se analizan aspectos fundamentales de esa cuestión y sobre todo se destacan las insuficiencias de las interpretaciones más corrientes de los problemas desde una perspectiva marxista leninista. Se hace referencia a la trascendencia de ese conflicto para las relaciones cubano-norteamericanas.
Se analiza el libro Revolución, hegemonía y poder. Cuba 1895-1898 de Antonio Álvarez Pitaluga. En él se resaltan los aportes de una obra renovadora, sobre todo en el plano teórico, de la historiografía dedicada al examen de las Guerras de Independencia cubanas. Asimismo, se señalan los puntos débiles de algunas de las tesis presentadas por el autor.
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