martes, 03-12-2024
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Enfoque
“La crisis actual del marxismo es inseparable de su historia y del peso de su propia tradición. La vigencia del marxismo se presenta como una cuestión íntimamente ligada al proceso que va desde sus orígenes y ulterior desarrollo hasta los más recientes avatares del movimiento revolucionario. El estado actual resulta, pues, inseparable de la huella que ha dejado su movida historia, donde no escasea la regeneración de retos inéditos. Es precisamente esa historia compleja, plena de paradojas y de alzas y bajas la que, en sus desplazamientos recientes, ha creado un puntal justificativo fundamental para el sostenimiento de las posiciones que ignoran o, más directamente, se oponen al marxismo…”
“La historia política y de las ideas cubana de los últimos 70 años registra una extraordinaria paradoja en lo tocante al tema de la izquierda. Los sentimientos e ideas de izquierda se arraigaron durante la Revolución del 30; después, la gran revolución que triunfó en 1959 legitimó y multiplicó esas ideas y sentimientos, y los ligó a innumerables aspectos de la vida de las personas y del país. Pero esa larga historia ha sido responsable, a la vez, del ensombrecimiento del tema de la izquierda, que comenzó desde el fin de la Revolución del 30. La gran revolución que promovió avances inmensos de la cultura política cubana --signados todos por la pertenencia de izquierda terminó por agudizar al extremo esa paradoja…”
“La presencia del marxismo en la vida política y cultural de Cuba tiene una historia relativamente larga. Líderes obreros, estudiantes y destacados intelectuales identificados con él dejaron, con su actividad revolucionaria y su producción teórica y literaria, una huella en nuestra historia y cultura nacional. Figuras como las de Carlos Baliño, Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Juan Marinello, Pablo de la Torriente Brau o Raúl Roa, por solo mencionar algunas, desempeñaron un significativo papel durante la pseudorrepública en la defensa de las masas trabajadoras y de los intereses nacionales…”
“El debate sobre el tema del marxismo en la Revolución cubana es mucho más complejo que lo que traslucen el discurso ideológico, el sistema de enseñanza y el movimiento editorial y publicístico. Sobre todo porque la reflexión crítica, que vuelve a abrirse paso en los últimos años, no cuenta aún con espacios ni con estímulo suficientes para calar con la hondura necesaria en el trayecto mismo de nuestra historia reciente, tan saturada de entrega y heroicidad que la apologética parecería a veces estar de más…”
“Para quienes la intrincada selva de las ideas martianas devino punto de partida en la iniciación revolucionaria, la teoría de la revolución y el modelo de sociedad resultaron más accesibles en primera instancia que aquellas otras aristas teórico-metodológicas que, no obstante, no dejaron de ser asimiladas en cierta forma, aunque al parecer, de manera fragmentaria, no sistémica, en la misma medida en que fueron comprendiendo la significación en el presente de los geniales descubrimientos martianos. La comprensión cada vez más profunda del ideario martiano por los revolucionarios que le sucedieron en Cuba en este siglo, fue en sí misma un proceso dialéctico que requirió de la conjunción de diversos factores…”
“Como del sustantivo posmodernidad se desprende a su vez el término —que porta el controvertido sufijo «ismo»— posmodernismo, estrechamente relacionado con la situación cultural y espiritual de esa secularización posmoderna de nuestro tiempo, cabría preguntarnos: ¿puede hablarse de posmodernismo en Cuba, país que asume en todos sus frentes como única y hegemónica ideología la del «marxismo comunista»? ¿Marxismo y posmodernismo en Cuba?
Controversia
¿Qué es el pensamiento ambientalista? ¿Cómo se define? ¿Cuáles son los asuntos más controversiales en la agenda de problemas que discuten los especialistas en la materia? ¿En qué medida los problemas del medio ambiente se contienen en otros que pudiéramos definir como culturales?
Entretemas
“En el taller de pensamiento cubano que se desarrolló en la Universidad Central de Las Villas (Santa Clara) en noviembre de 1994, se planteó la necesidad de socializar las ideas que allí ganaron consenso. Pienso que este es uno de los grandes problemas a resolver en los presentes momentos en la política cubana con respecto a las ciencias sociales. Para esto se requiere el diálogo entre los científicos sociales, e intelectuales en general, y los políticos que tenemos clara comprensión de la importancia de las ciencias sociales. Sin ese diálogo fracasaríamos en nuestro empeño, porque los políticos desaprovecharíamos el enorme y valioso caudal que suelen aportar las investigaciones bien encaminadas, y las ciencias sociales desembocarían en un ejercicio cientificista distante de las necesidades de la vida…”
En el presente artículo, sin pretender agotar las formas concretas con que se ha presentado el socialismo en diferentes países (lo cual sería imposible, por los aspectos culturales, sociales e históricos que participan en su concreción), se señalan características del diseño que, aunque particularmente agudas en Europa Oriental, han afectado también a nuestro país, si bien no todas están presentes en Cuba, como diferenciadamente se precisa en el curso del trabajo.
“Treinta y tantos años después de constituido, el ICAIC sigue enfrascado con mayor denuedo que nunca en reconocer al tenido por séptimo arte como «instrumento de opinión y formación de la conciencia individual y colectiva», con particular interés en rehabilitar la contribución del cine «a hacer más profundo y diáfano el espíritu revolucionario y a sostener su aliento creador», tal como se enunciaba en aquel Por cuanto de la primera ley cultural que promulgó la Revolución cubana. A partir de entonces, y hasta 1995, las mejores películas nuestras (considerando solo las producidas por el ICAIC) legitiman la responsabilidad artística de interactuar con el entorno social, a partir de la necesidad de extender las fronteras de lo sobreentendido por revolucionario. Las más neurálgicas zonas de la realidad han sido abordadas en imagen y sonido; con el consuetudinario empeño en violentar la estrechez triunfalista, estimular el debate y promover un arte «irreverente» y cuestionador de la realidad….”
“Es sabido que el marxismo apareció en el siglo XIX, ante todo como una respuesta a la necesidad de conocer y pensar científicamente a la sociedad, descubrir sus estructuras fundamentales, explicar sus causas, leyes y tratar de orientar los esfuerzos para su transformación por medio de la praxis. Marx colocó la cognición de lo social sobre nuevas bases, transformó radicalmente su epistemología y convirtió al socialismo en un proyecto humano realizable, capaz de dar una alternativa y concluir con la irracionalidad capitalista. Pero Marx y Engels, sus creadores, advirtieron que el marxismo no era un conjunto de fórmulas sacralizadas, infalibles, acabadas o incambiables. Sin restarle sentido revolucionario, el «espíritu científico» marxista suponía de consuno la crítica a la actitud antimetafísica del positivismo tanto to como la evitación de tendencias hacia percepciones exageradamente ideologizadas que diluyesen a la sociedad real en razonamientos apriorísticos…”
Lectura sucesiva
Prólogo a la antología de poetas cubanos nacidos a partir de 1959, Mapa del país (Chile), hecha por Norberto Codina. Incluye a los siguientes poetas: Rolando Sánchez Mejías, Víctor Fowler, Alberto Rodríguez Tosca, Emilio García Montiel, Antonio José Ponte, Carlos Augusto Alfonso, Almelio Calderón, Damaris Calderón, María Elena Hernández, Omar Pérez López, Frank Abel Dopico, Manuel Sosa, Arístides Vega Chapú, Reinaldo García Blanco, Sigfredo Ariel, Juan Carlos Flores, Heriberto Hernández y Juan Carlos Valls. Pero como toda antología que se respete implica una limitación, pues dentro del panorama de la más reciente poesía cubana podrían mencionarse otros nombres, a saber: Ricardo Alberto Pérez, Alessandra Molina, Norge Espinosa, Pedro Márquez de Armas, Carlos Alberto Aguilera, Pedro Llanes, Caridad Atencio y Nelson Simón, entre otros. Aunque el presente texto es el prólogo a la antología mencionada, sus consideraciones generales valen para todo el fenómeno de la nueva poesía cubana.
“La lectura del trabajo del historiador y amigo Oscar Zanetti «Realidades y urgencias de la historiografía social en Cuba», que apareció en la revista Temas no. 1 de 1995, me motivó algunas reflexiones que quisiera compartir con los interesados por los problemas de la historiografía contemporánea…”
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