El reto de lograr una vivienda decorosa y accesible para todos los sectores de la población sigue sin tener una solución completa en ningún país, incluso en los más desarrollados; en parte, porque las expectativas aumentan con el nivel de vida. Cuba no ha sido una excepción: a pesar de que el problema fue expuesto en el programa del Moncada, y apareció reiteradamente consignado en los planes y programas del Gobierno Revolucionario, en la práctica nunca ha tenido la misma prioridad que otros planes de interés productivo y social…”